
03 mar 2025
IEEE. Indonesia: 100 días de gobierno del General Prabowo Subianto
Fco. Javier Saldaña Sagredo. Coronel (Reserva) Ejército de Tierra. Agregado de Defensa en Yakarta (2015-2018)
Un militar que siempre quiso ser político.
Considerado por los analistas como el candidato presidencial con mayor potencial de la terna propuesta a los indonesios, al General Prabowo Subianto, de 72 años se enfrentaba a las elecciones presidenciales celebradas el 14 de febrero del pasado año por tercera vez, tras haber fracasado en 2014 y 2019. Prabowo ha sabido esperar largos años su oportunidad en un país, que ve como veintiséis años después de la caída de Suharto, otro militar vuelve al poder, esta vez certificado por las urnas en la mayor democracia del mundo en la oficialmente se profesa el islam en franca armonía con otras religiones minoritarias.
Perteneciente a una clase social alta que le otorgó su procedencia de una familia adinerada, Prabowo posee un consolidado backgroud cosmopolita. Domina los idiomas y las relaciones internacionales gracias a su padre, un importante hombre de negocios del país que tuvo que exiliarse políticamente en la década de 1960 debido a las diferencias con el presidente Sukarno, estableciéndose sucesivamente en Singapur, Malasia, Tailandia, Suiza y el Reino Unido.1
A su regreso a Indonesia en 1969, el joven Prabowo decidió su ingreso en la Academia General de las Fuerzas Armadas indonesias donde su personalidad abierta y su amplia visión del mundo chocó frontalmente con la mentalidad cortoplacista de sus compañeros e incluso profesores lo que le hizo entrar en conflicto graduándose con un año de retraso debido a infracciones disciplinarias.
Ello no le impidió promocionar en una meteórica carrera militar a partir de mediados de los setenta que le llevó a ser el ejemplo de la nueva generación de militares indonesios. Se le identificó como el modelo de militar cuyas cualidades debía poseer el futuro Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas indonesias, aunque él nunca llegó a ocupar ese alto rango militar a pesar de su matrimonio con la segunda hija del general Suharto, Siti Hediati Hariyadi, de la que acabaría divorciándose en 1998.
En ese año y después de los acontecimientos que supusieron la caída de su suegro, el General Prabowo, que en ese momento ocupaba la Jefatura de las prestigiosas Fuerzas de Reserva del Ejército indonesio (Konstrad) fue acusado de torturas y crímenes contra disidentes del régimen de su suegro. Aunque absuelto y declarado inocente de los cargos que se imputaron, decidió abandonar el Ejercito con el rango de Teniente General y autoexiliarse en Jordania donde permaneció ocupado en los negocios familiares y preparando su regreso a Indonesia.
A su vuelta, Prabowo Subianto inició su carrera política fundando su propio partido, el Movimiento de la Gran Indonesia (Gerindra), que actualmente es la segunda fuerza política del país votos y la tercera en asientos en la Cámara Baja del Parlamento. Cuenta con un gran número de seguidores en el país producto sin duda de su pasado militar bajo la sombra del General Suharto.
En su carrera presidencial e inmediatamente después de su primer fracaso en 2014 ante Joko Widodo, popularmente conocido como Jokowi, Prabowo forjó alianzas con grupos islámicos conservadores y partidos políticos criticados por avivar las tensiones comunales y crear fisuras en un país de amplia mayoría musulmana. Tras perder de nuevo las elecciones de 2019 ante Jokowi, éste en un inteligente giro le nombró su ministro de Defensa lo que automáticamente supuso el levantamiento de las sanciones norteamericanas que sufría desde sus supuestas violaciones sobre los derechos humanos de la época del New Order del General Suharto.
Fruto de ello, el flamante nuevo ministro de Defensa ya visitaba oficialmente los EE. UU antes de que finalizara el 2020 invitado por su homologo Mark Esper. En sus cinco años de Ministro de Defensa, el principal objetivo de Prabowo ha sido el incremento constante del gasto militar de Indonesia, especialmente las compras exteriores, lo que ha supuesto innumerables viajes al extranjero a países con grandes industrias armamentísticas como China, Turquía, Rusia, el propio EE. UU. o Francia, donde acordó la compra de 42 aviones Rafale, lo que ha aumentado, aún más, la diversificación de aviones de combate que el país posee2.
