
26 jun 2025
IEEE. La Trinidad Imposible de Irán
Ana Núñez Cifuentes. Analista en Prevención de Blanqueo de Capitales y Financiación Terrorista. Máster en Asuntos Internacionales, Universidad Pontificia de Comillas
¡Supervivencia! Economía y política bajo sanciones internacionales
Heredero del poderoso Imperio persa, la República Islámica de Irán se caracteriza por ser el país étnicamente más heterogéneo de Oriente Medio y principal potencia oriental durante los últimos 50 años. Su ubicación estratégica al sur del Mar Caspio y con salida por el Golfo Pérsico hacia Asia Oriental ha provocado que el país haya sido objeto de injerencias seculares por potencias extranjeras como Rusia, el Imperio otomano, Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, la Revolución Islámica de 19791 dio origen a una sociedad que destaca actualmente por una mezcla de elementos tradicionales en el aspecto religioso y una moderna transformación en el ámbito político.
Con capital en Teherán, la República se divide en 30 regiones con cerca de 90 millones de habitantes de amplia diversidad étnica y religiosa. El idioma principal es el farsi o persa, aunque conviven otras lenguas minoritarias como el kurdo o variantes del turco. Su religión oficial es el Islam, siendo un 96% de su población mayoritariamente chiita2. No obstante, en el Parlamento iraní conviven otras minorías como la cristiana ortodoxa de origen armenio3, los católicos orientales de la Iglesia Asiria y Caldea4 y los judíos seguidores del Zoroastrismo5.
Su forma de Estado se compone de un primer ejecutivo, el Presidente de la República Masoud Pezeshkian6, sus diferentes ministerios y el Parlamento conocido como Majlis7 conformado por 290 miembros. Por último, como autoridad suprema elegida por una Asamblea de Expertos8, se encuentra la cúspide chiita, responsable de dirigir las funciones políticas, los órganos y sus nombramientos y las Fuerzas Armadas. Dicha autoridad es la única legitimada para declarar la guerra.
Hasta la fecha, el eje central de la política exterior iraní se centra en eludir el impacto de las sanciones impuestas por Naciones Unidas, la Unión Europea y países como Estados Unidos, Australia, Canadá, India o Israel. Conviene señalar, que en un entorno globalizado, las sanciones internacionales9 se constituyen como el principal “arma económica” para la gestión de los conflictos entre naciones sin recurrir al uso de la fuerza armada.10 De hecho, actualmente, el país ocupa el segundo puesto en el podio global de sanciones a nivel mundial, superado únicamente por la Federación de Rusia.
Figura 1: Países con mayor número de sanciones internacionales. Elaboración propia. Fuente: 20 Minutos11
Respecto a Irán, el propósito perseguido durante décadas ha sido presionar hasta debilitar y forzar al Régimen a modificar sus pretensiones de proliferación nuclear, combatir la violación de Derechos Humanos y disuadirlo de su apoyo a grupos armados o terroristas. Las sanciones son el principal desafío económico para el país ya que limitan su acceso al comercio internacional, bienes indispensables y tecnología avanzada.
El desarrollo del programa nuclear ha sido una de las principales preocupaciones de las últimas décadas. En el año 2006 el Consejo de Seguridad de la ONU12 emitió numerosos paquetes sancionatorios exigiendo el cese del enriquecimiento de uranio y en 2011, la Unión tomó medidas similares debido a las violaciones de los Derechos Humanos13, mientras que Estados Unidos endureció las restricciones energéticas y financieras bajo la administración de Barack Obama14.
Si bien en 2015 se logró un acuerdo histórico conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC)15 para limitar el desarrollo nuclear a cambio de un alivio paulatino de las sanciones, tras la llegada en 2018 de Donald Trump16 a la presidencia y la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo17 las medidas se reactivaron generando una mayor tensión en la región. Desde 2022 la presión ha continuado en aumento con la aprobación de diez paquetes adicionales motivados por la muerte de la activista Mahsa Amini18 mientras estaba bajo custodia de la llamada “policía de la moral”. Una situación que termina por agravarse actualmente tras el apoyo militar brindado a Rusia durante su agresión a Ucrania y las recientes tensiones y ataques con drones dirigidos hacia Israel.19
Desde una perspectiva macroeconómica, el sector de los hidrocarburos es crucial para su economía. Irán es el segundo país con mayores reservas de gas natural y el tercero con las mayores reservas petroleras del mundo. Son precisamente sus recursos naturales la mayor fuente de ingresos como cuarto exportador de crudo por delante de Nigeria y Kuwait. Según el Banco Mundial, el sector petrolero llegó a representar más del 18% del PIB en 202120.
