
03 feb. 2025
IEEE. Tayikistán, pieza clave en la política exterior regional de China
Rafael Santiago Orti. Doctorando en RRII. Máster en RRII y Economía UAM.
Introducción
La situación geopolítica actual destaca una creciente convergencia de intereses por parte de China hacia su vecino Tayikistán. A pesar de una complicada orografía, mayoritariamente montañosa y la ausencia de recursos energéticos, Tayikistán puede verse favorecida por los acuerdos de Pekín con el régimen talibán afgano.
Esta colaboración permite reabrir un proyecto históricamente parado, el de la conexión China-Turkmenistán a través de Afganistán y Tayikistán, que permitiría incrementar el flujo de su proveedor turkmeno. Además el corredor económico China-Pakistán (CPEC, siglas en inglés del China-Pakistan Economic Corridor) podría verse ampliado con un anexo acceso a Afganistán.
Sin embargo la falta de seguridad es una de las principales amenazas del proyecto. La precipitada salida de Rusia de la región priorizando sus intereses en la guerra en Ucrania, ha obligado a la RPC a reemplazar a Moscú como garante de seguridad en la región. Esta eventualidad no es completamente del agrado de Pekín, más interesada en otras actividades más lucrativas.
La seguridad es fundamental para los intereses chinos, pues no sólo asegura la continuidad en el flujo de sus importaciones en esta inestable región, sino que además permite disipar cualquier posibilidad de contacto entre militantes islamistas de la región con la díscola provincia autónoma de Xinjiang donde protestas de la etnia musulmana uigur son frecuentemente reprimidas de manera violenta.
La situación de Tayikistán va a implicar un sobreesfuerzo por parte de China si quiere que sus objetivos se cumplan. La inestabilidad política del país se ha acentuado desde que comenzó la carrera sucesoria del actual presidente, Emomali Rahmon, en la que los diferentes aspirantes comienzan el juego de posicionamientos y buscarán aliados entre la élite gobernante para alzarse con el poder. Mientras tanto, la mayor parte de la población debe recurrir al contrabando y a la economía sumergida para poder sobrevivir en un país social y territorialmente divido en el que la corrupción de las élites merman sustancialmente los recursos desde el fin de la guerra civil.
Afganistán y la nueva configuración regional
Los recientes acuerdos entre el gobierno talibán afgano y China abren una alternativa prometedora a las tradicionales conexiones de la República Popular China con sus proveedores centroasiáticos. Estos acuerdos podrían transformar significativamente las dinámicas regionales al ofrecer una vía más directa y eficiente para el acceso a los recursos energéticos de Turkmenistán, un país que posee vastas reservas de gas natural y es un actor clave en el sector energético de Asia Central. Concretamente, esta nueva ruta a través de Afganistán tiene el potencial de convertirse en una alternativa estratégica a los corredores actuales que transitan por Uzbekistán y Kazajistán. Turkmenistán es uno de los principales suministradores centroasiáticos de gas junto a Kazajistán. Según fuentes oficiales del Gobierno chino, se estima que desde su puesta en marcha en 2009, se han suministrado más de 500.000 millones de metros cúbicos. El gasoducto tiene una extensión de más de 1.800 km y tiene una capacidad anual de 60.000 millones de metros cúbicos1 (Imagen 1).
Imagen 1: El Gasoducto Asia Central-China. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Central_Asia%E2%80%93China_gas_pipeline
El desarrollo de una línea de conexión entre China y Afganistán a través de Tayikistán figura de manera destacada en la agenda de Pekín2 (Imagen 2) y supondría un destacado impulso que reactivaría el corredor que une Afganistán con Pakistán.
En este contexto, Tayikistán podría desempeñar un papel fundamental como alternativa estratégica en el corredor, especialmente si el conflicto entre Pakistán e India en la disputada región de Cachemira se intensifica. La inestabilidad en esta área complica la viabilidad de las rutas tradicionales, lo que posiciona a Tayikistán como una opción viable para garantizar la continuidad de los flujos comerciales y logísticos en la región.
Imagen 2: El corredor ferroviario China-Tayikistán-Afganistán. Fuente: CentralAsianlight.org
https://centralasianlight.org/news/china-tajikistan-afghanistan-corridor-new-transit-route-for-regional-trade/
La seguridad pieza clave de los proyectos regionales
Sin embargo, la viabilidad económica de estos corredores requiere de unas condiciones de seguridad en una región caracterizada por su inestabilidad. La principal preocupación de la RPC es la seguridad y la lucha contra el terrorismo. De hecho, Pekín busca a través de inversiones y acuerdos comerciales y económicos con Afganistán que el régimen talibán se posicione a su favor y corte sus vínculos con los grupos extremistas y terroristas que amenazan a regiones fronterizas.