A comienzos de 2023, Prabowo inició oficialmente su campaña política para las presidenciales del año siguiente. Apoyándose en una gran coalición de partidos, denominada Koalisi Indonesia Maju (Coalición Indonesia Avanzada, KIM en acrónimo local) de la que formaban parte, además de su propio partido Gerindra, seis formaciones políticas que sumaban 261 escaños, de los 575 de la cámara Alta del Parlamento de las anteriores elecciones del 2019, más el debutante partido de la Solidaridad Indonesia (PSI) de Kaesang Pangarep, hijo menor de Jokowi. Ante la imposibilidad de ser elegido, en un gran golpe de efecto mediático, Jokowi respaldó tácitamente la campaña presidencial de Prabowo llevando a proponer a su hijo mayor, Gibran Rakabuming Raka, como vicepresidente en el “ticket” electoral del General3.
Elecciones 2024.
Las elecciones del pasado año supusieron el fin del ciclo de Joko Widodo, que gobernó el país durante el tiempo máximo de diez años de dos mandatos consecutivos que la Constitución indonesia permite. Político populista hecho a sí mismo, Jokowi tal y como se le conocía popularmente, desataba una auténtica pasión entre el pueblo indonesio al haber surgido políticamente desde su ciudad natal Surakarta, en el este de Java donde previamente fue alcalde, sin pertenecer a la ningún lobby ni casta política.
Los comicios que, desde hace cuatro legislaturas celebran juntamente presidenciales y legislativas, fueron una vez más una batalla de partidos políticos y, como siempre, han estado seguidas de intensas negociaciones que han determinado las alianzas del gobierno y la oposición en el órgano legislativo clave del país, la Cámara baja del parlamento, y su relación con el presidente de la nación.
En ambos casos, los candidatos y los partidos políticos que les sustentan (en Indonesia no existe proceso de primaras internas para la elección de los líderes partidistas) se han esforzado por hacer llegar al electorado unos programas electorales que a duras penas han calado en la sociedad indonesia. Y es que en el país el mensaje electoral partidista, sea por el nacionalismo exacerbado que Suharto se encargó de instaurar, sea por el culto al líder que aun subyace en la sociedad indonesia desde su independencia, siempre está basado en proclamas de corte “centrípeta” e “integrador”. Unas ideas de índole nacionalista probablemente heredadas de su todavía muy recordado proceso de independencia basadas en la preeminencia de poder central en Java desde donde tradicionalmente se ha ejercido el control político y social.
Un control que, a través de unos partidos políticos que más que en idearios, están basados en lobbies familiares y clanes económicos en de todo el país-archipiélago de más de 270 millones de habitantes mayoritariamente musulmanes donde la religión es uno de los dos elementos vertebradores de la nación llegado al punto que el ciudadano indonesio se ve obligado a declarar su confesionalidad en su documento oficial de identidad. El otro son sus Fuerzas Armadas, utilizadas tradicionalmente para contrarrestar las tendencias centrifugas de una gran parte de sus territorios, como son los casos de Sulawesi y Papúa. Por esa razón, el país desde su independencia ha aplicado políticas nacionalistas e integradoras (Unidos en la diversidad, es su lema nacional).
De esa manera en las legislativas, un total de dieciocho partidos políticos concurrieron a las elecciones, nueve más que cinco años antes, que lucharon por alcanzar al menos el 4% de los votos en todo el país necesarios para tener representación en el parlamento nacional. El Partido Democrático de Lucha Indonesio (PDI-P) volvió ganar las elecciones con 110 escaños, dieciocho menos que en 2019. Le siguió el partido Golkar, fundado por Suharto, que ascendió hasta los 102, diecisiete más que en los comicios anteriores y el tercer lugar fue para el partido del nuevo presidente Prawobo, el Gerindra, con 86 escaños, ocho más que 2019. El resto de los 234 escaños han quedado distribuidos entre el PKB (68), Nasdem (69), PKS (53), PD (44) y PAN (48).
