La inteligencia artificial como factor de transformación de las operaciones militares en el nivel operacional

Integración en el multidominio. Fuente: (Ionita, 2021)

29 nov. 2024

La inteligencia artificial como factor de transformación de las operaciones militares en el nivel operacional

Juan Manuel Garat González. Capitán de Corbeta del Cuerpo General de la Armada

Introducción

La IA es la más representativa de las Tecnologías Emergentes y Disruptivas (EDT), y está llamada a condicionar los procesos de toma de decisiones de los gobiernos y organizaciones internacionales. La importancia estratégica de la IA en el futuro puede ser determinante en muchos terrenos, representando probablemente un elemento diferenciador en la competición geoestratégica mundial.

En las operaciones militares, la IA puede contribuir a ordenar y dar coherencia al gran volumen de datos existentes, aliándose con la inteligencia humana para satisfacer las necesidades militares en un entorno competitivo y demandante. El planeamiento operacional de una operación militar podría beneficiarse enormemente del uso de tecnologías de IA; si bien con la necesidad de delimitar claramente sus límites de actuación y autonomía, y la transparencia del proceso para garantizar la supervisión humana, todo ello con el fin de garantizar un uso ético de estas tecnologías.

La IA aplicada a la Defensa

En 2018, James N. Mattis, Secretario de Defensa de los EEUU, vaticinó que la IA podría “cambiar la naturaleza fundamental de la guerra”, una afirmación que, según Heller (2019), podría “alterar los principios de la guerra y siglos de pensamiento militar” (p. 73). El presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue más allá, al afirmar que "la IA es el futuro, no solo para Rusia, sino para toda la humanidad. (…) Quien se convierta en líder en esta esfera se convertirá en el gobernante del mundo" (Morgan et al., 2020, p. 153), aseveración con la que coincide Xi Jinping, que pretende llevar a China al liderazgo en IA en 2030 (Arteaga Martín, 2019).

La reciente actualización de la visión estratégica de la OTAN (2022a), refleja la importancia que le otorga a las EDT en la competición global. Esta visión se encuentra en sintonía con su «Estrategia de IA», donde la Alianza vislumbra un futuro en el que el uso de la IA se convertirá en inherente en la organización, aprovechando el potencial de estas tecnologías mientras se protege de su uso por parte de adversarios (OTAN, 2021a, p. 3).

Las aplicaciones de la IA en el ámbito militar son tan variadas como aquellos desarrollos tecnológicos civiles que pretenden adaptar. Al igual que en el ámbito comercial, "la logística, el transporte y las capacidades de suministro se benefician directamente de los avances en inteligencia artificial" (Heller, 2019, p. 83). La tecnología de drones, sensores terrestres y espaciales, y la capacidad en el ciberespacio permitirán la recolección autónoma de información, lo que aumentará la cantidad de datos disponibles para su análisis y uso. La IA permitirá mejoras sustanciales en la calidad de la inteligencia obtenida a partir del big data (Morgan et al., 2020), resultando imprescindible además para apreciar patrones y tendencias inadvertidos incluso para ojos humanos experimentados (Heller, 2019).


Figura 1: MQ-9 PREDATOR B del Ejército del Aire y del Espacio. Fuente: (MDEF, 2022)

Esta superioridad de información podrá ser empleada al apoyo en la toma de decisiones y el planeamiento. Como destaca Roldán Tudela (2019), una ventaja del uso de la IA en el proceso de toma de decisiones es que “la automatización del análisis y la actualización continua del conocimiento de la situación permite una rápida reacción frente a la naturaleza cambiante y el acelerado ritmo de las operaciones” (p. 111), característica que en el futuro será más determinante, ya que permitirá “gestionar el ciclo de decisión más rápido que el adversario” (Morgan et al., 2020, p. 38).

En relación con los datos operativos, el Ministerio de Defensa (MDEF) (2022) concibe la nube de combate (combat cloud) como “una red interconectada para el intercambio de datos e información dentro del espacio de batalla, donde cada usuario o plataforma aportan y reciben información esencial de forma transparente, que puede ser utilizada en toda la gama de operaciones militares", erigiéndola como “elemento clave para la operaciones multidominioi” (MDEF, 2022, p. 108). El JEMAD, en su «visión de la nube de combate», la considera un «sistema de sistemas» interconectados, que integra los tres niveles de las operacionesii, que debe propiciar la interoperabilidad y la sistematización del planeamiento y ejecución de las operaciones militares (EMAD, 2022).


