El pensamiento estratégico de la República Islámica de Irán: ¿permanencia, evolución o cambio a partir de la guerra en Gaza?

13 ene. 2025
El pensamiento estratégico de la República Islámica de Irán: ¿permanencia, evolución o cambio a partir de la guerra en Gaza?
David Poza Cano
El pensamiento estratégico de Irán hasta el año 2023
Desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, y muy especialmente como consecuencia de la traumática experiencia de la guerra contra Iraq, Irán definió una estrategia, tanto defensiva como ofensiva, en la que con importantes limitaciones de recursos tenía que enfrentarse a objetivos cada vez más ambiciosos (su política exterior de expansión de la Revolución Islámica) y situaciones regionales imprevistas que iban surgiendo. Para evitar los altos costes que suponen una guerra convencional, y por las circunstancias de la falta de aliados estatales, el gran número de adversarios regionales e internacionales con recursos mejores, y las importantes limitaciones de sus fuerzas armadas por las sanciones internacionales, Teherán se vio obligada a desarrollar una doctrina militar que evitara el conflicto directo o prolongado con potencias superiores.
Esta debilidad de Irán para un enfrentamiento convencional contra países más fuertes militarmente le llevó a identificar dos grandes enemigos en Oriente Próximo, EE.UU. e Israel, cuya oposición y enfrentamiento a estos dos países se convierte en un principio básico de su pensamiento estratégico. Además de la diferencia de poderío militar, hay factores ideológicos que benefician al régimen el identificar claramente estos dos enemigos: el factor histórico de la injerencia occidental en Irán, así como el apoyo de EE.UU. e Israel al Sah, dando legitimidad a la Revolución Islámica. También se presenta a EE.UU. y a Occidente en general como los responsables de la imposición de un sistema económico, político y de seguridad internacional que promueve la explotación y el neocolonialismo de muchos países en desarrollo; y finalmente el antisionismo y el auspiciar la destrucción del Estado de Israel que facilita la identificación de Irán como líder del mundo musulmán a través de las ayudas a las milicias palestinas.
Considerando todos los aspectos que conforman la cultura estratégica de Irán (geografía, legado histórico, creencias compartidas, etc.) se define un pensamiento estratégico que, a modo de prontuario, se puede resumir en los siguientes principios:
- Todo el pensamiento estratégico de Irán gira alrededor del objetivo principal de garantizar la supervivencia del régimen y su propia estabilidad. La consecución de estos dos objetivos se asienta en 1) disuadir a cualquier adversario de atacarle, principalmente los rivales de Oriente Próximo (apoyados por EE.UU.), lo que le lleva a buscar el concepto de profundidad estratégica regional; 2) mitigar su aislamiento internacional; y 3) preferir ser militarmente autosuficiente, desarrollando sus propios programas y sistemas de armamento. Esto lo convierte en un país fundamentalmente con un carácter defensivo.
- Las amenazas al régimen pueden ser internas o externas, dándole el régimen prioridad a las internas sobre las externas, de tal manera que la vigilancia y el control de la sociedad iraní, la estabilidad interna del país, así como toda lucha contra cualquier tipo de subversión o rebelión tiene un carácter prioritario en los planteamientos de las políticas de seguridad de la República Islámica de Irán.
- La toma de decisiones en el ámbito de la seguridad y defensa se basa en una lógica racional que considera la percepción propia que tiene el régimen de cuáles son las amenazas a sus principios y a los intereses nacionales, observando cuestiones como cuándo puede estar el Estado en peligro, o la continuidad de la Revolución Islámica, el liderazgo religioso en el mundo musulmán en general y en particular en las comunidades chiíes, o la viabilidad económica del régimen, etc.…. Al mismo tiempo se contemplan aspectos ideológicos y aspectos pragmáticos de interés de Estado, siendo el marco interno de debate y decisión del régimen determinado entre estos dos polos de discusión. Con cierta frecuencia el ideario de la revolución islámica puede entrar en conflicto con aspectos utilitarios o de oportunidad de la política de seguridad o exterior. Cuando estas circunstancias ocurren suelen prevalecer los aspectos pragmáticos de oportunidad ya que los principios del régimen pueden ser suspendidos de manera temporal.
- Irán desarrolla e implementa su estrategia y doctrina militar de manera reactiva y oportunista con el objetivo de aplacar y neutralizar la superioridad militar convencional estadounidense puesta a disposición de sus aliados en Oriente Próximo y que son rivales de Irán.
