Moscú agita el avispero africano: Las operaciones rusas de desinformación en el Sahel

Sahel Occidental. Elaboración propia mediante Google Sheets

27 sept. 2024

Moscú agita el avispero africano: Las operaciones rusas de desinformación en el Sahel

Jaime Bello

Introducción

El pasado 18 de mayo de 2024 finalizaba la misión de entrenamiento de la Unión Europea en Malí, culminando de este modo la salida de los últimos militares de países occidentales presentes en este Estado saheliano desde hacía más de una década. Sin embargo, no todos los soldados extranjeros se han visto obligados a abandonar Malí, pues como en otros países de la región, las tropas occidentales han sido progresivamente remplazadas por los paramilitares rusos, facilitados por Moscú a sus nuevos aliados bajo el pretexto de hacer frente al terrorismo transfronterizo que golpea toda la zona.

La salida de los soldados europeos del Sahel es el resultado de un rápido deterioro de las relaciones interestatales. Los recelos neocoloniales —especialmente hacia Francia, antigua potencia colonizadora de la región— han proliferado en un contexto de golpes de Estado, degenerando en la expulsión de las tropas francesas, primero, y del resto de extranjeros —incluidos los cascos azules de la MINUSMA—, después.

Así, en un escenario en el que el resentimiento hacia la antigua metrópoli ha ido in crescendo de forma acelerada, y en que las nuevas juntas golpistas necesitan legitimar su acceso al poder, Rusia ha visto la oportunidad de agitar el avispero, desplegando sus operaciones de influencia y desinformación para tratar de sacar el máximo partido de la situación. De este modo, mediante operaciones de coste relativamente bajo, pretende obtener un triple objetivo: por una parte, abrir un nuevo frente de preocupación para la UE y la OTAN, inquietos por la extensión del terrorismo y las migraciones; por otra, conseguir aliados nuevos o mantener los antiguos, que le permitan mejorar su reputación y superar su aislamiento internacional; y, por último, acceder a importantes recursos naturales a la vez que da salida a sus exportaciones, sorteando así el bloqueo al que pretende someterle Occidente1.

Aproximación conceptual y geográfica: la desinformación en el Sahel

Hablar de desinformación exige, en primer lugar, establecer un concepto útil para nuestro análisis. No en vano, este término parece estar siendo superado últimamente por otros como «desorden de información»2, «desorientación informacional»3, «lucha informática de influencia»4 o incluso el complejo «manipulación e injerencia extranjera sobre la información» acuñado por la Unión Europea5. No en vano, la definición de desinformación como «información verificablemente falsa o engañosa creada, presentada y difundida para el beneficio económico o para confundir deliberadamente al público, y que puede causar un perjuicio general»6, se ha quedado corta para comprender la amplia gama de conductas que, cada vez con mayor frecuencia, vienen reproduciéndose con idéntico objetivo. Por esta razón, en aras de comprender el mayor número de operaciones, utilizaremos un concepto amplio que incluya las diversas acciones de alteración intencionada de la opinión pública para el propio interés político y económico.

La segunda precisión que debe hacerse es delimitar el ámbito geográfico en el que nos movemos. El espacio del Sahel varía según la fuente y el propósito, pues mientras Carnegie Endowment7 incluye en sus análisis una franja amplia que comprende hasta catorce Estados —desde Mauritania a Guinea por el oeste hasta Eritrea por el este y Camerún y República Centroafricana por el sur—, la ONU solo contemplaría diez países en su ‘Plan de Apoyo al Sahel’. A los efectos de este artículo nos limitaremos a la zona que el Departamento de Seguridad Nacional designa como ‘Sahel occidental’8, y que se reduce a cinco países: Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad. En los últimos años, estos Estados han venido siguiendo dinámicas parecidas y enfrentándose a problemáticas similares, lo que permite que el grupo pueda analizarse de una forma relativamente homogénea —por supuesto dentro de sus diferencias—.


Imagen 1. Sahel Occidental. Elaboración propia mediante Google Sheets

La situación en la región se ha venido deteriorando rápidamente tras los sucesivos golpes de Estado en Malí (2020 y 2021), Chad (2021), Burkina Faso (febrero y septiembre 2022) y, recientemente, Níger (2023). Algunas voces en esas nuevas juntas militares comenzaron a manifestar su animadversión hacia Francia —a la que acusaban de abandonarles frente al terrorismo9 y de ejercitar un neocolonialismo sobre la región10— y a girarse hacia Moscú, que les prometía efectivos y armamento para combatir a los yihadistas.

Así, la contratación de las fuerzas paramilitares rusas de Wagner y los choques diplomáticos con Occidente acabaron desembocando en la salida en 2022 de las tropas francesas de Malí —presentes desde 2013—, la de los cascos azules de la MINUSMA en 2023 y, recientemente, el fin de la EUTM Malí en mayo de este año. Además, han contribuido a la inestabilidad la salida de Malí, Burkina Faso y Níger del G-5 Sahel y de la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO), y su proyectada integración política regional alternativa, materializada por el momento en la ‘Confederación de Estados del Sahel’11 de reciente creación.

Factores del éxito de la desinformación en África

La desinformación no constituye un fenómeno novedoso en el continente africano, ya que fue una herramienta muy utilizada por las antiguas metrópolis para el control de las poblaciones, pero también por los primeros gobiernos independientes que monopolizaron el acceso a la información12. De hecho, los expertos señalan que la desinformación en África es hoy, en primer lugar y, ante todo, un fenómeno principalmente africano13; no porque solo se dé en el continente, sino por su origen eminentemente doméstico. No en vano, algunos regímenes autoritarios la continúan utilizando de forma masiva como instrumento fundamental de su propia legitimidad y como excusa para imponer medidas severas de censura y control del discurso y de los medios de información14.

