La Unión Europea como actor relevante en la seguridad de la región Indo-Pacífico

Introducción

El siglo XXI ha presenciado un cambio significativo en el equilibrio de poder y la dinámica geopolítica a nivel mundial. La región del Indo-Pacífico ha ganado una creciente atención en los últimos años y se ha convertido en el nuevo epicentro de la competencia estratégica y el comercio global, con un impacto directo en la estabilidad y la seguridad internacionales. Por ello, puede considerarse que se ha producido un desplazamiento del centro de gravedad del mundo hacia esta región.

De hecho, Estados Unidos trasladó hace tiempo su centro de gravedad estratégico a esta región para, entre otras cosas, contener el creciente expansionismo chino (Hosseini et al., 2018). También la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha plasmado en su concepto estratégico su interés por el Indo-Pacífico y la forma de abordar los desafíos en aquella región (Organización del Tratado del Atlántico Norte, 2022).

La Unión Europea, por su parte, que, en cuestiones de seguridad es dependiente en gran parte de la OTAN, desarrolla su propia política de seguridad y defensa y un concepto estratégico propio para defender sus intereses, no forzosamente coincidentes con los de Estados Unidos y la OTAN e incluso con los de los países europeos (Consejo de la Unión Europea, 2022).

Así, la Unión Europea ha manifestado un interés en la región Indo-Pacífico y ha desarrollado una estrategia específica para la misma. Esta estrategia busca abordar una serie de cuestiones en los ámbitos de la economía, la inversión, el comercio internacional, la seguridad y la defensa (European External Action Service Press Team, 2023).

Todo ello, por tanto, ha llevado a la apertura de un debate sobre el papel de los diferentes actores que participan en el Indo-Pacífico, entre los que se incluyen los ya mencionados, y sobre las tensiones geopolíticas que se producen por la rivalidad entre las principales potencias con intereses en la región.

En este contexto, resulta interesante analizar el papel de la Unión Europea como actor en la región del Indo-Pacífico, examinando su contribución a la seguridad, la estabilidad y la promoción de valores compartidos en una región geográficamente distante, pero estratégicamente vital. Concretamente, es importante investigar si la Unión Europea puede ser un actor relevante en la región del Indo-Pacífico y de qué forma puede desarrollar este papel.

La región del Indo-Pacífico

El término Indo-Pacífico empezó a ser utilizado con frecuencia a partir del año 2010 por diferentes líderes de países que consideraban sustancial resaltar la conexión marítima de los océanos que conforman la región. Asimismo, en la idea del Indo-Pacífico se incluye con más determinación a la India, aceptando, en consecuencia, la trascendencia de la India como país relevante en la región (Ruiz-Canela, 2023).

En este sentido, el presidente de los Estados Unidos Barack Obama marcó un punto de inflexión significativo en 2011 al contemplar el cambio de pivote hacia Asia (“Pivot to Asia”) en su política exterior (Hosseini et al., 2018).

La región del Indo-Pacífico se puede entender como la agregación de las zonas que comprenden el océano Índico y el océano Pacífico, así como los estados limítrofes con estos mares, extendiéndose desde la costa oriental de África hasta la costa del Pacífico del continente americano (Haruko, 2020).

Esta descripción, sin embargo, es abierta y está sujeta a múltiples interpretaciones, dependiendo principalmente de los intereses del país que la defina. Así, Estados Unidos la considera como una extensa franja del planeta desde la costa oeste de los Estados Unidos hasta las costas occidentales de la India. Por su parte, la Unión Europea concibe la región Indo-Pacífico como el área geográfica que comprende desde la costa este de África hasta los estados insulares del Pacífico (Consejo de la Unión Europea, 2021).

En cualquier caso, el centro estratégico de la región se puede situar alrededor del mar de China Meridional, mar de China Oriental, la isla de Taiwán y los diferentes estrechos que conectan las rutas marítimas entre ambos océanos (Malaca, Singapur, Lombok, Sunda, Taiwán y Tsushima).