Como miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en el 2023 acumuló más de 208.600 millones de barriles, el equivalente a una producción de 2,8 millones al día, volumen solo superado por Arabia Saudí y Venezuela. A pesar de la escasez de inversión extranjera y el veto internacional, Teherán continúa ingresando millones de dólares al año gracias a la venta del también conocido como “oro negro”21.
Figura 2: Principales sectores económicos de exportación e importación iraníes. Elaboración propia. Fuente: ICEX22
Como se observa en la figura 2, el sector petroquímico (gas natural, gas licuado, petróleo, metanol, materias poliméricas, minerales bituminosos, aceites petroleros y derivados) representa casi la mitad de sus exportaciones, seguido de la industria minera (acero, aluminio y otros minerales) y el sector industrial (fabricación de maquinaria, electrónica, industria eléctrica, agroalimentaria o automotriz). Por último y en crecimiento se encuentra el sector agrícola, consecuencia de una mayor diversificación en las exportaciones tras las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional.
En cuanto a sus importaciones, el peso recae sobre la industria, uno de los sectores más influenciados por las restricciones. Irán tiene dificultades para acceder al mercado global afectando a la disponibilidad de algunos bienes y el incremento en el costo de los productos. Por ejemplo, la compra de electrónica y maquinaria es fundamental para el desarrollo del sector tecnológico y del transporte, dado que el país no consigue cubrir la demanda interna de ciertos bienes como ordenadores, componentes tecnológicos, automóviles y piezas para éstos.
Figura 3: Principales socios comerciales iraníes. Elaboración propia. Fuente: ICEX23
Tratando de eludir el efecto de las restricciones, el Régimen busca alternativas para sortearlas estableciendo nuevos vínculos comerciales y acuerdos bilaterales. Más del 70% de sus relaciones mercantiles se concentran en cuatro países siendo China uno de sus socios clave en sectores como el de la energía, la tecnología o las infraestructuras. Sirva de ejemplo el acuerdo de cooperación de Asociación Estratégica Integral24 firmado en 2021 con el fin de aumentar la inversión y cooperación entre ambos durante los próximos 25 años.
Pero además del país asiático, Rusia también ha cobrado protagonismo en el tablero geopolítico de Irán tratando de evadir las prohibiciones estadounidenses. Moscú y Teherán acaban de acordar 40.000 millones de dólares para la creación de un corredor energético25 para el libre intercambio del petróleo y gas reforzando su posición en Oriente Medio. Por último, la reciente adhesión de Irán al bloque de los BRICS26 representa otro paso en su estrategia por consolidar su posición en el escenario global uniéndose a otras economías emergentes.
Es un hecho que la economía iraní depende en gran medida de los hidrocarburos, un factor que si bien contribuye al desarrollo del país, genera que las sanciones energéticas lo vuelvan vulnerable obstaculizando la diversificación del resto de los sectores. Frente a tal escenario marcado por la exclusión de los beneficios de la globalización económica, el Régimen debe enfrentase a una decisión clave: preservar su modelo centralizado y conservador en pro de su independencia económica o adoptar una estrategia de apertura que permita a la población una mayor participación en la toma de decisiones económicas. Un “trilema” entre soberanía, democracia o globalización que se agudiza a medida que las crisis internas derivadas de las restricciones al crecimiento económico generan una emergente necesidad de transformación dentro de la sociedad.