No sólo están en juego intereses económicos, pues China teme que la propagación de movimientos islamistas promovidos por el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM), el Partido Islámico del Turkestán (TIP) y el grupo Estado Islámico (ISIS/ISIL)3 provoquen revueltas en la conflictiva región de Xinjiang.
Estas incursiones terroristas que se realizan aprovechando la porosidad de las montañosas fronteras, permite además la financiación de estos grupos a través del contrabando, tráfico de drogas y otras actividades ilegales con su vecino tayiko desde el cual se distribuyen por el resto de la región centroasiática hasta Rusia y Europa.
La debilidad de Tayikistán imposibilita la persecución y el cese de este tipo de actividades delictivas, lo que obliga a China a intervenir para evitar que el problema llegue hasta sus propias fronteras. La participación en actividades de seguridad por parte de Pekín se ha visto incrementada tras el abandono de la región de Rusia, que desempeñaba tradicionalmente estas tareas, pero que ahora centra sus recursos económicos y militares en la contienda ucraniana.
Aunque China busca la contribución e implicación de todos los países centroasiáticos en la lucha por la seguridad y estabilidad de la región a través de las cumbres de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la realidad es que Pekín es el más solvente económicamente y el más interesado en resolver el problema. Además, la economía tayika tiene una fuerte dependencia de la RPC.
Los intereses de China, piedra angular de la cumbre de la OCS
En la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en Pakistán, quedó en evidencia el progresivo desplazamiento de Rusia a favor de China como principal potencia influyente en la región. Los intereses estratégicos y económicos de Pekín ocupan un lugar prioritario en la agenda de la institución, eclipsando las posturas e influencia rusa. Este cambio subraya el creciente poder de China en Asia central y la consolidación de su liderazgo en foros multilaterales como la OCS, cuya relevancia supera desde hace tiempo a las instituciones proyectadas por Moscú.
Organismos como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) y la Unión Económica Euroasiática (UEEA), que durante años simbolizaron la hegemonía rusa en el espacio postsoviético, se encuentran en franco declive. La OTSC, concebida como una alianza militar para garantizar la estabilidad en la región, ha mostrado limitaciones en su capacidad para gestionar crisis recientes, mientras que la UEEA ha perdido impulso debido a la falta de cohesión económica entre sus miembros y las crecientes sanciones internacionales contra Rusia.
Uno de los temas más destacados y subyacentes en la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Pakistán fue el conflicto latente entre Nueva Delhi e Islamabad, cuya rivalidad histórica sigue marcando profundamente la dinámica regional4.
La India, en su intento por fortalecer su influencia en Asia Central, está apostando por el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC, por sus siglas en inglés), una ambiciosa ruta comercial que atraviesa Irán y conecta el sur de Asia con Rusia. Este corredor, además de beneficiar los intereses rusos, representa una vía estratégica para Nueva Delhi para introducirse en la región sorteando las limitaciones geográficas y los intentos de obstrucción por Pakistán (Imagen 3), que está bloqueando la entrada en la región a su vecino no sólo por la rivalidad entre ambos sino porque la propuesta de la India perjudica sus intereses.
El éxito de la propuesta india tendría un impacto significativo en las ambiciones estratégicas del corredor que conecta a China con Pakistán.
Este corredor no solo representa una vía económica fundamental, sino también un componente geopolítico que refuerza la influencia china en la región. No obstante, Pekín actúa con cautela en sus relaciones con Nueva Delhi, plenamente consciente de que India es uno de los pocos actores regionales con la capacidad de desafiar su hegemonía en Asia.
Imagen 3: El corredor Norte-Sur. Fuente: Sputnik
https://noticiaslatam.lat/20230518/corredor-internacional-norte-sur-1139595574.html
Las opciones de la India se enfrentan a considerables desafíos que minimizan las probabilidades de éxito. Las sanciones internacionales impuestas a Irán y Rusia5, dos de sus socios clave en proyectos de cooperación energética y de infraestructura, limitan significativamente sus posibilidades de avanzar en iniciativas que puedan contrarrestar la influencia china.
