Teoría del chivo expiatorio y la propaganda de guerra

21 feb 2025

Alberto Pastor Álvarez. Comandante Psicólogo del Cuerpo Militar de Sanidad, Cuerpos Comunes

Teoría del chivo expiatorio y la propaganda de guerra

Introducción

La propaganda de guerra y la teoría del chivo expiatorio son dos conceptos que, a primera vista, podrían parecer distantes entre sí, pero en realidad están interconectados en la forma en que influyen en la percepción y la manipulación de masas en situaciones de conflicto y crisis.

La propaganda es una herramienta poderosa utilizada por los gobiernos y los actores en conflicto, para influir en la opinión pública y moldear la percepción de los eventos en un conflicto armado (Pizarroso, 2009). Su objetivo final es el de justificar acciones militares, demonizar al enemigo, motivar a las tropas y mantener el apoyo interno y externo. La teoría del chivo expiatorio, por otro lado, se refiere a la tendencia de culpar a un individuo, grupo o entidad inocente, de los problemas o crisis que enfrenta una sociedad (Crocker, 2021). Esta teoría tiene sus raíces en la psicología y la sociología, basándose en la necesidad humana de encontrar un objetivo común en momentos de incertidumbre y miedo (Girard, 2012).

Estos dos conceptos se entrelazan en situaciones de guerra y conflicto (Gent, 2009). La propaganda de guerra a menudo recurre a la teoría del chivo expiatorio al presentar al enemigo como un villano absoluto, cargando la culpa de los problemas del país propio en esa entidad (Moreno, 2013). Al enfocar la atención en un enemigo externo, se desvía la atención de los posibles problemas internos o de políticas impopulares. Al igual que en la teoría del chivo expiatorio, esta estrategia busca unir a la población bajo una causa común y justificar la participación en el conflicto.

Si bien se podría afirmar que la propaganda de guerra y la teoría del chivo expiatorio están intrínsecamente relacionadas, la mayoría de los estudios identificados tratan sobre uno de los temas por separado o exploran las dinámicas de ambos en contextos más amplios, sin establecer una relación directa entre ellos. Se pueden encontrar referencias a la teoría del chivo expiatorio, como una concepción teórica tradicional de la psicología social, dentro de las acciones políticas, de propaganda o influencia, en contextos sociopolíticos (Pineda, 2004). Pero se carecen de publicaciones específicas sobre estos conceptos, más allá de los documentos monográficos relativos a las vicisitudes acontecidas en las Grandes Guerras.

Entender esta conexión resulta fundamental para examinar de manera crítica la información presentada durante situaciones de conflicto, y para darse cuenta de cómo los aspectos psicológicos y emocionales pueden ser usados para influir en nuestras creencias y opiniones. Por lo tanto, es interesante realizar un estudio sobre cómo se interrelacionaron la propaganda y la teoría del chivo expiatorio durante la evolución de un gran conflicto bélico, como fue la Segunda Guerra Mundial (IIGM).

A través del análisis de las viñetas de propaganda utilizadas por parte de dos de los actores más relevantes, como fueron los Estados Unidos (EEUU) y Alemania durante la guerra, observaremos no sólo su impacto en el transcurso del conflicto, sino también la utilización de chivos expiatorios, por parte de ambos actores, para la justificación y legitimización popular de sus decisiones políticas y/o militares.

Propaganda y chivo expiatorio en la IIGM

La utilización de viñetas en la propaganda de guerra emerge no solo como un medio para influir en la opinión pública y la moral de las tropas, sino también como una herramienta estratégica que ensambla sus acciones contra el adversario a través de la teoría del chivo expiatorio. Este mecanismo psicosocial se basa en la necesidad de un grupo de proyectar sus culpas, miedos y frustraciones en otro, identificándolo como la causa de sus males y justificando así acciones en su contra (Glick, 2005). Las viñetas y cómics, por su capacidad para simplificar mensajes complejos y evocar respuestas emocionales intensas, sirven como vehículos ideales para la propagación de esta dinámica (Heuser, 2010).

En el teatro de los conflictos bélicos, las viñetas actúan como catalizadores de sentimientos y actitudes, simplificando la complejidad de las guerras en narrativas comprensibles y emocionalmente resonantes. A través de la exageración y caricaturización, las viñetas pueden distorsionar la imagen del enemigo, transformándolo en un "otro" monstruoso y deshumanizado, merecedor de hostilidad y agresión. Esta manipulación visual fomenta la unificación del grupo propio alrededor de un objetivo común: la eliminación de la amenaza que el chivo expiatorio representa (Kanat, 2012).

