El capítulo de la Real y Militar Orden de san Hermenegildo vuelve a El Escorial, esta vez en formato reducido

El acto, que ha sido presidido por S. M. el Rey —como soberano de la Real y Militar Orden— ha tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias, minimizando aforos y alargando distancias

A su llegada al Real Monasterio, Su Majestad el rey, escoltado por la Sección de Motos de la Guardia Real, recibió los correspondientes honores de ordenanza, tributados por una compañía del Grupo de Honores y por una sección de la Batería Real que lanzó las salvas reglamentarias a los sones del himno nacional. En la lonja del monasterio le aguardaban distintas autoridades militares encabezadas por el jefe de Estado Mayor de la Defensa, general del aire Miguel Ángel Villarroya Vilalta y por el gran canciller de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, general de ejército Jaime Domínguez Buj.

Tras atravesar el patio de los Reyes, donde formaba un pasillo de lanceros del Escuadrón de Escolta Real, han dado comienzo los actos con un breve servicio religioso al que ha seguido la celebración del capítulo de la orden. Por motivos de seguridad sanitaria la nómina de asistentes al capítulo ha resultado drásticamente reducida así como la naturaleza del acto en su conjunto, que no ha contado con el tradicional homenaje a los que dieron su vida por España ni con el desfile de tropas ante la tribuna regia.

La Real y Militar Orden de San Hermenegildo es una distinción militar y una orden de Caballería española creada por Fernando VII a propuesta del Consejo de Guerra y Marina al terminar la Guerra de la Independencia, en 1814, con el fin de recompensar y distinguir a los oficiales y suboficiales de sus ejércitos y de la Guardia Civil, por su constancia e intachable conducta en el servicio. La celebración de su capítulo, que en su origen era de carácter anual, se celebra ahora con periodicidad de dos años.

El lugar elegido para dicha solemnidad es el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial tanto por su vinculación con San Hermenegildo, ya que en él se custodia la principal reliquia del santo, como por su condición de panteón real, y por tanto, de soberanos de la orden.

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