
24 oct 2024
La radicalización yihadista de los jóvenes en Europa a través de TikTok
Selene Pisabarro García
Introducción
Tradicionalmente, el proceso de radicalización y/o reclutamiento yihadista se ha iniciado a través del círculo cercano al individuo y, de manera especial, en el seno de las familias, escuelas o mezquitas. En la era de la tecnología, se ha acelerado con la aparición de internet, ya que no solo está permitiendo llegar a un mayor número de personas en lugares remotos, sino que tiene una gran facilidad de expansión del mensaje sin necesidad de que exista un conocimiento personal previo.
Es significativo que la mayoría de los radicalizados comienzan el proceso en la adolescencia, cuando son más vulnerables y se encuentran en pleno desarrollo espiritual e identitario. En muchas ocasiones, solo necesitan un móvil o un ordenador y acceso a internet, donde crean y se mueven en su propio mundo virtual, por lo que es fácil acercarse a ellos, ya que se sienten más cómodos que en la vida real1. Es lo que se conoce como “radicales de habitación”, es decir, personas que se han radicalizado en la seguridad de sus propios cuartos2, pero que, tras experimentar este proceso, deciden viajar a zona de conflicto para combatir o atacar su propio país para luchar por una causa.
Por este motivo, internet y las redes sociales suponen una vía de comunicación potencialmente peligrosa, ya que pueden llegar a pasar horas en ella y esquivar los controles parentales, sin que los propios progenitores sean conscientes de ello. Entre las principales plataformas, destacan las redes sociales, como YouTube, Instagram o TikTok. Son espacios que se caracterizan por la velocidad con la que se publica y difunde el contenido, pero especialmente porque los jóvenes sienten que pueden expresar con libertad sus sentimientos y emociones, mientras una pantalla les protege. Una baza de la que se ha aprovechado el autoproclamado Estado Islámico3 para introducir su narrativa a través de los vídeos y fomentar la ciberyihad, reforzando su mensaje.
Entre estas plataformas, resulta de interés TikTok, por ser una de las más conocidas y que está experimentando un mayor crecimiento día a día entre los jóvenes de la generación Z -aquellos nacidos entre 1994 y 2010-4. Además, en el caso de los europeos pueden mostrarse más susceptibles a la hora de acercarse al extremismo yihadista, debido a los vínculos históricos y generacionales que algunos individuos pueden tener con el islam y los países árabes. Por este motivo, el presente documento se focaliza en este continente y en el auge experimentado por la plataforma en los últimos años, desde su aparición en 2016 hasta 2024, coincidiendo paralelamente en el espacio temporal con el inicio de la expansión del Dáesh, el grupo terrorista que, desde 2014, ha implantado el terror en el mundo empleando en sus ataques métodos muy violentos.
En este punto, es preciso preguntarse si, en el conjunto de herramientas de radicalización yihadista para los jóvenes en Europa, ¿se puede incluir a TikTok como una más? Con alrededor de 1.080 millones de cuentas en todo el mundo, los yihadistas han visto una oportunidad para llamar la atención de los jóvenes, cuyos perfiles emplean para hablar con amigos y conocidos, pero también para seguir a otros usuarios con los que se sienten identificados.
El movimiento yihadista en Europa
Cabe recordar que el terrorismo yihadista es un movimiento que Europol define como una corriente violenta del salafismo, del movimiento suní, que rechaza la democracia y los parlamentos electos, arguyendo que las leyes humanas están en contraposición con las de Dios. De esta forma, legitiman el uso de la violencia y el terrorismo -con tácticas extremas, como los atentados suicidas- para la consecución de sus objetivos religiosos y políticos, como «un Estado islámico gobernado exclusivamente por la sharía”5, que únicamente pueden interpretar los seguidores de esta rama, quienes consideran enemigos del islam a aquellos se opongan.
Al mismo tiempo, el yihadismo pone en jaque la convivencia de Occidente con el mundo musulmán. A pesar de que esta corriente representa un porcentaje minoritario del islam, en muchas ocasiones -especialmente, cuando se han producido ataques terroristas de esta índole- los ciudadanos perciben esta religión con un grado de amenaza mayor, lo que provoca miedo, desconcierto e inseguridad. Todo ello se ve incrementado por el uso de internet y las redes sociales, que canalizan los mensajes de odio y los difunden en cualquier parte.
Es importante señalar que, tanto Al Qaeda como el Dáesh, han perdido el liderazgo mundial años después, lo que ha degradado sus operaciones y capacidades externas. Por ende, han dejado de ser monopolios de este tipo de radicalismo, a pesar de que acumulan un gran número de seguidores y simpatizantes. Aun así, los grupos derivados de sus organizaciones continúan aprovechando los conflictos locales y la inestabilidad política6 para expandir el terror.
Consecuentemente, el yihadismo sigue representando una de las principales amenazas para un Estado moderno, puesto que pone en riesgo la seguridad humana, entre otros aspectos. Por esta razón, siempre se debe recordar que el riesgo cero no existe, motivo por el cual los gobiernos continúan implantando medidas de cara a una mayor protección frente a cualquier posibilidad de ataque por parte de un “lobo solitario” o la reorganización de estos grupos o células en sus propios Estados de origen7. De hecho, es más probable que, en Occidente, estos actos de terrorismo se perpetren por pequeñas células o individuos que se inspiran en organizaciones terroristas extranjeras8.
