Evolución de la industria de defensa en España. Luces y sombras.

Cuadro integral de la EID 2015

27 dic. 2024

Evolución de la industria de defensa en España. Luces y sombras.

Miguel Pereira Martínez. Capitán de Corbeta del Cuerpo General de la Armada.

Introducción

La Industria de Defensa en España es considerada un elemento crucial en la Base Industrial  y Tecnológica del país, contribuyendo no solo al bienestar económico y al empleo, sino también proporcionando capacidades de seguridad y defensa nacional a las Fuerzas Armadas, lo que la convierte en un bien estratégico. El Ministerio de Defensa es el principal cliente de esta industria, que está fuertemente vinculada a la economía nacional.

La última década ha estado marcada por la crisis económica de 2008 y su posterior recesión, así como por la pandemia de COVID-19, cuyos efectos aún se están sintiendo. La invasión de Ucrania ha supuesto un cambio en las tendencias y ha aumentado el gasto militar en Europa, donde los países miembros de la OTAN están haciendo esfuerzos para alcanzar el 2% del gasto militar comprometido desde la Cumbre de Gales de la OTAN.

En este contexto, es necesario preguntarse cómo está posicionada la Industria de Defensa española para responder a este desafío. Un buen punto de partida para responder esta pregunta es estudiar su evolución durante la última década, tratando de identificar las posibles fortalezas y debilidades de la misma para afrontar los retos del futuro.

Antecedentes

La Industria de Defensa en España ha experimentado cambios significativos en las últimas décadas, con el objetivo de mejorar su capacidad para satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas (FAS). Estos cambios han incluido una mayor atención a la innovación tecnológica y una reestructuración profunda del sector, que ha pasado de ser predominantemente de propiedad pública a ser privada, e incluso ha formado parte de consorcios internacionales. Sin embargo, a pesar de estos avances, la industria española de defensa aún enfrenta desafíos importantes (Fonfría, 2009).

En décadas anteriores, la Industria de Defensa en España se vio limitada debido al tamaño de sus empresas, la dependencia de tecnología y conocimientos extranjeros, la especialización en producciones de baja tecnología y una escasa inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) (MINISDEF, 2019). No obstante, a partir de la década de 1980, se observó un crecimiento en el tamaño de la industria, una mayor diversificación en su producción y la adopción de tecnologías más avanzadas. Además, las transformaciones en la industria han permitido un aumento en su capacidad exportadora y una mayor participación en programas internacionales (Molas-Gallart, 1998).

La relación entre el gasto militar y la Industria de Defensa es estrecha, ya que los gobiernos han sido históricamente clientes importantes de estas empresas en sus respectivos países. Sin embargo, la reducción significativa en los presupuestos de defensa en la década de 1990 obligó a las empresas de defensa a realizar reestructuraciones importantes, lo que incluyó la reducción de la fuerza laboral, una mayor concentración en el sector y la reorientación de recursos hacia nuevos productos y servicios(Giménez y Ospina, 2013).

En el contexto europeo, el fortalecimiento de la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea ha llevado a la creación de un fondo europeo de defensa y a un llamado a los Estados miembros para aumentar sus presupuestos de defensa. Sin embargo, en España, el sector industrial de seguridad y defensa enfrentaba dificultades antes de estas medidas, ya que no se le consideraba un sector estratégico para la economía nacional. Además, no existía una visión clara de política industrial para el sector y no se habían identificado las capacidades tecnológicas e industriales críticas a proteger (Arteaga, 2015).

En cuanto al gasto militar en España, a pesar del compromiso adquirido de alcanzar el 2% del PIB antes de 2024, la realidad es que se ha mantenido o incluso ha disminuido debido a la crisis económica y la pandemia. Estos recortes presupuestarios han tenido consecuencias negativas, como una pérdida de capacidad operativa de las Fuerzas Armadas y un impacto en la continuidad del negocio del sector industrial y tecnológico.