Además, estas sanciones dificultan la financiación, la logística y la ejecución de proyectos conjuntos, lo que sitúa a India en una posición de desventaja frente a la capacidad de China para movilizar recursos y alianzas.
Otro de los escenarios clave en el conflicto entre Pakistán e India es la prolongada disputa por la región de Jammu y Cachemira, un territorio estratégico que ha sido fuente de tensiones. Este conflicto no solo tiene implicaciones regionales, sino que también podría afectar directamente al Corredor Económico China-Pakistán, proyecto enmarcado dentro del BRI o la Nueva Ruta de la Seda (Imagen 4).
Imagen 4: El corredor China-Pakistán.
Fuente: CGTN https://espanol.cgtn.com/news/3d4d7a5830456a4d7a457a6333566d54/p.html
La cercanía geográfica de Jammu y Cachemira al trazado del CPEC lo convierte en un área particularmente sensible para Pekín, ya que cualquier escalada del conflicto podría poner en riesgo la seguridad de las rutas comerciales, los proyectos de infraestructura y las inversiones realizadas por China en Pakistán. Esto añade una dimensión adicional al interés de Pekín por mantener un delicado equilibrio en sus relaciones con India, consciente de que su posicionamiento en la región debe ser cuidadosamente gestionado para evitar antagonizar a Nueva Delhi, un actor clave en la dinámica geopolítica de Asia. Para China, cualquier inestabilidad prolongada representa un desafío a sus ambiciones económicas y estratégicas, lo que refuerza la necesidad de adoptar una política exterior prudente y calculada en sus interacciones con ambos países.
Los problemas de conectividad de Asia central
Las propuestas tanto de Rusia como de China de la creación de corredores económicos y energéticos responden a un histórico problema en la región debido a su situación geográfica.
Como bien desarrolla el escritor Paul Collier6, uno de los principales problemas de los países para lograr el crecimiento económico es la ausencia de salida al mar y una difícil convivencia con sus vecinos. Los países centroasiáticos se caracterizan por unas tensas relaciones entre ellos que fluctúan de forma imprevisible muchas veces en función de un peculiar juego de alianzas y enemistades de sus presidentes, pero que tienen históricas confrontaciones derivadas del control y el uso de recursos hídricos, energéticos unido a conflictos étnicos fruto del establecimiento arbitrario en sus fronteras. Además, se trata de la región del mundo más alejada de una salida al mar, un problema añadido a las barreras orográficas que forman las cadenas montañosas al este y los desiertos en el sur y oeste de la región.
La historia reciente de las republicas centroasiáticas está ligada a Moscú, que desarrolló la construcción de vías de comunicación orientadas al norte para a satisfacer sus intereses económicos, comerciales y energéticos. La independencia de la región supuso la posibilidad de negociar con otras potencias atraídas por los recursos de la zona.
Estados Unidos intentó sin éxito explotar los recursos del Caspio, debido a la inestable situación en Afganistán que impidió concretar un corredor que finalizase en los puertos del sur de Pakistán, aislando de esta forma a Irán. Posteriormente, el faraónico proyecto chino del BRI reactivó el interés por el gas y el petróleo de Asia central, lo que supuso un importante despliegue de inversiones y retos logísticos cuyo éxito posiciona a China como principal potencia en la región.
La guerra en Ucrania y las sanciones procedentes de Europa obligó a Moscú a buscar nuevas alternativas para exportar sus recursos energéticos, una de sus principal fuente de ingresos. La apuesta rusa consiste en el desarrollo de un corredor que conecte Moscú con su aliado Teherán y su valiosa salida al mar, priorizando por lo tanto los acuerdos con Kazajistán y Turkmenistán, que además de ser productores interesados en nuevas rutas de salida de sus recursos son países de tránsito hasta los puertos iraníes.
La configuración actual energética en Asia central redefinida en la búsqueda de la mejor salida al mar supone, como hemos visto, una competición entre los intereses rusos con el corredor Norte-Sur y la propuesta China a través de Pakistán. Los acuerdos de Pekín y Kabul podría decantar definitivamente la balanza a su favor.
Tayikistán, el país centroasiático más inestable
Tras la guerra civil (1992-1997) el país está dirigido por Emomali Rahmon. El presidente ha ido progresivamente endureciendo el discurso y el autoritarismo. Prueba de ello es la relevancia del Partido del Renacimiento Islámico (PRI), que fue pieza clave en la formación del nuevo Gobierno tras la guerra civil y que hoy en día se encuentra marginado. Rahmon ha ido incorporando a la cúpula gobernante familiares y amigos cercanos procedentes de Kulob, su lugar de nacimiento, quienes han ido asumiendo cargos de responsabilidad y el liderazgo de las principales empresas del país.