Figura 2. Integración en el multidominio. Fuente: (Ionita, 2021)

Planeamiento de las operaciones

El planeamiento de operaciones militares es un proceso mediante el cual, a partir del análisis del entorno y la misión encomendada, se diseñan y desarrollan soluciones, que se plasman en directivas, planes u órdenes, para alcanzar objetivos estratégicos militares y resolver problemas operativos complejos; involucrando a todos los escalones de mando y otros instrumentos de poder no militares, con un enfoque integral y multidisciplinar (MDEF, 2018).

La figura protagonista del planeamiento es el Comandante Operacional, que el MDEF (2018) define como “el responsable de cumplir la misión encomendada (…) ejerciendo su autoridad sobre el nivel táctico mediante una estructura de mando adecuada y la aplicación del arte operacional" (p. 109).

La toma de decisiones de ámbito militar se enfrenta a “un futuro tan cambiante y complejo”, en el que “comprender el entorno operativo y tomar decisiones rápidamente es un requisito esencial” (MDEF, 2022, p. 92), y en el que coordinar e integrar todas las actividades concernientes a las operaciones se ha convertido en un desafío (OTAN STO, 2022a). Para ello, los avances en IA y big data pueden representar un beneficio significativo, ya que la gran proliferación de los datos disponibles requiere que la fusión e interpretación de la información se realice mayormente de forma automática (van den Bosch y Bronkhorst, 2018), potenciando y agilizando “extraordinariamente la capacidad de analizar la información y convertirla en conocimiento” (MDEF, 2022, p. 92). Un mejor conocimiento y comprensión permitirá adaptar los ciclos de decisión al ritmo imperante en el nuevo entorno (MDEF, 2022).

A esta necesidad de procesado de datos se suma otro factor inherente a las operaciones militares: la incertidumbre, que convierte la toma de decisiones en un proceso aún más complejo, “donde la imprevisibilidad es parte habitual del escenario" (Olier y Corchado, 2022, p. 9). La IA puede ayudar al Comandante a su EM a filtrar y analizar la información relevante, a superar la incertidumbre y afrontar el conflicto en la «zona grisiii», y a acelerar el proceso de toma de decisiones para obtener una ventaja cognitiva. En resumen, una herramienta clave para lograr la superioridad sobre el enemigo en el campo de batalla multidominio (Oliva, 2018). La OTAN (2020), consciente de estas circunstancias, en su iniciativa «NATO 2030» establece claramente su intención de “fomentar la incorporación de la IA en el planeamiento estratégico y operacional” (p. 30).

La herramienta que emplea la OTAN para el proceso de planeamiento de operaciones (OPP), es, desde 2010, la «Directiva para el planeamiento integral de las operaciones» (COPD). Alineado con la definición del arte operacional, el OPP en este nivel (OLPP), “traduce los objetivos operacionales en acciones, misiones y objetivos tácticos, exponiendo de forma clara el modo en que va a ser organizada la fuerza y empleadas las capacidades disponibles para la consecución de los efectosiv deseados en el entorno operativo" (MDEF, 2018, p. 117).

Las fases del OLPP más susceptibles de mejorar con la aplicación de la IA son las relacionadas con el conocimiento y la visualización del problema operacional, es decir, las tres primeras; complementadas por el proceso de «comprensión integral del entorno operativo» (CUOE), en el que se analiza el entorno, los actores que en él influyen, y las posibles líneas de acción de los oponentes (OCOA) (OTAN, 2021b).


Figura 3. Relación entre el CUOE y las fases del OLPP Fuente: (CESEDEN, 2022)

La disponibilidad de todos los datos relacionados en una nube de combate permitirá analizar de forma sistemática todos los ámbitos en los que se divida el entorno y ofrecer relaciones que no resulten evidentes de manera inmediata, y proporcionar en última instancia unas OCOA más realistas, por ejemplo, adaptadas a las condiciones de terreno reales (Branch, 2018). Como indica Davis (2020), se podrán desarrollar métodos para incluir en el CUOE datos y hechos cualitativos, como cambios en la postura del adversario, o respuestas de diferentes audiencias a las operaciones propias.