En el contexto de la teoría del chivo expiatorio, las viñetas propagandísticas no solo comunican quién es el enemigo, sino que también lo construyen, apelando a emociones profundas como el miedo, el odio y el patriotismo (Douglas, Sutton y Cichocka 2017). El impacto de las viñetas que utilizan la dinámica del chivo expiatorio va más allá de la justificación del conflicto; penetra en la psique social e individual, moldeando percepciones y actitudes a largo plazo (Allport, 1954).

En el contexto concreto de la IIGM, a través de la propaganda se traspasaba la resistencia psicológica a la guerra, justificándola a través de la creación de la identidad del “enemigo”, proveniente de una nación extranjera, como culpable. Este debía ser visto como una amenaza a los valores nacionales, y por consiguiente, se le consideraba cruel, problemático, y destructivo (Nieto, 2019).

Este “enemigo” era satanizado, demonizado, y culpabilizado a través de la ejemplificación de su insolencia, su depravación, su perversidad y su incorregibilidad. La consideración del “enemigo” incluía elementos asociados a su mala conducta, como el ataque inminente, la idea de invasión a gran escala, e incluso la existencia de espías (Nieto, 2019).

Para Colin Flint (2003), la denominación de ciertos grupos como parte de un "eje del mal" no es simplemente un ejercicio retórico, sino una práctica que tiene repercusiones directas en la formulación de políticas exteriores y estrategias de seguridad nacional, legitimando intervenciones militares y políticas restrictivas en el nombre de la seguridad nacional y global. Este enfoque demuestra cómo la propaganda puede ser vista como una herramienta que no sólo informa, sino que también forma la geopolítica, posicionando a actores y eventos dentro de una estructura narrativa más amplia que favorece determinados resultados políticos y estratégicos.

La propaganda de la Alemania nazi en la IIGM

La Alemania nazi, liderada por Adolf Hitler y el Ministerio de Propaganda, dirigido por Joseph Goebbels, utilizó extensivamente la propaganda para fomentar el apoyo al régimen, inculcar el odio hacia los enemigos, y justificar sus políticas y acciones durante el conflicto (Richards, 1984).

Los mensajes de la propaganda alemana variaban según el grupo objetivo, pero algunos temas eran consistentemente enfatizados:

  1. Glorificación del Führer y el régimen nazi: Hitler era elevado a un estatus casi divino, presentado como el salvador de Alemania. Se promovía una lealtad ciega hacia él y hacia el partido nazi (Fig. 1).
  2. Superioridad del pueblo alemán (raza aria): Se fomentaba la idea de que los alemanes eran superiores a otros pueblos, particularmente a los judíos, eslavos y gitanos, quienes eran retratados como subhumanos y una amenaza para la sociedad.
  3. Cultura y moralidad alemanas: Se promovía intensamente el arte, la música y la literatura que el régimen consideraba "alemán", mientras que se prohibía o despreciaba lo que se consideraba "degenerado" o influenciado por judíos y otros grupos considerados inferiores.
  4. Justificación de la guerra: La guerra era presentada como una necesidad histórica y moral para la expansión del Lebensraum (espacio vital) y la defensa contra supuestos agresores, especialmente comunistas y judíos.
  5. Esfuerzo de guerra y sacrificio: Se enfatizaba la importancia del sacrificio personal y colectivo para lograr la victoria final, incluyendo el trabajo en la industria de armamentos y la participación en organizaciones de apoyo al esfuerzo bélico.
  6. Deshumanización del enemigo: Los aliados y en particular los judíos, eran demonizados y presentados como malvados, corruptos e infrahumanos, justificando así su persecución y exterminio.


Figura 1. “Viva Alemania” Imagen de glorificación del Führer
(Fuente:taringa.net)

La propagación de las viñetas y carteles en la Alemania nazi se ejecutaba mediante una red intrincada y meticulosamente organizada de medios y eventos públicos. Las salas de cine, que funcionaban no solo como lugares de entretenimiento sino también como cámaras de eco del régimen, frecuentemente iniciaban sus proyecciones con noticieros y cortometrajes impregnados de simbolismo bélico y heroísmo ario, elementos claves de la propaganda nazi (Richards, 1984).

