Xi Jinping forma un gobierno liviano en China y concentra el poder en sus fieles y en el partido comunista

No hay reunión política importante en China que por anodina que parezca arroje unas claves que justificarán, llegado el momento, las declaraciones y la estrategia de los líderes del gigante asiático. Esta ha sido la tarea que ha desarrollado la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (el parlamento chino) que se celebró a mediados de marzo en Pekín. En esa reunión se han ratificado los planes del presidente Xi Jinping y se han aprobado los nombramientos de los responsables que conducirán la política de la segunda potencia mundial durante los próximos cinco años. Un equipo de fieles colaboradores del líder, quien además ha otorgado al Partido Comunista mayor control sobre la labor del Consejo de Estado (el ejecutivo chino).