¡Paradoja! Protección o apertura en un mundo interconectado
Irán afronta una delicada situación económica marcada por el bloqueo internacional y su inaccesibilidad a los mercados. Sin embargo, es su propia condición de régimen la que sumada a las sanciones dificulta seriamente su capacidad para integrarse en la economía global. Las pretensiones del gobierno por mantener su plena soberanía se contraponen con los intereses económicos locales y democráticos de su población. Se trata de un marco trilateral formado por los intereses del Estado, de la población y las ventajas de la globalización.
El modelo de la “Trinidad Imposible de Dany Rodrik”27 ofrece una perspectiva para analizar la posición que ocupa Irán en el contexto internacional. Se trata de una teoría político-económica desarrollada por el economista y acuñada en su libro “La paradoja de la globalización” que permite comprender las decisiones económicas que los países afrontan en un mundo globalizado y cómo éstas pueden influir en su estabilidad socioeconómica y política. Rodrik plantea el siguiente trilema: no se puede escoger simultáneamente entre "Globalización”, “Estado Nación” y “Democracia Económica”28.
Figura 4: Definición de los vértices del “Trilema Imposible”. Elaboración propia.
Si un país opta por una economía hiperglobalizada sin comprometer su soberanía, deberá renunciar a la democracia económica. Si en cambio prefiere preservar su soberanía nacional se verá forzado a distanciarse del sistema globalizado. Por último, si decide escoger apertura y democracia deberá sacrificar su soberanía nacional.
Dependiendo de su elección, la nación en cuestión ha de encontrar un equilibrio entre las tensiones generadas por alcanzar un mayor grado de soberanía, democracia o globalización. A partir de las decisiones representadas en los vértices del triángulo, el Estado definirá sus estrategias económicas y políticas deslizándose hacia uno u otro lado del triángulo: la “Camisa de Fuerza Dorada”, el “Compromiso de Bretton Woods” o una “Gobernanza Global”.29
Figura 5: Definición de los lados del “Trilema Imposible”. Elaboración propia.
Si analizamos la “Trinidad de Rodrik” aplicada sobre Irán, partimos de un Estado con un régimen totalitario islámico, una nación caracterizada por su propia naturaleza con falta de “Gobernanza Global”. Esta condición lo sitúa directamente en el vértice de “Democracia Económica” consecuencia de la escasa integración con el resto del mundo. Sin embargo, la “Democracia Económica” iraní se encuentra influenciada por las restricciones internacionales y las políticas internas de su gobierno, lo que reduce la capacidad de los ciudadanos para influir en las decisiones económicas del sistema global. En un escenario base en el que Irán no se beneficia del comercio internacional ni tiene la posibilidad de acceder a variedad de sectores económicos, la nación queda excluida de la cúspide de “Globalización”.
En paralelo, para el Régimen, el mantenimiento de su soberanía nacional es prioridad absoluta y el gobierno trata de mantener el control sobre sus propias políticas monetarias resistiendo a las presiones internacionales. De facto, Irán cuenta con un sistema de tipo de cambio fijo administrado generalmente en relación con el dólar estadounidense o el euro. Sin embargo, el valor del rial iraní siempre ha sufrido importantes devaluaciones consecuencia de su dependencia petrolera.
Figura 6: Aplicación del “Trilema Imposible de Dany Rodrik” sobre Irán. Elaboración propia
Como se observa en la figura 6 Irán se sitúa entre los vértices de “Estado Nación” y “Democracia Económica”. La interpretación sobre el “Trilema de Rodrik” refleja que el país se desliza sobre la banda conocida como “Compromiso de Bretton Woods”, una encrucijada entre tensiones internacionales y aspiraciones nacionales. Por un lado el gobierno se esfuerza en reflotar su economía esquivando las sanciones occidentales y estadounidenses. Por otro, insiste en priorizar su soberanía nacional en detrimento de una democratización económica y la presión interna de una población que aspira a una mayor apertura con el exterior.
No cabe duda de que las sanciones internacionales representan el mayor obstáculo en la política iraní al limitar su potencial económico a pesar de los importantes recursos energéticos con los que cuenta. Pero ¿cómo afronta la ciudadanía una situación de aislamiento global? ¿es el veto comercial el único factor causante de su inestabilidad o también influye la gestión de su gobierno? A continuación se analiza el impacto socioeconómico de éstas y el aumento de las tensiones sociales de una población que aspira con una mayor integración global.