Definición

La Industria de Defensa se define como el sector productivo dedicado a la fabricación de bienes y servicios específicamente destinados al ámbito militar (Conde, 1995). Esta industria abarca una amplia gama de empresas que van desde la producción de armamento ligero, vehículos de combate y electrónica, hasta la fabricación de aviones y barcos de guerra, así como proveedores de servicios relacionados (Giménez y Ospina, 2013). Aunque estas empresas son heterogéneas, comparten el objetivo de satisfacer las demandas de los ministerios de defensa y conforman el sector de la defensa (Fonfría, 2013).

La delimitación precisa de la Industria de Defensa resulta desafiante debido a la diversidad de productos requeridos por los ministerios de defensa. Se han propuesto diferentes criterios, como el porcentaje de ventas relacionadas con la defensa, la especialización y estrategia de los productos, así como la naturaleza estratégica de los mismos.

La Industria de Defensa se diferencia de otras industrias por su composición heterogénea y la falta de coherencia en sus procesos de oferta y demanda. El secretismo y la confidencialidad asociados con las actividades de estas empresas, junto con la opacidad de los ministerios de defensa, dificultan la obtención de información transparente (Fonfría, 2009).

Por otro lado, la Base Industrial y Tecnológica de Defensa (BITD) abarca no solo la fabricación de armamento y equipo militar, sino también el desarrollo y mantenimiento a largo plazo de la tecnología militar. La BITD se considera fundamental para la seguridad y soberanía nacional, generando beneficios económicos, empleo cualificado e innovación tecnológica.

Características

La Industria de Defensa posee un carácter estratégico debido a que la mayoría de los países carecen de las capacidades tecnológicas necesarias para desarrollar sistemas complejos internamente, lo que fomenta la cooperación entre empresas y ministerios de defensa(Fonfría, 2015). Esta colaboración puede generar eficiencia, reducción de costos, sinergias y complementariedades en la cadena de valor (Hartley, 2011). Sin embargo, factores como el proteccionismo, la protección de tecnologías críticas, la seguridad en el suministro y la generación de empleo y desarrollo regional pueden obstaculizar la cooperación en esta industria (Fonfría, 2021).

La Industria de Defensa funciona en un mercado peculiar en el que el Estado es el principal comprador y las empresas proveedoras operan en régimen de cuasi-monopolio1 u oligopolio2. En el ámbito internacional, la demanda de productos de defensa está regulada por el control administrativo y político, y se ve afectada por las relaciones de aliados y embargos internacionales de armamento (Álvarez y Fonfría, 2000).

La demanda de la Industria de Defensa se caracteriza por ser un cuasi-monopsonio3, donde el MINISDEF es el principal comprador. La adquisición de bienes y servicios está condicionada por los recursos estatales asignados, los objetivos de política exterior y seguridad, y el estado general de la economía (Fonfría, 2009). La elasticidad de la demanda en función del precio tiende a ser reducida debido a la relevancia de los bienes y servicios para las capacidades militares y los costos de transacción asociados a los procesos de licitación pública (Martí Sempere, 2013).

La complejidad de los productos de defensa se debe a la inclusión de numerosos subsistemas, componentes, interfaces y tecnologías de vanguardia. Las adquisiciones suelen comprender productos fabricados en series reducidas y de alto valor unitario (Martí Sempere, 2013). La tecnología juega un papel fundamental en esta industria, ya que es esencial para el rendimiento de los equipos y la eficacia de los ejércitos (Álvarez y Fonfría, 2000).

La Industria de Defensa se caracteriza por su marcada tendencia innovadora, lo que implica asignar recursos significativos a actividades de investigación, desarrollo e innovación. Sin embargo, esta inversión conlleva altos costos fijos y un largo período de maduración. La investigación y el desarrollo se centran en la creación de productos específicos para las necesidades operativas y requerimientos técnicos de las FAS (Álvarez y Fonfría, 2000).

La cadena de suministro en la Industria de Defensa es jerárquica y se estructura en contratistas principales, proveedores de subsistemas y suministradores de componentes. La gestión de la cadena de suministro es crucial para garantizar la disponibilidad de los sistemas y suministros necesarios (Martí Sempere, 2013).