Además, la prensa, representada principalmente por el “Völkischer Beobachter” (periódico oficial del Partido Nazi), se convirtió en una herramienta omnipresente en la sociedad alemana, funcionando como un vehículo para la difusión de viñetas que, en primera plana o en páginas interiores, exaltaban los ideales del trabajo, la obediencia y el sacrificio personal por el Führer y la nación (Hoffmann, 2004). Estos medios, junto con la distribución de carteles en lugares estratégicos como plazas públicas, estaciones de tren y fábricas, aseguraban que el mensaje del Tercer Reich penetrara en todos los aspectos de la vida cotidiana del ciudadano alemán, forjando un consenso nacional alrededor de la figura de Hitler y sus campañas militares.

La orquestación de esta propaganda aseguraba que incluso las actividades más mundanas estuvieran imbuidas de significado político, contribuyendo a una movilización total de la sociedad en apoyo al esfuerzo de guerra y a las políticas del régimen (Hoffmann, 2004). A través de una combinación de mensajes dirigidos y el uso estratégico de los medios, el régimen nazi buscó no solo justificar sus acciones, sino también forjar un consenso que sustentara su guerra de conquista y genocidio (Nieto, 2019). De forma más específica, el diseño gráfico de los carteles y de las viñetas debían tener solamente un claro objetivo: la motivación bélica y educar al pueblo de los modelos que tenían que seguir en el trabajo y en sus casas (Fig. 2).


Figura 2. Propaganda alemana sobre modelos de ciudadanía (Martínez, 2016)

El chivo expiatorio para la Alemania nazi

En términos genéricos, la propaganda nazi tuvo como objetivos varios “enemigos” a los que perseguir (Fig. 3), que serían: los comunistas (representándolos como corruptos), el capitalismo y su libre mercado, y los judíos, con el resurgimiento de la raza superior (Martínez, 2016).


Figura 3. Enemigos para la Alemania nazi (Martínez, 2016)

Aunque existen múltiples actores y factores que influyeron en el panorama del conflicto durante el período nazi, fue el pueblo judío quien tuvo un papel predominante como chivo expiatorio de la maquinaria propagandística del Tercer Reich.

El régimen utilizó una combinación de tácticas psicológicas y medios de comunicación para infundir y reforzar la aversión hacia los judíos. Esta manipulación del discurso público estaba enfocada en la distorsión de la realidad, enfatizando excesivamente cualquier trazo o aspecto que se pudiera interpretar como negativo y obviando cualquier contribución o cualidad positiva (Nieto, 2019).

De esta manera, la propaganda nazi no solo creaba una imagen deformada del judío, sino que también alimentaba y aprovechaba la tendencia innata de los seres humanos a enfocarse en aspectos negativos, conocida en psicología como el sesgo de negatividad (Corns, 2018). Este fenómeno aseguraba que tales representaciones negativas tuvieran un impacto más duradero y profundo en la conciencia colectiva alemana, facilitando así el establecimiento de una narrativa de odio que se grabaría en la historia por su brutalidad y sus consecuencias devastadoras. (Fig. 4).


Figura 4. Viñetas políticas antisemitas (Martínez, 2016)

La deshumanización del enemigo constituyó un aspecto nuclear en la propaganda alemana, representando una herramienta sistemática utilizada por el régimen nazi para justificar sus políticas de guerra y exterminio. Este proceso implicó la reducción de individuos o grupos enteros a estatus infrahumanos, facilitando así su persecución y eliminación, al disminuir la empatía y la identificación personal con ellos (Nieto, 2019).

Los objetivos detrás de esta estrategia eran múltiples y estaban interconectados:

  1. Justificación de la guerra y el genocidio: Al retratar a los enemigos como infrahumanos, el régimen nazi buscaba legitimar las acciones militares y las atrocidades cometidas contra ellos, incluido el holocausto.
  2. Fomentar la unidad y el apoyo interno: Creando un enemigo común, representado como inherentemente maligno y peligroso, el régimen buscaba unir a la población alemana en apoyo a sus políticas y al esfuerzo de guerra.
  3. Desincentivar la empatía y la resistencia: Reduciendo la percepción de humanidad de los enemigos, se buscaba minimizar la posibilidad de empatía entre la población alemana y aquellos a quienes el régimen perseguía, desalentando cualquier forma de resistencia o crítica interna.