Con respecto a las presidenciales, incluso antes de celebrarlas, ya se entretejieron acuerdos y coaliciones de los partidos políticos para los tickets de candidatura (presidente y vicepresidente) que de alguna manera ya apuntaban el resultado final que se produjo. En los pactos se mezclan intereses de todo tipo que van desde los meramente partidistas hasta los económicos, sociales o incluso y principalmente de carácter personal a cambio de contrapartidas de cuotas de poder posterior a las elecciones en formas de cargos ministeriales y de altos funcionaros de la administración.
De esa forma y previo al comienzo de la campaña presidencial, Jokowi consiguió que su hijo primogénito, Gibran Rakabuming Raka, figurase como vicepresidente en el ticket presidencial encabezado por su contrincante en las dos últimas elecciones y favorito a sucederle en el cargo Prabowo Subianto. El poder demostrado por el presidente saliente para ello fue tal que, pese a que su hijo Gibran no tenía la edad mínima de cuarenta años que establece la legislación indonesia para poder ser nominado en unas presidenciales, Widodo consiguió que el Tribunal Constitucional, que presidia su cuñado Anwar Usman, efectuase unos meses antes de la nominación de candidatos un discutido cambio en las reglas de elegibilidad rebajando la edad de elección a treinta y cinco años4.
Así, desde un primer momento todas las encuestas dieron ganador al “ticket” formado por Parbowo y Gibran rápidamente se colocó en cabeza de las encuestas a pesar de que inicialmente todo apuntaba claramente que el candidato que contase con el apoyo del principal partido de Indonesia, el PDI-P, se alzaría con la victoria como así lo hizo el actual presidente Joko Widodo en 2014 y en 2019.5 Sin embargo, la partida de ajedrez tomó un nuevo cariz cuando a Gibran, le vetaron para formar parte del ticket como vicepresidente por el PDP-I, partido del que era miembro. Eso, sin duda, precipitó posiblemente las negociaciones de su padre con su ministro de Defensa, quien finalmente lo incluyó como vicepresidente en el ticket de su propio partido, el Gerindra, una de las principales formaciones políticas rivales del PDI-P con lo que el presidente saliente certifico definitivamente su alejamiento con el partido que le había aupado a la presidencia de Indonesia diez años atrás cuando era alcalde de la populosa ciudad de Java Oriental, Surakarta.
A pesar del recurso presentado por la pareja de candidatos del PDI-P Ganjar-Mahfud ante la Corte Constitucional6 acusando a la pareja Prabowo-Gibran de prácticas contra la ética electoral, la abultada victoria de estos hizo que Prabowo incluso se declarase vencedor antes de que se diesen a conocer y que se resolviesen los recursos de sus contrincantes que acusaron a funcionarios de alto nivel de estar implicados en el apoyo a la candidatura Prabowo-Gibran con intimidación a los votantes o intentos de compra de votos solicitando la repetición de las elecciones.7
De esa forma, el 20 de marzo del pasado año, después de más de un mes desde que se celebraron las elecciones recuento, la Comisión Electoral de Indonesia (KPU) publicó en su canal de Youtube que Prabowo alcanzó el 58% de los votos, por el 24% conseguido por el exgobernador de Yakarta Anies Baswedan y el 16% del exgobernador de Java Central Ganjar Pranobo, los otros dos candidatos a la presidencia.
Después de las elecciones presidenciales y durante el largo periodo que discurrió entre su celebración y la toma de posesión del nuevo presidente, el pasado 20 de octubre, todos los partidos del arco parlamentario se han sumado a la Coalición Indonesia Avanzada (KIM en acrónimo local) que lidera el flamante nuevo mandatario a excepción el mayoritario en la cámara, el PDI-P. La coalición gobernante en apoyo al presidente Prawobo suma en consecuencia 470 de los 580 escaños en la Cámara de Representantes (DPR).8
Las alianzas post electorales son una práctica muy habitual en Indonesia, donde los partidos políticos carentes de idearios, tradicionalmente se “acomodan” los resultados electorales mediante un juego imprevisible de influencias y concesiones políticas. De esa forma el Parlamento no librará un papel importante a la hora de determinar el éxito que pueda tener el nuevo presidente. Una oposición mayoritaria hubiese podido complicar la legislatura retrasando las iniciativas parlamentarias del partido que apoya al presidente y frustrar sus propuestas legislativas. Una oposición a la que Prawobo recientemente ha tendido la mano, en un acercamiento sin precedentes cuando el flamante nuevo presidente ofreció la entrada en su gobierno en una reunión con la presidenta del PDI-P Megawati Soekarnoputri, su más enconada contrincante desde la caída del régimen del General Suharto a finales del pasado siglo.9
Un nacionalista con vocación universal.