La competencia en la Industria de Defensa es limitada debido a la presencia de un solo comprador y un número reducido de proveedores. Una vez que una compañía obtiene un contrato, puede convertirse en un monopolio bilateral, lo que puede afectar su eficiencia y capacidad para adaptarse a cambios en el proyecto. Además, la titularidad estatal de estas empresas puede restringir la competencia al ser la opción preferida en los contratos.

Otra de las características más destacadas de la Industria de Defensa es su alta concentración, lo que significa que hay un número reducido de contratistas principales y un gran número de PYMES que suelen ser proveedores especializados o subcontratistas de partes de los acuerdos firmados con el MINISDEF (Álvarez y Fonfría, 2000; Gil, 2002).

La integración vertical4 es importante en la Industria de Defensa debido a la variedad de actividades requeridas en la fabricación de equipos de defensa. Las empresas líderes suelen encargarse de las actividades más críticas, mientras que las tareas menos especializadas se externalizan a través de subcontratación o adquisición directa en el mercado (Martí Sempere, 2013).

La Industria de Defensa tiene una alta concentración de la oferta mundial, lo que brinda a las empresas un poder de mercado significativo. Esto les permite fijar precios superiores a los costos y generar rentas excesivas. La fijación de precios se basa en los costos de producción, los gastos generales y un margen de beneficio prefijado (Fonfría, 2012).

El precio no es un factor decisivo en el mercado de la Industria de Defensa, ya que el Estado es quien asigna los recursos para la defensa. Sin embargo, las empresas compiten en la etapa de I+D para obtener contratos de producción y expandir su mercado (Álvarez y Fonfría, 2000).

Las empresas en la Industria de Defensa buscan diferenciarse mediante la provisión de productos innovadores y de alta tecnología, en lugar de competir en precios. La complejidad y las regulaciones asociadas a la fabricación de equipos militares pueden aumentar los costos y el precio por unidad de los sistemas de defensa (Martí Sempere, 2013).

El tamaño de la empresa es importante para la eficiencia productiva en la Industria de Defensa, ya que las economías de escala pueden reducir los costos de fabricación. En comparación con otros países, la Industria de Defensa española es más pequeña, lo que puede afectar su competitividad (Navarro y Abizanda, 1998).

Estrategias y políticas nacionales

La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) establece que el gobierno tiene la responsabilidad de asegurar la protección de los ciudadanos y los intereses esenciales de seguridad y defensa. Para ello, se requiere tener capacidades militares que permitan el cumplimiento de las misiones asignadas y un nivel de disuasión creíble. Además, se busca impulsar una estrategia industrial de defensa que fomente la autonomía en la adquisición de capacidades estratégicas y favorezca la competitividad de la industria española a nivel global (Presidencia del Gobierno, 2021).

La Directiva de Defensa Nacional (DDN) también resalta la importancia de la industria de defensa nacional. Se establece la necesidad de promover y respaldar la industria nacional del sector para satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas. Se busca mantener un alto nivel de compromiso con los instrumentos de la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea, lo cual implica el desarrollo de capacidades militares y la cooperación industrial y tecnológica para fortalecer la base industrial y tecnológica europea (Presidencia del Gobierno, 2020a).

La Directiva de Política de Defensa (DPD) establece que las Fuerzas Armadas desempeñarán un papel crítico en diversas áreas, incluyendo operaciones de paz, vigilancia y control, formación y asesoramiento, investigación científica, diplomacia de defensa y colaboración en proyectos industriales de defensa. Para alcanzar este nivel de actividad, se requiere mejorar las condiciones de vida y la capacitación profesional de los miembros de las Fuerzas Armadas, así como impulsar la innovación en tecnologías de defensa y contribuir a los procesos de reorganización industrial. Se busca consolidar la industria de defensa nacional y fomentar la cooperación industrial con la Unión Europea y la OTAN (Presidencia del Gobierno, 2020b).