Para acallar voces discordantes, el líder se ha erigido como el salvador del país de la guerra civil mostrándose como la única vía para evitar la violencia de un nuevo conflicto armado7. Esto supone una seria advertencia para aquellos que demanden más libertades y democracia en un país donde los derechos humanos están en entredicho, principalmente en las regiones más desfavorecidas, y existen acusaciones de persecución de minorías y de represión a voces críticas8.
De esta forma se ha ido configurando un claro ejemplo de nepotismo donde las élites dirigentes y sus allegados utilizan los privilegios de su posición para un enriquecimiento personal desmedido. Los ingresos derivados de la venta de los escasos recursos del país benefician a una reducida clase social elitista.
La compleja sucesión presidencial
La carrera para suceder a Emomali Rahmon, último superviviente de la generación de presidentes con el que las ex repúblicas soviéticas centroasiáticas alcanzaron la independencia, ya ha empezado. Los mejores posicionados son sus propios hijos que ocupan importantes puestos en el país.
La hija mayor Ozoda, ocupa el cargo de jefa de gabinete presidencial, y su marido, Jamoliddin Nuraliev, es un importante banquero. Otras hijas del presidente también desempeñan roles destacados: Rukhshona es diplomática de carrera, y su marido, Shamsullo Sohibov, es un poderoso oligarca con control sobre sectores clave como el transporte, el comercio, los medios de comunicación y las finanzas. Por su parte, Tahmina y su esposo, Zarifbek Davlatov, son propietarios de una empresa que ostenta el monopolio en la emisión de billetes de avión. Parvina ocupa un destacado cargo de supervisión en el sector farmacéutico9 y su hijo varón Rustam es el alcalde de Dusambé.
El favorito en las apuestas es su hijo Rustam, que ya ha comenzado a buscar alianzas y acuerdos para eliminar a posibles adversarios en su lucha por la presidencia gracias a su privilegiada posición política (Imagen 5).
Posiblemente el principal rival lo forma el matrimonio de Ozoda y Nuraliev que poseen mayor experiencia y formación.
La situación de incertidumbre es tal que se están produciendo importantes purgas afectando a la cúpula del poder del régimen bajo supuestas sospechas de levantamiento poco claras.10
Imagen 5: Emomali Rahmon junto a su hijo Rustam. Fuente: Acca Media
https://acca.media/en/3982/tajikistan-emomali-rahmon-prepares-his-son-for-his-post/
Posible cambio en el garante de seguridad tayiko
Rusia y China son los principales valedores de Rahmon en la escala internacional, conscientes de que la única forma de mantener la estabilidad en el país y en la región pasa por el mantenimiento del régimen autoritario, sistema con el que ambas potencias comulgan. Para Rusia, que tuvo una fuerte implicación en la guerra civil, la inmigración tayika supone en su territorio mano de obra barata además de un apoyo en su extranjero próximo cada vez más crítico con Moscú. Por último el presidente que representa uno de los pocos vestigios del legado soviético, es de los pocos que mantiene presencia militar rusa en su territorio.
Sin embargo, los acontecimientos recientes previamente analizados podrían marcar un punto de inflexión en la gestión de las tareas vinculadas a la seguridad nacional en Tayikistán. Las sólidas relaciones del gigante asiático con su vecino tayiko, sumadas a la prioridad estratégica que Moscú otorga al conflicto en Ucrania, están configurando un escenario que influirá profundamente en la política exterior del presidente tayiko.
La retirada parcial o el debilitamiento de la presencia militar rusa, que normalmente ha accionado como un contrapeso frente a la creciente dependencia económica y estratégica de China, abre un nuevo capítulo en el equilibrio de poder regional. Este cambio supone un desafío crucial para un país pequeño que ahora se encuentra ante una encrucijada: optar por intensificar su relación con Pekín, asumiendo los riesgos de una dependencia aún mayor, materializada a través de proyectos como la Nueva Ruta de la Seda y sus cuantiosas inversiones en infraestructuras o intentar mantener una colaboración activa con Rusia para equilibrar las influencias externas en su territorio.