Este militar retirado, que sirvió en las Fuerzas Armadas del dictador Suharto, declaró tras ser elegido que trabajará por mantener relaciones efectivas con todas las potencias mundiales en consonancia con la política exterior no alineada de Indonesia y su política regional de buena vecindad resaltando no obstante la importancia de reforzar el poder militar para defender la independencia del país. Durante su etapa como ministro de Defensa sus viajes al extranjero fueron una constante sabiendo adaptar su oscuro pasado militar de la época del dictador Suharto a los tiempos modernos que la actual Indonesia exige a sus gobernantes.
En clave interna, Prabowo propugna un enfoque de soberanía económica y una gobernanza fuerte para Indonesia. Su presidencia llega en un momento decisivo para la mayor economía del sudeste asiático, con el país situado como un actor creciente estratégico que le ha llevado a su reciente ingreso en los BRICS+ anunciado por Lula da Silva, presidente de turno de la organización, el pasado 7 de enero cuando destacó que “Indonesia, el país más poblado y la mayor economía del sudeste asiático, comparte con los demás miembros del grupo el apoyo a la reforma de las instituciones de gobernanza global y contribuye positivamente a la profundización de la cooperación del Sur Global”.10
En medio de la creciente competencia global entre Estados Unidos y China, acrecentada por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, desde el primer momento la agenda política de Prawobo ha estado marcada por cuatro grandes ejes: el crecimiento económico y desarrollo estratégico de los recursos naturales; la gobernanza, política fiscal y la agenda social; la independencia estratégica y sus implicaciones para la inversión extranjera y el comercio exterior y, finalmente los riesgos y oportunidades claves para las empresas globales.11
Crecimiento económico y desarrollo estratégico de los recursos naturales.
La primera prioridad declarada del octavo presidente de Indonesia desde su independencia en 1945 es el crecimiento económico del país, que ha fijado en un 8% anual a lo largo de los cinco años de su mandato. En este caso, su estrategia más importante, que será continuista con la de su predecesor Widodo, se basará en las políticas de downstreaming, para procesar las materias primas en Indonesia en vez de exportarlas de manera no refinadas. Este tipo de políticas, claves en muchos países emergentes están siendo aplicadas ya en Indonesia en el caso del níquel, que ha dado lugar a fuertes inversiones extranjeras, especialmente chinas, en plantas industriales de transformación en suelo indonesio. Prabowo espera ampliar el éxito obtenido a otras materias primas en las que Indonesia está situada a la cabeza de la producción mundial como el aceite de palma, cobre o la bauxita.12
Esto representará, sin duda, oportunidades para las compañías foráneas, ya que Indonesia busca desesperadamente inversiones para desarrollar sus explotaciones de procesamiento. Estrategia de evolución se enfila con el objetivo más amplio de Prabowo de lograr una mayor autosuficiencia en el sector industrial del país, generando más puestos de trabajo, ampliando las exportaciones de bienes y disminuyendo la dependencia del país de mercados volátiles a nivel global. No obstante, subsisten los desafíos, particularmente en lo que respecta a los efectos medioambientales y conflictos sociales con las comunidades locales con relación a las iniciativas de industrialización que han sido una fuente de tensión y los grupos ambientales.13
Gobernanza, política fiscal y agenda social.