Aunque las formas de reclutamiento han variado con el tiempo y han ido evolucionando y adaptándose, siguen basándose en tres pilares: la captación a una edad temprana; los centros penitenciarios, las mezquitas y las escuelas; y las redes sociales9. Este último sirve para movilizar a un gran número de jóvenes, puesto que es el segmento de población que más las emplea.
En cuanto a la radicalización, se entiende como el proceso de adopción de un sistema de creencias extremistas, incluyendo -aunque no siempre- «la disposición a utilizar, apoyar o facilitar la violencia, como método para efectuar un cambio social»10.
Tras estudiar cuatro modelos11 diferentes que analizan las etapas del proceso de radicalización, se establece que siempre existe una primera, conformada por la sociedad en general, con una vida ordinaria. En la segunda, se produce un cambio en el individuo que le obliga a modificar su actitud y percepción sobre la vida, ya sea motivado por una crisis personal o por experimentar sentimientos de rechazo o injusticia por diferentes acciones -por ejemplo, la guerra en la Franja de Gaza, el racismo, la política exterior de Occidente en Oriente Medio…-. En este punto, encuentra una explicación en la religión, para entender qué le está sucediendo.
En una tercera etapa la persona se identifica con un grupo ligado a una ideología religiosa, donde halla las respuestas a sus preguntas. Es en este momento cuando se puede producir la radicalización, aunque es en la cuarta etapa donde finaliza el proceso y el sujeto puede formar parte de un grupo, adoctrinar y atentar. Estas dos últimas están interrelacionadas y en ellas las redes sociales juegan un papel fundamental, tanto porque sirven para la radicalización del propio individuo como para que este capte a otras personas hacia la causa extremista.
Internet y las redes sociales: la expansión del yihadismo
Las tecnologías descentralizadas y los nuevos espacios de internet resultan atractivos para los simpatizantes del Dáesh, ya que los lazos yihadistas en Europa se expanden gracias a las relaciones personales, especialmente cuando se fomentan en un entorno virtual. A esto se suma que, desde 2021, se ha detectado la tendencia creciente de que los reclutadores acceden con facilidad a los jóvenes gracias a las plataformas digitales, donde cada vez tienen más presencia12.
De hecho, los yihadistas se ayudan de diferentes acciones de marketing en las redes sociales y/o internet para captar al individuo y provocar un comportamiento orientado a sus fines, que complete el resto de factores que influyen en el proceso. Es decir, a través de esta vía es más fácil comenzar la radicalización, puesto que se emplea un mensaje cercano, que cautiva, seduce y envuelve a la persona13 para conseguir los objetivos del grupo terrorista.
En el caso de los adolescentes y jóvenes, también se produce de esta forma, con el factor añadido de que las plataformas virtuales -donde prima la imagen personal- reducen su soledad y favorecen su autoestima. De este modo, es más sencillo para los reclutadores cautivarles con el mensaje14 y, consecuentemente, usarlas con más frecuencia para llegar a cualquier persona.
Sin embargo, cabe señalar que la radicalización a través de las redes sociales no es única, sino que forma parte del todo15. Por tanto, se puede asegurar que el yihadismo digital -o ciberyihad- es un fenómeno multiplataforma, propagado a través de diferentes escenarios -incluyendo los videojuegos-. En efecto, las redes sociales, como TikTok, ganan cada día más adeptos, debido a su repercusión mundial y los distintos formatos16 empleados para dirigirse a diversas audiencias.
TikTok: la plataforma de moda para la generación Z
Los grupos yihadistas son conscientes de que necesitan una estrategia bien definida para llegar a los jóvenes a través de las redes sociales que más empleen, así como impulsar la ciberyihad adaptada específicamente a cada plataforma. Una de las más populares es TikTok, que cada vez está teniendo más acogida entre los europeos de la generación Z; una tendencia que no es exclusiva en el continente, porque también se ha asentado en América del Norte, donde dos de cada tres jóvenes la usan17.
Se trata de una compañía china, creada en 2016 y lanzada al mercado internacional en 2017. Pertenece al conglomerado tecnológico ByteDance y no está exenta de cierta polémica, puesto que en Europa y Estados Unidos se ha advertido desde hace tiempo de la brecha de seguridad que existe para la privacidad de sus usuarios. El principal motivo recae en que se reveló que los empleados pueden acceder a los datos personales de quienes estén registrados, lo que se suma a las dudas que despierta su vinculación con el gobierno chino.
Aunque la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos reconoció en un informe en 2020 que no había evidencias claras de que la inteligencia china estuviera espiando a los usuarios de TikTok, se advirtió a los militares norteamericanos que eliminaran la aplicación de sus móviles para prevenir cualquier riesgo. Ese mismo año, la compañía tecnológica Apple descubrió que existían ciertas aplicaciones que accedían a los archivos del propio teléfono, una configuración que esta plataforma solucionó posteriormente18. A pesar de ello, es la primera red social china que figura entre las aplicaciones más descargadas en Estados Unidos y Europa19, lo que indica la magnitud de su repercusión.