El Indo-Pacífico se revela como una región de gran importancia estratégica. El primer motivo de su relevancia se deriva de la gran extensión geográfica que abarca. El océano Pacífico tiene una superficie de 155 millones de kilómetros cuadrados y el océano Índico, 68 millones de kilómetros cuadrados. Juntos, sin tener en consideración la superficie de los países de la región, suponen más del 43 por ciento de la superficie del planeta.

La confluencia de los océanos Pacífico e Índico permite conectar el continente asiático y Oceanía con África hacia el oeste, América hacia el este e incluso con Europa a través del canal de Suez, lo que permite explotar sus conexiones marítimas. Alrededor del 80 por ciento del comercio marítimo mundial navega por las aguas del estrecho de Malaca. Se estima que, aproximadamente, 55.000 buques al año atraviesan este estrecho para continuar su navegación por las rutas marítimas habituales (Rengel, 2023). El elevado número de buques mercantes y la necesidad de circular por los estrechos producen unos puntos de congestión que preocupan a muchos estados en aras de asegurar el comercio marítimo y la libertad de navegación.

En términos económicos y demográficos, en el Indo-Pacífico se concentra el 60 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y el 65 por ciento de la población mundial (Borrell, 2021).

Asimismo, destaca el liderazgo en la tecnología de semiconductores. Los principales proveedores de semiconductores de la región aglutinan el 91 por ciento de la fabricación mundial entre Taiwán (66 por ciento), Corea del Sur (17 por ciento) y China (8 por ciento).

Finalmente, hay que reseñar el impacto geopolítico del Indo-Pacífico en la reconfiguración del orden mundial. El orden mundial establecido durante décadas desde una perspectiva occidental se ve amenazado por una nueva concepción no occidental donde gran parte del poder reside en el Indo-Pacífico (Simons, 2023). Por todo ello, la interacción entre las potencias y los actores regionales y globales influye en el orden mundial contemporáneo que se dirime en el Indo-Pacífico y donde la multipolaridad es una de sus características más distintivas (Barai, 2015).

Sin embargo, dada su repercusión, en la región no solo se dilucida qué país controla la región sino también quién es el nuevo hegemón mundial estableciendo una dura competición entre Estados Unidos y China. Esta rivalidad no solo se centra en el control militar y la influencia estratégica, sino también en la dominación económica, tecnológica y diplomática a nivel mundial.

De igual forma, las disputas territoriales en el Mar de la China Meridional son complejas y están motivadas por intereses estratégicos y económicos. Involucran principalmente a siete naciones (Brunéi, China, Filipinas, Indonesia, Malasia, Taiwán y Vietnam) con el objetivo de expandir sus Zonas Económicas Exclusivas.

Este hecho se observa claramente en las tensiones alrededor de las islas Paracel y Spratly, donde las ambiciones territoriales de China se encuentran con la firme oposición de los otros reclamantes. Además, China, en su búsqueda por expandir su influencia y asegurar su crecimiento territorial, ha adoptado una estrategia de creación de islas artificiales, lo cual le permite tanto ampliar su Zona Económica Exclusiva como también proyectar su poder militar en la región (González, 2022).

Por otro lado, la disputa de Taiwán se destaca como un punto crítico dentro de este complejo escenario. La isla no solo es estratégicamente valiosa por su ubicación geográfica, sino que también simboliza la lucha histórica por la reincorporación de la isla a la República Popular China y la perseguida reunificación.

Además de las ambiciones territoriales y económicas, estas disputas subrayan la importancia del control marítimo. Por ello, la libertad de navegación puede verse afectada en el Indo-Pacífico condicionando el comercio internacional en una de las rutas marítimas más transitadas del mundo.

Estrategia de la Unión Europea para el Indo-Pacífico

Las políticas de relaciones exteriores de la Unión Europea se materializan en la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD).

La PCSD forma parte integrante de la PESC y se provee de capacidades y medios civiles y militares proporcionadas por los estados miembros para contribuir a los objetivos definidos por el Consejo.