Pero en el planeamiento no sólo es importante el plan final, sino quizás aún más el propio proceso. Como expresa Branch (2018), “estos esfuerzos generan conocimientos de inteligencia y refinan aún más la situación operativa, proporcionando al comandante una base de comprensión más sólida para tomar decisiones” (p. 47). Por ello es importante que toda esta información recopilada por la IA pueda ser presentada de forma más o menos simplificada, de forma que se alcance de forma progresiva el entendimiento humano, permitiendo mediante procesado del lenguaje natural (NLP) un intercambio de información entre la IA y el «grupo conjunto de planeamiento operacional» (JOPG), y pueda disponerse de una presentación más intuitiva de los resultados (McKendrick, 2017), para mediante esta colaboración hombre-máquina ayudar al Comandante y su EM a comprender mejor el entorno mediante el diálogo iterativo y el aprendizaje conjunto (Branch, 2018).

Avanzando hasta la tercera fase del planeamiento, sobre la base de las condiciones estratégicas deseables recibidas del nivel superior, la misión y los objetivos, el Comandante, como figura central, dirigirá y orientará al grupo de planeamiento para tratar de determinar lo «inaceptable» de la situación conflictiva. Con todo ello, se identifican las «condiciones operacionales» a crear en el entorno y se plasman en el «diseño operacional» (OTAN, 2021b; CESEDEN, 2022).


Figura 4. Diseño operacional. Fuente: (OTAN, 2019b)

Los avances actuales en NLP permiten interpretar de forma significativa una misión. Comprender las acciones que apoyan a su consecución permite reconocer qué comportamientos y circunstancias deben modificarse para cumplirla, lo que podría encauzarse con éxito en modelos sistémicos del comportamiento de los actores implicados. En términos de comportamientos, el análisis de sus acciones podría utilizarse para deducir sus motivaciones y la forma más adecuada de influenciarles (McKendrick, 2017).

Posteriormente, en un segundo paso de esta fase, se buscarán respuestas a «cómo» llevar a cabo la operación. La actividad principal consistirá en desarrollar diversas COA propias detalladas, sobre la base del diseño operacional, analizarlas individualmente, compararlas entre ellas y confrontarlas (wargame) a las OCOA (OTAN, 2021b).

Mediante el wargaming se evalúa el potencial de cada COA de cumplir la misión encomendada contra la oposición prevista por las OCOA, para identificar y corregir deficiencias, o desarrollar las oportunidades identificadas. Sin embargo, el valor añadido de esta confrontación se refleja en la sincronización por parte del Comandante y su EM de todas las acciones propias, y observar de forma integral las capacidades y acciones del oponente y las condiciones del entorno operativo (OTAN, 2021b).

Miller (2019) observa que las operaciones desarrolladas en el campo de batalla del siglo XXI –el multidominio– emplean innumerables sensores para proporcionar información crítica, en tiempo real, asociada con los requerimientos de información identificados por un Comandante y su EM durante el proceso de planeamiento, por lo que la velocidad de la IA permitirá actualizar en tiempo real las COA con una perspectiva actualizada de los factores que influyen en la zona de operaciones. Kerbusch et al. (2018) indican que la simulación avanzada de modelos de conducta individual, organizativa y social, con el fin de conocer el comportamiento plausible y probable de los adversarios, puede proporcionar un sustancial apoyo a la toma de decisiones en el planeamiento de las operaciones. El uso de tecnologías de IA puede permitir construir estos modelos, interactuar con ellos y analizar rápidamente grandes cantidades de datos obtenidos de las simulaciones. Los avances tecnológicos como el aprendizaje automático (ML) posibilitan modelos de comportamiento más realistas, la mejora de la colaboración entre humanos y máquinas o la comprensión de grandes cantidades de datos de simulación.

Por otra parte, el tiempo es uno de los recursos más valiosos, en especial en el planeamiento de una respuesta rápida (OTAN STO, 2022b). Una de las mayores ventajas de la incorporación de la IA al wargaming sería la velocidad de procesado de información, que permitiría proporcionar, en un entorno complejo, en segundos un amplio abanico de opciones en el desarrollo de las confrontaciones (Miller, 2019). Considerando además no sólo el desarrollo de COA, sino todo el proceso de toma de decisiones en el multidominio se revela que, en algunos de ellos, como en el ciberespacial, las capacidades humanas de procesado y comprensión quedan totalmente desbancadas; requiriendo un proceso «semiautomático» de toma de decisiones, en el que el humano pueda apreciar la previsión del riesgo y permita la aplicación de la teoría de juegos de forma conjunta y comprendida (Kase et al., 2022).