El resultado de estas decisiones no solo determinará el futuro político y económico de Tayikistán, sino que también podría reconfigurar las dinámicas de poder en Asia Central, una región estratégica donde confluyen los intereses principalmente de China y Rusia.
Conclusiones
La importancia geoestratégica de Tayikistán en la región va a incrementarse notablemente si los ambiciosos acuerdos comerciales y económicos de China en Afganistán se desarrollan tal y como Pekín espera.
Desde el punto de vista diplomático, la cooperación entre el régimen talibán y el gobierno de Xi Jinping marca un giro decisivo en la dinámica internacional. Este acercamiento simboliza el fin del prolongado aislacionismo del gobierno islámico de Afganistán y allana el camino para que otros países, atraídos por los vastos recursos naturales afganos, reconsideren sus posturas hacia el régimen talibán. Recursos como las denominadas tierras raras, depósitos de litio y otras materias primas esenciales para la economía global posicionan a Afganistán como un actor clave en las cadenas de suministro del futuro.
Desde la perspectiva económica, se abre la posibilidad de potenciar el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) mediante la inclusión de un ramal afgano, lo que podría beneficiar significativamente los intereses de Tayikistán.
Esta alternativa adquiere mayor relevancia debido a la inestabilidad en la región norte de Islamabad, derivada del conflicto continuo con la India, que representa un desafío para la seguridad y la viabilidad del corredor actual.
La conexión a través del ramal afgano también ofrece una oportunidad estratégica al establecer una ruta más eficiente y corta que conecte Turkmenistán, Afganistán y Tayikistán, con una posible salida al puerto de Gwadar en Pakistán. Esta nueva ruta no solo diversificaría las opciones logísticas, sino que además complementaría el corredor actual que une a China con Asia central, pasando por Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán.
La creación de esta vía beneficiaría a otros exportadores de la región, ya que la accidentada geografía de Asia Central históricamente ha dificultado el acceso a salidas marítimas. Con la integración de esta infraestructura, países sin litoral en Asia Central podrían superar su aislamiento comercial, reduciendo costos de transporte y mejorando su competitividad en los mercados internacionales. Además, el fortalecimiento de estas conexiones impulsaría el desarrollo regional y contribuiría a estabilizar políticamente áreas que, hasta ahora, han estado marcadas por tensiones y conflictos.
Para Tayikistán, este nuevo panorama abre oportunidades y desafíos. Por un lado, su proximidad geográfica y los vínculos históricos lo convierten en un socio natural para facilitar el comercio y la logística en la región. Por otro, la creciente influencia china y las implicaciones de una cooperación más estrecha entre Afganistán y Pekín podrían intensificar las tensiones en un espacio ya de por sí complejo, donde convergen intereses estratégicos de potencias como Rusia o Estados Unidos.
No obstante, la situación actual del país no permite un optimismo desmesurado ya que se encuentra en una posición de marcada dependencia económica y militar respecto a China y Rusia, dos potencias que han sido fundamentales para sostener el régimen autoritario de Emomali Rahmon, quien ante los recientes cambios geopolíticos debe frenar o acelerar el cambio de garante de seguridad del país.
Dusambé sigue siendo la economía más débil de Asia Central, lo que limita gravemente su capacidad para desarrollar una política independiente y afrontar los desafíos socioeconómicos internos.
Las políticas autoritarias del presidente no solo han aislado a Tayikistán en términos democráticos, sino que también han frenado su desarrollo. Estas medidas represivas han desalentado la inversión extranjera y dificultado la creación de un entorno favorable para el crecimiento económico y la innovación.
A esta problemática se suma el creciente incremento de poder de la familia del líder, que durante décadas ha aprovechado su posición privilegiada para consolidar su control sobre los recursos y las instituciones del país. En la actualidad, las disputas internas dentro del círculo cercano al presidente han generado tensiones por la sucesión, en un contexto donde el poder político y económico está estrechamente concentrado en una élite gobernante. Mientras tanto, gran parte de la población enfrenta condiciones de vida precarias, luchando por sobrevivir con recursos limitados y pocas oportunidades de progreso.
En este escenario, el futuro de Tayikistán dependerá en gran medida de su capacidad para diversificar sus alianzas, fomentar reformas económicas y sociales, y garantizar un desarrollo más inclusivo, aunque estas metas parecen difíciles de alcanzar si persiste el modelo actual.
Rafael Santiago Orti
Doctorando en RRII. Máster en RRII y Economía UAM
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