El modelo de gobernanza de Prabowo se basa en su espíritu nacionalista y carácter modelado en su formación militar que refleja una fuerte autoridad y una idea centralizada del poder. Al día siguiente de su toma de posesión como presidente del país, Prawobo Subianto hizo pública la lista de sus cuarenta y ocho ministros. De ellos, doce del anterior gobierno de Jokowi, continúan como ministros. La configuración del gobierno de Prawobo no fue fácil. El Gabinete Rojo y Blanco, aludiendo a los colores de la bandera nacional de Indonesia, incluye una mezcla de tecnócratas y figuras sociales y políticas de la coalición de siete partidos que Prawobo ha conformado después de llegar al poder. Tuvieron que aunarse por una parte sus preferencias personales materializadas en nombramientos de sus fieles escuderos que le han acompañado durante su larga travesía en el desierto de largos años hasta que ha logrado ser presidente, con los “peajes políticos” a los partidos que le han apoyado en la coalición que le ha aupado al poder. Una medida que se considera esencial para garantizar la estabilidad política, pero criticada por la posible hinchazón de la burocracia. que sin duda afectara la capacidad del presidente para gestionar la extensa y heterogénea coalición y que puede resultar crítica para implementar su ambiciosa agenda.14
En el área fiscal, la continuidad como ministra de una figura relevante de carácter técnico de probada experiencia en la gestión de recurso público como Sri Muliani, intocable en los gobiernos de Jokowi durante sus dos periodos presidenciales, será sin duda clave para enfrentarse a los numerosos retos que se avecinan entre los que destacan los gasto en defensa, nuevas infraestructuras y aumento del salario de los funcionarios.
Entre los programas estrella a afrontar se encuentra el ya iniciado por su predecesor de la reubicación planificada multimillonaria de la capital del país de Yakarta a Nusantara, en la isla de Borneo, que supondrá un desembolso de 33.000 millones de dólares que se ha confiado casi en su totalidad al capital privado, y en el que el Estado indonesio únicamente ha asumido el 20% de los gastos, para fundamentalmente la construcción de infraestructuras básicas, edificios y servicios públicos dentro de la “zona central” del gobierno.
Sin embargo, por el momento a pesar de las diversas campañas diplomáticas y los intentos de convencer incluso reclutando a influencers, el proyecto no sedujo a los inversionistas internacionales. Incluso para aquello que mostraron un interés inicial, como lo fue la multinacional japonesa SoftBank, que debía garantizar una inversión casi total de entre 30,000 y 40,000 millones de dólares, finalmente se retiró del proyecto.15 Por el momento, solo la escasa inversión gubernamental y algunas muestras poco significativas como con la que España está contribuyendo a través del Fondo Español para Asistencia Técnica (BAD) con 500.000 dólares han tenido éxito dentro del plan de Indonesia de atraer a potenciales inversores extranjeros.16
Otro programa estrella de Prabowo es la promesa de proporcionar comidas gratuitas a 20 millones de niños en edad escolar y mujeres embarazadas para reducir la desnutrición infantil y mejorar los resultados educativos. Para ello, necesitará la nada desdeñable cantidad de 30.000 millones de dólares. Aunque la medida ha sido recibida con gran satisfacción por la población, también ha puesto sobre la mesa la preocupación sobre su viabilidad e impacto sobre la sostenibilidad fiscal necesaria.
Para afrontar todos esos retos presupuestarios Prabowo deberá abordar una importante revisión del sistema tributario del país, buscando aumentar los ingresos fiscales al 18% del producto interno bruto (PIB) del país con medidas impopulares como el anunciado aumento del IVA en dos puntos situándolo en el 12%. De esa forma y aunque el nuevo presidente indonesio se ha comprometido a mantener el déficit presupuestario por debajo del 3%, los fuertes compromisos de gasto podrían tensar las finanzas de Indonesia, especialmente si las reformas fiscales y otras medidas de aumento de ingresos no se materializan entre las que destaca los programas de apoyo al surgimiento de la economía sumergida favoreciendo la rebaja del impuesto sobre la renta de las empresas al 20% desde el 22%, aunque esto dependería del volumen de sus ingresos.
Independencia estratégica y sus implicaciones para la inversión extranjera y el comercio exterior.
Nada más tomar posesión del cargo, a primeros de noviembre del pasado año, Prawobo emprendió un largo viaje internacional. El presidente inició una ronda de visitas a varios países para potenciar las relaciones bilaterales y multilaterales. Como primer paso después de su toma de posesión oficial la agenda perseguía mostrar cómo, dónde y cuál va a ser la dirección de la política exterior de Indonesia bajo su liderazgo. El periplo internacional del nuevo presidente se inició con una primera escala en China para dirigirse después cruzar el Pacifico hacia los Estados Unidos desde donde se desplazó a Lima (Perú) para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) terminado en Brasil, donde participó G20. Después de ello, cruzando el Atlántico, continuó hacia el Reino Unido para finalizar en varios países árabes antes de regresar finalmente a Indonesia finalizando así un viaje que le llevó a dar una completa vuelta al mundo.17 De este viaje surgieron dos cuestiones nuevas que de alguna manera han supuesto un cambio de rumbo de la política exterior indonesia con relación a los diez años precedentes en los que el anterior presidente Widodo ocupó el poder.