- Por cuestiones históricas, de contexto político regional, de ocasión, y necesidad por la asunción de no poder ganar un conflicto militar convencional en su entorno regional por el apoyo y la superioridad de la ayuda estadounidense a sus adversarios, Irán tiene predilección para enfrentarse a sus rivales mediante grupos milicianos o paramilitares externos, que desarrollan conflictos asimétricos de no alta intensidad en otros países, lo que se conoce popularmente como grupos o guerra proxy o por delegación. De esta manera Irán implementa su política de seguridad, expandiendo su influencia y evitando ser atacada en su territorio nacional al trasladar el conflicto y mantener a sus enemigos lejos de sus fronteras (defensa avanzada), mediante un tipo de enfrentamiento que le vincula de manera indirecta, dificultando o limitando la escalada.
- Además de la disposición de una red de grupos asociados, para complementar y fortalecer su capacidad de disuasión y compensar mejor sus limitaciones militares convencionales, Irán ha desarrollado tres elementos más de defensa:
- un programa de fabricación de misiles balísticos y aviones no tripulados que le proporciona un medio rápido de respuesta, de proyección de poder y de autosuficiencia.
- un programa nuclear.
- una red exterior internacional que, mediante sicarios o grupos terroristas, puede llevar a cabo atentados contra adversarios u opositores al régimen en cualquier parte del mundo.
- Cuando Irán decide intervenir en otro país apoyando a algún grupo que simpatiza con sus ideas u objetivos regionales se suelen dar ciertas características, que muestran el proceder iraní y su habilidad para aprovechar cualquier oportunidad a favor, como las siguientes:
- El país es un Estado fallido o en vías de serlo, con cierta importancia geoestratégica y con un sistema político desorganizado donde existen grupos dispuestos a emplear la fuerza letal para alcanzar el poder en sintonía con los objetivos de Irán.
- Existe una comunidad chií que se considera seriamente amenazada.
- Existe una vía logística directa con Irán, de tal manera que Irán puede transferir personal, material y armas en apoyo de sus aliados, así como traer a su territorio a milicianos para su entrenamiento y adoctrinamiento.
- No existe un actor externo con la voluntad y la capacidad suficientes para amenazar los objetivos de Irán y poner fin a su intervención en dicho país.
La irrupción de la guerra en Gaza el 7 de octubre de 2023
El 7 de octubre de 2023, sábado y festividad judía de Simjat Torá, Hamás, grupo terrorista palestino con base en la Franja de Gaza, lanzó un ataque devastador y coordinado que sacudió el sur y el centro de Israel. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tuvo que declarar el estado de guerra en Israel y se inició la operación Espadas de Hierro (Swords of Iron en inglés) por parte del ejército israelí.
En poco menos de dos meses, lo que comenzó como una guerra con un frente en Gaza se convirtió en una guerra en diversos frentes que abarcaba distintos países de Oriente Próximo como Líbano, Siria, Yemen, Iraq y posteriormente Irán, haciendo realidad por primera vez la doctrina iraní de la “campaña de unificación de arenas”1, por la cual el régimen iraní implementaba su política de disuasión contra Israel creando una zona de contención denominada “anillo de fuego”2 para cercar, presionar y atacar a Israel a través sus aliados regionales no estatales desde distintos frentes.
En la actual guerra de Gaza han acontecido dos aspectos por primera vez importantes que afectan al marco de seguridad de todo Oriente Próximo:
- Todos los miembros del Eje de Resistencia han decidido atacar militarmente a Israel y simultáneamente en solidaridad con uno de sus miembros, Hamás.
- Irán ha atacado militar y directamente a Israel y ha sido atacada, en respuesta, en su propio territorio.
Con respecto a este último punto, y por ser de relevancia crucial, los ataques de Irán a Israel y viceversa merecen un comentario especial que se describe a continuación.
El 13 de abril de 2024, en respuesta al ataque israelí del 1 de abril al complejo adyacente a la Embajada de Irán en Damasco, en el que murió el general de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica Mohammad Reza Zahedi, Irán lanzó un ataque, denominado Promesa Verdadera, contra territorio israelí con aproximadamente 170 drones, 30 misiles de crucero y 120 misiles balísticos. El resultado fue que sólo unos pocos misiles balísticos penetraron las defensas aéreas israelíes cayendo cerca de bases militares, consiguiendo Israel una tasa de intercepción superior al 90% gracias a sus sistemas de defensa y a la ayuda de sus aliados occidentales y árabes que colaboraron en la interceptación de los misiles.