Aunque exista un entusiasmo por la potencialidad de la IA, diversos autores citados por la OTAN STO (2022a) coinciden en que se requiere una mayor investigación en la emulación de la inteligencia humana en ambientes de toma de decisiones complejas como la guerra; destacando también limitaciones críticas, como la necesidad de comprender los procesos de inferencia de la IA y garantizar la validez y fiabilidad de los resultados. Además, podría resultar paradójico que se quiera emplear la IA para aliviar la carga del elemento humano, cuando un aspecto primordial del wargaming es, precisamente, proporcionarle la oportunidad de tomar decisiones y experimentar las consecuencias de éstas.

Consideraciones éticas y legales

Una de las facetas más controvertidas de la IA es la relacionada con las implicaciones éticas subyacentes en su desarrollo y uso. A pesar de no existir aún una regulación internacional de la IA que garantice su uso ético, es un asunto de debate recurrente entre expertos y organizaciones, que abogan por la definición consensuada de un marco normativo. En el uso militar de las tecnologías de IA, donde las implicaciones éticas del uso de la fuerza son evidentes, cabe destacar que las principales OISD de las que España forma parte –la OTAN y la UE– establecen unos principios claros de empleo de la IA para estos fines.

La OTAN (2021a) destaca entre sus «principios de uso responsable de la IA en defensa» el de legalidad, previendo la aplicación de la normativa nacional e internacional, incluyendo el DIH; el de responsabilidad y rendición de cuentas humanas, y el de explicabilidad y trazabilidad.

El Parlamento Europeo (2021) asume el reto de liderar, junto con la ONU y la comunidad internacional, un papel relevante en la creación de un marco jurídico internacional para el uso de la IA con fines militares. Asimismo, enfatiza la importancia de la transparencia y explicabilidad de estas tecnologías, así como que el principio de proporcionalidadv siempre esté evaluado por un humano; e incide en que el uso militar de la IA deba estar sometido a mecanismos estrictos de control y supervisión y al respeto pleno de los derechos humanos y el DIH, incluyendo el contexto legal de los conflictos armados (Parlamento Europeo, 2022).

Limitaciones y riesgos

Como exponen Morgan et al. (2020), la guerra es una actividad con riesgos implícitos, en la que se emplea la fuerza en acciones militares, con efectos a menudo cargados de gran incertidumbre, en función de los medios y modos aplicados. La integración de la IA en las capacidades militares no es una excepción, y aunque persiga mejorar la conciencia de la situación y la velocidad en la toma de decisiones, su aplicación no está exenta de generar nuevos riesgos, que en algunas ocasiones tendrán “impactos negativos difíciles de prever, identificar o medir” (Comisión Europea, 2019, p. 2).

En un entorno físico y de información constantemente cambiante y competitivo, la OTAN (2022b) ha afirmado que en el futuro la falta de capacidades adecuadas relacionadas con la IA limitará su habilidad para responder a estos desafíos. Según Miller (2019), frenar la inclusión de la IA en el ámbito militar crea un punto ciego que proporciona al adversario un área potencialmente explotable.

La implementación de la IA en la toma de decisiones en el nivel operacional, sin embargo, presenta una posible disyuntiva entre el rendimiento operativo y la responsabilidad y legalidad de la IA, ya que, si ésta logra superar a sus adversarios humanos, es probable que también supere a sus propios operadores en velocidad y comprensión del proceso cognitivo del sistema (Schuster, 2018, p. 41). La IA puede ayudar a mitigar estos aspectos en el planeamiento de nivel operacional proporcionando a los operadores la mayor cantidad de información sobre la situación, para brindar la mejor comprensión posible al Comandante. Mayores niveles de confianza permitirán que propios agentes autónomos actúen como agentes morales, que evalúen los automatismos e impidan el sesgo de automatizaciónvi, supervisando también los parámetros éticos de las decisiones.