Figura 5. Viñetas políticas antisemitas (Martínez, 2016; Democrítikos, 2021)

Como se puede observar en la figura 5, la narrativa empleada para caricaturizar al pueblo judío por parte de la propaganda nazi, tiende a la deshumanización de los individuos, presentándolos como personajes tiranos y opresores en el primero de los casos, como los causantes de la transmisión de enfermedades a través de los piojos en el segundo, y como asimilación a las ratas en el tercero.

Esta táctica generó una distorsión perceptiva en la población alemana, induciéndola a asociar dichas representaciones negativas con la imagen auténtica de los judíos. La contraposición entre el judío, etiquetado como no ario, y el alemán, considerado parte de una raza superior, fortaleció la construcción de una narrativa de supremacía aria dentro del contexto social alemán. Tal enfoque no solo reforzó la imagen de superioridad entre los alemanes, sino que también atribuyó la responsabilidad de los logros nacionales al pueblo alemán, mientras que desplazaba la culpabilidad de los fracasos o desafíos hacia la minoría judía (Martínez, 2016).

Con la evolución de la guerra, y la inclusión de nuevos actores en la misma como EEUU, Alemania no cambiaría su estrategia de propaganda hacia su chivo expiatorio principal, sino que trató de fomentar la idea de que eran los judíos los que estaban detrás de las acciones de las potencias aliadas (Fig. 6)

Este proceso contribuyó significativamente a cimentar las bases ideológicas del antisemitismo estatal y la discriminación sistemática, jugando un papel nuclear en la justificación y perpetuación de la hostilidad hacia los judíos en la Alemania nazi.


Figura 6. “Detrás del poder enemigo: el Judío”
(Fuente: Enciclopedia del Holocausto)

La deshumanización tuvo consecuencias profundas, tanto durante como después de la guerra. Por un lado, facilitaron la participación y complicidad en crímenes de guerra y el genocidio, al reducir las barreras psicológicas para cometer actos de violencia extrema. Por el otro, produjo un daño psicológico a largo plazo irreparable, tanto para los supervivientes como para algunos de los perpetradores de las torturas, contribuyendo a el establecimiento de un legado de trauma y odio que perduró mucho después del fin de la guerra.

La deshumanización del enemigo por parte de la propaganda nazi representa uno de los ejemplos más oscuros y eficaces de cómo la manipulación mediática puede ser utilizada para justificar la violencia y el genocidio.

Por último, a pesar del extenso despliegue de propaganda por parte de la Alemania nazi, es interesante observar la mínima utilización que se hizo de los cómics, posiblemente debido al menosprecio que Hitler tenía por este medio, lo cual se suma a la tradicional falta de desarrollo del cómic en Alemania. De acuerdo con una creencia extendida en muchos círculos, el Führer no valoraba en gran medida el cómic, razón por la cual su maquinaria de propaganda se limitó principalmente a responder a los cómics que emanaban del muy productivo EEUU (García, 2018).

La propaganda de EEUU en la IIGM

La propaganda estadounidense durante este período se dirigió a diversos públicos, incluyendo soldados, aliados, y población civil, con diferentes objetivos: unificar el apoyo al conflicto, aumentar la producción, promover el ahorro y la inversión en bonos de guerra, fortalecer el moral y, en general, fomentar el apoyo y el esfuerzo bélico. Todo ello sería coordinado por el Comité de Información Pública, como principal agencia gubernamental de coordinación (Benson, 2012).

Para la difusión de la información y propaganda se emplearon múltiples medios, además de los carteles, como películas de cine, radio y otros materiales impresos como los cómics. Los mensajes principales se centraron en temas de heroísmo, sacrificio, la importancia de la unidad nacional y la demonización del enemigo (Wells, 2017); enfatizando valores como la libertad, la democracia y la justicia, que se contraponían a la tiranía y opresión del Eje (Öztürk y Kanca, 2023).

La propaganda se dirigía no solo a los soldados, como una forma de mantener alto el moral en el frente, sino también a la población civil, incluidas mujeres y niños, quienes fueron vistos como partes elementales del esfuerzo de guerra a nivel interno. Las mujeres, en particular, fueron objetivo de campañas que las instaban a unirse como mano de obra en las factorías, o contribuir a través de esfuerzos de conservación y otras actividades de apoyo (Fig. 7).

