Acto de entrega de Alabardas Reales a la Legión

Este Acto sirvió para actualizar las alabardas de la Legión que hasta el pasado jueves portaban las Armas de S.M. el Rey Juan Carlos

17/02/2017

Durante el trascurso de las Audiencias Militares que tuvieron lugar el pasado 16 de febrero en el Palacio Real de Madrid, S.M. el Rey entregó las Reales Alabardas con Su Escudo de Armas para renovar las alabardas que S.M. el Rey Juan Carlos entregó a la Legión y a los cuatro Tercios, el 1 de octubre de 1993.
 

Las Reales Alabardas fueron entregadas para su uso como astas de los guiones al  Cuartel General de la Brigada “Rey Alfonso XIII” II de La Legión, y a sus cuatro Tercios: el “Gran Capitán” 1º de La Legión, el “Duque de Alba” 2º de La Legión, el "Don Juan de Austria" 3º de La Legión y el "Alejandro Farnesio" 4º de La Legión.
Además, S.M. el Rey hizo entrega de una sexta Alabarda Real a la que se le denominará  “Alabarda Expedicionaria”, que se usará en el mismo sentido cuando una agrupación de la Legión se desplace a misiones internacionales.
 

La alabarda es la seña de identidad más genuina de la Guardia Real y en diferentes etapas de la historia fue una prestigiosa arma usada por muchas tropas y cuerpos de élite al servicio de la corona. Además de por su diseño, se caracteriza por sus grabados que identifican al rey al que sirven. Es por ello por lo que tras la proclamación de S.M. el Rey (2014) y el tradicional y consecuente cambio de escudo heráldico, la Guardia Real procedió a acomodar al monarca todos aquellos elementos distintivos en los que apareciesen las Armas de S.M. el Rey Juan Carlos por los del monarca actual con su nuevo escudo de armas y su nuevo blasón.
 

En cuanto a su diseño, la alabarda ha sufrido diferentes cambios para adecuarla a las necesidades del momento. El diseño actual, inspirado en el modelo reglamentario usado desde la época de Isabel II hasta Alfonso XIII, está realizado sobre madera y apenas supera los 2 metros de longitud. Se encuentra coronada por una moharra de acero con una parte superior diferenciada en forma de punta de lanza y una parte inferior similar a una cuchilla transversal, denominada veleta, con forma de hoja de hacha por un lado, y peto de punza o de enganchar más pequeño por su lado opuesto. A partir del reinado del monarca Carlos III (1759-1788) se empezaron a grabar con elementos identificativos del rey al que prestaron servicio, conservándose esa tradición hasta la actualidad. Hoy en día en el anverso del arma se puede observar grabado el escudo con las armas reales y el nombre del monarca actual con su cifra (Felipe VI), y en su reverso el escudo con las armas reales y el año de fabricación (2014 ya que en este caso coincide con su proclamación como rey).
 

Aunque era un arma conocida en China desde tiempos inmemoriales su aparición en Europa data del siglo XIV, cuando se empezó a observar en los ejércitos alemanes y escandinavos. En España se popularizó por los mercenarios suizos durante la Toma de Granada (1482-1492), en la que los Reyes Católicos pudieron apreciar su eficacia en su uso contra la caballería y decidieron introducirla en la dotación de la infantería, dando lugar a la creación de las primeras unidades de alabarderos (1504).
 

Su uso se extendió hasta el final de la Edad Media, reformando el concepto de las guerras y la composición de los ejércitos, recuperando para la infantería su importancia en el campo de batalla. El prestigio de esta arma le llevo a ser durante 200 años el arma distintiva de los sargentos además de ser empleada por tropas escogidas dedicadas a la guardia personal de reyes y altas personalidades. De entre ellas aún perdura su uso en la Guardia Real española  y en la Guardia Suiza Pontificia en las que se sigue utilizando en actos públicos y desfiles militares como arma ceremonial.
 

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