Transformación Digital en el Ministerio de Defensa.

17/01/2022

"Un viaje inaplazable". Teniente General del ET. José María Millán Martínez.

Director del Centro de Sistemas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CESTIC)

CUANDO ÉRAMOS JÓVENES Y ANALÓGICOS

Yo tenía un Seat 850 blanco. Mi amigo José y yo lo aparcába­mos en la avenida Escaleritas cuesta abajo, para estar seguros de arrancarlo por la mañana. Olía a puerto y a plástico encerrado recalentado por el sol; a playa vieja. Cuando subía las rampas de la Isleta, aullaba el motorcillo revolucionado, entusiasmado por la aventura, y parecía salir por entre las rendijas de ventilación un fuego como de infierno. Llegaba exhausto arriba a la Base, rojo por el esfuerzo, pletórico por haber conseguido un día más, auparse a la pequeña cima.

Más que acelerar, yo le animaba con paciencia a tomar veloci­dad. A partir de 60, el velocímetro era un sismógrafo en un terremoto y la luz roja del aceite parpadeaba con tanta frecuencia que ya no le hacíamos caso. A la izquierda, detrás del volante grande y negro, se alineaban tres pequeñas levas que encendían las luces, el limpiaparabrisas y la tercera ya no recuerdo, a lo mejor había dejado de funcionar hacía tiempo y no la usaba nunca. No había más botones. Si abrías la portezuela del motor (estaba detrás) re­conocías sus piezas como si fueran familiares: la tapa del delco, el filtro de la gasolina, la correa de la transmisión; mi 850 era sencillo y analógico; lo echo un poco de menos porque lo entendía y porque era joven (yo era joven, mi 850 no).

TRANSFORMACION DIGITAL ES DATOS PARA DECIDIR MEJOR Y AUTOMATIZAR PROCESOS

El otro día, mi hijo Santi me enseñó su coche nuevo. Tiene nombre de ciudad; su motor ruge como un león. El interior es oscuro y mis­terioso, casi una nave espacial, con interruptores, luces y pantallas. El pequeño volante gira con suavidad aterciopelada e incorpora varios grupos de botones al alcance de los dedos. Detrás del volante aparecen tres palancas que activan y controlan las más diversas funciones. Un sensor enciende automáticamente las luces; otro acciona los "limpias" cuando cae la primera gota sobre el cristal. Cuando aparcas, la pantalla plana se convierte en una televisión que muestra el espacio disponible detrás, la dirección óptima, el obstáculo cercano. "La versión más lujosa, me confiesa Santi, aparca automáticamente".

Entre el 850 de mi juventud y la juventud de mi hijo y su nue­ vo coche, han pasado muchas cosas y una transformación digital. La tecnología digital se ha adueñado del vehículo y ha arrumbado la mecánica (que era la tecnología principal); los componentes del motor están ocultos: funcionan con precisión controlados todos por ordenador. El nuevo coche gestiona datos que obtiene por medio de sus sensores y procesa gracias acerca de veinte microchips y semiconductores. Muestra incesantemente información en la pan­talla: kilómetros recorridos, consumo instantáneo, consumo medio, temperatura del agua, del aceite, del exterior, del interior, cuántos kilómetros faltan para la revisión, si falta presión en los neumáticos, la distancia al vehículo precedente, si te sales del carril...

El aspecto interior del coche ha cambiado al incorporar la tec­nología digital,pero lo ha hecho mucho más la forma de conducir; y esto, que no es tecnología, requiere un cambio de cultura. En el 850 te entretenía la aguja epiléptica del velocímetro y el suave paisaje de la isla, hecho de melaza en el habla y sol de atardecer, mientras el aire ensordecedor entraba por la ventana. El coche de Santi tiene un sistema de climatización automático y no tienes más remedio que atender a la información que escupen incesantemente las pantallas, interpretar los avisos lumínicos y las alarmas sonoras.

LA FINALIDAD DEL VIAJE. PARA QUÉ HAY QUE TRANSFORMARSE DIGITALMENTE

Decía Ortega y Gasset que el ser humano no se conforma con adaptarse a la naturaleza:cuando esta no le proporciona lo nece­ sario, se rebela violentamente contra ella y la transforma gracias a la técnica, que es el conocimiento o habilidad para usar la tecnolo­gía. No hay hombre sin técnica afirmaba categóricamente. Siem­pre ha sido así, pero este cambio, el digital, ha sido más profundo que los anteriores.

La tecnología digital ha transfor­mado radicalrnente nuestra sociedad post-moderna porque ha potenciado enormemente la capacidad transfor­madora de las demás tecnologías. En su momento, la mecánica del coche transformó la realidad al reducir el tiempo que se tarda en llegar de Madrid a Socuéllamos. Pero se le ha añadldo una sobretecnología digital, que controla y monitoriza el coche multiplicando su poder transforma­dor gracias a los datos que obtiene de los sensores distribuidos por el motor y la carrocería. Ya no se puede subir la cuesta de la Isleta sin dejar de interpretar la información que mues­tran los ordenadores del salpicadero. (Por cierto, Ortega se maravlllaba de la tecnología automovilística, pero se preguntaba qué diantres tenía él que hacer en Socuéllamos...)

Además de controlar otras tecnologías, la digital ha creado un nuevo espacio: en él se comercia y se pagan transacciones en una cript0m0neda que no está refrendada por ningún Banco Central: hay nuevas formas de enseñar, de informar (noticias verdaderas, falsas y medio pensionistas, comme d'habitude). Han cambiado totamente las relaciones entre las personas: las comunicaciones llegan instantáneamente a miles de millones de individuos. Estamos cerca de compartir conocimientos universales, pero hay quien tiene como su única amiga a Siri. Ha surgido otra forma de ver cine, de entretenimiento, nuevas profesiones inimaginables diez años antes. Las relaciones internacionales ya no se basan solamente en la geopolítica y las cadenas de valor económico tienen eslabones distintos. Es el do­minio digital,en el que por supuesto, también se combate.

Sí; la sobretecnología digital ha impregnado los dominios tradiciona­les donde se desarrolla el conflicto: terrestre, aéreo, marítimo y espacial. Se ha creado un nuevo espacio de confrontación que, a la vez, está presente en todos los demás, por lo cual la información se ha conver­tido en un recurso estratégico. Pues bien, la Transformación Digital es el proceso de adaptación a esta esfera digital para que las Fuerzas Armadas puedan combatir en el mundo post-moderno, que nos guste o no, es digital. Ese es el motivo del viaje (...)

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