Figura 7. Representación de la mujer en EEUU en la IIGM (Alonso, 2019)

Una de las grandes diferencias entre EEUU y Alemania en cuanto a los medios de propaganda, fue el uso del cómic (denostado por Hitler y alabado por el bando aliado), convirtiéndose, junto al cine, en una de las herramientas de propaganda más innovadoras y penetrantes de la IIGM.

Los cómics, accesibles para un amplio segmento de la población, incluidos adultos y niños, sirvieron como un medio efectivo para comunicar los valores y mensajes deseados en un formato entretenido y comprensible. Superhéroes como el Capitán América fueron creados específicamente durante este período como símbolos del esfuerzo de guerra (Dittmer, 2013), luchando contra las fuerzas del Eje y promoviendo la moral estadounidense (Fig. 8).


Figura 8. Superhéroes participando en la IIGM (Fuente: comics.org)

Estos personajes no solo entretenían, sino que también inculcaban ideales de valentía, sacrificio y patriotismo, actuando como catalizadores para el apoyo al esfuerzo de guerra, y representando la lucha contra el fascismo y la opresión en un contexto claramente definido de lucha entre el bien y el mal (Rodríguez, 2010).

El chivo expiatorio para EEUU

En comparación con el caso de la Alemania nazi, podría decirse que el chivo expiatorio de EEUU fue más genérico, y no hacia un actor o población concreto como fueron los judíos en el caso alemán. Los enemigos identificados serían particularmente los países del Eje y sus líderes, que serían retratados de manera negativa, cumpliendo un rol fundamental en la movilización del sentimiento patriótico para conseguir el respaldo a las acciones militares estadounidenses.

La demonización de figuras clave del Eje, como Adolf Hitler, Benito Mussolini y el Emperador Hirohito, fue una táctica predominante (Fig. 9). Estos líderes eran presentados como la encarnación del mal, cuya eliminación era imprescindible para la supervivencia de los ideales democráticos y la libertad en el globo.


Figura 9. Demonización de líderes del Eje (Andino, 2020)

Además de enfocarse en líderes políticos, la propaganda estadounidense también deshumanizó a los adversarios militares, especialmente a los japoneses, a través de estereotipos raciales y xenofobia (Fig. 10). Este enfoque buscaba minimizar la humanidad del enemigo para simplificar el acto de matar y disminuir las resistencias morales al conflicto.


Figura 10. Deshumanización de los adversarios japoneses (Peiró, 2014)

Aunque la propaganda adaptó sus mensajes según el teatro de operaciones, con un enfoque en combatir el fascismo en Europa y la percepción de la amenaza japonesa en el Pacífico, la estrategia de demonizar al enemigo mediante el uso de chivos expiatorios ha sido criticada por promover prejuicios raciales y xenofobia, creando divisiones que, en algunos casos, perduraron después de la guerra (Öztürk y Kanca, 2023).

Por último, y aunque no represente en concreto el ámbito de las viñetas y/o cómics, si merece especial atención la participación de The Walt Disney Company (productora de dibujos animados “cartoons”), como una de las herramientas de propaganda principales en EEUU (Fig. 11).


Figura 11. Los dibujos animados van a la guerra
(Fuente: El cajón de Grisom)

Esta compañía produciría una serie de dibujos animados que no solo transmitían mensajes muy concretos sobre el fascismo a la población, sino que también, representaban la difícil situación que se estaba viviendo en el momento. A través de la utilización del humor, se encontró una vía de alivio de la tensión provocada por la participación de EEUU en el conflicto bélico. Parte de estos cartoons tenían un claro contenido antifascista, principalmente dirigido al nazismo alemán, y, en menor medida, al ultranacionalismo japonés (Nieto, 2019).

Disney, al tiempo que exhibía películas claramente propagandísticas, como Fuehrer's Face, la más conocida y protagonizada por el pato Donald (Fig. 12), creaba personajes locales, como Zé Carioca (Brasil) y Panchito (México) para ganarse la simpatía de los países potencialmente aliados, como estrategia de propaganda en beneficio de las relaciones exteriores. Asimismo, Rockefeller, entonces director de la Oficina de Asuntos Interamericanos, dedicó una parte de su presupuesto a lanzar historietas en español y portugués en Sudamérica para contrarrestar la expansión del nazismo en esos territorios (García, 2018).