La Estrategia Industrial de Defensa (EID) es un instrumento de política industrial que busca fortalecer la Base Industrial y Tecnológica de Defensa (BITD) de un país, con el objetivo de garantizar capacidades industriales estratégicas para la seguridad y defensa nacional. La EID se centra en la alineación estratégica, eficiencia, competitividad internacional y concentración de capacidades industriales e institucionales (MINISDEF, 2015a).

La EID 2015 establece tres grandes objetivos: dotar a las Fuerzas Armadas (FAS) de los mejores sistemas posibles, potenciar las capacidades industriales estratégicas y consolidar la BITD nacional. Estos objetivos están en línea con la visión de tener una industria económicamente sostenible, competitiva internacionalmente y tecnológicamente avanzada e independiente, al servicio de la seguridad y defensa de los ciudadanos y los valores constitucionales.

La estrategia se divide en siete ejes estratégicos (ver ilustración 1), que abarcan tanto cuestiones institucionales como empresariales. Los primeros cuatro ejes buscan proporcionar estabilidad al sector de defensa, alinear los objetivos de las empresas con los de defensa y establecer una base sólida para su desarrollo. Los últimos tres ejes tienen un enfoque más empresarial y se centran en mejorar la competitividad, la autonomía de la demanda interna y la diversificación de los mercados.


Ilustración 1 Cuadro integral de la EID 2015.
Fuente: Estrategia Industrial de Defensa (MINISDEF, 2015a)

La EID establece metas e indicadores para evaluar su eficacia. Estos incluyen el aumento de las inversiones de defensa, la facturación de la BITD, la actividad exportadora, la inversión en I+D, el contenido nacional en la facturación de las empresas, la participación de PYMES en programas de defensa, el empleo cualificado, la productividad y la consolidación de empresas.

Evolución de la industria de defensa

Las asignaciones presupuestarias en defensa tienen un impacto directo en las capacidades de las Fuerzas Armadas y en el futuro de las empresas que conforman la base industrial y tecnológica del sector. Las variaciones en el presupuesto de defensa pueden tener consecuencias positivas o negativas en las industrias relacionadas con el Ministerio de Defensa (Fonfría, 2011).

Por ejemplo, según Bitzinger y Char (2021), el continuo y significativo aumento del gasto en defensa por parte de China ha permitido al Ejército Popular de Liberación (EPL) adquirir nuevos sistemas y depender menos de las importaciones de armas extranjeras. El incremento sostenido en el presupuesto de defensa ha proporcionado mayores recursos para la innovación, adquisición y desarrollo de tecnología, así como para la modernización de la industria de defensa nacional china.

Las reducciones presupuestarias tienen consecuencias variables en términos de rentabilidad empresarial y necesidades de apoyo financiero e institucional, dependiendo del tamaño de las empresas y su grado de especialización en productos y tecnologías de doble uso (Fonfría, 2011).

A continuación, se analizarán una serie de variables representativas que ayudarán al lector a conocer algunos aspectos significativos sobre la evolución de la industria de defensa.

La primera variable que es necesario examinar es el gasto militar de España como porcentaje del PIB, fuertemente vinculado con la inversión estatal en la Industria de Defensa nacional.


Ilustración 2 Gasto militar como porcentaje del PIB, 2010-2021.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos de SIPRI (SIPRI, 2023)

En este sentido, como se aprecia en la ilustración 2, el gasto militar de España como porcentaje del PIB ha fluctuado entre 1,14% y 1,42% en el período de 2010 a 2021. En general, el gasto militar ha disminuido ligeramente desde 2010 hasta 2016, con una caída particularmente marcada en 2016. Después de 2016, el gasto militar ha aumentado gradualmente hasta 2021. A lo largo del período, el gasto militar de España ha sido relativamente bajo en comparación con muchos otros países, especialmente en comparación con otros países de la OTAN que superan el 2%.