Las misiones contempladas por la PCSD pueden realizarse en territorio fuera de la Unión Europea y abarca los ámbitos de «materia de desarme, las misiones humanitarias y  de rescate, las misiones de asesoramiento y asistencia en cuestiones militares, las misiones de prevención de conflictos y de mantenimiento de la paz, las misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la gestión de crisis, incluidas las misiones de restablecimiento de la paz y las operaciones de estabilización al término de los conflictos» (Versión consolidada del Tratado de la Unión Europea, 2012, Art. 43.1).

Desde 2003, año en que se inició la primera operación, la Unión Europea ha ejecutado cuarenta operaciones y misiones en tres continentes. Actualmente, se desarrollan veinticuatro misiones y operaciones, de las cuales trece son misiones civiles, diez operaciones militares y una tiene carácter civil-militar (Strategic Communications, 2024).

En marzo de 2022, la Unión Europea elaboró un nuevo concepto estratégico. El documento, aprobado por el Consejo de la Unión Europea se denominó “Una Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa” (“A Strategic Compass for Security and Defence”).

La Brújula Estratégica supuso un nuevo y significativo paso adelante de la Unión en el ámbito de la seguridad y la defensa ya que su objetivo era orientar el desarrollo necesario de la agenda de seguridad y defensa de la Unión Europea para los próximos diez años mediante acciones concretas y estableciendo plazos temporales definidos. El cumplimiento de estas acciones convertiría a la Unión Europea en un proveedor de seguridad más capaz para sus ciudadanos y en un socio mundial más fuerte que trabaje por la paz y la seguridad internacionales (Borrell, 2022).

En cierta manera, la Brújula Estratégica se presentó para solventar las carencias observadas en el ámbito europeo de la seguridad y la defensa y plantear el nivel de ambición deseado en el medio plazo (Arteaga, 2022).

De forma específica, en el análisis sobre la región del Indo-Pacífico, calificó a esta región como el nuevo centro de competencia global donde el orden internacional basado en normas se ve amenazado y cuya estabilidad y seguridad afectan a la economía y al orden geopolítico. Asimismo, se mostraba su intención de salvaguardar sus intereses en el Indo-Pacífico.

«El Consejo considera que la UE debe reforzar su enfoque estratégico, su presencia y sus acciones en la región indopacífica a fin de contribuir a la estabilidad, la seguridad, la prosperidad y el desarrollo sostenible de la región, a partir de la promoción de la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el Derecho internacional» (Consejo de la Unión Europea, 2021, p. 2).

Así comenzaba el documento sobre las Conclusiones del Consejo sobre una Estrategia de la UE para la Cooperación en la Región Indopacífica, aprobada en abril de 2021, unos meses antes de la aprobación de la Brújula Estratégica.

Considerar la región del Indo-Pacífico, fue un gran avance para la Unión Europea, la cual incluso había evitado utilizar el término de Indo-Pacífico hasta ese momento, a pesar de que la mayoría de actores relevantes lo empleasen habitualmente a partir de 2010 (Saldaña, 2023).

A pesar de que Asia y Asia-Pacífico habían sido consideradas en su política exterior con anterioridad, el Indo-Pacífico en su conjunto no había sido una prioridad real para la Unión Europea hasta el año 2020 (Cunningham, 2022).

La aproximación de la Unión Europea admite las trascendentales dinámicas que se producen en el Indo-Pacífico tanto por los potenciales beneficios que la región en su conjunto ofrece a la Unión (Cunningham, 2022) como por el impacto negativo que las tensiones implican en sus intereses y en su seguridad (Willigen y Blarel, 2024).

Así, la estrategia para el Indo-Pacífico incide en el orden internacional basado en normas y en un entorno abierto y libre para el comercio y la inversión de forma que se preserve la estabilidad y seguridad regionales.