Algunas de las razones del éxito de la desinformación en el continente son, en efecto, propiamente africanas. Una de ellas es la rápida y fuerte penetración de internet y de las redes sociales en los últimos años. Así, mientras en 2012 solo un 15 % de los africanos tenía acceso a internet, dicha tasa ascendía hasta el 45 % en 202215. Concretamente, los países del Sahel, pese a mantenerse aún en las tasas más bajas dentro del continente —salvo Mauritania, con un 44,4 %— ostentan tasas de penetración muy considerables: Malí 33,2 %, Chad 22,5 %, Burkina Faso 19,9 % y Níger 16,9 %16. El uso de redes sociales no está, sin embargo, demasiado extendido —de nuevo con la notable excepción de Mauritania, donde una de cada cuatro personas tiene abierto un perfil social17—, aunque viene experimentando un crecimiento importante, siendo Facebook la plataforma más utilizada con tasas de uso cercanas al 10 % en Malí y Burkina Faso —la mitad de la media del continente18—.

Aunque la tasa de penetración de los medios digitales no sea tan alta como en el mundo occidental, la socialización «física» suple la carencia de medios, ya que los dispositivos de cada persona conectada se convierten en la nueva «radio popular»19 en torno a la cual se reúnen varias personas que comparten el acceso a las redes virtuales.

Las propias características de las sociedades sahelianas y el rol de las autoridades tradicionales también constituyen un factor de éxito de la desinformación. Por un lado, los segmentos de mayor edad siguen profesando un gran respeto por la tradición oral y por la figura de los ancianos y hombres respetables, quienes a través de su uso de los medios tradicionales y de las redes sociales se convierten en verdaderos líderes de influencia y pueden constituir fuentes de desinformación masiva. En cambio, entre los segmentos más jóvenes se aprecia cada vez mayor rechazo hacia lo tradicional, materializado en los mass media, los sermones y los discursos oficiales pues, se asocian con el poder establecido, la élite o un gobierno del que desconfían. Ello les hace buscar un relato alternativo en las modernas redes sociales donde triunfan otros jóvenes como ellos —locales pero formados en Occidente— que son auténticos influencers del panafricanismo y la solidaridad africana que les sirven de refugio identitario.

De este modo, el solapamiento entre las distintas formas de acceso a la información — medios tradicionales, redes sociales, boca a boca— inserta las noticias falsas en una maraña de desinformación donde unas se confirman a otras para reforzar su verosimilitud mientras la información real queda «enterrada», dificultando de este modo el trabajo de los «verificadores» —fact checkers— e impidiendo que los ciudadanos africanos reciban información veraz y contrastable.

El «atractivo» relato ruso

Entre la acción masiva de desinformación a la que se ve expuesta África procedente del exterior —el Africa Center for Strategic Studies afirma que el 60 % de las campañas desplegadas en África están respaldadas por Estados no africanos20—, tiene especial relevancia la que viene siendo directa o indirectamente impulsada por Rusia con el propósito de incrementar su presencia en el continente, en particular en la región del Sahel.

Durante las últimas dos décadas, Moscú viene labrándose el favor del ‘sur global’ —o la «mayoría mundial» según Vladimir Putin21—, grupo indeterminado que representa una suerte de continuación del «tercer mundo» o del movimiento de los no alineados constituido durante la Guerra Fría y que, pese a su inmensa diversidad de intereses, aglutinaría un «elevado resentimiento antioccidental» y la expresión de una «demanda de mayor autonomía»22.

Rusia ha visto así la oportunidad de ganarse un buen número de aliados y, para ello, utiliza hábilmente la narrativa del salvador frente a los supuestos abusos de las potencias occidentales, que habrían mantenido a África en un estado de subdesarrollo, dependencia y pobreza. Denuncia así lo que denomina el «doble rasero» occidental, acusando a EE. UU. y Europa de derrocar gobiernos que dicen autoritarios mientras colaboran con otros con los que mantienen intereses económicos. No en vano, proclama expresamente como uno de sus objetivos en materia de política exterior el de «crear las condiciones para que cualquier Estado abandone sus ambiciones neocoloniales y hegemónicas»23.

De forma repetitiva, Moscú recuerda su carencia de imperio colonial en África y, en cambio, esgrime las alianzas mantenidas con muchos países africanos durante el periodo comunista y la Guerra Fría y su apoyo a los movimientos de independencia de la segunda mitad del siglo XX. A esa época se remontan los vínculos culturales, que motivaron la apertura de centros e instituciones rusas a lo largo del continente, así como los intercambios y la formación de líderes africanos en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos de Moscú durante décadas.

Tras la caída de la URSS, la colaboración con África se vio en gran parte interrumpida, y el Gobierno de Putin solo ha potenciado los contactos con África en fechas recientes, especialmente a partir de sus dos cumbres África-Rusia (Sochi 2019 y San Petersburgo 2023), en las que consiguió reunir a decenas de mandatarios africanos pese al contexto de sanciones internacionales tras su intervención militar en Ucrania.

Ambas cumbres constituyen un punto de partida clave que ha permitido el crecimiento extraordinariamente   acelerado de la presencia rusa, considerada hasta 2021 «anecdótica»24 con respecto a la de otros países como EE. UU., China o Francia. En este sentido, hay que tener en cuenta que Rusia carece de la capacidad económica que sí tienen dichas potencias y que el propio Kremlin no contempla a África como una de sus principales prioridades en materia de política exterior, apareciendo en los últimos puestos de sus documentos estratégicos25.