El impacto de las sanciones: resiliencia económica e inflación
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea continúan presionando al sector energético, el Régimen se mantiene optimista. A pesar del impacto inicial del riguroso paquete de sanciones impuesto en 2018, Irán logró recuperar el 80% de su volumen de exportación anterior30. El ministro del Petróleo iraní Javad Owji anunciaba en 2023 que el país había exportado el equivalente a más de 35.000 millones de dólares en los últimos tres años registrando un crecimiento del 5% anual a finales de año. “Hoy podemos exportar petróleo a donde queramos”31 recogía el Financial Times en sus últimas declaraciones. Incluso con la ampliación de las restricciones que incluyen a su sucesor Mohsen Paknejad32, Irán registró durante el primer trimestre del 2024 el nivel más alto de exportaciones petroleras de sus últimos 6 años.
A mantener su posición contribuye China, mediante la compra de 1,5 millones de barriles al día según informa el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos33. Ambos países han tejido su propia red petrolera sostenida por “refinerías teteras”, instalaciones pequeñas e independientes de las grandes compañías estatales que al no operar en el exterior no realizan transacciones en dólares ni requieren financiación internacional. Una ventaja que les permite evadir las regulaciones y restricciones de Occidente. Además cuentan con barcos pequeños de propiedad privada, dificultando la localización por los servicios marítimos e intermediarios internacionales.
Figura 7: Crecimiento del PIB iraní 2023. Fuente: Banco Mundial.34
En suma, su estrategia comercial hasta la fecha resiste a las sanciones minimizando el efecto deseado35. ¿Pero quién absorbe el mayor impacto de éstas? La repercusión de las medidas coercitivas no se refleja principalmente sobre el crecimiento del PIB, sino en otros indicadores macroeconómicos como la inflación, el tipo de cambio o el PIB per cápita. Teniendo en cuenta que el petróleo es la clave de la política monetaria del país, existe una relación directa entre el precio por barril de brent y la inflación.
Cuando el precio del barril aumenta el gobierno obtiene mayores ingresos permitiéndole ampliar el gasto público. Dicha dependencia se convierte en un arma de doble filo, ya que el alza del precio del crudo conlleva el incremento de los costes en la producción de bienes y servicios. Sirvan de ejemplo los costos del sector transporte o de la producción de insumos relacionados con la energía, la maquinaria, herramientas o la mano de obra.
¿Y qué ocurre cuando la comunidad internacional decide endurecer las restricciones? Cada vez que las sanciones se reactivan Irán reduce sus exportaciones e ingresos provocando la devaluación de su moneda y una crisis cambiaria motivada por la volatilidad del precio del brent. Como consecuencia los bienes importados se encarecen y el gobierno requiere implantar políticas económicas que reactiven el comercio interior.
En cualquier caso, un sobrecargo en los costes de producción, en el precio de las importaciones o en el valor de los bienes locales termina por provocar el aumento de la inflación36. Llegados a este punto, el Banco Central tiene dos opciones: aumentar las tasas de interés para reducir la oleada inflacionista en detrimento de la inversión interna o por lo contrario mantener las tasas bajas para estimular la economía, asumiendo el riesgo de incidir nuevamente en un aumento de los precios nacionales.
Y así es como Irán atraviesa una escalada inflacionista sin precedentes: más del 40% en 2023, el 34% en 2024 y una cifra superior al 35% al inicio de 202537. Se trata del país con la mayor tasa de inflación en la actualidad, un panorama que ha supuesto que la moneda nacional haya sufrido una devaluación de más del 30% de su valor y un 90% frente al dólar tras la reciente victoria de Donald Trump38. La situación ha provocado la destitución del ministro de economía Abdolnasser Hemmati39 por el preocupante desplome del rial40, valorada ya como la tercera moneda más inestable a nivel global.