La respuesta de Israel a Promesa Verdadera se produjo cinco días después. El 18 de abril, cazas israelíes sobre un espacio aéreo no especificado fuera de Irán dispararon al menos tres misiles contra una base aérea del ejército convencional de Irán (Artesh) en Isfahán. Según medios de prensa occidentales, el objetivo habría sido un sistema de radar asociado una batería de misiles tierra-aire S-300PMU2, sistema que Rusia proporcionó a Irán en 2016, y que es parte del sistema de defensa aérea que protege el complejo nuclear de Natanz, una de las principales instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán, aproximadamente a unos 170 km. al norte de Isfahán3.
El 1 de octubre de 2024, en respuesta a los asesinatos de Ismail Haniya en Teherán (líder de Hamás, 31 de julio de 2024), Hasan Nasrala en Beirut (líder de Hizbulá, 27 de septiembre de 2024) y Abas Nilforushan (general de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica que estaba junto a Nasrala), Irán lanzó un segundo ataque, denominado Promesa Verdadera 2, contra territorio israelí con aproximadamente 180 misiles balísticos, que incluirían misiles Emad y Ghadr, Fatah para destruir los sistemas de interceptación de misiles antibalísticos Arrow 2 y Arrow 3 de Israel, y según dijo Irán, también por primera vez su misil balístico hipersónico de alcance medio Fatah-2 de producción nacional4. El ministro de Defensa iraní, Aziz Nasirzada, declaró que los objetivos eran centros “militares, operativos y de inteligencia” israelíes asociados con el asesinato de Ismail Haniya, en concreto, la base aérea de Nevatim, a las afueras de Berseba, en el Néguev, que alberga los F-35 israelíes, la base aérea de Hatzerim, también en el desierto del Néguev, y la base aérea de Tel Nof, a 20 km. al sur de Tel Aviv. Además de en estos lugares, hubo impactos de misiles balísticos al menos en otras tres zonas: 1) Un área al sur de Herzliya, cerca de la Base de Inteligencia Glilot del ejército israelí, que es la que alberga la Unidad 8200 encargada de la recolección de señales de las Fuerzas de Defensa de Israel, y el Cuartel General del Mosad; 2) una escuela en Gedera, ubicada cerca de la base aérea de Tel Nof; y 3) un área cerca del centro comercial Ayalon, en Ramat Gan. Este centro comercial está colindante al oeste del parque Yarkon, donde tiene su sede el Shin Bet. Este ataque iraní mató a un palestino en Cisjordania, y la metralla hirió levemente a dos israelíes en Tel Aviv5.
La respuesta de Israel a Promesa Verdadera 2 se produjo el pasado 25 de octubre. Este día el ejército de Israel llevó a cabo tres oleadas de ataques contra Irán que afectaron a 20 lugares al oeste del país y los alrededores de Teherán, en concreto a:
- Los complejos industriales de Parchin y Joyir en las afueras de Teherán, y la fábrica de Taksaz Industrial Innovators Engineering Company (TIECO) en Shams Abad, provincia de Teherán. En los complejos de Parchin y Joyir se desarrollan y fabrican sistemas de armas avanzados, incluidos misiles balísticos de combustible sólido y drones (si bien en el momento del ataque no se conocían actividades nucleares en los complejos de Parchin y Joyir, en el pasado, en el complejo de Parchin, se realizaron pruebas de explosivos para el programa de armas nuclear iraní6. A mediados de noviembre surgieron informaciones de que en concreto en el complejo de Parchin probablemente Irán había reiniciado sus investigaciones para el desarrollo de un arma nuclear7). Estos ataques habrían afectado seriamente a los equipos que Irán usa para producir el combustible de sus misiles balísticos más avanzados.
- Dos baterías de defensa aérea S-300 de fabricación rusa. Estas baterías destruidas estarían una en el aeropuerto internacional de Teherán y la otra cerca del centro de defensa aérea de la brigada Hazrat Amir perteneciente al Artesh situada en la ciudad de Eslamshahar, provincia de Teherán. También se destruyó un radar en Qadir, a unos 15 km. de Ahvaz en la provincia de Juzestán.