Figura 12. Escena de la película Fuehrer's Face (Fuente: El cajón de Grisom)

Análisis comparativo entre la propaganda de Alemania y la de EEUU

A continuación, se va a realizar un análisis comparativo de las estrategias de propaganda, y uso de chivos expiatorios, que llevaron a cabo tanto Alemania como EEUU durante la IIGM (Tabla 1), tomando como referencia las características de la propaganda de Joseph Goebbels (1948):

Características Propaganda Alemania Estados Unidos
Simplificación y enemigo único Focalización en los judíos como la amenaza mayor Énfasis en los líderes del Eje
Método de orquestación Propaganda intensiva y repetitiva en todos los medios Uso extenso de medios para movilizar apoyo nacional
Transposición Proyectaba sus fracasos o errores al enemigo (especialmente a los judíos) Resaltaba los aspectos negativos de los países del Eje, no tan intensamente como Alemania
Exageración y desfiguración Deformación extrema del enemigo, promoviendo el odio racial Exageración enemiga, pero sin la profundidad del racismo nazi
Vulgarización Contenidos simples que cualquier ciudadano podría entender, con fuertes componentes raciales Mensajes simples, pero centrados en valores como la libertad y democracia
Renovación Continua generación de contenido para mantener el interés Similar, aunque con menos intensidad que en Alemania
Verosimilitud Uso de fragmentos de verdad para construir narrativas creíbles Uso de verdades parciales para motivar el apoyo a la guerra
Silenciamiento Ignoraba o minimizaba las victorias enemigas Similar, enfocándose en las propias victorias y omitiendo las derrotas
Transfusión Mitificación individual del Führer, como modelo de conducta colectiva Uso de historias personales para resaltar el sacrificio colectivo
Unanimidad Creación de un falso consenso sobre el apoyo al régimen nazi Promoción de un apoyo unánime a la guerra, aunque con más bases en la realidad democrática
Uso de chivos expiatorios Judíos y otros grupos minoritarios como chivos expiatorios para todos los problemas de Alemania Uso más moderado de chivos expiatorios, enfocándose más en líderes como Hitler o Hirohito

Tabla 1. Análisis comparativo Alemania vs EEUU (Fuente: Elaboración propia)

En esta tabla destaca cómo el uso de chivos expiatorios en Alemania se centraba intensamente en grupos étnicos y minorías, especialmente los judíos, vinculando directamente su presencia con problemas nacionales y globales. En contraste, en EEUU, aunque se utilizaban figuras enemigas como chivos expiatorios, el enfoque era menos sobre grupos étnicos y más sobre líderes enemigos y sus políticas, reflejando diferencias fundamentales en los valores subyacentes y las estrategias de propaganda entre los dos países.

Conclusiones

La teoría del chivo expiatorio y la propaganda de guerra se relacionan intrínsecamente en su objetivo común de manipular la percepción pública y consolidar la unidad interna frente a un enemigo común. En el contexto de la IIGM, tanto Alemania como EEUU emplearon estos conceptos para movilizar el apoyo de su población, justificar sus acciones bélicas y demonizar a sus adversarios.

La relación entre los conceptos de propaganda y chivo expiatorio se basa en la necesidad psicológica y social de identificar una causa o culpable de las adversidades, canalizando el descontento, el miedo y la frustración hacia un objetivo externo. La propaganda, alimentada con la presencia de un chivo expiatorio, crea un enemigo común, deshumaniza al adversario y fortalece la cohesión interna, facilitando la movilización de recursos y el apoyo público a la guerra.

Por otro lado, la utilización del chivo expiatorio como herramienta de propaganda en conflictos bélicos ha demostrado ser altamente efectiva. Al identificar un enemigo claro y presentarlo como la fuente de todos los problemas, se facilita la justificación de acciones bélicas, con el argumento de base bien establecido hacia el peligro que supone dicho enemigo.

El estudio sobre la IIGM ilustra claramente esta eficacia. Tanto en Alemania como en EEUU, la propaganda utilizó la figura del chivo expiatorio para legitimar sus respectivos esfuerzos bélicos, moldear la opinión pública y mantener alto el espíritu de lucha. Esta estrategia dio como resultado un amplio apoyo a las acciones militares y en la demonización del enemigo, cumpliendo con los objetivos políticos y militares de ambos países.