Figura 8: Aumento de la inflación iraní años 2023. Fuente: Banco Mundial.41
La actual situación de mercado obliga a las empresas iraníes a adaptarse a las sanciones fomentando la producción nacional en detrimento de las importaciones. Su industria revela una significativa dependencia de materias primas e insumos42 extranjeros necesarios para algunos sectores como el tecnológico, el de la energía o el sector automotriz. La escasez de éstos encarece su acceso e implica que las empresas manufactureras se mantengan utilizando maquinaria o tecnología obsoleta. Así mismo, la limitación de competir a nivel internacional da lugar a la fabricación de bienes de baja calidad como electrodomésticos ineficientes, coches inseguros43 o drones de corto alcance. Sirva de ejemplo el modelo de dron iraní Shaded con el que Rusia bombardeó Ucrania ahorrando al Kremlin la utilización de misiles gracias a su bajo coste y facilidad de producción en masa44.
Por otro lado, a diferencia de otros países donde el comercio requiere licencias, los iraníes pueden realizar transacciones directamente. Una ventaja para los comerciantes más grandes o conectados con el poder al facilitarse sus acuerdos internacionales. Sin embargo, el sector privado no tiene las mismas oportunidades al no contar con capital extranjero ni tecnología, una desventaja competitiva frente a aquellos que sí pueden beneficiarse de un entorno más flexible45.
Además, el encarecimiento de los precios de producción por la devaluación de la moneda provoca que las empresas y en especial el pequeño comercio trasladen esos mayores costes directamente al consumidor generando una pérdida de poder adquisitivo en los ciudadanos46. Sí, la economía iraní es resiliente frente al bloqueo internacional, pero la resistencia a las sanciones tiene un costo que repercute en el conjunto de la población de clase media.
Las consecuencias socioeconómicas: la población y sus élites políticas
Tras la Revolución Islámica de 1979, Irán pasó de ser un aliado de Estados Unidos a posicionarse como su principal enemigo bautizado por el ayatolá Jomeini como “el gran Satán”47. Un cambio integral debido al rechazo hacia Occidente, el movimiento sionista48 y el apoyo al anterior régimen del “Sah”. Pero a pesar de desarrollarse sometido a restricciones desde entonces, a finales de los 90 y principios del siglo XXI su economía se encontraba en expansión superando a mercados emergentes como el de Turquía o Brasil. El aumento del nivel de vida de sus habitantes era significativo, su PIB per cápita crecía y el poder adquisitivo de la población lo hacía en consonancia.
Esta tendencia se invirtió desde 2011 debido a las crisis generadas por las sanciones adoptadas principalmente por las administraciones estadounidenses. Sin embargo, aunque el crecimiento económico de Irán se ha limitado especialmente durante los últimos 15 años, las medidas internacionales no terminan de provocar el efecto deseado ni han conseguido doblegar ni transformar al Régimen en la actualidad. Además, su impacto no repercute sobre las élites políticas, éstas han desarrollado una especial habilidad para esquivar las restricciones, sino que impiden la formación y estabilidad de una clase media. Como consecuencia, el nivel de vida de la población tanto desde una perspectiva económica como social49 ha retrocedido a cifras de hace 20 años originando crisis políticas y sociales e incluso de identidad cultural y nacional50.
Concretamente el 2022 marcó un antes y un después en la percepción de los iraníes sobre la gestión llevada a cabo por el Régimen. Tras el asesinato de Mahsa Amini una joven activista de 22 años detenida por la llamada “policía de la moral”51, tuvo lugar el inicio de una oleada de protestas52 contra el gobierno reivindicando el fin de las violaciones de los Derechos Humanos, las restricciones de las libertades sociales y la demanda de transformaciones económicas urgentes53.
Además, el aumento de los precios tras la pérdida de valor del rial y la inflación se ha trasladado a todos los sectores de la economía reduciendo el poder adquisitivo de sus ciudadanos. Según el Centro Nacional de Estadísticas54 de Irán, un 27% de la población cuenta con 2 dólares diarios para acceder al consumo de productos básicos. Un marco económico que contribuye a un mayor descontento entre una población consciente del estancamiento en el que se encuentra.