- Una instalación de misiles en Shahrud, provincia de Semnab, y un complejo militar en Parand8, en la provincia de Teherán.
- Los sistemas de defensa de infraestructuras energéticas críticas al oeste y suroeste de Irán (de la refinería de petróleo de Abadan, del puerto y el complejo petroquímico Bandar Imam Jomeini y del campo de gas Tangeh Bijar).
Las repercusiones de este ataque son que probablemente Irán deba necesitar meses o casi un año para adquirir nuevos equipos de mezcla de combustible sólido, tenga que interrumpir el envío a algunos de sus socios, como Rusia, Hizbulá y los huzíes, de misiles y drones9, y que al haber quedado destruidas sus capacidades de defensa aérea de largo alcance sea mucho más vulnerable a futuros ataques.
Consecuencias de los ataques de Israel en el pensamiento estratégico de Irán
La actual situación en Oriente Próximo está planteando una serie de desafíos a Irán y a sus socios del Eje de Resistencia que cuestionan la eficacia de su estrategia de disuasión frente a sus enemigos. En los últimos meses se han puesto de manifiesto deficiencias en la estrategia de seguridad de Irán que están suscitando un debate entre las élites gobernantes del país y que apuntan a ajustes o a un cambio estratégico, fundamentalmente en lo que afecta a su estrategia de disuasión, y en concreto sobre la eficacia de su doctrina de uso de milicias y sus capacidades militares estratégicas con su programa de misiles y drones, a la luz de los éxitos militares de Israel contra el Eje de Resistencia, especialmente contra Hizbulá, y los ataques directos entre Israel e Irán.
La guerra de Gaza ha causado graves daños a Hamás, pero de especial preocupación para el régimen iraní es la situación de Hizbulá, el activo estratégico más valioso de Irán en la región. Teherán lleva invirtiendo en Hizbulá, y en la creación y el fortalecimiento de grupos no estatales asociados, cuatro décadas, con la intención de que sirvieran como elemento fundamental de disuasión contra Israel. La estrategia se basaba en gran medida en el supuesto de que la amenaza de una respuesta iraní indirecta a través de estos grupos disuadiría a Israel de librar una guerra directa contra ella, pero esta estrategia se ha visto desafiada seriamente por el debilitamiento de las capacidades de los aliados regionales de Irán, a saber, Hizbulá y Hamás, como resultado de la continua y creciente ofensiva militar de Israel. El uso y el apoyo de Irán a los grupos del Eje de Resistencia, cuyo fin era pretender minimizar el riesgo de verse arrastrada a un conflicto militar directo, han conducido finalmente a un enfrentamiento militar directo con Israel: todo lo que planearon que sucediera no ha sucedido; todo lo que no querían que sucediera está sucediendo.
Con respecto al segundo elemento de disuasión, el programa de misiles y drones de Irán tenía como objetivo desplegar un paraguas protector sobre sus aliados y sobre el propio Irán, y establecer una disuasión contra Israel y los EE.UU., de tal manera que pudiera seguir manteniendo una capacidad ofensiva sin estar directamente expuesto al fuego israelí, disfrutando así de una esfera de inmunidad, pero esto ya no es así, especialmente después del ataque del pasado 26 de octubre de Israel. La capacidad de disuasión de Irán se ha visto gravemente perturbada en los últimos meses, encontrándose en una situación de posibles enfrentamientos militares directos con Israel, en completa contradicción con los fundamentos de su estrategia de defensa.
La posibilidad de que Israel pueda salir victorioso plantea un escenario muy desfavorable para Irán, en el que además de perder su capacidad de disuasión asimétrica y sufrir un golpe a su credibilidad militar y política, en especial frente a sus aliados, podría impulsar la reanudación de conversaciones y de cooperación de los países árabes con Israel, creándose una coalición árabe-israelí, a pesar de la continua comunicación diplomática entre Irán y los Estados del Golfo, y el acercamiento a Arabia Saudí10.