La inclusión de la IA en el ámbito militar es crucial para mantener la ventaja sobre adversarios y competidores, tanto estatales como no estatales, que están adoptando la IA y representan un desafío para las democracias occidentales. Según la OTAN (2021a), la Alianza debe perseguir activamente la innovación y adopción de la IA mientras se promueven las normas y valores democráticos y se asegura el respeto del derecho internacional. También enfatiza la importancia de proteger el uso de la IA del riesgo de interferencias, manipulaciones o sabotajes de adversarios, además de contrarrestar cualquier intento de crear desconfianza pública en el uso militar de la IA (OTAN, 2021a).

El uso de la IA en el planeamiento militar puede proporcionar beneficios en términos de velocidad, y representará una clara ventaja en un conflicto convencional (Morgan et al., 2020). No obstante, la disminución de los plazos en la toma de decisiones de un adversario que pueda procesar grandes cantidades de datos a mayor velocidad puede dificultar la capacidad de respuesta de la Alianza (OTAN, 2022b). Adicionalmente, McKendrick (2017) advierte que establecer límites estrictos al uso de la IA en el planeamiento militar, sin considerar la posibilidad de enfrentarse a un adversario que no tenga esas restricciones, podría ser un error estratégico.

Además, la Comisión Europea (2019) señala que los sistemas de IA deben ser protegidos contra vulnerabilidades que puedan ser explotadas por adversarios, como ataques a datos, modelos o infraestructuras subyacentes, y que se deben tomar medidas para prevenir y mitigar el posible uso indebido y abuso de los sistemas de IA. Los sistemas automatizados pueden ser vulnerables frente a los hackeos, llevados a cabo no solo por adversarios declarados, sino también por criminales o incluso por una IA sofisticada (McKendrick, 2017, p. 9), por lo que adquiere especial importancia la ciberdefensa. Además, los sistemas de ML presentan vulnerabilidades predecibles y explotables mediante el acceso a los datos de entrenamiento, que permiten provocar la clasificación errónea de imágenes (Allen y Chan, 2017, p. 63). Los procesos de entrenamiento con redes neuronales pueden resultar en parámetros numéricos difíciles de correlacionar con los resultados producidos (no explicables), lo que puede emplearse para confundir al sistema con pequeños cambios en los datos que pasarán desapercibidos al ojo humano, y refleja la importancia de avanzar en la explicabilidad (Comisión Europea, 2019).


Figura 5: Mando Conjunto del Ciberespacio Fuente: (MDEF, 2022)

Conclusiones

Los diferentes estudios abordados permiten apreciar, sin lugar a duda, la importancia que la IA tendrá en las relaciones internacionales en un futuro no tan lejano. Un gran peso específico y protagonismo en esas relaciones se condensa en torno al potencial militar de los estados, ya que, citando por fin a Clausewitz, no debe obviarse que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”.

Como se ha expuesto a lo largo del artículo, los desarrollos de la IA pueden contribuir a la transformación de las organizaciones militares, con una penetración sustancial en todas las áreas de las operaciones. Desde las funciones puramente administrativas, pasando por la logística, hasta la recopilación y gestión de la información como fuente de inteligencia militar, dando con todo ello sentido a los incontables datos que rodean a las operaciones militares, mejorando significativamente su eficacia y, sobre todo, su eficiencia.

El planeamiento de operaciones militares no es una excepción, ya que sin duda ofrece un terreno fértil para la aplicación de estas tecnologías. El potencial uso de cantidades ingentes de información –para las que actualmente no existen capacidades suficientes de procesado– permitirá mejorar la calidad y la velocidad en la toma de decisiones, proporcionando una ventaja militar. A diferencia del nivel táctico, en el que las acciones se suceden de forma rápida y directa, en el nivel operacional se persiguen unos efectos con los que materializar los objetivos propios, que pueden no ser tan evidentes, y en ocasiones sólo se logran identificar tras una comprensión completa de la situación, algo en lo que la IA definitivamente puede auxiliar.

Si bien probablemente la IA no pueda jamás igualar la creatividad e intuición humana, sus superiores capacidades de procesado de información le convertirán en el mejor aliado en el planeamiento de operaciones militares en el nivel operacional del Comandante y su EM, que, al confiar el trabajo más arduo a sistemas automáticos, podrán emplear todo su potencial humano en visualizar cuál es el problema operacional, y centrarse en cómo solucionarlo.