El sector alimenticio es uno de los más perjudicados, el acceso a los alimentos de primera necesidad comienza a complicarse durante los últimos meses. En varias de las principales ciudades se forman largas colas para comprar pollo, las panaderías locales recurren al cierre por el incremento de los costes de la harina y otros ingredientes. Las legumbres y hortalizas, las frutas, los frutos secos, los cereales y el pan son los productos que mayores aumentos de precio han registrado.
El acceso a la vivienda agrava aún más la situación ya que el 45% de los ingresos de una familia de clase media se destina al alquiler55. Incluso el coste de una habitación individual, según señalan cada vez más trabajadores, comienza a resultar inaccesible. El coste sanitario (procedimientos médicos y equipos) se ha multiplicado por nueve. El sector farmacéutico, a pesar de estar exento de las restricciones por su condición humanitaria, también se enfrenta a una escasez de fármacos ante la dificultad de realizar pagos internacionales y la gestión de su transporte56.
El sector energético también atraviesa una de sus peores crisis. Aunque los funcionarios públicos responsabilizan a la población de los apagones acaecidos por un elevado consumo de los hogares, la problemática se debe a una escasa inversión y un deficiente mantenimiento de las infraestructuras57. Durante el año 2024, el Régimen activó numerosos cortes de electricidad por todo el país con el objetivo de conservar combustible e instar a los ciudadanos a reducir el uso de la calefacción y la electricidad en invierno y el aire acondicionado durante el verano.
Las protestas ya se han extendido por todo el territorio. En Isfahán, los agricultores se manifiestan contra las políticas relacionadas con el agua, en Sistán y Beluchistán los camioneros se quejan del encarecimiento de la gasolina, en Arak los pensionistas toman las calles por el alto costo de la vida y en Shiraz los sanitarios expresan su preocupación por el retraso en el pago de sus salarios58. Por si fuera poco, la tasa de desempleo entre los jóvenes se incrementa59. La falta de oportunidades laborales ha llevado a muchos iraníes a buscar trabajo en el extranjero o a emigrar motivados por el aumento de los niveles de pobreza. Todo ello ha generado un clima de campañas virales que exigen la expulsión de residentes afganos y refugiados como argumento frente al aumento de los delitos en el país, el abuso de los subsidios y la ocupación de los empleos.
Cabe destacar que Irán cuenta con una población muy joven, la edad media de los iraníes se encuentra en los 30 años y según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) más del 60% es población activa60. Son precisamente los jóvenes y las mujeres quienes abogan con mayor fervor por un cambio social y una mayor apertura hacia el exterior. Un ejemplo ha sido el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, en respuesta a las imposiciones religiosas del Régimen como el uso del hiyab. Las protestas de éstos últimos años demuestran un interés social en aumento por aires de libertad.
Otro factor que también evidencia las ganas de conexión con el resto del mundo es el incremento en más de un 80% sobre el uso de internet entre los iraníes. Pero las políticas restrictivas del Régimen sobre su uso sumado a las sanciones afectan negativamente al desarrollo digital del país y su interacción global. Desde 2022 el gobierno ha intensificado la censura perjudicando empresas nacionales y la seguridad de infraestructuras críticas. A nivel usuario, éstos se enfrentan a una baja calidad en la conexión y un alto costo para utilizar herramientas de evasión como las VPN.61
Figura 9: Crecimiento a nivel usuario del uso de internet. Elaboración propia. Fuente: Banco Mundial62.
En relación con las diferentes aplicaciones de mensajería y servicios en línea, a pesar de la reactivación de WhatsApp y Google Pay en 2025, muchas otras plataformas como YouTube, X o Facebook continúan bloqueadas desde el año 2009. Aunque el actual presidente Masoud Pezeshkian ha manifestado su deseo de aliviar la situación, éste se enfrenta a la resistencia de los legisladores más conservadores63.
Finalmente, sumado al descontento generalizado de la población ante la cuestionable gestión económica de sus gobernantes, los ciudadanos no pasan por alto la corrupción latente en muchos de los sectores públicos. La economía iraní se encuentra influenciada por una interacción entre la esfera política y económica propiciando que la política estatal favorezca al clientelismo y al trato preferencial sobre la distribución de los recursos. Además las entidades religiosas y la “Guardia Revolucionaria” bajo la autoridad del líder político y religioso de la República también controlan muchos de los sectores clave. Sin embargo, su funcionamiento es especialmente opaco al no estar sujetos al pago de impuestos ni tener la obligación de presentar cuentas financieras64.
