El germen de nuestra Guardia en tiempos del rey católico. Los “alabarderos”

En el año 1493, los Reyes Católicos crearon un cuerpo de soldados a caballo expertos en las artes de la guerra: “... Hombres veteranos soldados... Gentes de arneses blancos y caballos encubertados”, que llegaron a ser 2.500 individuos y atendían al nombre de “Guardias Viejas de Castilla”. Sin embargo no fue hasta el año 1504 cuando Fernando el Católico creó la “Guardia de Alabarderos”, reclutados especialmente para la protección de su persona y de cuyos componentes nombró por capitán a don Gonzalo de Ayora, experto militar que había servido en Italia a las órdenes de Ludovico Galeazo Sforza, duque de Milán. Constituyó esta una meditada decisión del monarca a raíz de las heridas de arma blanca recibidas en Barcelona de mano “del traidor Juan de Cañamares” en el mes de diciembre de 1492, a partir de cuyo hecho se mandó que los mozos de espuela llevasen espada, extremo que, dada la paz que reinaba en Castilla por aquellos tiempos, no se había considerado hasta entonces.

Con estas precauciones se continuó hasta el fallecimiento de la reina Isabel, año en el que, como decimos, emergen los “alabarderos”, guardia que, en principio, estuvo compuesta por los 50 que Ayora reclutó entre los mozos de espuela de los caballeros cortesanos y a los que adiestró en el manejo de las picas, alabardas y puñales, sin ayuda de pífano ni tambor. Se les dio librea, es decir, se les vistió uniformemente, y a la vuelta del rey Fernando de Italia, en 1507, ya eran 150 los hombres armados con puñales, espadas y alabardas “en cuerpo con sayos medio colorados y medio blancos e cincuenta de a caballo”. Hacían, pues, el servicio a pie y a caballo cuando el rey salía de palacio, y se les conocerá también por el apelativo de “guardia española”, en contraposición con la “Tudesca” que trajo Carlos I o “guardia amarilla”, por cuanto la alemana vestía de blanco.