Un busto de Alfonso XIII para transitar los tres últimos siglos de nuestra historia

Al acto de inauguración asistió el autor de la obra, el escultor Santiago de Santiago

07/10/2022

    En los jardines del acuartelamiento El Rey de la Guardia Real luce un nuevo busto, el del rey Alfonso XIII. Se inauguró durante la mañana del 3 de octubre en un acto presidido por el coronel jefe de la unidad al que asistió el prolífico escultor, Santiago de Santiago, acompañado de dos personas de su confianza. En la inauguración han estado presentes todos los jefes de unidad junto a una comisión de oficiales, suboficiales y tropa.

    Tras ser descubierto el busto de manera conjunta por el coronel y el propio autor, el páter de la unidad bendijo la obra.

    Se detalla a continuación la reseña leída durante el acto en la que se explica el motivo de su instalación y un breve currículum del autor.

 

    Señoras y señores:

    El 18 de mayo de 1886, la Gaceta de Madrid —que entonces hacía las veces de Boletín Oficial del Estado— publicaba en su primera página un parte oficial firmado el día anterior. El jefe superior de Palacio, marqués de Santa Cruz, informaba al presidente del Consejo de Ministros de un alumbramiento: «El parto, sin incidente alguno y con toda felicidad, ha terminado a las doce y media de este día, dando a luz S. M. un robusto REY. Tanto S. M. el REY como su Augusta Madre la REINA Regente se hallan en estado completamente satisfactorio». Nacía así Alfonso XIII, «el rey que nació rey», un caso único en la historia.

    Nos congregamos hoy en torno a este nuevo monolito para saldar una deuda con la historia de las monarquías españolas contemporáneas. Con la inauguración de este nuevo busto del rey borbón Alfonso XIII rendimos homenaje a una figura crucial del siglo xx. No fue un monarca al uso; le tocó reinar en una época muy convulsa de la historia de España. A los acontecimientos internos de sobra conocidos por todos, hay que añadir otros como la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa, los nacionalismos, las revoluciones sociales, la guerra de África o los primeros efectos de la Crisis del 29. No es casualidad que la historia lo reconozca como «el más cosmopolita de los reyes españoles desde los días de Carlos I, y un gran experto en la política internacional de su tiempo».

    En aspectos que nos atañen más de cerca como guardias reales, citaremos un hecho y una anécdota poco conocida. El hecho es que Alfonso XIII ostentaba el título honorífico de comandante general de alabarderos, y es muy frecuente verlo en fotografías o ilustraciones pertrechado con este uniforme o con el del Escuadrón de Escolta Real esta unidad, durante su reinado, cambió el nombre al de Escolta Real.

    La anécdota citada se refiere a que era tradición de la época que los alabarderos lucieran una reglamentaria perilla y mosca a juego con el bigote, que al menos debía medir cinco centímetros. Los guardias reales se quejaban de que en las reuniones sociales los escritores y comediógrafos los parodiaran con la expresión «me vienes de perilla, como los alabarderos». Por tal motivo, reclamaron al monarca que prescindiera de la obligatoriedad de este ornamento y Alfonso XIII lo concedió en el año 1913.

    Desde hoy, con esta inauguración, todos los guardias reales que trabajamos a diario en Rey y los visitantes más avezados de nuestra Sala Histórica estaremos transitando por los tres últimos siglos de nuestra historia más reciente nada más poner un pie en el acuartelamiento.

    Ahora, vamos a referirnos al responsable de esta magnífica obra.

    Su autor, Santiago de Santiago, es abulense, de Navaescurial. Se formó de manera autodidacta y estudió escultura en Italia, Francia y Japón. Sus más de 60 años de vida artística lo han convertido en un autor muy relevante en el mundo de la escultura. Es autor de importantes trabajos para multitud de ciudades, instituciones y personalidades de todos los ámbitos. Sus obras y exposiciones también han destacado en el plano internacional, donde también ha cosechado importantes premios. Todos los que hoy nos reunimos aquí hemos admirado, sin conocer la autoría, obras cinceladas por él. Están diseminadas por la práctica totalidad de la geografía española. Es prácticamente imposible no haber contemplado alguna.

    La materia prima que ha forjado es muy variada: bronce, fibra de vidrio, piedra volcánica, terracota, metal y escayola, principalmente. También dispone de una amplia colección de joyería. Es muy importante señalar que desde 1978 ha modelado bustos de la familia real y de la familia del rey: los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, los entonces príncipes de Asturias don Felipe y doña Letizia y la infanta Leonor, o el conde de Barcelona, don Juan de Borbón.

    En este punto es obligado reseñar solo alguno de los múltiples premios logrados por nuestro autor. Comienzan a llegar en 1953, cuando no había cumplido la treintena. Destacamos el Princesa Sofía, el de Mejor Escultor, el «T» de Triunfador, el de la Excelencia Europea de México, el II Gran Premio Rodín de Japón, el Óscar de Oro al Prestigio y Creatividad Artística, el Laurel de Oro a la Calidad, la Medalla de Oro del Mérito al Trabajo, la Medalla de la Orden del Sol Naciente de Japón, la Cruz Europea de Oro o el Premio Kapital 2011 al mejor escultor. Como ven, una trayectoria profesional más que exitosa.

    También ha sido jurado en múltiples premios nacionales e internacionales. En cuanto a las exposiciones, curiosamente, la segunda de ellas tiene lugar en el año 1956 en el Salón del Regimiento de El Pardo. A partir de ahí ha llevado su obra por todo el territorio nacional y gran parte del internacional, destacando su presencia en México D. F., Oslo, Copenhague, Londres, Oregón, Japón, Seattle, Praga, Moscú, Polonia, Nueva York, China, Bruselas o Washington; algunas de ellas en varias ocasiones.

    Con este vasto currículum, nos consta que Santiago de Santiago recoge el testigo de escultores de la talla de Mariano Benlliure o pintores universales como Josep Cusachs o Fernando Álvarez de Sotomayor. En resumen, un embajador de la marca España dentro y fuera de nuestras fronteras.

    Para finalizar, queremos agradecer públicamente a la Sala Histórica y a la Sección de Asuntos Económicos su gestión para que hoy podamos tener el honor de inaugurar el busto de un rey tan principal en la historia de la España contemporánea.

    Muchas gracias.

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