Según el índice de Transparencia Internacional, Irán ha retrocedido hasta situarse en la posición 149 sobre el total de los 180 países integrantes65. Al tratarse de un régimen autoritario la cúspide chiita tiene mayor facilidad para evadir las sanciones. Como resultado, en vez de debilitarse, el gobierno ha fortalecido su posición y continúa apuntando hacia sus enemigos como responsables de las dificultades económicas.
Un pulso entre soberanía nacional o globalización económica
Si volvemos a la “Trinidad Imposible de Dany Rodrik”, tras analizar el impacto de las sanciones sobre Irán y su repercusión socioeconómica el modelo refleja lo siguiente: el Régimen persevera en su estrategia regional anclada en el nacionalismo y la religión. Su política monetaria continúa dependiente de las oscilaciones en el precio del petróleo, lo que le obliga a mantener un tipo de cambio fijo para controlar la inflación y la estabilidad de los precios. A pesar de ello, las sanciones internacionales y la volatibilidad de los precios continúan provocando graves devaluaciones en su moneda.
Por una parte, encontramos un gobierno posicionado en el vértice de “Estado Nación” tensando el modelo hacia el lateral de la “Camisa de Fuerza Dorada”. En su estrategia apuesta por mantener el control nacional tratando de alcanzar un nivel de globalización suficiente a través de nuevos socios comerciales que diversifiquen su economía sin dejar de lado su identidad religiosa. Pero una administración autoritaria implica reducir la participación ciudadana en la toma de decisiones económicas impidiendo avanzar hacia una plena democratización del país.
Mientras tanto, un amplio sector de la sociedad liderado por jóvenes y mujeres situados en el vértice de “Democracia Económica” inclina el modelo a favor de una “Gobernanza Global”. Una población que exige cambios profundos de diversa índole en el sistema como la eliminación del uso del velo, mayores libertades sociales y una apertura hacia el exterior como solución para terminar con el ahogamiento económico que la sanciones y la administración del Régimen provocan.
Figura 10: Interpretación del Trilema sobre Irán. Elaboración propia.
A pesar de la llegada de un nuevo gobierno por primera vez con mayor orientación reformista, el parlamento iraní se encuentra dividido entre un sector que aboga por la apertura y una mayoría de tendencia estrictamente conservadora que se resiste a los cambios66. Por ahora el Régimen continúa teniendo un control significativo sobre las decisiones económicas y políticas, sus gobernantes y el “Líder Supremo” mantienen una importante influencia sobre el control del país. Sin embargo, durante los últimos años la población ha demostrado una mayor capacidad para desestabilizar la dinámica del poder mediante protestas y manifestaciones. Que Irán encuentre un equilibrio continúa siendo un “trilema” dependiente de varios factores: la tensión social, la presión internacional y la inestabilidad socioeconómica.
Conclusión
La economía iraní es profundamente dependiente de los ingresos de sus hidrocarburos, un recurso que genera importantes beneficios a la vez que serios desafíos dada la estrecha relación entre la inflación y la volatilidad del precio del brent. Además, las sanciones internacionales impiden un nivel de globalización suficiente al restringir el acceso a los mercados. Cada vez que la comunidad internacional las reactiva o endurece se produce una devaluación del rial aumentando la presión inflacionista y un efecto bumerang sobre el resto de los principales sectores del país.
La industria y las empresas manufactureras sufren las mayores complicaciones para acceder a insumos primarios encareciendo el coste de la producción nacional y el de los bienes importados. Como consecuencia el precio de los productos locales aumenta en detrimento del poder adquisitivo del consumidor de clase media. Por ello, el deterioro económico de Irán ha provocado que el nivel de vida de sus ciudadanos haya retrocedido a niveles de hace dos décadas.