Sin embargo, pese a no poder prometer ingentes inversiones ni una cuantiosa ayuda al desarrollo, lo cierto es que para los gobiernos africanos —especialmente los de carácter autoritario— Rusia sigue siendo un atractivo socio en la escena internacional. Así, se trata de un suministrador de industria pesada, armamento asequible —que ofrece además una continuidad con los remanentes de la época soviética— y efectivos paramilitares en la lucha contra el terrorismo.

En cambio, no exige las mismas contrapartidas en materia de derechos humanos, democracia y pluralidad que los gobiernos occidentales, sino que, muy al contrario, se presenta como un baluarte en la defensa de la soberanía, la conservación de los valores tradicionales y los gobiernos fuertes y autoritarios, frente a los movimientos y las revoluciones ciudadanas que dice instigadas por los antiguos imperios coloniales.

Rusia constituye además un aliado importante como miembro permanente y con derecho de veto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que puede, llegado el caso, bloquear las resoluciones de condena de prácticas autoritarias y antidemocráticas26.

En definitiva, Moscú se presenta ante los gobiernos africanos como un aliado pragmático capaz de proporcionar lo que necesitan sin hacer demasiadas preguntas y, sobre todo, sin interferir en sus asuntos internos, aunque reclame ulteriormente otro tipo de contraprestaciones.

Desinformación multicanal y multimensaje

El pasado año 2023, África Occidental fue la región del continente que sufrió un mayor número de campañas de desinformación (72, un 40 % del total), estando la mitad de ellas aparentemente conectadas a Rusia27. Estos datos demuestran la importancia que Moscú atribuye a la región saheliana y sus alrededores, donde concentra sus esfuerzos de cara a implantar su relato e incrementar su influencia.

Para alcanzar tal volumen de operaciones, utiliza diversos canales que le permiten desplegar una estrategia de diferenciación del mensaje en función del grado de reconocimiento —oficial o no— que quiera otorgar en cada momento.

El canal más oficial —cuya atribución al gobierno ruso es directa— es el que podríamos denominar de la ‘desinformación diplomática’, que comprendería el conjunto de mensajes trasladados a través de visitas oficiales, cumbres políticas o foros económicos celebrados bajo iniciativa rusa. Así, las últimas visitas del ministro de Asuntos Exteriores Sergey Lavrov a la región —Malí en 2023 y recientemente Burkina Faso y Chad en junio de este año28—, o las de los dirigentes malienses a Moscú29, incluyen, sin excepción, la denuncia por parte del canciller de las «prácticas neocoloniales» de Occidente en África. A ello cabe añadir las promesas de colaborar en la lucha frente al enemigo común —con su repetida propuesta de «resolver los problemas africanos con soluciones africanas»30—, acompañadas de las correspondientes manifestaciones públicas de apoyo, con presencia —dudosamente espontánea— de banderas rusas entre la multitud.

En un siguiente nivel, de relativa oficialidad, se encontraría la campaña mediática de desinformación llevada a cabo a través de los canales de televisión públicos RT y Sputnik. Prohibidos en Europa pocos días después de la intervención rusa en Ucrania31, ambas emisoras impulsan en África la narrativa oficial de crítica del neocolonialismo occidental y de atribución de todos los males del continente a las antiguas metrópolis y a EE. UU. Sin embargo, los expertos señalan que más que noticias claramente falsas, ambos medios han venido utilizando las medias verdades, el sarcasmo y la ironía para resaltar la doble vara de medir de Occidente y su sostenimiento durante años de líderes autócratas en la región, sin necesariamente ensalzar a Rusia como alternativa. En todo caso, la denuncia evitaría ser demasiado específica, pues como señala AUDINET, «menos del diez por ciento de los artículos muestran una entonación explícitamente crítica, aunque heterogénea, de la presencia francesa», siendo también minoritarios los que denunciarían de forma precisa la política de la Françafrique32.

Desde su desembarco en el continente, estos conglomerados mediáticos han experimentado un acelerado y considerable éxito, debido a su implantación sobre el terreno y al uso —bien remunerado— de periodistas locales. Ambos han logrado una tasa de penetración fulgurante gracias al empleo de maniobras de marketing muy agresivas, con intensa utilización de noticias señuelo que fomentan la redifusión de sus contenidos en redes sociales aprovechando que los mecanismos de moderación no son aún óptimos33.

Contribuye también a la propagación el que sus noticias estén traducidas al francés —y al árabe— y empleen un lenguaje fácil y asequible para las poblaciones con menor nivel de alfabetización, así como su acceso privilegiado a algunos líderes africanos.

Por último, un factor clave sería el hecho de que, a diferencia de otros medios, Sputnik proporciona sus notas de prensa y teletipos con carácter gratuito, lo que permite la reutilización masiva por medios y sitios web locales con escasos recursos, facilitando así su llegada al público con igual o mayor frecuencia que los contenidos de otras fuentes internacionales.

Gracias a ese conjunto de factores, RT y Sputnik han logrado su absoluta normalización en la esfera mediática del Sahel34, lo que hace que sus contenidos se propaguen indistintamente con los de otros medios y no se aprecien diferencias con los de cualquier otra agencia internacional de información. Ese éxito se traduce en una visibilidad extraordinariamente alta, especialmente a través de sus versiones online y sitios web, cuyas audiencias se sitúan por encima de las de otras televisiones de alcance global, sobre todo desde la prohibición de los canales franceses en Malí y Burkina Faso en 2022 y su suspensión en Níger durante 202335.