En primer lugar, del encuentro en China con Xi Jinping, Prabowo logró obtener una importante ayuda financiera de 10.000 millones de dólares a cambio de una declaración final conjunta de la cumbre por la que Indonesia accedía a mencionar las reclamaciones chinas del Mar del Sur de la China que afectan a ambos países como “una reclamación superpuesta” de ambos países modificando radicalmente la postura tradicional indonesia en un contencioso en el que, hasta la fecha, Indonesia jamás había reconocido las reclamaciones chinas en el área.18
La segunda fue el anuncio oficial, por parte de Brasil como país que ostenta la presidencia de turno de los BRICS+, de la admisión de Indonesia como miembro de pleno derecho de la organización. La aceptación indonesia contrasta con lo anunciado por Prabowo durante la campaña de las elecciones presidenciales en la que decidió abstenerse en la decisión de ingreso en la organización que lideran Rusia y China dejando clara su intención de mantener una postura de neutralidad de su política exterior.19
Curiosamente, el flamante nuevo presidente de Indonesia evitó en su primer viaje oficial al exterior hacer escala en algún país miembro de la ASEAN, organización regional de la que Indonesia forma parte destacada y en la que de alguna manera siempre se intentado tener un papel protagonista. Sin embargo, a su vuelta, Prabowo ha confirmado lo que ya se adivinó durante la campaña presidencial cuando los candidatos prestaron poca atención a la ASEAN o al Indo-Pacífico, en una clara indicación de la cada vez menor importancia de la organización en la política exterior del país. De esa forma, el futuro presidente de Indonesia parece dispuesta a dejar de dar prioridad a la ASEAN en materia de política exterior del país. Una atención que, como se ha visto, parece estar cambiando hacia acuerdos bilaterales con países en los que Prabowo ha hecho escala en su primer viaje. De esta forma, Indonesia está mirando cada vez más más allá de su patio trasero para promocionarse como un país emergente del G20 que busca su sitio en la arena internacional.20
Paralelamente, la apertura de negociaciones para la adhesión de Indonesia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el 20 de febrero del pasado año, sólo seis días después de la victoria electoral de Prabowo, indica que Indonesia continuará en la línea de estrechar lazos con los estándares económicos occidentales bajo el nuevo gobierno del exmilitar.21
A pesar de que, en términos de inversión extranjera directa, Indonesia es cada vez más un campo de batalla por influencia entre EE. UU. y China, con este último dominando en áreas como las inversiones en infraestructura y el procesamiento de materias primas y minerales, mientras que EE. UU. busca ampliar su papel a través de iniciativas en la cooperación en energía limpia y en materia de seguridad, el país no desea dar la espalda a Occidente. De esta forma, Prabowo busca revivir el antiguo papel del Indonesia como “país no alineado” dentro de un delicado equilibrio entre las potencias globales competidoras.
Riesgos y oportunidades claves para las empresas globales.
De esta forma, sin ninguna duda la presidencia de Prabowo representará una serie de riesgos, pero también de oportunidades para las empresas multinacionales. En el primer caso como ya se ha dicho, Indonesia desea elaborar bienes y recursos y no centrarse exclusivamente en la exportación de sus materias primas. Por ello existen grandes expectativas en sectores como la manufactura, la energía y la infraestructura donde las políticas de transformación indonesias hacia nuevos productos básicos pueden ser un gran caladero para inversores extranjeros. Dicho esto, subsisten riesgos sustanciales. El agresivo gasto fiscal de Prabowo, del que ya se ha hablado incluyendo los altos costes en programas sociales como la propuesta de comidas escolares gratuitas, incide directamente sobre la viabilidad de las finanzas públicas indonesias. Si el aumento de los ingresos, como el incremento fiscal, no se realizan al ritmo del gasto, el país podría caer en déficits presupuestarios que podrían atenuar la confianza del capital extranjero.
