Lee en casa, pasar página es un ejercicio muy sano para la mente

La lectura de un libro te permite «salir» sin levantarte del sofá. A través de sus páginas puedes viajar a kilómetros de distancia y evadirte de la monotonía del confinamiento

06/04/2020

    En un lugar de El Pardo, de cuyo nombre no puedo olvidarme, no ha mucho tiempo que moraban mil quinientos hidalgos —hombres y mujeres— de los de alabarda en astillero, historia muy antigua, corona en la solapa y espíritu servidor. Un ideario de algo más que cinco mandatos, un Estado Mayor y cuatro grupos, miembros de los tres Ejércitos y los Cuerpos Comunes y una Unidad de Música consumían las tres cuartas partes de su hacienda. El resto de ella concluían una cabaña de ciento cincuenta caballos pura raza española e hispano-bretona; cincuenta perros de diferentes razas y cuatro centenares de vehículos rueda de todas las categorías.

    Hechas pues estas prevenciones y por designación real, no querían aguardar más tiempo a poner en efecto sus capacidades, apretándoles a ello su integración en la operación Balmis de lucha contra el COVID-19. Así, una mañana de finales de marzo dejaron sus armas habituales a buen recaudo y abandonaron sus tres haciendas —El Rey, La Reina y Príncipe de Asturias— pertrechados de guantes, mascarillas, equipos de protección individual y alguna máquina de nebulización térmica. Iniciaron la  marcha con los campos de Madrid y provincia en lontananza y les sucedieron aventuras donde fue necesario mostrar su brío, valor y esfuerzo. Desde esta escribanía damos buena cuenta y razón de las que son dignas de poner en escritura.

    Durante su patrullaje por las travesías y caminos de un Madrid real cuasi desierto no se encontraron con fantasmas o gente del otro mundo, ni con ejércitos enemigos comandados por los cervantinos Alifanfarón o Pentapolín. Los habitantes de cada calle, vecindario, venta o ínsula siempre les mostraron molinos, rebaños de ovejas y carneros o cueros de vino, nunca gigantes agitando brazos o poniendo en peligro a la princesa Micomicona. De esta manera, un centenar de quijotes vestidos de guardias reales e integrados a diario en la operación Balmis combatían con su ingenio a un enemigo invisible por su tamaño, pero presente por sus efectos letales en muchos habitantes de dentro y fuera de la Villa y Corte.

    No dejen nunca de leer. El Príncipe de las Letras ya lo decía en el siglo XVII: «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho». Ahora que están en ello, busquen en el Diccionario académico los significados de las palabras hidalgo y quijote y apliquen, respectivamente, la tercera acepción y la que se refiere a las causas justas. El texto anterior habrá cobrado todo su sentido. Esta es la tarea que nos pone hoy la viñeta de Esteban junto con la de, bien lo saben, quedarse en casa.

    ¡Y no se olviden de coger un buen libro!

 

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