Su máximo responsable, el general Javier Salto, afirma que este tipo de misiones se realizan “con frecuencia y son constantes”
El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, general Javier Salto Martínez-Avial, ha ofrecido hoy una rueda de prensa para informar del cometido de este ejército en situaciones aéreas de emergencia como la que tuvo lugar el pasado lunes ante el incidente sufrido por el avión comercial de Air Canada.
Salto ha destacado la colaboración que mantiene el Ejército del Aire con las Administraciones Públicas en supuestos de grave riesgo y catástrofe, para lo que dispone de unidades preparadas durante las 24 horas del día para misiones de defensa y vigilancia con las que dar respuesta inmediata a estas situaciones.
Además, ha indicado que el Ejército del Aire tiene unidades que se encuentran físicamente en las instalaciones de los principales aeropuertos españoles, las escuadrillas de control de acceso, donde los controladores del Aire trabajan estrechamente con los civiles.
“Desde estas instalaciones se dieron las instrucciones al piloto para que realizara la misión. En menos de 40 minutos, el F-18 se puso en vuelo para realizar la inspección del avión de Air Canada”, ha precisado el general.
Según Salto, ese tiempo “fue excelente”, teniendo en cuenta que “no teníamos ningún avión en vuelo en ese momento” y ha afirmado que este tipo de misiones “se hacen con frecuencia” y “son constantes” tanto para los F-18 como para los Eurofighter, aviones encargados de hacer el control aéreo en España.
“Es una misión para la que todos los pilotos están entrenados”, ha asegurado.
Durante la rueda de prensa, el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire ha estado acompañado por el jefe del Ala 12, coronel Jerónimo Domínguez Barbero, y por el piloto del F-18 que inspeccionó el aparato de Air Canada, el capitán Roberto García Macías.
También ha estado presente la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha querido conocer de primera mano cómo se gestó la misión.
Ha sido el mismo piloto del F-18, el capitán García Macías, quién ha relatado la secuencia de los hechos.
La misión encomendada era hacer un chequeo visual desde el F-18, sin armar, para determinar cuál era el estado del tren de aterrizaje del avión comercial. “La fase más complicada es cuándo debes acercarte al aparato que debes interceptar por la diferencia de velocidad”, ha explicado.
“En coordinación con el centro de control aéreo operativo, parte militar análoga al control civil, se puso rumbo al avión comercial para que yo tuviera la mejor visualización y poder comprobar el estado de los neumáticos y del aparato en general”, ha explicado. Y ha añadido que “es el piloto el que decide qué maniobras tiene que realizar para evitar riesgos con la información que se le facilite”.
García Macías ha asegurado que se sintió más tranquilo cuando el piloto le habló de una forma pausada y sosegada.
Antes de concluir su misión, realizó unas fotografías del avión por si fueran necesarias para un estudio o cuestión posterior.
“Es una misión a la que estamos acostumbrados”, ha reiterado el piloto del F-18, pero ha reconocido que “he tenido la suerte de que me tocara a mí”.