Acto de presentación de cartas credenciales a S. M. el Rey

El acto de presentación de las cartas credenciales puede ser considerado una de las ceremonias más solemnes de la vida diplomática de un país y donde España expone uno de los protocolos más antiguos y de mayor prestigio de Europa.

Su origen puede encontrarse en el año 1527 cuando el rey Carlos I estableció un protocolo específico de origen borgoñón para la recepción de los enviados extranjeros; sin embargo, fehacientemente no se puede hablar de este protocolo hasta el año 1562 cuando Felipe II mandó crear las Etiquetas de Palacio, donde se detallan, entre otras cosas, todas las ceremonias de la Corte. Hoy en día, la ceremonia se mantiene prácticamente intacta en su desarrollo tal y como Felipe V estableció en su Reglamento de Ceremonial del año 1717 con las naturales adaptaciones a los tiempos.

En la actualidad, S. M. el Rey en virtud de lo dispuesto por el artículo 59.1 de la Constitución Española, «asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales» y en base a ese artículo, la propia Carta Magna desarrolla el artículo 63.1 en el que manifiesta que «El rey acredita a los embajadores y otros representantes diplomáticos».

Para ello se recurre a un acto de especial relevancia en el que los embajadores extranjeros presentan sus credenciales a través de unas cartas, consideradas documentos oficiales, en las cuales el jefe de estado remitente presenta a su representante, el embajador, ante el jefe de estado español. En dichas cartas consta el carácter representativo del diplomático, se expresa su confianza en su capacidad, se detalla su misión y la amplitud de sus facultades, al tiempo que se solicita plena fe y crédito a las actividades que emprenderá en nombre de su gobierno, dando lugar a una cordial relación con las autoridades de los dos países. 

Este acto no tiene una frecuencia periódica puesto que depende del placet (aprobación por parte del estado receptor al nombramiento de un embajador extranjero) y se hacen coincidir varias delegaciones en un mismo día.

Durante el acto, cada embajador es trasladado de forma individualizada en berlinas del siglo XIX y escoltado de forma solemne por la Guardia Real desde el Ministerio de Asuntos Exteriores hasta el Palacio Real de Madrid donde es recibido por S. M. el Rey tal y como se realizaba hace cientos de años.

La Guardia Real participa en este acto prestando:

  • Escolta solemne motorizada a S. M. el Rey.
  • Seguridad en el Palacio Real de Madrid.
  • Honores a S. M. el Rey.
  • Escolta solemne a caballo a los embajadores.
  • Honores a los embajadores que presenten sus cartas credenciales.

Para ello, se despliega repartida entre el Palacio Real de Madrid y las calles que conducen a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, del siguiente modo:

  • La Bandera Nacional, acompañada por la Escuadra de Gastadores, las compañías del Grupo de Honores y la Unidad de Música forma en el patio de la Armería de Palacio Real para recibir a los embajadores extranjeros.
  • Mientras tanto, el Escuadrón de Escolta Real, establece las escoltas de cada uno de ellos, recogiéndoles en el Ministerio de Asuntos Exteriores y recorriendo los itinerarios marcados hasta Palacio Real, donde a su entrada al patio de la Armería escucharán sus himnos nacionales con arma presentada por las unidades de la Guardia Real.