La Casa de Austria y sus incorporaciones. Las Guardias de “ornato” y de “combate”

La llegada de Felipe el Hermoso, en 1502, a los reinos hispánicos apa- rejó la entrada en acción de la “Noble Guardia de Archeros de Borgoña” o “de la Cuchilla”, Guardia que, al más puro estilo borgoñón, permanecería prestando servicio próximo a los monarcas españoles hasta la renovación de las “Tropas de Casa Real”, acometida en tiempos de Felipe V y que, en no pocas ocasiones, asumió una función esencialmente protocolaria y de ornato al servicio de las principales ocasiones y festividades celebradas en los palacios. Con Fernando el católico habían llegado de Italia los “estradiotes”, en adelante “Guardia de la Lancilla”, de manera que al comienzo del reinado del emperador se repartían las misiones de custodia regia entre los “Monteros”, la “Guardia Española”, la “Guardia de la Lancilla” ‒como guardia interior‒ y los “Archeros de Borgoña”.

Tal y como hemos adelantado, Carlos I traería en 1519 una guardia de características similares a la española, la “Guardia Tudesca”, y con inválidos de ambas se crearía la “Guardia Vieja” o “Guardia Veterana” para la custodia de aquellos infantes que pusieran casa aparte. En época de los “Austrias menores”, el conde-duque de Olivares fundaría en 1634 y con el beneplácito de Felipe IV el Regimiento de “Guardias del rey Felipe IV”, de glorioso historial en Fuenterrabía y Cataluña, contra los franceses, y en Portugal con el duque de Braganza. Por su parte, la reina Mariana promovió en abril de 1669, durante la minoría de edad de Carlos II y por temor a las intrigas de Juan José de Austria, un nuevo regimiento de “Guardias de Infantería del rey Carlos II”, que se distinguiría también en las luchas del Rosellón de 1674.

Puede verse, por tanto, que ya esta época las “Tropas de Casa Real”, con sus diferentes denominaciones, formaban parte del núcleo de los ejércitos del rey, al que acompañaban en sus incursiones bélicas. Así pues, en 1697, el propio Carlos II configuraría un regimiento de “Caballería de la Guardia” que con la posterior reforma de Felipe V se transformaría en dos Cuerpos del Ejército regular con las denominaciones respectivas de “Reina” y “Real de Asturias” ‒a partir de febrero de 1718 “Príncipe”‒ que destacaron por su participación en la campaña de Portugal de 1704.