En lo referente a la red exterior de Irán para acometer atentados terroristas, a medida que se intensifica el conflicto entre Irán e Israel, Teherán está agitando a Occidente con una ola de intentos de atentados y secuestros contra objetivos en Europa y EE.UU. Según una investigación de la agencia Reuters11, desde 2020, ha habido al menos 33 intentos de asesinato o secuestro en Occidente en los que las autoridades locales o israelíes han alegado un vínculo con Irán. Entre los objetivos más recientes de estos supuestos complots se encontrarían altos funcionarios estadounidenses (especialmente los que durante la primera presidencia de Donald Trump tuvieron responsabilidades en el asesinato del general Qasem Solimani en 2020), el propio Donald Trump en su última campaña electoral, así como periodistas iraníes y otras personas opositoras de la diáspora iraní. El director del Mosad, David Barnea, dijo el año pasado que, durante el año 2022, la inteligencia israelí había trabajado con socios internacionales para desbaratar 27 equipos que intentaron organizar ataques en el extranjero que fueron “orquestados, planificados y dirigidos por Irán”.
Finalmente nos queda analizar las opciones que presenta el programa nuclear de Irán ante la nueva realidad de defensa y seguridad que se está conformando en Oriente Próximo, siendo el único elemento actual de la estrategia de seguridad iraní sobre el que el régimen puede actuar con probabilidades de tener éxito para alcanzar un elemento disuasorio definitivo contra futuras agresiones israelíes o estadounidenses.
La bomba atómica iraní: ¿cambio de doctrina o estrategia de negociación?
El pasado verano, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA, IAEA por sus siglas en inglés) instaba oficialmente a Irán a mejorar mucho más su cooperación con este organismo internacional y que revertiera todos los impedimentos que imponía y que impedían al organismo realizar su trabajo correctamente. La principal preocupación internacional era que había constancia de que Irán seguía enriqueciendo uranio fuera del control de la OIEA y que tenía intención de acelerar el proceso al instalar 8 centrifugadoras IR-6 más en la planta de enriquecimiento subterránea de Fordo, a unos 32 km. al noreste de la ciudad de Qom. Según la propia OIEA Irán habría alcanzado unas reservas de 164,7 kg de uranio en forma de UF6 enriquecido al 60% (con dos kg. más, enriquecidos al 90%, en teoría se pueden fabricar cuatro bombas nucleares)12.
En las mismas fechas en las que la OIEA mostraba su preocupación por la actividad nuclear iraní, el ministro de asuntos exteriores de Irán, Abas Araqchi, en una entrevista el 23 de agosto, afirmaba que el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), el acuerdo internacional sobre la cuestión nuclear iraní, tenía que renegociarse, ya que en su forma actual, no podía ser revivido, teniéndose que abrir una nueva negociación para su modificación, advirtiendo además de que esta posible futura negociación sería más compleja que la primera pues “las condiciones internacionales han cambiado: la guerra de Ucrania ha impactado significativamente en las perspectivas de seguridad de Europa y los acuerdos de seguridad internacionales. Además, la guerra en Gaza y la violencia perpetrada por el régimen israelí ha alterado completamente el panorama regional”13. Irán no rechazaba una nueva negociación, pero iba imponer más condiciones.
Este nuevo posicionamiento de Irán sobre el JCPOA, donde hasta hace poco mantenía la postura de mantener el acuerdo tal y como se acordó originalmente en 2015, se debe al contexto actual en Oriente Próximo, donde Israel se enfrenta a importantes aliados de Irán, habiéndolos debilitado considerablemente, asesinado a los dirigentes de Hamás y Hizbulá, y atacado territorio iraní un par de veces, lo que ha hecho que los líderes iraníes tengan que replantearse la eficacia de su estrategia de disuasión contra Israel. Y en este contexto surge entre la élite gobernante iraní la discusión de desarrollar o no armas nucleares como elemento más eficaz de disuasión.
Pese a que la producción de armas nucleares está prohibida bajo una fetua del Líder Supremo Jamenei, y en este sentido a día de hoy no existe otra posibilidad, el debate político e incluso religioso para revertir esta fetua no es nada nuevo y ha aparecido a lo largo de los años con cierta recurrencia. Tal vez, uno de los casos más significativos en los últimos tiempos fue cuando en febrero de 2021, el ministro de inteligencia de Irán, Mahmud Alavi, afirmó en una entrevista que “El Líder Supremo ha dicho explícitamente en su fetua que las armas nucleares son contrarias a la sharía y que la República Islámica las considera una prohibición religiosa y no las busca. Pero un gato acorralado puede comportarse de manera diferente a cuando está libre. Y si ellos [los estados occidentales] empujan a Irán en esa dirección, entonces ya no es culpa de Irán”14. En el último año, las declaraciones de altos mandos de la seguridad y parlamentarios iraníes sobre la posibilidad de que Irán cambie su doctrina nuclear y desarrolle el arma atómica se han vuelto cada vez más directas y frecuentes, trasladándose también a los medios de comunicación iraníes donde los debates sobre el tema se han convertido en algo habitual.
