San Juan, el gran día de todos los guardias reales

Festejamos nuestro santo patrón rodeados del cariño de familiares y amigos y reconociendo a quienes han prestado un servicio distinguido a la unidad desde sus diferentes responsabilidades

29/06/2023

     Un sol de justicia llegó como invitado de excepción a la parada militar que celebramos en honor de nuestro patrón y protector, San Juan Bautista. Ni siquiera el astro rey se lo quiso perder, poniendo a prueba, eso sí, la determinación de espectadores y guardias reales para permanecer en sus puestos sin inmutarse.

     Antes de que la enseña nacional accediera a la plaza de armas Reina Sofía —donde una agrupación de la Guardia Real esperaba la llegada del jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey— la Sección de Alabarderos llevó a cabo la entronización del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los alabarderos, bajo los acordes de la marcha que le dedicara, hace ya algunos años, el general músico Francisco Grau Vegara.

     El teniente general Emilio Gracia Cirugeda recibió, a su llegada, los honores de ordenanza que le corresponden y pasó revista a la formación. Tras dirigir unas cariñosas palabras a quienes quisieron acompañarnos en un día tan señalado, se celebró la imposición de condecoraciones al medio centenar de compañeros que se han hecho acreedores de los diferentes galardones en diversas categorías y modalidades.

     Concluida la entrega llegó el momento de atestiguar el emotivo refrendo de su compromiso con la enseña nacional de 10 compañeros que, tras larguísimas trayectorias de servicio a España y a la Corona, han pasado a las situaciones de reserva y reservista de especial disponibilidad. Se van de nuestra rutina diaria pero permanecerán en nuestro recuerdo y en nuestro corazón junto con las enseñanzas que de ellos recibimos y con nuestra gratitud por los magníficos momentos compartidos.

     Sin dilación, se procedió a entregar los títulos de alabardero de honor 2023, cuyo propósito es reconocer a aquellas personas que están especialmente vinculadas con la Guardia Real y colaboran desinteresadamente en cualquiera de las facetas de la vida de la unidad.

     El primero de los títulos se concedió al director de la estación invernal de Baqueira Beret, don Jordi Figueruelo Beret, de quien, a lo largo de muchos años, hemos recibido todo el afecto y simpatía, una permanente disposición y un excelente trato a la hora de desarrollar las diferentes actividades que nos han llevado a las pistas del pirineo ilerdense.

     La segunda distinción le correspondió a don Javier Maté Peña, alcalde que fuera de la villa de Espinosa durante los años 90 del siglo pasado, tiempos en los que se dieron los primeros pasos para la creación del fuerte vínculo que existe entre esta localidad burgalesa y la Compañía Monteros de Espinosa.

     En ambos casos, el coronel jefe de la Guardia Real, Pablo Mateo y Álvarez de Toledo, entregó un distintivo de solapa y un diploma que acreditan el título de alabardero de honor 2023, así como una réplica del elemento más característico de la Guardia Real: la alabarda.

     Poco después, el coronel Mateo dirigió una alocución a todos los presentes. En sus palabras se dirigió tanto a quienes recibieron una merecida recompensa, a los que nos decían adiós, así como a los nuevos alabarderos de honor, para, entre otras muchas cosas, recordarles que el día de San Juan «es el día». De igual modo que lo es de los que nos precedieron en el servicio a la Corona, de las familias, que nos apoyan incondicionalmente, y por, supuesto, de todos los que calamos, con orgullo la boina azul turquí, a quienes nos pidió «seguir esforzándonos para ser los mejores» dado que «nuestra responsabilidad diaria es realizar, del modo más excelente posible, nuestros distinguidos cometidos, objetivo que sólo se logra con instrucción, con ensayos, con formación y, sobre todo, con el compromiso de ser fieles guardias del Rey».

     A continuación tuvo lugar el acto de homenaje a los que dieron su vida por España. En él participaron los guiones y banderines de la unidad bajo el abrazo protector del Cristo de los Alabarderos, situado a pie del monolito donde se depositó una corona tras entonar «La muerte no es el final».

     En la recta final de la parada, los componentes de la unidad cantamos el himno de la Guardia Real y recitamos el primer mandato de nuestro ideario: «El honor de la Guardia Real es servir a nuestro Rey. Lo hacemos con lealtad a la Corona, extremada disciplina y absoluta discreción».

     La dislocación de la fuerza y el desfile ante la autoridad, en el que participaron las unidades a pie, a caballo y los vehículos clásicos de la unidad, puso fin a un acto de San Juan, en el que, verdaderamente, todos los guardias reales, sudamos la camiseta.

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