Al margen de esto, TikTok ha cambiado la forma de comunicación, pero también el consumo y la creación de contenido mediante una aplicación, generalmente, instalada en el móvil. Se emplea de una forma distinta y cuenta con algunos rasgos diferenciales respecto a los medios convencionales, como la comunicación propia, bidireccional y masiva.
Se caracteriza por sus vídeos cortos e instantáneos que enganchan a la audiencia y llegan a miles de personas, ya que se pueden etiquetar con hashtags, que permite agruparlos para encontrarlos en una pestaña específica. De este modo, los más jóvenes comparten vídeos, a los que pueden añadir música o filtros, por lo que ya no es necesario que la persona se muestre tal cual es. Además, se puede configurar la cuenta como pública o no, así como recibir comentarios o mensajes directos a través de una pestaña.
Aquí, el algoritmo juega un papel decisivo, puesto que emplea la localización y las búsquedas recientes del usuario para ofrecer resultados relacionados20, por lo que no es necesario seguir a otras cuentas, ya que ofrece constantemente vídeos similares21 y permite saltar de uno a otro sin apenas ser consciente del tiempo que pasa. Asimismo, cuanto más contenido se comparta y se interaccione con la plataforma, mayor será la repercusión de la cuenta a la hora de llegar a más usuarios.
Entre los principales motivos por los que TikTok se ha convertido en una plataforma que gana cada vez más adeptos destacan los siguientes:
Primero, estimula la creatividad, gracias a su formato, que obliga a los usuarios a publicar contenidos elaborados para conseguir más visualizaciones y seguidores que se enganchen a ellos. Relacionado con esto, se encuentran los famosos retos o challenges, que contribuyen a expandir aún más el mensaje de los vídeos, lo que fomenta la competencia y la viralidad del contenido22, porque todos quieren participar y no perderse nada de lo que se publique.
Segundo, es una plataforma donde tiene voz cualquier comunidad, lo que la hace más diversa, y propicia un espacio donde compartir su visión para influir en la sociedad. Igualmente, tiene una alta capacidad de patrocinio de grandes eventos a los que acude la generación Z.
Tercero, como ya ocurrió con X (antiguo Twitter), TikTok está ganando relevancia en el ámbito político, puesto que las propias autoridades comparten vídeos con la opinión pública y una audiencia a la que, quizá, no se podría llegar de otra forma.
Cuarto, en el caso de los jóvenes, el miedo al FOMO (en inglés, Fear Of Missing Out) y a perderse lo que sucede en las redes sociales provoca que quieran formar parte de todas las plataformas en las que están activos sus amigos y entorno, para estar al corriente de lo que suben23.
Y quinto, aprovecha la Inteligencia Artificial para que el algoritmo recomiende contenido similar y, de este modo, proporcionar una experiencia personalizada para que el usuario permanezca más tiempo en la red visualizando vídeos de su interés.
La popularidad de TikTok: datos y cifras
En 2022, TikTok fue la segunda aplicación más empleada para visualizar vídeos -solo por detrás de YouTube-, además de la plataforma a la que más horas le dedicaron los usuarios. En general, es la sexta red social más usada, por detrás de Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram y WeChat. Para hacerse una idea de sus dimensiones, se aportan los siguientes datos a nivel global:
En cuanto al número de usuarios activos mensuales -mayores de 18 años-, si en 2017 contaba con 65 millones, en 2020 alcanzó los 700 millones24 y en marzo de 2024, ya eran 1.582 millones, de los cuales se estima que el 56 por ciento son mujeres. Cada jornada se suben once millones de vídeos y la media de uso de la aplicación es de unos 39 minutos al día. Asimismo, los países que más lo utilizan son Estados Unidos, Indonesia, Brasil, México, Rusia, Vietnam, Filipinas, Tailandia, Turquía y Arabia Saudí25. Precisamente, los continentes donde más rápidamente se está expandiendo son África, América Latina y Asia26.
Respecto al tiempo medio de empleo y según un estudio de Android, en 2023 cada usuario de TikTok dedicó en torno a 23 horas y 28 minutos de su tiempo al mes -un 20 por ciento más respecto al año anterior-. Entre las principales razones de su uso, se encuentra la búsqueda de contenido de entretenimiento y diversión27.
En cuanto a la edad de los usuarios activos, aunque lo emplean diversos rangos de edad, la generación Z supone alrededor del 20 por ciento28. Mientras que en 2022 un 46 por ciento de jóvenes aseguraba usarlo diariamente, en 2023 lo hacía ya el 64 por ciento29, lo que da a entender la capacidad de enganchar a su audiencia. De hecho, el 41 por ciento de ellos califica que la plataforma social más adictiva es TikTok -el doble de lo que otorgan a su otro competidor, Instagram- y el 43 por ciento le dedica normalmente alrededor de tres horas30. Por este motivo, es la aplicación más descargada en el mundo para las edades de entre 18 y 24 años31.
Así, TikTok se ha erigido como una plataforma más a la que accede la generación Z para visualizar vídeos. En 2022, la cifra alcanzó el 68 por ciento para las mujeres -en 2021 suponía el 60 por ciento- y el 60 para los hombres -en 2021 apenas era el 36 por ciento-32.