El firme compromiso de la Unión Europea, basado en el largo plazo, se concreta en fortalecer la cooperación bilateral y multilateral. En el documento se mencionan múltiples naciones y organizaciones supraestatales con las que la Unión Europea ha establecido o tiene interés en establecer partenariados o acuerdos de diferentes tipos.

Por ello, en esa concepción de la arquitectura regional, la Unión Europea defiende el multilateralismo como forma de salvaguardar el orden internacional basado en normas.

Por su parte, las principales áreas de interés para la Unión Europea que en algunos aspectos se encuentran interrelacionadas son el interés geoestratégico, el interés económico y el interés en el ámbito de la seguridad.

En primer lugar, el interés geoestratégico es indiscutible al asumir la relevancia del escenario objeto de análisis en su conjunto. La importancia de la demografía, el cambio en el orden internacional que se está produciendo en su seno y la geografía de la región donde el ámbito marítimo es crucial definen el Indo- Pacífico.

Por ello, la Unión Europea considera que no se puede obviar estas condiciones y que debe estar presente en este escenario antes de que su inacción pudiera crear unas distancias insalvables para participar en ella de forma relevante.

Además, el interés de la Unión pasa por favorecer el equilibrio estratégico en el Indo-Pacífico, participando activamente junto a sus socios regionales y promoviendo una arquitectura regional y un multilateralismo que esté «en consonancia con los principios de la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el Derecho internacional» (Comisión Europea, 2021a, p. 1).

No obstante, el interés más sustancial para la Unión Europea es el interés económico. Este se fundamenta en el elevado intercambio comercial entre la Unión Europea y el Indo-Pacífico, el cual es el más elevado comparado con el resto de regiones del mundo (Keßler, 2024).

El comercio de bienes y servicios entre ambas regiones supera el 70 por ciento del comercio global y el Indo-Pacífico se sitúa en el segundo puesto de los destinos de las exportaciones europeas (Comisión Europea, 2021b).

Al mismo tiempo, casi el 90 por ciento del comercio de la Unión Europea es transportado por vía marítima, por lo que gran parte de este comercio debe atravesar las vías marítimas del Indo-Pacífico.

Por otra parte, la Unión Europea es el principal inversor del Indo-Pacífico, acumulando entre ambas regiones más del 60 por ciento de los movimientos de capital de inversión extranjera (Comisión Europea, 2021b).

Como consecuencia de su dinámico crecimiento económico y demográfico, en la región del Indo-Pacífico florecen mercados emergentes y surgen oportunidades únicas para la economía de Unión.

Esta realidad económica sitúa a la región del Indo-Pacífico como un eje central para la estrategia comercial y de inversión de la Unión Europea a la vez que motiva la necesidad de una presencia en la región que fortalezca la seguridad de la región y, específicamente, de las rutas marítimas.

Por último, el objetivo de convertirse en un proveedor de seguridad en el Indo- Pacífico ambiciona garantizar la seguridad y la consecuente estabilidad. La explicación a este interés se define en la estrategia para el Indo-Pacífico, ya que considera que la inestabilidad regional tiene un impacto negativo en la seguridad europea y en la de sus ciudadanos (Cunningham, 2022).

La Brújula Estratégica no solo considera la importancia en términos de ese impacto negativo causado por la falta de seguridad sino que, de alguna manera, subordina el interés de la seguridad a los intereses geoestratégico y económico (Consejo de la Unión Europea, 2022). Es decir, el interés en el ámbito de la seguridad es proporcionar el medio que facilite las condiciones previas que permitan alcanzar los asuntos relacionados con el interés geoestratégico y con el interés económico.

Los instrumentos de poder de la Unión Europea para el Indo-Pacífico

La Unión Europea busca materializar su estrategia en el Indo-Pacífico, reforzando su papel como garante de seguridad y estabilidad mediante los instrumentos de poder diplomático, militar y económico.

La diplomacia representa uno de los pilares fundamentales de la estrategia de la Unión Europea para proyectar su influencia y promover sus intereses en el Indo- Pacífico.

