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Pandemias: un riesgo en auge en el siglo XXI
14/04/2020
Artículo de Mar Hidalgo García, analista principal del IEEE
A lo largo de la historia de la humanidad, el mundo ha vivido varias pandemias que han costado la vida a millones de personas y han originado cambios en las sociedades. Basta recordar la mal llamada gripe española de 1918 que acabó con la vida de 50 millones de personas.
Sin embargo, desde mediados del siglo XX, hasta la época actual, la medicina había entrado en una etapa de victoria y control sobre las epidemias gracias a las campañas de vacunación, el tratamiento antibiótico, las mejoras en la higiene y en las infraestructuras sanitarias.
Pero el triunfo ha durado poco ya que durante las últimas décadas los científicos están alertando sobre un llamativo aumento de brotes de enfermedades infecciosas que han llegado a triplicarse desde los años 80.La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en 2018, casi con carácter premonitorio, que el mundo debía prepararse para hacer frente a una «enfermedad X» que estaría provocada por un virus o alguna bacteria y que podría poner en jaque no solo la salud de la población sino también desestabilizar la economía mundial.
También la comunidad científica estima que, aproximadamente el 75 por 100 de las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son zoonosis, es decir aquellas que se originan en animales —generalmente no domésticos— y que en un momento dado pasan al ser humano, como ya sucedió con el virus de la gripe aviar, el virus de la gripe porcina, el SARS-CoV o el más reciente —y que tiene a todo el mundo en jaque— como es el SARS-CoV-2 originado en Wuhan, también conocido como COVID-19.
Aunque la comunidad internacional ha realizado progresos para mejorar la seguridad sanitaria global, el COVID-19 ha puesto de manifiesto que el mundo es vulnerable frente a la aparición de un brote de una enfermedad infecciosa ya que es capaz de convertirse en pandemia y provocar numerosas víctimas, así como desestabilizar la economía mundial. El nuevo coronavirus también ha dejado patente que las consecuencias de un brote epidémico no solo se derivan de la transmisibilidad, la morbilidad y mortalidad del patógeno sino también del grado de interconexión con el resto del mundo que tenga el lugar de origen, en este caso China.