Un factor que resulta llamativo es que, aunque la mayoría de los jóvenes de esta franja de edad prefiere usar TikTok como red social de entretenimiento para seguir a sus personajes favoritos, el 20 por ciento la considera como fuente de información de noticias33. Son datos que reconocen desde Google: «Según nuestros estudios, al menos el 40 por ciento de gente joven, cuando busca un sitio para comer, no acude a Google Maps o al motor de búsqueda, sino que va a TikTok o Instagram», aseguraba el vicepresidente de esta compañía en julio de 202234. En parte, se debe a que encuentran el contenido más interactivo, ofrece fotografías y vídeos e incluso muestra la opinión de quienes lo comparten.
Si se habla de Europa, cuenta con 253 millones de usuarios en todo el continente, pero se espera que en 2028 esta cifra alcance los 285 millones35. Principalmente, son de Reino Unido -aglutina 23,38 millones-, Francia, Alemania, España y Noruega. En una comparativa con otras aplicaciones, la tasa media de participación en TikTok en 2021 fue del 17,9 por ciento, mientras que en Instagram era el 3,8 por ciento y YouTube el 1,63 por ciento36.
En cuanto a las edades de los europeos, el 82 por ciento son mayores de edad y, aproximadamente, el 45 por ciento pertenece a la generación Z -que, actualmente, tiene entre 14 y 30 años-. La mitad de ellos emplea a diario esta plataforma37, y suele pasar una media de tres o más horas al día, mientras que un 18 por ciento afirma que está cinco o más horas38.
La ciberyihad adaptada a TikTok
TikTok permite a los usuarios movilizarse y generar nuevos contenidos que fortalecen las distintas comunidades a nivel social, así como promocionar su cultura y religión. En el caso de la musulmana, amplifica la narrativa islámica y obtiene una visibilidad de la cual carece en otros entornos y ambientes, ya que el mensaje no es siempre negativo y se intenta relacionar islam con modernidad39, además de derribar ideas preconcebidas sobre esta religión y los países árabes.
Sin embargo, estudiando la actividad de los yihadistas en esta red social, en concreto del Dáesh, se ha detectado que pone el foco especialmente en los adolescentes y chicas jóvenes40. En el caso de las mujeres, los terroristas intentan acercarse a ellas simplificando el mensaje y haciéndolo más llamativo, por lo que es fácil cautivarlas con material audiovisual. A medida que aumenta la popularidad de TikTok, crece en paralelo el uso que le dan los terroristas para captar nuevos adeptos.
Esta estrategia ya la siguieron en 2019, cuando subían vídeos de muyahidines adornados con corazones y flores, de mujeres con burka protagonizando escenas donde portaban la bandera del Dáesh y se calificaban como «amantes de la yihad» o con clips de hombres jóvenes corriendo a lomos de un caballo o con ropa occidental. Todos ellos incluían filtros, que mostraban una imagen más atractiva y acompañaban con música yihadista propia. Mediante este método, no solo las enrolaba en su dinámica, sino que también las incitaba a sentirse cercanas a la causa y alentar a sus hermanos, hijos o maridos41 para que se uniesen al Dáesh.
Pero, si pretendían dirigirse a una audiencia general, los extremistas subían imágenes de armas o cadáveres, de mujeres que se denominaban «yihadistas y orgullosas» o de fieles cantando «prometemos lealtad hasta la muerte». Aún hoy los simpatizantes también comparten por esta vía información de la agencia Amaq, encuadrada en el entramado del sistema de comunicación del Dáesh. Reivindican la autoría de diferentes atentados y emplean canciones pegadizas con letras que incitan y claman por el autoproclamado Estado Islámico, por lo que consiguen acercarse a una audiencia con una cultura distinta a la oriental. Del mismo modo, difunden vídeos más crueles, dirigidos tanto a mujeres como a hombres: decapitaciones, bombardeos, ataques suicidas42… Porque cualquier imagen sirve para ilustrar la acción del Dáesh.
Se trata de una táctica estudiada, puesto que va en consonancia con los gustos de los adolescentes hacia los que se dirige, expuestos a las redes sociales y más receptivos a escuchar el mensaje a través de este tipo de plataformas, en vez de en una jutba -o sermón- o un debate teológico. Así, los vídeos sirven para reclutar futuros terroristas, pero también para fomentar el entusiasmo y apoyo hacia el grupo yihadista, tal y como relataba el periódico estadounidense The Wall Street Journal.
A través de Diwan of Media -una especie de Ministerio de Comunicación del Dáesh- se ha empleado TikTok para difundir este tipo de vídeos, aunque ahora mismo la cuenta está cerrada. Sin embargo, un problema añadido es que los vídeos subidos no solo provienen de la propia organización yihadista, también de simpatizantes, que se sirven de esta plataforma para propagar su narrativa. En este contexto, son vídeos editados como si fueran películas, incluso con imágenes donde los adeptos hablan para atraer a más jóvenes o difundir su propio mensaje -por ejemplo, desde su perspectiva terrorista intentan derribar falsos mitos sobre el terrorismo o contar su verdad sobre un ataque para normalizar el discurso-.
Algunos servicios de inteligencia ya lo han bautizado como “terrorismo TikTok”43 debido a que se ha impulsado este tipo de violencia por dicha vía, donde se han creado y compartido contenidos e, incluso, se han recuperado otros que se han viralizado, como se verá a continuación. A ello se añade que los yihadistas se aprovechan de una audiencia joven y, en algunos casos, inimputable jurídicamente, debido a su edad.