Con el Tratado de Lisboa en 2007, la Unión Europea consolidó su estructura diplomática con la introducción de la figura del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y la creación del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).

El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad representa a «la Unión en las materias concernientes a la política exterior y de seguridad común» y dirige «el diálogo político con terceros en nombre de la Unión y expresará la posición de la Unión en las organizaciones internacionales y en las conferencias internacionales» (Versión consolidada del Tratado de la Unión Europea, 2012, Art. 27.2).

Por tanto, el Alto Representante ofrece la capacidad de conformar una personalidad concreta que ejecuta la política exterior y establece las relaciones de la Unión con sus socios internacionales (Calleja, 2014).

El SEAE es el servicio diplomático de la Unión Europea y asiste al Alto Representante en la ejecución de la PESC promoviendo la paz y la seguridad en todo el mundo. Su creación conlleva la misión de facilitar a la Unión Europea el instrumento necesario para actuar como un actor con capacidad global (Calleja, 2014).

En definitiva, el SEAE ha permitido una mayor coherencia y visibilidad de la Unión Europea en el escenario internacional y, específicamente, en el Indo- Pacífico, coordinando las actividades de las delegaciones y representaciones diplomáticas.

En consecuencia, el instrumento diplomático de la Unión Europea en el Indo- Pacífico es un componente esencial de su estrategia para establecer relaciones y promover la cooperación y la estabilidad gracias a la figura del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y el SEAE con sus delegaciones y oficinas.

Mediante las iniciativas que desarrolla con países de la región y la participación en diálogos bilaterales y foros multilaterales, la Unión Europea demuestra su compromiso y su capacidad para mantener una presencia relevante y positiva en el Indo-Pacífico.

El factor económico es un instrumento de poder esencial que utiliza la Unión Europea para proyectar su influencia. Además, la Unión Europea, desde sus orígenes, ha manifestado una disposición por el comercio. Se sitúa entre los tres principales exportadores e importadores de bienes y servicios del mundo, junto con China y Estados Unidos. En 2021, ocupó la segunda posición tanto en volumen de importaciones como de exportaciones con un 14 y del 15 por ciento del global respectivamente.

Asimismo, es el líder en cuanto a inversiones en otros países fuera del entorno de la Unión, tanto en inversiones realizadas como recibidas (European Commission, 2022).

La Unión Europea ha establecido, por consiguiente, una presencia económica significativa en la región, buscando no solo expandir su alcance económico sino también fortalecer sus objetivos geopolíticos y estratégicos.

Aunque la Unión Europea históricamente ha puesto un mayor énfasis en las herramientas diplomáticas y económicas, el componente militar de su estrategia se ha desarrollado de forma evidente en los últimos años apoyado, en un primer momento, por la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) y, desde 2022, por la Brújula Estratégica de la Unión Europea.

En este sentido, entre septiembre y octubre de 2023, tuvo lugar en España el ejercicio MILEX 23, considerado un hito ya que supuso el primer ejercicio militar de la Unión Europea con fuerzas reales. En el participaron «2.900 militares de 31 unidades, pertenecientes a 19 países de la UE» (Del Vado, 2023, p. 29) y se considera fundamental para continuar la evolución de la EU RDC.

El ejercicio MILEX 23 también examinó la Capacidad Militar de Planificación y Ejecución (Military Planning and Conduct Capability, (MPCC)) que ofrece la capacidad de cuartel general operacional (Del Vado, 2023) con el objetivo de poder conducir misiones militares no ejecutivas y dos misiones ejecutivas de pequeña entidad o una de entidad media el año 2025 (European External Action Service, 2023).

Respecto a las operaciones militares, existen dos directamente vinculadas a la capacidad de seguridad que la Unión Europea puede proporcionar en el Indo- Pacífico, tanto por su proximidad a la región como por las características de las operaciones que se desarrollan en el ámbito marítimo.