La paulatina incorporación de tecnologías de IA a las operaciones militares permitirá una reducción en los tiempos requeridos para la toma de decisiones, y producirá un difuminado entre los procesos de planeamiento y conducción. Un planeamiento de breve duración, sustentado en infinidad de datos relevantes de los que se infieren, e incluso predicen con garantías, amenazas a la seguridad propia –mediante lo que podríamos denominar «intuición automática»– dará lugar a acciones rápidas y precisas, que tratarán de producir los efectos oportunos en los centros de gravedad del enemigo, disuadiéndole de seguir combatiendo.

Haciendo buena la frase atribuida al general prusiano von Moltke –“ningún plan resiste el primer contacto con el enemigo”– la continua realimentación de los sistemas, con información obtenida en tiempo real en los dominios físicos, virtual y cognitivo (el multidominio), permitirán recalcular continua e iterativamente el planeamiento y su conducción, supeditados siempre al escrutinio humano, para buscar la manera más eficiente, en tiempo, recursos y vidas humanas, de alcanzar los objetivos marcados por el Comandante, al que el sistema servirá como responsable último de las decisiones.

Además del imprescindible valor añadido que aporta el elemento humano en las operaciones militares, gracias a su creatividad, buen juicio y pensamiento crítico, no deben obviarse tampoco las consideraciones éticas que exigen su protagonismo. A pesar de no existir una regulación internacional del uso militar de la IA, la tendencia generalizada permite intuir una voluntad de mantener al ser humano integrado en la toma de decisiones, tanto del empleo de la fuerza stricto sensu, como de aquellas que podrán desembocar en la pérdida de vidas humanas. La importancia de este asunto requiere del esfuerzo y coordinación internacional para garantizar que la dignidad humana se respeta hasta en la situación más inhumana, como es la guerra. Cualquier otra consideración que se haga acerca del uso ético de la IA militar pasará por observar las leyes y usos de la guerra, garantizando su empleo con plena consciencia de las repercusiones de las acciones propias y los efectos que se producen en el entorno operativo, midiendo siempre la proporcionalidad y ventaja militar obtenida. Para ello será imprescindible una total fiabilidad de la IA, adquirida mediante la transparencia y la supervisión humana en todas las fases de su aplicación.

La posesión de tecnologías de este tipo por parte de adversarios potenciales, con menor grado de respeto por los derechos humanos de propios y extraños, sin duda representa la gran amenaza para la seguridad global, y podría desembocar en un nuevo concepto de conflictos. En ellos, se perseguirá la victoria buscando producir efectos cognitivos en las poblaciones o sus dirigentes políticos, aprovechando las habilidades de estas tecnologías para provocar una «pérdida de la realidad», con acciones generalizadas en el ámbito cognitivo y el ciberespacio, en un nivel de desinformación hasta ahora inédito. Esta será, quizás, la nueva niebla de la guerra; aquella que pretendíamos disipar con más y mejor información.


Figura 6: Imagen creada por IA de una explosión cerca del Pentágono. Fuente: (Sáez, 2023)

Bibliografía

iLas operaciones «multidominio» se caracterizan por su “complejidad, definida por el entorno operativo tecnológico, híbrido, globalizado y cambiante, que obliga a enfrentar al oponente de una manera más ágil y veloz a como lo veníamos haciendo hasta ahora” MDEF, 2020, p. 12).
iiEn el ámbito de la OTAN se pueden encontrar tres niveles en los que se desarrollan las operaciones militares: el estratégico-militar, el operacional y el táctico (MDEF, 2018).
iii“Zona del espectro de los conflictos donde predominan las actuaciones situadas al margen del principio de buena fe entre estados (bona fide) que pese a alterar notablemente la paz no cruzan los umbrales que permitirían o exigirían una respuesta armada”. (MDEF, 2018, p. 80)
ivLos efectos son “cambios reconocibles en el comportamiento o el estado físico de un sistema como resultado de una o más acciones” (OTAN, 2019, p. 3-7).
vEl principio de proporcionalidad determina que “queda prohibido lanzar un ataque cuando sea de prever que cause incidentalmente muertos y heridos entre la población civil, daños a bienes de carácter civil o ambas cosas, que sean excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista” (https://ihl-databases.icrc.org/es).
viSesgo que se manifiesta cuando un operador no reacciona ante un mal funcionamiento de un automatismo, o toma decisiones incorrectas para seguir las recomendaciones automatizadas (Mayer, 2021).
    • La inteligencia artificial como factor de transformación de las operaciones militares en el nivel operacional ( 0,83 MB )