Ejemplos de viralización yihadista en TikTok
Como se ha visto, un factor clave de la popularidad de TikTok es la viralización de vídeos, sin importar su procedencia. A pesar del trabajo de la plataforma para eliminar contenido extremista, en numerosas ocasiones se difunde tan rápidamente que es demasiado tarde cuando se retira, porque ya ha llegado a miles de personas. Supone uno de los principales desafíos, porque los jóvenes comparten y reciben información constantemente a través de la aplicación, independientemente de su temática44, lo que supone un riesgo para este sector de la audiencia.
Pero la red no solo alberga contenido proyihadista, también vídeos que se han hecho virales por ridiculizar la acción terrorista. Por ejemplo, el tiktoker israelí @roiharel ha subido a su cuenta material con el que satiriza a Hamás. Aunque actualmente su cuenta está eliminada, se siguen pudiendo localizar en su perfil de Instagram45.
En otras ocasiones, esta plataforma resulta un éxito como método para expandir el mensaje de los yihadistas, lo que se ilustrará a continuación a través de tres ejemplos. El primero abarca una detención en Francia que guarda relación con la apología del terrorismo, el segundo trata la viralización en TikTok de la “Carta a América”, de Bin Laden, y el tercero consiste en dos casos españoles: un joven influencer que difundía este tipo de contenido y un padre de familia que adoctrinaba a través de TikTok.
La primera detención en Francia por apología del terrorismo en TikTok
En 2020, el imán pakistaní Luqman Haider fue el primer condenado en Francia a 18 meses de prisión y expulsado del país por apología terrorista en TikTok, donde celebraba los ataques yihadistas y abogaba por que se cometieran más. Este adulto y predicador radical había llegado en 2015, buscando asilo y huyendo de la pobreza, aunque en dos ocasiones ya había sido detenido con orden de expulsión por delitos relacionados46.
Para el delito por el que fue juzgado, primero, creó una página en Facebook -que continúa abierta, aunque la última publicación es de julio de 2020- como profesor para enseñar el Corán en Francia, donde tenía casi 1.100 seguidores. Posteriormente, en septiembre de 2020, comenzó a subir vídeos a TikTok. En esta plataforma habló de los ataques a la revista Charlie Hebdó, en 2015, y criticó a la redacción por haber publicado dibujos satíricos sobre Mahoma47 durante los meses previos.
Unos días más tarde volvió a cargar otro vídeo justificando los atentados de esta índole en Europa; en los sucesivos animaba a atacar de nuevo el país y calificaba como «valientes» a aquellos que ya lo habían hecho. Sin embargo, durante el juicio cambió la versión, al asegurar que tan solo quería ganar seguidores como lo hacía el resto de usuarios de la plataforma48.
“Carta a América”, de Bin Laden
En 2023, en pleno estallido de la guerra en Gaza, se viralizó en TikTok un documento que Bin Laden había escrito a sus seguidores en 2002 y que se publicó en el periódico británico The Guardian en ese momento. Bajo el nombre de “Carta a Estados Unidos”, el líder terrorista justificaba los ataques del 11 de septiembre de 2001, a la vez que criticaba al gobierno estadounidense y calificaba el apoyo que mostraba a la creación de un Estado israelí como «uno de los mayores crímenes»49.
Más de 20 años después se difundía de nuevo esta carta en TikTok, a raíz de una usuaria (@_monix2) que subió un vídeo el 13 de noviembre leyendo algunas partes. Inmediatamente recibió respuestas, como la de @lynetteadkins -actualmente, con la cuenta bloqueada, aunque sus vídeos se han distribuido en otros perfiles de TikTok-, quien aseguraba que leerla le había provocado una «crisis existencial» y necesitaba que más gente compartiese su opinión con ella.
«No importa si estás de acuerdo con todo, sirve como llamada de atención», aseguraba el 16 de noviembre de 2023 la usuaria @samira_atash, con 62.000 seguidores, en un vídeo en el que no justificaba este documento, pero sí incidía en que se ha demonizado a los afganos en una guerra que no era la suya y de nuevo sucedía lo mismo en Gaza.
Aun así, las reacciones fueron diferentes. El perfil @though_criminals subió un vídeo el 17 de noviembre de 2023 en el que recogía la respuesta de una joven en TikTok que defendía la carta y mostraba su sorpresa por dicha justificación: «¿Estamos olvidando qué es lo que pasó el 11 de septiembre? ¿Estamos idolatrando a Bin Laden? Creo que estoy viviendo en otra realidad», afirmaba. De hecho, muchos usuarios han criticado que la plataforma haya permitido este tipo de contenido radical e, incluso, apuntaban a que estaba impulsando secretamente propaganda hacia este público50.
Otra cuenta (@startswithus) confirmaba el 18 de noviembre de 2023 que los vídeos ya eran virales y se colocaban entre los más vistos de esta red social. Apenas dos días más tarde, eran 274 vídeos cuyo hashtag era #LettertoAmerica y entre todos acumulaban dos millones de visualizaciones, debido a que otras redes sociales, como X (antiguamente Twitter), y los medios de comunicación hablaban de ello, lo que generó más audiencia.
