La Guardia Real se une a los aplausos

Durante las misiones diarias hemos presenciado numerosas muestras espontáneas de agradecimiento por parte de los ciudadanos. Aunque nos sentimos confortados, nuestra razón de ser es el servicio a la sociedad española

10/04/2020

     Desde que se decretó el estado de alarma, todos vivimos en el número 7 de una calle Melancolía. El confinamiento doméstico ha modificado la percepción de algunos actos y objetos cotidianos. Así, nuestro barrio ha encogido hasta las dos o tres manzanas y el vecindario se ha convertido en una gran corrala con balconada abierta al exterior. Los edificios son un gran patio de butacas en espera de que el aplauso de las ocho eche el telón de la tarde. Las ventanas son los marcos de un paisaje de primavera que se confunde con el otoño. Una terraza es una sala multiusos. Un jardín, un latifundio.

     La escalera es un gimnasio con peldaños. El sonido del  timbre, la música de una película de suspense. En los botones del ascensor se refleja un estanque de pirañas. El buzón del correo es un cajón vacío de esperanza. La salida del portal, un examen de conciencia.

     Una mascota que ladra es el compañero ideal para iniciar un viaje. Una bolsa de la compra, un chaleco salvavidas. El supermercado, una jungla con muchas fieras y Tarzán de vacaciones. Una receta de farmacia es un salvoconducto; un jarabe para la tos, un juicio sumarísimo. Una barra de pan es la antorcha de la libertad. Un estanco, un soplo de aire fresco embalado en nicotina.

     El inicio del aplauso de las ocho es una sincronía de conciencias, y su final, una exposición de emociones que nos unen.

     Desde que comenzó la operación Balmis el pasado día 23 de marzo, los hombres y mujeres de la Guardia Real han recibido numerosas muestras espontáneas de cariño y agradecimiento. Al igual que el resto de las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad del Estado, nos sentimos profundamente confortados con el reconocimiento de los ciudadanos a nuestro trabajo. Nuestra razón de ser es el servicio que prestamos, sin condiciones, a la sociedad española.

     Todos los guardias reales salimos al balcón y nos unimos al aplauso de la viñeta de Esteban. Se lo dedicamos, en especial, al colectivo sanitario, pero también al resto de miembros de la sociedad que hacen posible que ganemos la batalla contra la epidemia y que el país siga hacia adelante. Y nunca nos olvidamos de los que se quedan en casa.

 

Imágenes