La cuestión de género, una prioridad para la OTAN

08/03/2021 Artículo de la Revista Española de Defensa número 381

En general, la forma y manera en que se conciben y se tratan las cuestiones de género en el ámbito militar, y muy particularmente en la OTAN, siguen siendo bastante desconocidas. Decir que la Alianza ha sido y sigue siendo no ya un referente, sino «el referente» en lo militar al hablar de cuestiones de género no siempre es fácil de entender o asimilar, según la audiencia, pero podría afirmarse que es incuestionable. La OTAN no ha sido nunca ajena a los valores de las sociedades que la conforman y a las que representa. Es, en esencia y por definición, la defensora de esos valores.

La incorporación de las cuestiones de género a la OTAN surgió como una consecuencia lógica de ciertos cambios sociales que a partir de la II Guerra Mundial comienzan a cobrar protagonismo en lo concerniente a las mujeres. Así, en la misma medida en que va tomando forma y se va imponiendo el lógico empoderamiento de la mujer en las sociedades occidentales, la OTAN —formada por las mismas naciones— comienza igualmente a dar forma a este empoderamiento y continúa haciéndolo hoy día mediante un permanente esfuerzo por la integración de la perspectiva de género en todos sus ámbitos de actuación.

Ya en 1954 la OTAN (durante el Comité Anual de Examen del Servicio Militar) había tratado o debatido sobre las funciones a desempeñar por las mujeres. Formalmente, la primera Conferencia de la OTAN de Mujeres Oficiales tuvo lugar en Copenhague en 1961 y en 1966 se convoca la Conferencia de Directores de Mujeres Oficiales a la que asisten representantes de siete países de la OTAN. En noviembre de 1973 se crea un Comité específico de Mujeres en las Fuerzas de la OTAN (Committee on Women in the NATO Forces, CWINF); las delegadas, que ya representaban entonces a unas 100.000 mujeres militares, adoptan una resolución en la que se acordaba que la mujer debería tener la oportunidad de servir en todo tipo de empleos, con la excepción de aquellos que implicaran entrar en combate (y esto porque ya se consideraba entonces una competencia de índole política y nacional). Este Comité de Mujeres se reconoció formalmente por parte del Comité Militar en julio de 1976.

Es en la conferencia del CWINF de 1985 (a la que ya asisten representantes de trece países) cuando España participa por primera vez. Aquí también es cuando se propone y solicita la creación de un puesto en el Estado Mayor Militar (IMS) que estuviese destinado a tiempo completo a los asuntos de género. Este puesto —al máximo nivel estratégico militar— se crea finalmente en enero de 1988 (recordemos que el Real Decreto que permitió por primera vez el acceso a la mujer a 24 cuerpos y escalas militares en nuestras Fuerzas Armadas españolas es de febrero de 1988). El CWINF sería o es el antecedente directo del actual NATO Committee on Gender Perspectives (NCGP), para cuyo Comité Ejecutivo (EC) tuve el honor de ser elegido como vicepresidente el pasado mes de octubre, a propuesta de España, y hasta 2022.

En ese momento, se trataba de progresar en la integración de la mujer y en la adaptación organizativa y de estructuras, donde ya se hablaba abiertamente de igualdad. La cuestión era cómo integrar a las mujeres en los Ejércitos, no de si debían integrarse, que era un debate superado. En la OTAN, si bien este aspecto sigue siendo importante, el foco hoy día se centra en la integración de la perspectiva de género en las operaciones militares aliadas. Lo que se busca y pretende esencialmente es conocer en profundidad el rol que tienen o desempeñan las mujeres (sin olvidar a los hombres) en la sociedad o el entorno social concreto donde la Alianza Atlántica opera o va a operar, de forma que, de su análisis, y de la aplicación práctica de los resultados de ese análisis, se obtenga una ventaja militar. Ni más ni menos. Es decir, es otro aspecto diferente y que se suma al de la integración o la igualdad.

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