Un periodista, Yashar Ali, hizo una compilación de varios vídeos de TikTok y lo colgó en X51, donde ha recibido 42 millones de visitas. Según TikTok, no ha tenido una difusión muy extensa, puesto que otros hashtags relacionados con diferentes temáticas pueden obtener entre 130 y 600 millones de visualizaciones en apenas 24 horas, pero no hay dudas de que el alcance ha sido elevado. Aunque la plataforma advirtió de que borraría todos los vídeos relacionados, esto provocó el efecto contrario, ya que, automáticamente, se incrementó el número de visualizaciones, hasta llegar a 15 millones52.
Al mismo tiempo, The Guardian eliminó el documento de su página, lo que suscitó cierta polémica, debido a que muchos usuarios preguntaron por las razones y aseguraban que así les trataban como «ignorantes». Incluso algunos afirmaban que haberlo borrado era un claro ejemplo de la sabiduría e importancia de dicha carta. Es lo que se llama “efecto Streisand”, puesto que el saber que ha existido censura atrae a más interesados53.
El principal problema que se plantea es que, al ser un contenido viral censurado en TikTok, los usuarios lo han subido a otras plataformas -que también lo han bloqueado posteriormente- y un gran número ha tratado de encontrarlo en Google, donde fue una de las principales búsquedas durante esos días. Mientras tanto, en los foros en internet de apoyo a Al Qaeda, muchos simpatizantes celebraban el suceso y alentaban a difundir más material relacionado con las palabras de Bin Laden54 para aprovechar la oportunidad de llegar a más personas.
Los casos españoles
El joven influencer de Tarrasa (Barcelona)
Said B. acumulaba en TikTok más de 400.000 seguidores y cuatro millones de “me gusta” hasta noviembre de 2023. Este marroquí de 25 años se encontraba en situación irregular en España -concretamente, en Tarrasa (Barcelona)-, con dos antecedentes por delitos comunes, uno por lesiones y otro por hurto con violencia. En su cuenta había advertido -siempre en árabe- de que haría todo en nombre del islam, «hasta matar a mis padres y a mis hermanos si fueran politeístas». Además, clamaba contra los judíos y el colectivo LGTBI, y alentaba a sus seguidores a llevar a cabo acciones violentas, si era necesario55. No solo colgaba estas imágenes, sino que también emitía vídeos en directo -conocidos como lives- desde esta plataforma, pero, como no se guardaban en su cuenta, no existen pruebas.
El punto de inflexión de su actitud fue el inicio de la guerra en Gaza, en octubre de 2023, cuando comenzó a lanzar consignas aún más radicales con las que evidenciaba que no dudaría en pasar a la acción, al tiempo que acumulaba más seguidores. La Policía Nacional, que estaba tras su pista desde hacía más de un año, detectó que había comprado material -incluyendo un uniforme- para perpetrar un ataque terrorista en España, momento en el que fue detenido. El terrorista se calificó como un “lobo solitario” ante las autoridades judiciales, quienes destacaron que no emitía un mensaje ligado a un grupo terrorista en concreto, sino que difundía consignas propias56, una clara diferencia respecto a otros arrestados.
A fecha de octubre de 2024, permanece en prisión provisional, acusado de delitos de odio, enaltecimiento, adoctrinamiento y amenazas terroristas. Su caso sirve para ilustrar una tendencia al alza respecto a la radicalización por la red, según los investigadores españoles, ya que «lo que antes sucedía en las mezquitas, ahora mismo solo necesita una conexión a internet en una habitación»57.
El padre de familia de Málaga
En junio de 2024, las autoridades policiales españolas detuvieron a Mohamed M., un marroquí de 45 años. Aparentemente, tenía una vida tranquila con su esposa y tres hijas en Málaga y no daba signos de radicalización. Sin embargo, a través de su ordenador se dedicaba a difundir propaganda yihadista y ya se encontraba en un profundo proceso de radicalización, según la Guardia Civil. Para ello, creó 16 perfiles de TikTok donde tenía miles de seguidores, compartía material extremista, realizaba lives y, posteriormente, hablaba por Telegram con quienes tenía un mayor contacto58.
Él mismo editaba los vídeos para distribuirlos, ya que tenía hasta 20 programas diferentes de producción de contenidos. Aun así, la propia plataforma iba cerrando sus cuentas a medida que sus vídeos se viralizaban y se detectaba el tipo de mensaje que propagaban. En cuanto al material que difundía se encontraba la exaltación de figuras importantes del Dáesh o la incitación de la violencia a través de atentados suicidas o ataques terroristas como el de Moscú -donde fallecieron más de 140 personas-59, el 22 de marzo de 2024.
Actualmente, se encuentra en prisión comunicada y sin fianza, puesto que existe riesgo de fuga a su país de origen, a donde tenía pensado viajar en el momento de su detención.
Política de eliminación de contenido
La política de TikTok
Vigilar lo que se publica en internet y las redes sociales es realmente complicado, especialmente cuando se trata de material que se difunde y distribuye a gran velocidad. Como ya se ha visto, el radicalismo virtual existe, a pesar de los controles que tiene cada plataforma para evitarlo. Sin embargo, enfrentarse a ello supone un reto desde hace varios años, puesto que los usuarios suben millones de vídeos cada día.
