El Rey preside una jura de bandera para personal civil en su Guardia Real

Doscientos cincuenta españoles sellan un compromiso con la patria en presencia del mejor testigo de excepción, don Felipe

22/06/2023

     Para la sociedad civil, la decisión de jurar bandera es un acto de generosidad y compromiso con España que no se puede comparar con ningún otro de la misma índole. La fórmula reza que quien jura o promete guardará la Constitución como norma fundamental del Estado y brindará lealtad al Rey. Finaliza con la disposición a entregar la vida, si fuera preciso, en defensa de la patria. Pocas veces una sucesión de palabras ha tenido un significado tan profundo.

     Su majestad Felipe VI fue el testigo de excepción que presidió el acto solemne de jura de bandera que tuvo lugar el viernes 16 de junio en el acuartelamiento El Rey de la Guardia Real. El rey de todos los españoles escuchó en directo el manifiesto de lealtad incondicional por parte de los doscientos cincuenta y un jurandos presentes en la plaza de armas Reina Sofía justo en el instante en que prestaron su juramento o promesa. Para ellos fue un momento que siempre recordarán, para la Guardia Real un capítulo más de su historia reciente.

     A las 11.30 de la mañana se anunciaba la llegada del monarca. En el podio recibió los honores de ordenanza que llevó a cabo la Unidad de Música y la Sección de Honores de la Batería Real. Consistieron en la interpretación del himno nacional y en una salva de veintiún cañonazos. Tras recibir las novedades del jefe de la parada, el Rey Felipe pasó revista a la formación.

     Los actos se iniciaron con el traslado de la bandera hasta el centro del patio de armas Reina Sofía, donde el coronel de la Guardia Real, Pablo Mateo y Álvarez de Toledo, tomó el juramento o promesa con la fórmula reglamentaria. Los doscientos cincuenta y un jurandos contestaron al unísono ¡sí, lo hacemos! y comenzó el paso de a uno para besar la enseña como símbolo del compromiso contraído. Una vez que la bandera volvió a su puesto en formación, el jefe de la unidad pronunció una emotiva alocución sobre el concepto de patria. En ella afirmó que la patria «es el conjunto de valores, asimilados de nuestros mayores, que nos conforman, nos unen y nos otorgan identidad propia y debemos trabajar a lo largo de nuestra vida para, a su vez, transmitirlos a nuestros hijos». Dirigiéndose a los jurandos, añadió que «desde ahora tenéis una relación con la Guardia Real, y por eso me considero vuestro coronel, un responsable moral de vuestro compromiso. Os doy públicamente las gracias por este valiente acto de entrega». No faltaron unas afectuosas palabras para Su Majestad el Rey, a quien consideró el mejor garante del compromiso que habían contraído y lo mostró como un ejemplo de entrega y servicio a España. También recordó unas palabras del monarca en su primera Pascua Militar: «Mandar es servir, y no habrá día en que no recuerde ese principio».

     Tras la alocución y los vivas reglamentarios a los que respondieron todos los que estaban presentes en la plaza de armas, tuvo lugar el acto de homenaje a los ausentes y a los que dieron su vida por España. Los guiones y banderines de las unidades escoltaron una corona de laurel que se depositó en el monolito justo antes de que el páter rezara un responso. A continuación, se entonó el himno de la Guardia Real y se recitó el mandato de Nuestro honor del ideario: «El honor de la Guardia Real es servir a nuestro Rey. Lo hacemos con lealtad a la Corona, extremada disciplina y absoluta discreción». El desfile de las unidades a pie, a caballo y motorizadas más representativas de la Guardia Real puso el broche final a la primera jura de bandera del año para personal civil.

     Justo antes de finalizar el acto, Su Majestad el Rey felicitó a todos los jurandos y a sus familiares por el importante compromiso que habían contraído con España. Sus palabras despertaron la ovación, los aplausos y los tradicionales vivas al rey de manera espontánea al finalizar una jornada en la que los colores de la enseña nacional se reflejaron en los rostros de los jurandos, a su paso de a uno, con un brillo especial.

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