Un tercer nivel de desinformación sería el impulsado por las compañías privadas de paramilitares como el Grupo Wagner, cuyas actividades en materia de comunicaciones estarían hoy bajo la supervisión de la inteligencia exterior rusa (SVR)36 tras la muerte de su propietario Yevgueni Prigozhin. El otrora denominado «chef de Putin» adoptó la desinformación como una de sus herramientas principales. Tras el éxito cosechado por su ‘Internet Research Agency’, cuya influencia en las elecciones estadounidenses ha sido acreditada judicialmente347, comenzó a construir una verdadera galaxia de agencias y pseudomedios desde los que propagar sus noticias falsas por el continente, especialmente en aquellos países en que ya estaba desplegado el grupo o tenía intención de desplegarse. Así, desde las matrices de desinformación —Patriot Media Group y RIA FAN38—, se financiarían medios locales —African Initiative39, Radio Lengo Songo40, Le Monde en Vrai41— y falsos centros de investigación —AFRIC (Association for Free Research and African Cooperation)42, International Anticrisis Center43, la Fundación para la Protección de los Valores Nacionales (FZNC)44, Africa Politology45— con el mismo propósito.

Además de la esfera mediática y organizativa, Wagner habría empleado una multiplicidad de cuentas en redes sociales —Facebook y VK, principalmente— y aplicaciones de mensajería —especialmente Telegram, como el canal del propio Prigozhin desde el que celebraba los golpes de Estado46— para la difusión masiva de contenidos que ensalzaran la labor del grupo paramilitar y crearan un contexto apropiado para su desembarco a petición de las juntas golpistas.

Así, aunque resulta difícil atribuirla directamente a la galaxia Wagner, se ha acreditado la explosión de noticias falsas y operaciones de manipulación con carácter previo, coetáneo y/o posterior a los golpes de Estado en Malí47, Burkina Faso48 y Níger49, especialmente sobre la supuesta incapacidad del ejército francés contra el terrorismo y agitando el sentimiento antineocolonial que enarbolaban los golpistas.

Gran parte del éxito de la desinformación se debe a que juega principalmente con el poder de las imágenes, calando así en sus destinatarios más fácilmente, aprovechando las altas tasas de analfabetismo en la región50. Para ello, se emplean imágenes relativas a acontecimientos distintos a los narrados, y se acompañan de afirmaciones que buscan exaltar los sentimientos (denunciando el supuesto expolio de las riquezas51 u otros abusos por parte de los europeos).

En otros casos, las imágenes son alteradas o directamente fabricadas para parecer reales —deep fakes—, llegando incluso a la realización de videos ad hoc mediante verdaderos sets de rodaje. Este es el caso de una supuesta masacre cometida en Gossi (Malí) por las tropas francesas durante su retirada: la aparente grabación —difundida de forma coordinada en redes sociales— fue desmentida inmediatamente por Francia mediante imágenes aéreas que demostraban cómo la cruda escena —con varios cuerpos semienterrados— era preparada por efectivos uniformados como los paramilitares rusos52.

También son frecuentes las creaciones audiovisuales en las que se ensalza la figura de los paramilitares rusos como «liberadores»53 mientras se denigra y ridiculiza a los soldados occidentales, como los clips de animación en los que se identifica a Francia con una rata que devora los recursos africanos54, o a los militares franceses como zombis arrasados por los mercenarios de Wagner55.

El último de los canales por el que se propagaría masivamente la desinformación rusa es el de aquellos terceros que, sin mantener una verdadera coordinación con el Estado ruso o con sus proxies, actúan de «caja de resonancia» de sus noticias falsas y sus operaciones de manipulación. Estos actores, en muchas ocasiones, ni siquiera pretenden conscientemente difundir la desinformación para favorecer los intereses rusos, sino que se apropian de los contenidos para la consecución de sus propias agendas y sin alinearse necesariamente siempre con los objetivos de Moscú.

Los materiales difundidos en este caso van desde la crítica de la labor de las tropas francesas a la atribución a estas de hechos falsos, las teorías de la conspiración, el ensalzamiento de los paramilitares o las soflamas de «liberación» frente a la hipocresía de Occidente, incluido el whataboutismo, orientado a distraer el debate hacia errores o abusos pasados de los imperios coloniales o de EE. UU. en otras geografías.

En este grupo de terceros «útiles» incluiríamos a la nebulosa de trolls y cuentas de redes sociales que redifunden la desinformación o la incorporan a la propia, así como ciertos medios y sitios web locales —como Afrique Media TV56— y asociaciones y pseudopartidos políticos con propósitos prorrusos57 y «antineocoloniales»58.

También pueden encuadrarse en este grupo, finalmente, ciertos influencers del panafricanismo59 invitados a la cumbre de Sochi60 que, aunque acérrimamente contrarios a la presencia francesa y reconociendo el vínculo con Moscú, se guardan — al menos públicamente— de lanzarse en los brazos de Rusia, afirmando no pretender «pasar del colono francés al colono ruso»61.

Occidente está perdiendo la batalla

La guerra de desinformación que se está librando en el Sahel comienza a tener vencedores y vencidos y está dejando tras de sí un escenario de inestabilidad muy peligroso para el futuro próximo.

Francia —y, por extensión, Occidente— está perdiendo la batalla, tras verse obligada a sacar a sus tropas de la región en un contexto de creciente animadversión promovida por las nuevas juntas gobernantes. Como han señalado varios autores62, es cierto que el sentimiento antifrancés —y antioccidental en general— era ya endógeno, consecuencia de diversos errores y operaciones pasadas y de un legado económico — la denominada Françafrique— que suscitaba enormes recelos. Sin embargo, las operaciones rusas de desinformación y manipulación han venido claramente a exacerbar los odios, provocando un cambio acelerado en el imaginario de las poblaciones locales e incitando su reorientación hacia las promesas de Moscú. Ante ello, las medidas adoptadas hasta el momento por París —que pasan por combatir militarmente63 la desinformación y tratar de mejorar su imagen a través de sus diplomáticos64— se han revelado lamentablemente insuficientes para revertir la situación.

