Nuestros jinetes reciben las sabias enseñanzas del etólogo y veterinario mejicano Guillón Ramírez

Un reputado experto en comportamiento animal que maravilló a todos con sus conocimientos sobre manejo natural de los caballos

11/06/2019

Hace unos días, nuestros jinetes de escuadrón y batería disfrutaron del gran privilegio de asistir a una conferencia, seguida de una breve práctica, impartida por el prestigioso veterinario mejicano Guillón Ramírez, reconocido especialista mundial en manejo natural del caballo. En las más de dos horas que nuestros compañeros escucharon las enseñanzas del profesor Ramírez, recibieron numerosos consejos y ejemplos prácticos acerca de cómo solucionar problemas de conducta equina, dilemas que, por lo común, suponen una gran dedicación, destreza y cantidad de tiempo, y que este estudioso del comportamiento resuelve con una llamativa prontitud.

Guillón Ramínez, heredero intelectual de su padre, el célebre Chico Ramírez, ha recibido de su predecesor no solo un enorme caudal de conocimientos, sino también su gran sensibilidad en el trato con los animales y su calidad pedagógica. Originario de Playa Azul, estado de Michoacán, ha manejado, en sus catorce años de carrera, cientos de caballos de las más diversas razas a lo largo de toda la geografía mundial, desde su Méjico natal, hasta nuestro país, pasando por Chile, Cuba, Costa Rica, Brasil y Argentina, entre otros países. Ramírez estudió medicina veterinaria y zootecnia en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde se doctoró con una tesis que lleva por título El conductismo aplicado al adecuado manejo en el equino, que concluyó en el año 2013.

Entre las prácticas que ha desarrollado con nuestros jinetes, destacó por su pericia la iniciación de un potro de 4 años, recién llegado a nuestras filas y que ni siquiera había sido ramaleado con anterioridad. El profesor Ramírez, en apenas 25 minutos, consiguió lo que un jinete con buena formación hubiese tardado más de tres meses en lograr, ajustar la montura al joven equino y subirse a sus lomos sin ninguna incidencia.

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