Ya en 2017, algunas redes, como Facebook, tuvieron que enfrentarse a las críticas de los gobiernos, que les acusaban de propiciar un espacio para el contenido terrorista, que no paraba de extenderse. Como respuesta, las empresas tecnológicas implementaron moderadores y herramientas automatizadas para eliminar rápidamente este tipo de publicaciones, incluyendo una base de datos compartida para identificar vídeos e imágenes de índole terrorista. El resultado fue clarificador: Facebook eliminó más de 26 millones de publicaciones y vídeos en dos años60.
En el caso específico de TikTok, la compañía se encarga de supervisar la mayoría de vídeos que se cargan y elabora un informe trimestral con los datos, aunque esta tarea no siempre resulta exitosa. En 2019, el periódico The Wall Street Journal recogía que, a pesar de las medidas que se estaban llevando a cabo para la eliminación de contenido extremista, seguía existiendo material de índole yihadista. Advertía de que el Dáesh estaba empleando esta red como punto de atracción hacia los más jóvenes, tal y como detectó la empresa de inteligencia especializada en redes sociales Storyful. Aunque posteriormente se eliminaron y bloquearon 24 cuentas61.
Desde la propia compañía aseguran que son conscientes de que no todo lo que se sube a su plataforma es bueno, lo que a su vez representa un gran desafío. Por ello, buscan soluciones para tomar precauciones y evitar este tipo de contenidos. De este modo, comprueban que se cumplen las normas y, si no, bloquean cualquier cuenta y publicación sospechosa desde el momento que se identifica, así como desarrollan controles más fuertes para detectar proactivamente este tipo de actividad62.
Por ilustrarlo con un ejemplo, entre enero y marzo de 2023, TikTok identificó un 1,4 por ciento de vídeos relacionados con “extremismo violento” que violaban su política; de ellos, borró el 95 por ciento mediante la eliminación proactiva -es decir, antes de que un usuario lo denuncie-. El 83 por ciento provenía de individuos y organizaciones extremistas violentas y el 17 por ciento amenazaba o incitaba a la violencia63. Para tener una noción de lo que suponen estos porcentajes, entre octubre y diciembre de 2023, se eliminaron trece millones de vídeos, principalmente por motivos sensibles, como la violencia. Sin embargo, son cifras que se deben estudiar con cautela64, puesto que no diferencian entre la etiología del comportamiento y no establece si es yihadista o no.
Además, TikTok cuenta con una herramienta para que los propios usuarios reporten contenido sospechoso para su revisión. Así es cómo se denunciaron 60.000 publicaciones durante este periodo, de las cuales se borró el 17 por ciento por violar las reglas de la comunidad, mientras que un 21 por ciento se restringió. Es resultado del trabajo de un equipo compuesto por más de 6.000 personas que se encarga exclusivamente de controlar y regular estos contenidos65, así como de fortalecer los algoritmos y contribuir a una base de datos conjunta para frenar la difusión de información yihadista. Es interesante señalar que el 33 por ciento de los miembros de este equipo son de habla inglesa, el nueve por ciento árabe y el cuatro por ciento turca y vietnamita66, lo que da a entender la importancia que se da a las publicaciones de sus respectivos idiomas.
En un esfuerzo por vigilar los contenidos para menores, TikTok ha añadido desde 2021 una nueva configuración, puesto que los padres tienen la posibilidad de personalizar los ajustes de seguridad en función de sus necesidades. Pueden vincular su cuenta a la del hijo y ajustar el control parental, para determinar el tiempo de uso -activado, por defecto, en una hora-, filtrar palabras clave para que no acceda a determinados vídeos, limitar los mensajes directos o gestionar el tiempo en pantalla67, entre otros.
A pesar de las medidas que se están implantando, el principal inconveniente que se plantea es que, una vez que se han subido y aunque la plataforma actúe rápidamente, otro usuario puede haberlo guardado y difundirlo a través de otras redes sociales, por lo que no llega a ser eliminado de manera efectiva. Este trasvase de datos sucede especialmente entre YouTube, TikTok e Instagram, principales plataformas de vídeo. Incluso, se ha detectado que, a pesar de que se haya borrado, otro usuario puede haberlo almacenado para publicarlo de nuevo en su propia cuenta y de nuevo intentar sortear los controles, lo que muestra la debilidad de la infraestructura de seguridad de TikTok68. De la misma forma, crearse una cuenta es una tarea muy sencilla y no existe un límite, por lo que los usuarios pueden tener diferentes perfiles donde seguir difundiendo esta ideología, a pesar de que la compañía los vaya cerrando.
Otro problema añadido es que, a pesar de la política restrictiva de TikTok, la plataforma continúa albergando este tipo de material. Si bien elimina casi de forma automática determinado contenido -detectando las palabras que se usan para la descripción del vídeo-, en otras tantas ocasiones se cambia el deletreo de las palabras prohibidas: por ejemplo, la “o” se puede sustituir por un cero, como “0di0”, de manera que la red social ya no lo descubre o lo hace con menos celeridad69.