Rusia sería por ahora la gran vencedora, ya que estaría alcanzando todos sus objetivos. Por un lado, ha agitado el avispero anticolonial hasta conseguir la expulsión de las tropas occidentales, logrando al mismo tiempo su presencia militar efectiva y la firma de sustanciosos contratos para el aprovisionamiento de materias primas. Además, pese a que, ciertamente, su intención sería «menos convencer que confundir»65, lo cierto es que su presencia en el debate público y su normalización mediática ha hecho que su imagen como bastión frente al neocolonialismo y como socio alternativo a la UE o a EE. UU. haya calado y mejorado sustancialmente. No en vano, nueve de cada diez malienses se declaran favorables a la salida de la MINUSMA del país, y un porcentaje incluso superior estaría satisfecho o muy satisfecho de la cooperación entre Malí y Rusia66. Ese lavado de imagen entre las poblaciones africanas —radicalmente distinta de la existente hace dos décadas67—, le ha permitido igualmente superar el estado de aislamiento internacional en el que Occidente pretendía situarle como respuesta a su invasión de Ucrania. Muestra de ello es la votación de condena en la Asamblea General de la ONU inmediatamente posterior a la invasión, en la que 17 Estados africanos se abstuvieron —incluyendo Malí— y otros 7 se ausentaron —como Burkina Faso—, aumentando ese porcentaje en las votaciones sucesivas de 24 de marzo (20 abstenciones y 5 ausencias africanas) y de 12 de octubre de ese año (19 abstenciones y 4 ausencias).

Mientras tanto, las verdaderas perdedoras serían las poblaciones locales, que se encuentran bajo un estado continuo de manipulación de su realidad política y en medio de un combate que solo arroja inestabilidad a unos países que se enfrentaban ya a sus propias batallas contra la pobreza, el cambio climático o el terrorismo. Su creciente relación con Rusia solo es susceptible de beneficiar a esta, pues Moscú exigirá cada vez mayores réditos para proporcionar su protección y para facilitar la consolidación —y expansión— de regímenes golpistas y autoritarios en detrimento de la libertad y de los derechos de sus ciudadanos.

Conclusiones: ¿Puede revertirse la situación?

La creciente presencia rusa, aunque lejos de ser tan importante en el terreno económico o político como la otras potencias, tiene un ingente potencial desestabilizador susceptible de amenazar gravemente los intereses occidentales. Europa y sus aliados deben colocar la resolución de este problema entre sus prioridades más acuciantes, no solo porque dicha presencia abre un frente sur de preocupación en el terreno de la seguridad, sino porque Rusia está consiguiendo eludir el aislamiento con el que se pretendía detener y castigar su acción en Ucrania, provocando a su vez la prolongación del conflicto.

La resolución exige, en primer lugar, trabajar en el propio terreno de la desinformación, buscando desmontar las noticias falsas y las operaciones de manipulación a través de una contra narrativa eficaz y coordinada. A nivel del mensaje, ello pasa por elaborar y difundir información veraz, que combata con argumentos la desinformación y que ponga de manifiesto las contradicciones y las falsedades de Rusia. En otras palabras, centrarse en la realidad y en datos verídicos que permitan un contraste necesario, sin incurrir en paternalismo y utilizando un lenguaje local y asequible, con material audiovisual que facilite su alcance.

En lo que respecta al medio, debe replicarse una aproximación multicanal, aunque minimizando el uso de canales diplomáticos u oficiales, susceptibles de generar más resquemor local. En cambio, debe priorizarse que el mensaje sea transmitido por figuras que se perciban como neutrales, incluyendo la red continental de verificadores de noticias y los influencers locales, así como organizaciones de la sociedad civil y de la diáspora en Europa, potenciando en lo posible sus capacidades, pero evitando que se les tache de «marionetas de Occidente»68.

Además, debe optimizarse la utilización de canales y soportes de gran alcance entre las sociedades africanas —sobre todo los jóvenes—, como son los intercambios educativos, los productos audiovisuales locales, los deportes y los nuevos medios de comunicación. Todo ello, sin perjuicio de seguir atacando directamente los contenidos falsos, incrementando la cooperación con las plataformas más populares en la región de cara a una equiparación de sus mecanismos de denuncia y moderación a los estándares europeos.

Ahora bien, no hay que perder de vista que el éxito de la desinformación rusa no es más que la manifestación visible del verdadero problema de fondo. En efecto, Rusia «vende» muy bien su relato porque se aprovecha de la situación de inestabilidad y de los recelos hacia Occidente ya existentes en los países de la región, a los que acaba convenciendo de que merece la pena colaborar con un régimen autoritario para deshacerse del neocolonialismo europeo, culpable de todos sus males.

Por esta razón, cualquier iniciativa contra la desinformación debe acompañarse necesariamente de medidas profundas en el terreno de la cooperación. Occidente debe intentar comprender y contribuir a solucionar los problemas del Sahel, cumplir los compromisos adquiridos y evitar la percepción de «expolio» que se ha instalado en las sociedades de la región, que sufren niveles de pobreza insostenibles.

Igualmente, debe llevar a cabo un ejercicio de reflexión para remediar la imagen de doble rasero y de incoherencia que los africanos —y, en general, el llamado sur global— vienen denunciando a raíz del diferente tratamiento de los conflictos de Ucrania y Gaza y de los aún abiertos en África, y de la cooperación con determinados regímenes poco democráticos.

Y finalmente, debe buscar aliados en el panafricanismo no excluyente, de la mano de la Unión Africana y de iniciativas similares que permitan romper con esa acusación de neocolonialismo que frena una colaboración próspera con la región.