Es importante tener en cuenta que el gasto militar como porcentaje del PIB no necesariamente refleja la cantidad total de gasto militar en términos absolutos. Es posible  que el gasto militar haya aumentado o disminuido en términos absolutos durante este período, incluso si el porcentaje del PIB ha cambiado solo ligeramente. Por lo tanto, estos datos deben considerarse en el contexto más amplio del gasto militar en España.

Con respecto a las inversiones reales del Ministerio de Defensa, el objetivo establecido por la EID 2015 era alcanzar un 0,2% del PIB. Este objetivo se logró en 2017, como se muestra en la Ilustración 3.


Ilustración 3 Porcentaje de las inversiones reales del MINISDEF
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos ofrecidos por la DGAM (MINISDEF, 2020)

La Ilustración 3 presenta el porcentaje de las inversiones reales de Defensa en relación con el PIB durante el período de 2016 a 2020. Se observa un aumento significativo en 2017, alcanzando un máximo del 0,25%. Desde entonces, se ha mantenido estable alrededor de este nivel, con un ligero aumento en 2020 al 0,26%, lo que indica que el objetivo previsto para 2025 ya se estaría cumpliendo.

El porcentaje de las inversiones reales de Defensa en relación con el PIB puede utilizarse como indicador de la prioridad que un país otorga a sus capacidades de defensa y seguridad nacional. Estos datos sugieren un cambio significativo en la inversión en defensa en 2017, posiblemente en respuesta a cambios en las prioridades de seguridad a nivel nacional o internacional. Sin embargo, se requiere información adicional sobre los factores que impulsaron este cambio para realizar una interpretación más precisa de los datos.

Otra variable de interés para entender la evolución del sector y su evolución es la distribución de empresas por tamaño. En términos absolutos, el número de grandes empresas dentro de la industria ha disminuido de 91 en 2010 a 68 en 2020, mientras que el número de PYMEs ha aumentado de 279 en 2010 a 312 en 2020, como se puede visualizar en la Ilustración 4.


Ilustración 4 Fragmentación empresarial por tamaño.
Fuente Elaboración propia a partir de los datos extraídos de los informes anuales elaborados por la DGAM (MINISDEF, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015b, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020)

Este incremento del numero de PYMES refleja la importancia que el gobierno le ha dado a estas empresas, enfocando varias de sus líneas de acción de la EID 2015 a aumentar la participación empresarial como medio para potenciar la innovación y el empleo de personal cualificado, tratando de sustentar los diferentes subsectores con un amplio numero de opciones de mercado con grandes empresas tractoras que ayuden a las empresas de menor tamaño a lograr mayores participaciones en el extranjero.

Un aspecto característico de este sector y mencionado con anterioridad es su fuerte dependencia tecnológica. Esta característica se pone de manifiesto a la vista de la fuerte demanda de personal cualificado que requiere y que varía dependiendo de los diferentes subsectores como se puede observar en la ilustración 5.


Ilustración 5 Porcentaje de personal cualificado por sector.
Fuente Elaboración propia a partir de los datos extraídos de los informes anuales elaborados por la DGAM (MINISDEF, 2012, 2013, 2014, 2015b, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020)

En general, el sector aeronáutico tiene el mayor porcentaje de personal cualificado en todos los años, seguido por el sector de armamento y el sector espacial. El sector de simulación y el sector de RPAS5 son relativamente nuevos y tienen porcentajes más bajos de personal cualificado en comparación con otros sectores.

El porcentaje de personal cualificado varía significativamente entre los diferentes sectores. Por ejemplo, en 2019, el sector naval tenía un 19,8% de personal cualificado, mientras que el sector auxiliar tenía solo un 4,3%.

Hay cierta variación año tras año en los porcentajes de personal cualificado en cada sector. Por ejemplo, en el sector aeronáutico, el porcentaje de personal cualificado disminuyó ligeramente del 31,9% en 2015 al 28,5% en 2020.

Es interesante notar que en 2018 y 2019, el sector electrónico tenía un porcentaje más bajo de personal cualificado en comparación con años anteriores, mientras que el sector de armamento y el sector espacial experimentaron un aumento en el porcentaje de personal cualificado.