Tanto Alemania como EEUU utilizaron chivos expiatorios específicos en su propaganda durante la IIGM, adaptando sus mensajes a las percepciones y emociones de sus poblaciones. Alemania, bajo la dirección de Hitler y la maquinaria propagandística de Goebbels, focalizó la culpa de los males del país y de la guerra en la población judía, utilizando una retórica intensamente antisemita que legitimaba la persecución y el genocidio. Por otro lado, EEUU dirigió su propaganda hacia la demonización de los líderes del Eje, particularmente de Hitler, Mussolini y los líderes japoneses, presentándolos como tiranos y monstruos que amenazaban la libertad y la democracia.

Tras el análisis comparado de las estrategias de ambos actores, se puede afirmar que a pesar de que los chivos expiatorios específicos y los mensajes propagandísticos variaron según el contexto cultural y político de cada país, la estrategia subyacente fue análoga. Ambos países recurrieron a la figura del chivo expiatorio para canalizar la atención y la emoción pública hacia un enemigo común, simplificando la narrativa del conflicto y reforzando la justificación de sus acciones militares.

Sin embargo, en el caso alemán, la estrategia se dirigió hacia una población concreta (el pueblo judío), como herramienta de justificación de las atrocidades que originaron el holocausto. Su implementación no se dirigía específicamente a la consecución del apoyo de sus decisiones políticas o militares en el conflicto, sino a la aniquilación de una población, basándose en una hipotética superioridad racial. En el caso de los EEUU, también se utilizaron chivos expiatorios específicos, encarnados en los líderes políticos y militares de las naciones del Eje, lo que perseguía el objetivo de aglutinar el mayor apoyo social al esfuerzo que suponía su participación en la guerra. Por lo tanto, se puede concluir que ambos utilizaron chivos expiatorios de forma similar, pero con matices sustanciales que, desde una perspectiva o vertiente ética y moral, deben ser bien diferenciados.

Finalmente, la implementación de estas estrategias revela una comprensión profunda de la psicología humana y de las dinámicas sociales por parte de los líderes y los responsables de las campañas de propaganda, cuyo éxito conlleva unas implicaciones éticas y morales que deben tenerse en consideración. El estudio de la teoría del chivo expiatorio y la propaganda de guerra durante la IIGM, proporciona lecciones valiosas sobre el poder de los medios y los mensajes en la conformación de la realidad, la percepción y la acción colectivas en tiempos de guerra, que podrían reproducirse de forma similar, en los conflictos actuales.

Bibliogafía

Libros y capítulos de libros

  • Allport, G.W. (1954) The nature of prejudice. Cambridge, Massachusetts: Addison-Wesley Publishing Company.
  • Dittmer, J. (2013) Captain America and the Nationalist Superhero: Metaphors, Narratives, and Geopolitics. Philadelphia, PA: Temple University Press.
  • Flint, C. (2003) The Geography of War and Peace. New York: Oxford University Press. ISBN 978-0195162097.
  • Girard, R. (2012) El sacrificio. Editorial Encuentro. ISBN 978-84-9920-151-1.
  • Glick, P. (2005) “Choice of Scapegoats”. En J. F. Dovidio, P. Glick, y L. A. Rudman (Eds.), On the nature of prejudice: Fifty years after Allport (pp. 244–261). Blackwell    Publishing.    Disponible    en: https://doi.org/10.1002/9780470773963.ch15.
  • Goebbels, J. (1948) The Goebbels Diaries, 1942-1943. Edited and translated by Louis P. Lochner. New York: Doubleday & Company.
  • Paddock, D. (2014) World War I and Propaganda. History of Warfare (94). Editorial Brill Academic Pub. ISBN 978-9004264564
  • Pineda, A. (2004) “Más allá de la historia: aproximación a los elementos teóricos de la propaganda de guerra”. En Pena, A. (Ed) Comunicación y guerra de la historia. Santiago de Compostela: Tórculo Ediciones, pp. 807-823.
  • Rodríguez, J. J. (2010) Los cómics de la Segunda Guerra Mundial. Producción y mensaje en la editorial Timely (1939-1945). Ediciones Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz.

Artículos de revista científicas

Otros

    • Teoría del chivo expiatorio y la propaganda de guerra