En definitiva, es urgente que Occidente salga de su letargo en el Sahel y ponga los medios para acabar con la enfermedad —el descontento y la frustración africanas— y no solo para tratar los síntomas —la desinformación—. Resta por ver, en todo caso, si la esperada reacción será lo suficientemente importante y coordinada como para hacer frente de forma eficaz a la engrasada maquinaria de la desinformación rusa.

Jaime Bello
Analista. Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos

1FUENTE COBO, Ignacio. El nuevo «rusianismo». Cómo Rusia está colonizando África. Documento de Análisis IEEE 43/2024. https://www.defensa.gob.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2024/DIEEEA43_2024_IGNFUE_Rusianismo.pdf
2HASSAN, Idayat. «Disinformation is undermining democracy in West Africa», Centre for International Governance Innovation. 4 de julio de 2022. https://www.cigionline.org/articles/disinformation-is-undermining-democracy-in-west-africa/
3Maxime Audinet entrevistado en RFI (Atelier des Médias). «La métamorphose des stratégies d’influence informationnelles russes» (capítulo de podcast). 8 de junio de 2024. https://open.spotify.com/episode/6wS3vFqdSZXvIqyV4q9ioi?si=XKc8rvUAQUKeRbum0YhQew
4COMMANDEMENT DE LA CYBERDÉFENSE, MINISTÈRE DES ARMÉES. Éléments publics de doctrine militaire de Lutte Informatique d’Influence (L2I). 2021. https://www.defense.gouv.fr/comcyber/nos-operations/lutte-informatique-dinfluence-l2i
5STRATCOM DIVISION, EUROPEAN UNION EXTERNAL ACTION. 1st EEAS Report on Foreign Information Manipulation and Interference Threats. Towards a framework for networked defence. Febrero de 2023. https://www.eeas.europa.eu/eeas/1st-eeas-report-foreign-information-manipulation-and-interference-threats_en
6Ídem.
7STRONSKY, Paul. «Russia’s Growing Footprint in Africa’s Sahel Region», Carnegie Endowment for International Peace. 28 de febrero de 2023. https://carnegieendowment.org/research/2023/02/russias-growing-footprint-in-africas-sahel-region?lang=en
8DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD NACIONAL. «Sahel Occidental: Política, Seguridad y Cooperación Internacional». 24 de abril de 2023. https://www.dsn.gob.es/en/actualidad/sala-prensa/sahel-occidental-política-seguridad-cooperación-internacional
9JEUNE AFRIQUE. «Mali: Le Premier Ministre Choguel Maïga Accuse la France d'Abandon». 26 de septiembre de 2021. https://www.jeuneafrique.com/1240113/politique/mali-le-premier-ministre-choguel-maiga-accuse-la-france-d-abandon/
10SWI SWISSINFO.CH. «Malí Critica a Macron por Actitud 'Neocolonial y Condescendiente'». 31 de julio de 2022. https://www.swissinfo.ch/spa/malí-critica-a-macron-por-actitud-neocolonial-y-condescendiente/47794266
11FRANCE24. «Le Burkina Faso, le Mali et le Niger officialisent la "Confédération des États du Sahel"». 6 de julio de 2024. https://www.france24.com/fr/afrique/20240706-sommet-au-niger-l-alliance-des-états-du-sahel-acte-le-divorce-avec-la-cédéao
12SANAREN, Dan. «Disinformation in Africa: A challenge to stability», Jason Institute for Peace and Security Studies. 2023. https://jasoninstitute.com/disinformation-in-africa-a-challenge-to-stability/
13SOTO-MAYOR, Guillaume, MARE, Admire & ONANINA, Valdez. «Comprendre la désinformation en Afrique», Le Grand Continent. 26 de octubre de 2023. https://legrandcontinent.eu/fr/2023/10/26/comprendre-la-desinformation-en-afrique/
14JEUNE AFRIQUE. «Le Niger durcit la loi réprimant la diffusion de données troublant l'ordre public». 13 de junio de 2024. https://www.jeuneafrique.com/1577030/politique/le-niger-durcit-la-loi-reprimant-la-diffusion-de-donnees-troublant-lordre-public/
15STATISTA. Number of internet users worldwide from 2009 to 2022, by region (in millions). 2022. https://www.statista.com/statistics/265147/number-of-worldwide-internet-users-by-region/
16STATISTA. Share of internet users in Africa as of January 2024, by country. 2024. https://www.statista.com/statistics/1124283/internet-penetration-in-africa-by-country/
17KEMP, Simon. «Digital 2024: Mauritania», DataReportal. 2024. https://datareportal.com/reports/digital-2024-mauritania#:~:text=Mauritania%20was%20home%20to%201.24,percent%20of%20the%20total%20population
18STATISTA. Porcentaje de población global usuaria de Facebook a mayo de 2022, por área geográfica. 2022. https://es.statista.com/estadisticas/634940/facebook-tasa-de-penetracion-global-en-mayo-de-por-region/
19HASSAN, Idayat. Vid. supra n.º 2.
20AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. «Mapping a Surge of Disinformation in Africa». 13 de marzo de 2024. https://africacenter.org/spotlight/mapping-a-surge-of-disinformation-in-africa/