Añadido a eso hay que desatacar también el complejo entramado administrativo legal y normativo que el país presenta para las inversiones extranjeras. Flexibilizar los procesos en un delicado equilibrio entre proteccionismo y liberalismo económico es una de las grandes asignaturas pendientes que el gobierno de Prabowo debe afrontar en los próximos cinco años22. El abultado gabinete de Prabowo, aunque con un claro objetivo de mantener la estabilidad política, es un claro ejemplo de la potencialidad de ineficacia burócrata que puede provocar una lenta toma de decisiones.23
Es por todo ello que tan solo tres meses después de su constitución, Prabowo volvió a repartir directrices a todos sus ministros. A pesar de que el nuevo gobierno mantiene una alta cota de aprobación entre sus compatriotas (89,9%), el presidente subrayó que “su gabinete no trabaja para ganar puntos” sino que está comprometido para “brindar lo mejor para el pueblo" que hasta ahora se ha materializado en políticas populistas como la reducción de las tarifas aéreas nacionales o la estabilización de los precios de los alimentos y el programa de comidas gratuitas para escolares y embarazadas, lo que unido a la decisión de dar marcha atrás a un controvertido plan para aumentar el impuesto al valor agregado (IVA) ha hecho que su popularidad permanezca en altas cotas.24
Sin embargo, los sempiternos riesgos políticos y sociales del país representan otro factor clave para las empresas globales que pretendan invertir en el país. Añadido a ello, el oscuro pasado de Prabowo como general militar con denuncias de abusos de los derechos humanos durante el régimen de Suharto, ha provocado sin duda un desasosiego internacional que el propio Prabowo se emplea a fondo en corregir dando muestras de su compromiso democrático frente a posibles tendencias autoritarias que puedan empañar su presidencia para afrontar los históricos problemas estructurales de Indonesia.25
Conclusión.
El 31 de enero de 2025 se han cumplido cien días desde que el General Prabowo Subianto tomó posesión como octavo presidente de Indonesia desde su independencia en 1945. Un militar, nacionalista declarado y exyerno del dictador Suharto, que ha ganado por fin unas elecciones presidenciales a las que se presentaba por tercera vez.
Los cuatro ejes de actuación en los que ha basado sus primeros tres meses de gobierno parecen estar atascados debido a la incapacidad burocrática de su macrogobierno y su personalista visión de Indonesia en el mundo. Su triunfo puede estar situando al país en una encrucijada que paralice la apertura del actual periodo político que se inició en 1998 con la caída del régimen de Suharto.
En clave interna, el intento de aplicar políticas populistas, como la de proporcionar comida gratis a un colectivo de casi 100 millones de personas que componen los escolares y las embarazadas en todo el país, choca sin duda con la necesidad para ello de aplicar medidas impopulares como es el aumento de la fiscalidad al consumo en un país de muy bajos salarios. En clave externa, la obsesión de Prabowo por la globalización en el campo de las relaciones internacionales, abandonando el tradicional liderazgo regional que Indonesia ha disfrutado hasta ahora, hacen que el objetivo de disfrutar de una independencia estratégica se averigüe complicado.
De esa forma, el gobierno de Prabowo que, en medio del actual entorno geopolítico, proporciona una combinación de desafíos y oportunidades, podrá sufrir sobresaltos de debido a una nueva búsqueda de la no alineación. La gestión en sectores como la tecnología y la energía, que están en el núcleo de la competencia económica entre Estados Unidos y China y en los que Indonesia tiene mucho que decir con sus ingentes recursos del sector primario, supondrán un delicado equilibrio que puede impactar en sus relaciones exteriores y en su desarrollo interno.
La forma en que la Indonesia de Prabowo abordará esa problemática que aúne el crecimiento económico y desarrollo estratégico de los recursos naturales; la gobernanza, política fiscal y la agenda social; la independencia estratégica y sus implicaciones para la inversión extranjera y el comercio exterior y, finalmente, los riesgos y oportunidades claves para las empresas globales, serán la clave.
Fco. Javier Saldaña Sagredo
Coronel (Reserva) Ejército de Tierra
Agregado de Defensa en Yakarta (2015-2018)
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Indonesia: 100 Days of General Prabowo Subianto's Rule
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