La sala de reuniones de la compañía “Monteros de Espinosa” llevará el nombre del cabo Gregorio Muñoz García

En homenaje al heroico comportamiento que le costó la vida el 5 de noviembre de 1980

14/11/2017

Casi cuarenta años después de su heroica y generosa entrega, la memoria del cabo de infantería de marina Gregorio Muñoz García sigue muy viva en la Guardia Real, como demuestra el acto de homenaje que ha tenido lugar esta mañana en el acuartelamiento “Príncipe de Asturias” y al que han asistido sus familiares, la compañía “Monteros de Espinosa” en pleno y varias comisiones del Grupo de Honores de la Guardia Real.

En una sencilla parada militar se le ha recordado depositando una corona de laurel frente al monolito que, hace unos meses, se erigió en su recuerdo frente a la entrada de la compañía a la que perteneció. Al tiempo, se ha dado lectura a la efeméride de su valerosa gesta y después se ha escuchado el toque de oración. En la primera planta de la compañía “Monteros de Espinosa”, la familia del cabo Muñoz García ha inaugurado la sala de reuniones de esta unidad, que, desde ahora, llevará su nombre.

Gregorio Muñoz García había nacido el 21 de mayo de 1960 en Béjar (Salamanca) aunque su lugar de residencia habitual fue la localidad cacereña de Zarza de Granadilla. Ingresó en la Guardia Real, en condición de voluntario especial, en octubre de 1979 y tras superar el periodo de instrucción quedó encuadrado en la 1ª compañía de fusiles “Monteros de Espinosa” del entonces II Grupo de la Guardia Real. El 5 de noviembre de 1980, durante unos ejercicios de instrucción del Grupo en el campo de maniobras de “El Palancar”, el cabo Muñoz Gacía- que participaba en un lanzamiento de granadas de mano como instructor de uno de sus soldados- se percató del mal funcionamiento de un artefacto. En ese momento, el cabo arrojó de inmediato a su compañero al suelo, protegiéndole con su cuerpo, al tiempo que se producía la explosión prematura de la granada.

Las consecuencias de la deflagración fueron de extrema gravedad y el cabo Gregorio Muñoz García pagó esta generosa acción con su vida, salvando, a su vez, la de su compañero, que sólo sufrió heridas leves. Por este heroico comportamiento se le concedió, a título póstumo, la cruz del mérito militar con distintivo blanco.

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