21EL ESPAÑOL. «Vladimir Putin es investido presidente y asegura que "la mayoría mundial" ve a Rusia como "socio fiable"». 7 de mayo de 2024. https://www.elespanol.com/mundo/europa/20240507/vladimir-putin-investido-presidente-rusia-quinto-mandato-juro-servir-pueblo/853414755_0.html
22AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS, Federico. La guerra. Teoría para los conflictos del siglo XXI. Editorial El Viejo Topo, 2024.
23MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES, FEDERACION DE RUSIA. Concepto de la política exterior de la Federación de Rusia. 2023. https://mid.ru/es/foreign_policy/official_documents/1860586/&ved=2ahUKEwiG9uuwpYOHAxVqT6QEHUCmBVgQFnoECCAQAQ&usg=AOvVaw0MzGL5MeY_CntUiYu9FeOa
24LIMONIER, Kevin & LARUELLE, Marlene. «Russia's African Toolkit: Digital Influence and Entrepreneurs of Influence», Orbis, Volume 65, Issue 3. 2021, pp. 403-419. https://doi.org/10.1016/j.orbis.2021.06.005
25MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES, FEDERACION DE RUSIA. Vid. supra n.º 23.
26FUENTE COBO, Ignacio. Vid. supra n.º 1.
27AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. Vid. supra n.º 20.
28OSINT SAHEL. «Ofensiva diplomática rusa en África (y segunda parte)». 13 de junio de 2024. https://www.osintsahel.com/2024/06/13/ofensiva-diplomatica-rusa-en-africa-y-segunda-parte/
29LAPLACE, Manon. «Sadio Camara et Abdoulaye Diop en Russie pour renforcer la coopération avec Moscou», Jeune Afrique, 28 de febrero de 2024. https://www.jeuneafrique.com/1542213/politique/abdoulaye-diop-et-sadio-camara-en-russie-pour-renforcer-la-cooperation-avec-moscou/
30ROGER, Benjamin. «Depuis le Mali, Lavrov tacle les Occidentaux et leurs “approches néocoloniales”», Jeune Afrique. 7 de febrero de 2023. https://www.jeuneafrique.com/1415923/politique/depuis-le-mali-lavrov-tacle-les-occidentaux-et-leurs-approches-neocoloniales/
31REUTERS. «La UE prohíbe los medios rusos RT y Sputnik por desinformación sobre Ucrania», Euronews. 2 de marzo de 2022. https://es.euronews.com/2022/03/02/ucrania-crisis-ue-rt
32AUDINET, Maxime. «Le lion, l'ours et les hyènes. Acteurs, pratiques et récits de l'influence informationelle russe en Afrique subsaharienne francophone», Étude de l'IRSEM, n.° 83. IRSEM, 2021, pp. 66-67. https://www.irsem.fr/institut/actualites/etude-de-l-irsem-n-83-2021-audinet.html
33LIMONIER, Kevin & LARUELLE, Marlene. Vid. supra n.º 24, p. 408.
34LIMONIER, Kevin & LARUELLE, Marlene. Vid. supra n.º 24, p. 411.
35MÂLIN, Johanne. «RFI, France 24 : dans quels pays d’Afrique les médias français sont-ils interdits?», La Croix. 4 de agosto de 2023. https://www.la-croix.com/Monde/RFI-France-24-quels-pays-dAfrique-medias-francais-sont-ils-interdits-2023-08-04-1201277831
36WATLING, Jack, DANYLYUK, Oleksander & REYNOLDS, Nick. «The Threat of Russia's Unconventional Warfare: Beyond Ukraine (2022-24)», RUSI. 2024, p. 20. https://rusi.org/explore-our-research/publications/special-resources/threat-russias-unconventional-warfare-beyond-ukraine-2022-24
37KREVER, Mick & CHERNOVA, Anna. «Russian Mercenary Boss Admits to Founding Notorious Troll Farm», CNN. 14 de febrero de 2023. https://edition.cnn.com/2023/02/14/europe/russia-yevgeny-prigozhin-internet-research-agency-intl/index.html
38CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA. «Guerra de agresión de Rusia contra Ucrania: se añade al Grupo Wagner y a RIA FAN a la lista de sanciones de la UE». Comunicado de prensa, 13 de abril de 2023. https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2023/04/13/russia-s-war-of-aggression-against-ukraine-wagner-group-and-ria-fan-added-to-the-eu-s-sanctions-list/
39U. S. DEPARTMENT OF STATE. «The Kremlin’s Efforts to Spread Deadly Disinformation in Africa». 20 de enero de 2023. https://www.state.gov/the-kremlins-efforts-to-spread-deadly-disinformation-in-africa/
40SAAVEDRA, Mario. «El hombre de Wagner en el Sahel sancionado por España estudió en Barcelona». El Periódico de España. 2 de mayo de 2023. https://www.epe.es/es/internacional/20230502/hombre-wagner-sahel-sancionado-espana-barcelona-86614779
41AUDINET, Maxime. Vid. supra n.º 32.
42U. S. DEPARTMENT OF THE TREASURY. «Treasury Escalates Sanctions Against the Russian Government’s Attempts to Influence U.S. Elections». 15 de abril de 2021. https://home.treasury.gov/news/press-releases/jy0126
43AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. «Russia's Influence on Democracy in Africa: A Mapping of Parallels and Interventions». Junio de 2023. https://africacenter.org/wp-content/uploads/2023/06/Russian-democracy-Africa-map.pdf
4MASOLIVER, Alfonso. «Putin vence la batalla de la información en Malí (II)», La Razón. 2 de mayo de 2022. https://www.larazon.es/internacional/20220502/2zp74bgglbef5cna4u3nnkgete.html
45U. S. DEPARTMENT OF THE TREASURY. «Treasury Sanctions Illicit Gold Companies Across the Middle East and Africa». Última modificación el 1 de marzo de 2023. https://home.treasury.gov/news/press-releases/jy1581