En general, estos datos sugieren que la Industria de Defensa española tiene una importante concentración de personal altamente cualificado en algunos sectores clave como el aeronáutico, el armamento y el espacial, mientras que otros sectores tienen una menor proporción de personal cualificado.

La última variable reseñada en el presente artículo es la participación de capital extranjero en la Industria de Defensa, y que puede ser llamativa por su valor en un sector con tantas implicaciones para la defensa nacional.


Ilustración 6 Evolución negocio de defensa según capital.
Fuente: DGAM (MINISDEF, 2020)

El porcentaje de participación de capital extranjero en la Industria de Defensa es considerablemente alto, particularmente en comparación con los datos del año 2009, cuando se registró una participación del 45,7% en las ventas del sector. En este sentido, se evidencia una tendencia al alza en la presencia de inversores extranjeros en la mencionada industria como se recoge en la Ilustración 6.

Conclusiones

La Industria de Defensa española ha logrado crecer y mantener una posición de competitividad relativa en el marco internacional. No obstante, su crecimiento potencial se ha visto reducido por las últimas crisis económicas y una falta de financiamiento adecuada que ha lastrado significativamente su desarrollo. Dado que las particularidades de esta industria requieren de un compromiso firme y prolongado para su adecuado crecimiento, es fundamental que se garantice una financiación adecuada y sostenida.

La Industria de Defensa española tiene una gran capacidad de crecimiento gracias al papel de las PYMES involucradas en el sector, la incorporación de nuevas tecnologías en la investigación y desarrollo, y la creciente incorporación de personal altamente cualificado. En su afán por destacar en el entorno internacional altamente competitivo, las empresas españolas han demostrado su capacidad de adaptar sus productos a las necesidades de cada cliente y su compromiso a largo plazo con la calidad del producto y su desempeño a lo largo de su ciclo de vida.

Con respecto al apoyo institucional, las líneas de acción establecidas para aumentar el número de empresas de defensa y mejorar la financiación parecen haber sido adecuadas para al menos mantener el nivel de la Industria de Defensa española en los últimos años. En este sentido, como se ha comentado anteriormente, quedaría pendiente el lograr una financiación estable y prolongada que garantice el crecimiento sostenido y sitúe a la Industria de Defensa nacional en un puesto privilegiado del sector.

En la última década podemos afirmar que se ha producido un aumento en el número y participación de PYMES, mientras que el número de grandes empresas se ha reducido, pero manteniéndose algunas empresas tractoras en cada sector. Algunos subsectores relacionados con nuevas tecnologías disruptivas, como el de los RPAS o el de la simulación, han crecido más que otros, gracias a la incorporación de personal cualificado.

A pesar de los avances realizados, la Industria de Defensa española aún se enfrenta a desafíos para competir en el mercado global de defensa debido a su tamaño. Para mejorar su posición estratégica en el mercado internacional, es necesario que la Industria de Defensa invierta en I+D y adquiera nuevas tecnologías para adaptar sus capacidades militares a las nuevas tendencias tecnológicas.

Bibliografía

1Monopolio: Estructura de mercado en que una mercancía es ofrecida por una sola empresa (Samuelson y Nordhaus, 2006).
2Oligopolio: Situación de competencia imperfecta en la que una industria está dominada por un número pequeño de empresas (Samuelson y Nordhaus, 2006).
3Monopsonio. Imagen refleja del monopolio: mercado en que hay un solo comprador (Samuelson y Nordhaus, 2006).
4“La integración vertical es la combinación en una sola empresa de dos o más etapas diferentes de este proceso (por ejemplo, el hierro con lingotes de acero). La integración horizontal es la combinación en una sola empresa de diferentes unidades que operan en la misma etapa de producción” (Samuelson and Nordhaus, 2006: 715).
5Sistema de aeronave pilotada a distancia (del inglés Remotely Piloted Aircraft System, RPAS).
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