Tratando de aliviar la situación y sortear el bloqueo, el Régimen establece acuerdos bilaterales y relaciones comerciales con otros países como Rusia o China. Sin embargo, el propósito de minar su economía mediante medidas coercitivas no termina de calar sobre sus élites políticas quienes atribuyen la problemática inflacionaria a las sanciones. Aunque el Régimen presume de resiliente y orienta su propaganda hacia una “economía de resistencia” frente a la “guerra económica”, éste no consigue aliviar las tensiones sociales cada vez más extendidas. La población reconoce el impacto negativo que las sanciones provocan pero cada vez son más quienes culpabilizan a sus gobernantes por la falta de estructuras transparentes y las crisis actuales a las que se enfrentan.
El estancamiento económico y las estrictas normas religiosas impuestas en una sociedad en la que dos tercios de ella es menor de 30 años ha despertado una demanda, y así lo reflejan los últimos sondeos y numerosas manifestaciones, a favor de una mayor apertura con el exterior. Cada vez son más los iraníes, en especial los jóvenes, mujeres y trabajadores de clase media quienes reclaman reformas económicas y cambios en el ámbito cultural y religioso. Las múltiples crisis han generado la propia división del Régimen. Mientras el sector conservador trata de mantener un férreo control sobre su gobernanza nacional y religión, otros abogan por reformas para recuperar la credibilidad popular y reconducir la crítica situación económica.
El Régimen iraní debe decidir entre preservar su soberanía a costa del aislamiento global o una apertura gradual hacia el comercio internacional y mayor democratización económica. Por un lado, aferrarse al autoritarismo consolidaría su papel como actor regional pero excluyendo al país de la geopolítica mundial. De otra parte, adentrarse en un entorno globalizado implica un cambio social por un sistema más democrático y la adaptación a un entorno hiperconectado.
Irán afronta una encrucijada marcada por las sanciones internacionales, un elevado nivel de inflación y el descontento de su población. El país debe decidir si realiza cambios estructurales y reorientar su política exterior con el propósito de suavizar las restricciones, ya que un panorama de aislamiento global prolongado avivaría aún más las tensiones internas existentes. Su futuro depende en gran medida del levantamiento paulatino de éstas, un claro motivo por el cual la diplomacia entre Irán y Estados Unidos ha iniciado ya nuevas rondas de reuniones y negociaciones.
Ana Núñez Cifuentes
Analista en Prevención de Blanqueo de Capitales y Financiación Terrorista
Máster en Asuntos Internacionales, Universidad Pontificia de Comillas
Las ideas contenidas en estos artículos son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento del CESEDEN o del Ministerio de Defensa.
Estado Nación: representa la soberanía nacional de un país, la capacidad de gestión sobre su política interna y legislación, su grado de independencia para desarrollar estrategias económicas, la gestión de recursos y la protección de su identidad nacional y cultural frente a influencias externas.
Democracia Económica: capacidad de decisión de la población para influir en la toma de decisiones económicas en pro de sus beneficios e intereses nacionales. Permite la creación de políticas económicas propias, la protección de los derechos laborales y la redistribución equitativa de la riqueza, aspectos que pueden entrar en conflicto con las reglas o acuerdos de la globalización.
Compromiso de Bretton Woods: acuerdo establecido en 1944 durante una conferencia en Bretton Woods (New Hampshire) en la que se crearon las bases para el sistema monetario internacional de la posguerra. Su objetivo era promover la estabilidad económica y evitar las devaluaciones. Sus condiciones eran: una estabilidad monetaria mediante un tipo de cambio fijo (monedas ancladas al dólar estadounidense), libertad de bienes, servicios y capitales entre países y la soberanía nacional como política económica. Es decir la propia capacidad de implementar políticas económicas nacionales.
Gobernanza Global: normas, leyes y regulaciones internacionales entre países. Cómo pueden influir los acuerdos internacionales o las Instituciones en la capacidad de los países para gestionar sus políticas económicas a nivel global. La Gobernanza Global juega un papel clave en el trilema de Rodrik pues afecta directamente a la habilidad de un Estado para equilibrar la libertad de capitales, su estabilidad económica y su soberanía nacional influyendo directamente en el desarrollo socioeconómico de la nación.
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Iran´s Impossible Trinity
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