La operación EUNAVFOR ATALANTA de lucha contra la piratería en las aguas del océano Índico próximas al Cuerno de África se desarrolla desde 2008 y ha logrado controlar la piratería de una forma notablemente efectiva. Además, desde febrero de 2024, está en curso la operación EUNAVFOR ASPIDES, en la que participan 4 fragatas y una plataforma aérea de patrulla marítima en la zona del mar Rojo, mar Arábigo, Golfo Pérsico y Golfo de Adén, protegiendo al tráfico marítimo de los ataques de los hutíes.

En definitiva, todo ello manifiesta el compromiso de la Unión Europea por mantener una autonomía estratégica, específicamente, en el Indo-Pacífico. No obstante, la Unión Europea debe aprovechar las sinergias que se pueden crear al establecer relaciones estrechas con otros actores del entorno. De igual modo, el multilateralismo por el que apuestan la mayoría de los estados del Indo- Pacífico favorece la entrada de la Unión Europea y permite que gane relevancia en el campo de la seguridad.

Conclusiones

El Indo-Pacífico se ha convertido en el nuevo centro de gravedad geoestratégico mundial debido a una serie de factores interrelacionados. Esta región ha emergido como un epicentro vital para la competencia estratégica, especialmente entre Estados Unidos y China.

Además de su importancia demográfica, en el ámbito económico, el Indo- Pacífico supone más de la mitad de la riqueza mundial y es crucial para el comercio internacional ya que en sus aguas transita la mayoría del comercio marítimo mundial. Esta importancia económica hace que la estabilidad de la región sea directamente proporcional a la estabilidad económica mundial.

La Unión Europea, consciente de la importancia estratégica de este escenario, muestra su disposición por estar presente en él y evitar quedarse aislada de este entorno. La manera de manifestarlo es el interés de convertirse en un actor capaz de proporcionar seguridad en la región. No obstante, el interés por la seguridad y la estabilidad está subordinado al interés geoestratégico y económico.

Así, fortalecer la seguridad y la estabilidad facilita que se mantenga el orden internacional basado en reglas, la libertad de navegación y el libre comercio, tan importante para la economía de la Unión Europea.

Las capacidades de que dispone se materializan en los principales instrumentos de poder. La Unión Europea utiliza su diplomacia y la información para ejercer su influencia en la región. Sin embargo, esta influencia se traduce en una influencia al mismo nivel que sus contrapartes mediante la participación en diálogos bilaterales y foros multilaterales.

De igual forma, utiliza su poder económico, como el principal inversor y uno de los más importantes en cuanto a volumen de actividad comercial, para realizar acuerdos comerciales que estrechan las relaciones con los países del Indo- Pacífico.

En cuanto, al poder militar, la Unión Europea posee en su conjunto los medios y capacidades para ser un actor relevante. Su determinación es clara basada en la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), la Brújula Estratégica y la “Estrategia de la UE para la Cooperación en la Región Indopacífica”. El mensaje por parte del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad es rotundo y reiterado: ser un proveedor de seguridad global.

Asimismo, el principal elemento que convertiría a la Unión Europea en un actor relevante para proporcionar seguridad, dado el carácter principalmente marítimo de la región, es una presencia naval permanente.

Para poder desempeñar este papel relevante, el compromiso de los estados miembros con los objetivos que marca la Unión Europea debe ser elevado y eliminar posibles divergencias en las posiciones adoptadas.

Además, para garantizar su éxito, la Unión Europea debe apoyarse en alianzas y acuerdos que faciliten su presencia en la región. Las posibles amenazas que pueden surgir en el escenario referidas a un aumento de la inestabilidad o la escalada en los conflictos existentes provocan la necesidad de que la Unión Europea utilice sus relaciones para asegurar que puede proporcionar el nivel de seguridad suficiente.

En definitiva, la Unión Europea posee elementos suficientes para ser un actor relevante en el Indo-Pacífico pero debe mostrarse unida, enfocarlos adecuadamente a la región y muchos de ellos solo serán efectivos apoyándose en las relaciones existentes con países u organizaciones regionales.

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