En el caso de la viralización de la “Carta a América” de Bin Laden, si hoy se busca en TikTok “Letter to America” la aplicación no devuelve ningún resultado y argumenta: «En TikTok no hay cabida para el contenido que fomenta la violencia o el odio. Esto incluye contenido que promocione o apoye organizaciones y personas violentas o que inciten al odio». De hecho, el portavoz de la compañía, Alex Haurek, anunció en noviembre de 2023 que se estaba «proactiva y progresivamente» eliminando aquellos vídeos que violaban las normas y que apoyaban cualquier tipo de terrorismo70, además de que se estaba investigando cómo se subieron a la plataforma. Sin embargo, es tal cantidad de vídeos que se cargan constantemente, que tecleando “Bin Laden” en la barra de búsqueda se puede acceder a contenido radical.
Colaboración de TikTok con Europol
Los esfuerzos por detener la expansión del yihadismo en TikTok van más allá, puesto que, en septiembre de 2023, esta compañía firmó un acuerdo con Europol para perseguir contenido terrorista y violencia extremista en la red. Con este objetivo, se pretende evitar el abuso de internet con fines yihadistas, prevenir la radicalización en internet y salvaguardar los derechos fundamentales. Se trata de un acuerdo que impulsaron la unidad de referencia de internet del Centro Europeo contra el Terrorismo de Europol y España, junto con las autoridades de diez países71.
Precisamente, España es una de las naciones que lidera la retirada de contenido yihadista de TikTok, como parte de una actuación promovida por la Internet Referral Unit de Europol y en la que han participado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de otros países. En octubre de 2023 se realizó un ejercicio práctico con apoyo de la propia compañía, conocido como Referral Action Day. Durante una jornada, se etiquetaron más de la mitad de las publicaciones como sospechosas -tanto yihadistas como de extrema derecha- y se comunicaron a la compañía para que las retirase. En total, el operativo consiguió el borrado de más de 2.000 vídeos de la plataforma72.
Conclusiones
TikTok se ha convertido en una de las plataformas favoritas de los jóvenes y cada vez está ganando más popularidad entre ellos, ya que se ha evidenciado una tendencia al alza respecto a las horas que permanecen conectados a través de los dispositivos electrónicos. Esta red social se caracteriza por ser un espacio donde tiene cabida cualquier voz y opinión en formato de vídeo. Por tanto, es indiscutible que TikTok y las redes sociales han supuesto un cambio en la comunicación a través de internet, puesto que ya no es bidireccional, sino que abarca a un amplio espectro de individuos que pueden participar en ella.
En este sentido, es una vía que aprovecha el Dáesh como método para acercarse a un sector muy concreto de la población, como es la generación Z, que se expresa y desenvuelve en un entorno virtual. Aun así, es complementario y no sustitutivo del resto de métodos de reclutamiento tradicionales, pero se confirma que es una herramienta más de radicalización para este grupo por diversos motivos.
En primer lugar, porque es una nueva vía para diseminar su propagada en cualquier parte del mundo. En segundo lugar, porque le permite acercarse a aquellos jóvenes con perfiles en esta red, donde son más vulnerables, propensos a hablar con desconocidos y a asimilar un mensaje que hasta hace poco solo se difundía en las escuelas, mezquitas o el entorno más cercano. En tercer lugar, sirve como altavoz, debido a que consigue viralizar vídeos de contenido extremista, donde lanza sus propias consignas. En cuarto lugar, porque cuenta con personas que tienen miles de seguidores en sus perfiles y que sirven de ayuda para propagar el mensaje yihadista.
Como consecuencia de ello, TikTok presenta varios problemas para la seguridad, provocados por la acción yihadista. Primero, las dudas que siembra sobre la privacidad de los usuarios y el posible uso de los datos que se recogen -de la misma forma que en otras aplicaciones-, especialmente de los más jóvenes. Segundo, la dinámica que siguen los vídeos, puesto que se pueden guardar y difundir a través de otras redes sociales, donde se vuelven conocidos rápidamente, independientemente de su contenido y a pesar de que la propia plataforma los elimine. Tercero, la dificultad de controlar todo el material que se publica, ya que se pueden eludir los controles con diferentes estrategias o creando nuevos perfiles de usuario. Cuarto y relacionado con el anterior, la brecha de seguridad que existe, porque, a día de hoy, es posible encontrar este tipo de material simplemente introduciendo determinadas palabras o sus sinónimos en el buscador.
A día de hoy, TikTok está experimentando un crecimiento continuo y, aunque es altamente probable que aparezcan aplicaciones en un futuro que sustituyan esta, serán similares, por lo que es importante controlar y regular su empleo. En consecuencia, se considera importante que se aumenten los esfuerzos para impulsar estrategias y legislación conjunta entre los países y autoridades policiales para evitar un uso indebido de estas redes sociales, además de controlar y vigilar la propagación de este tipo de material.
Simultáneamente, cabe plantearse la posibilidad de que una mayor vigilancia incurra en una censura de contenidos si existe un control muy estricto sobre aquello que se difunde en las redes sociales. Una decisión que también puede plantear un problema a la hora de saber cuál es el límite para la supresión de publicaciones. Dicho esto, no parece muy acorde con los sistemas democráticos, pero resulta necesario, de alguna manera, tomar las medidas necesarias para, precisamente, salvaguardar esa democracia que el yihadismo cuestiona y pone en peligro.
Selene Pisabarro García
Periodista y analista del Departamento de Comunicación del Ejército de Tierra
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La radicalización yihadista de los jóvenes en Europa a través de TikTok
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