Los alabarderos: la guardia de proximidad de nuestro rey

Encarnan con absoluta fidelidad el espíritu de la Guardia Real, aunando el decanato en el servicio de protección de los monarcas europeos con la más exigente preparación física, técnica y moral

25/07/2017

La sección de Alabarderos de la Guardia Real, encuadrada en la compañía homónima, es heredera de la escolta personal que el rey Fernando el Católico encargase fundar al capitán Gonzalo de Ayora en el año 1504. Como servicio de protección más inmediato a los reyes de España, los alabarderos son sometidos a un riguroso proceso de selección entre el resto de los guardias reales. Podrán optar a una plaza en esta unidad sólo aquéllos militares que acrediten un determinado tiempo de servicio en la Guardia y que cumplan con los requisitos de altura necesarios para formar en sus filas. Además de estas circunstancias, los aspirantes deben someterse a una serie de pruebas selectivas en las que se valoran los conocimientos sobre la Guardia Real, la competencia en tiro con arma corta y en defensa personal, la condición física y también la psicológica, que se determina a través de una entrevista personal.

Otro puntal en el que se asienta la excelencia de esta unidad militar es la formación. Los alabarderos desarrollan a diario un exigente plan de instrucción específica que les permite mantenerse preparados, en todo momento, para poner en práctica los estándares que se exigen a unos puestos que asumen tan elevada responsabilidad. De este modo, la sección cuenta con instructores de nivel 1 en defensa personal policial y con tiradores selectos de arma corta, a los que deben añadirse los instructores en arma larga, judo y conducción evasiva. Para ser alabardero ha de superarse, además, el curso básico de seguridad militar, en el que se desarrollan, entre otras destrezas, procedimientos avanzados de naturaleza policial. A causa del destacado papel institucional que desempeña esta sección, los alabarderos trabajan, con intensidad, la disciplina del orden cerrado tanto con alabarda como con sable y, ocasionalmente, la esgrima con ambas armas blancas, que son complemento de las de fuego que llevan en dotación.

Corresponde a los guardias alabarderos proporcionar el servicio de guardia militar a sus majestades los reyes en los lugares en los que se les requiera, tanto en los reales sitios, como en las tribunas a la que acuden durante los actos oficiales, y, del mismo modo, a los jefes de Estado extranjeros. Así pues, esta antigua unidad, constituye el último cordón de seguridad y más próximo a los monarcas españoles en los actos que se desarrollan, bien en el interior de los palacios y reales sitios en los que tienen lugar los actos institucionales, bien en las paradas y desfiles que tienen lugar fuera de tales recintos.

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