46LE ROUX, Jean. «Pro-Russian Facebook Assets in Mali Coordinated Support for Wagner Group, Anti-Democracy Protests», DFRLab. 9 de febrero de 2023. https://medium.com/dfrlab/pro-russian-facebook-assets-in-mali-coordinated-support-for-wagner-group-anti-democracy-protests-2abaac4d87c4
47LE ROUX, Jean. Vid. supra n.º 46.
48KNIGHT, Tessa & CHEBOI, Allan. «Local Support for Russia Increased on Facebook Before Burkina Faso Military Coup», DFRLab. 10 de marzo de 2023. https://medium.com/dfrlab/local-support-for-russia-increased-on-facebook-before-burkina-faso-military-coup-a51df6722e59
49AFRICA CENTER FOR STRATEGIC STUDIES. Vid. supra n.º 20.
50SIURANA, Néstor. «El mapa de la alfabetización en África», GEOPOL21. 14 de agosto de 2022. https://geopol21.com/el-mapa-de-la-alfabetizacion-en-africa/
51GALAN, Julia. «Des images de soldats français au Mali pillant les réserves d’or du pays ? Attention, intox!”», France 24 – Les Observateurs. 11 de junio de 2021. https://observers.france24.com/fr/afrique/20210611-intox-soldats-français-pillage-or-mali?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR2amsBSifHD10ibCh2gmEYeyjgvcJIPV4gV-JWu-CugeIstQM5iHMoMTj4_aem_x09RZhMnTesIGXEgGeYSpQ
52VERIFICA RTVE. «Te explicamos el montaje ruso con una fosa común que Francia denuncia en Mali». 27 de abril de 2022. https://www.rtve.es/noticias/20220427/fosa-comun-mali/2342240.shtml
53AUDINET, Maxime & GERARD, Colin. «La Galaxie Prigojine, Promoteur de Wagner au Sahel», Le Rubicon. 15 de febrero de 2022. https://lerubicon.org/la-galaxie-prigojine-promoteur-de-wagner-au-sahel/
54LCI. «Le clip russe anti français à destination du public africain». 29 de diciembre de 2022. https://www.youtube.com/watch?v=rdwOGt9Y81c&t=123s
55TV5MONDE INFO. «Propagande anti-française en Afrique : nouveau clip prorusse». 22 de enero de 2023. https://www.youtube.com/watch?v=Cd0sAmVRQIs
56ESCALONILLA, Álvaro. «Prigozhin se reúne en San Petersburgo con emisarios africanos en mitad de la cumbre de Putin con los líderes del continente», La Razón. 27 de julio de 2023. https://www.larazon.es/internacional/prigozhin-reune-san-petersburgo-emisarios-africanos-mitad-cumbre-putin-lideres-continente_2023072764c2d63ff7868800016b8aec.html
57SOTO-MAYOR, Guillaume, MARE, Admire & ONANINA, Valdez. Vid. supra n.º 13.
58SANGARÉ, Bokar. «Mali: Ben le Cerveau, l'homme qui veut voir les russes à Bamako», Jeune Afrique. 29 de octubre de 2021. https://www.jeuneafrique.com/1258402/politique/mali-ben-le-cerveau-lhomme-qui-veut-voir-les-russes-a-bamako/
59JEUNE AFRIQUE. «Russie-Afrique: De Kémi Séba à Nathalie Yamb, Les Influenceurs Pro-Poutine du Continent», Jeune Afrique. 6 de abril de 2022. https://www.jeuneafrique.com/1335015/politique/russie-afrique-de-kemi-seba-a-nathalie-yamb-les-influenceurs-pro-poutine-du-continent/
60U. S. DEPARTMENT OF STATE. «Campaña de desinformación de Yevgeniy Prigozhin en toda África». 4 de noviembre de 2022. https://www.state.gov/campana-de-desinformacion-de-yevgeniy-prigozhin-en-toda-afric/
61SEBA, Kemi. «Kemi Seba: Guerre Froide 2.0 , Resistance Africaine, Alliance Puis Separation Avec La Russie» (Kemi Seba Officiel). 4 de octubre de 2020 https://www.youtube.com/watch?v=Smyosc4NE6Y&list=PLqmrviCTd-5m9NiFnF4t7V_S3ysrfjCWd&index=2
62AUDINET, Maxime. Vid. supra n.º 32, p. 59.
63COMMANDEMENT DE LA CYBERDÉFENSE, MINISTÈRE DES ARMÉES. Vid. supra n.º 4.
64LAPLACE, Manon. «Contre l'influence russe en Afrique, Macron envoie ses cybercombattants», Jeune Afrique. 25 de noviembre de 2022. https://www.jeuneafrique.com/1395853/politique/contre-linfluence-russe-en-afrique-macron-envoie-ses-cybercombattants/
65MILOSEVICH-JUARISTI, Mira. «Rusia en África y las posibles repercusiones para España», Elcano Policy Paper. Real Instituto Elcano, 2023, p. 46. https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2023/07/policy-paper-rusia-en-africa-y-las-posibles-repercusiones-para-espana.pdf
66MALI-METRE. Enquêtes d’opinion « Que pensent les Malien(ne)s ? ». FRIEDRICH-EBERT-STIFTUNG, 2024. https://library.fes.de/pdf-files/bueros/mali/10100/2024.pdf
67Kevin Limonier en RFI (Atelier des Médias). «La métamorphose des stratégies d’influence informationnelles russes» (capítulo de podcast). 8 de junio de 2024. https://open.spotify.com/episode/6wS3vFqdSZXvIqyV4q9ioi?si=XKc8rvUAQUKeRbum0YhQew
68BAINES, Graham, MORLEY-DAVIES, Jonathan y THOMAS, Jem. Russian information operations outside of the Western information environment. NATO Strategic Communications Centre of Excellence, 2024. https://stratcomcoe.org/publications/russian-information-operations-outside-of-the-western-information-environment/306

Nota: Todos los enlaces están activos con fecha de 17 de julio de 2024.