Esta percepción iraní de que un equilibrio nuclear podría ser la única vía para lograr una disuasión eficaz, más allá de la coyuntura regional, se enmarca también en la dinámica de proliferación nuclear mundial, que también influye en el cálculo de Irán, pues tiene en cuenta cómo la guerra en Ucrania ha vuelto a poner la disuasión nuclear en el primer plano de las relaciones entre las grandes potencias, en particular entre EE.UU. y Rusia, con el reciente cambio en la doctrina nuclear de esta última15, pero también en el Pacífico con China. Así se entienden las declaraciones que hizo el ministro de asuntos exteriores de Irán mencionadas anteriormente y que expresamente aludían a la guerra en Ucrania y los nuevos marcos de seguridad en el mundo. Tampoco se puede obviar el régimen de sanciones económicas impuesto por Occidente sobre Irán por su programa nuclear que lleva a la argumentación iraní de que están soportando unas sanciones por la adquisición de armamento nuclear sin realmente tenerlo.
De todos los factores que los líderes iraníes pueden estar considerando para tomar la decisión de si obtener o no la bomba atómica, el clave es la evolución de la percepción de la amenaza crítica contra la supervivencia del régimen que vayan percibiendo. A fecha de entrega de este documento, parece que la decisión ya está tomada y la apuesta del régimen iraní es la de adquirir la capacidad de producir la bomba nuclear lo antes posible, según los siguientes acontecimientos:
El 21 de noviembre, la Junta de Gobernadores de la OIEA aprobó una resolución de censura del grupo E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) contra Irán16. La resolución censura a Irán por no cooperar con el organismo internacional y por no cumplir con el Tratado de No Proliferación Nuclear, requiriendo a la OIEA que elabore un informe completo sobre las actividades nucleares iraníes para la primavera de 2025, que muy probablemente apuntará a que Irán está incumpliendo el JCPOA, sentando las bases para que el E3 vuelva a imponer a Irán las sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas conocidas como sanciones "snapback”17. Esta resolución se produce después de que el OIEA emitiera un informe el 19 de noviembre que probaba que Irán había aumentado su arsenal de uranio altamente enriquecido desde agosto de 20241819.
La respuesta de Irán a la resolución de la OIEA promovida por el E3, y con el respaldo de EE.UU., fue inmediata, al día siguiente, el 22 de noviembre, dando la orden para que se activaran “un número sustancial de centrifugadoras para enriquecer uranio”20, y amenazando con retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear si se activan las sanciones “snapback”. Irán podría activar algunas de las centrifugadoras IR-6 o IR-2m que ha instalado en las instalaciones nucleares de Fordo y Natanz, respectivamente, en los últimos meses. La OIEA confirmó en agosto de 2024 que Irán había instalado, pero aún no activado, ocho cascadas de centrifugadoras IR-6 en Fordo, y en agosto 10 cascadas de centrifugadoras IR-2m en Natanz. Además, habría instalado seis cascadas adicionales de centrifugadoras IR-2m en Natanz desde agosto de 2024, lo que eleva el número total de cascadas de centrifugadoras IR-2m en Natanz a 37. Solo 15 de estas 37 cascadas se habían activado en noviembre de 202421, aumentando la tasa de enriquecimiento de uranio de Irán durante los próximos cuatro a seis meses.
Ante estas circunstancias Irán puede plantearse tres escenarios:
- Escenario de disuasión nuclear latente: Irán continuaría desarrollando su programa nuclear para llegar justo al estadio anterior a producir la primera bomba nuclear. En este escenario Irán no impediría oficialmente el acceso a la OIEA ni se retiraría del Tratado de No Proliferación Nuclear, incluso iniciaría negociaciones con el E3 en Ginebra, pero continuaría aumentando su capacidad de enriquecimiento activando miles de centrifugadoras. La idea sería que simplemente por el hecho de estar preparada para fabricar su primera bomba nuclear de manera inmediata, fuera suficiente para disuadir ataques sobre su territorio, ya que, si dichos ataques se produjeran, Teherán podría avanzar rápidamente para dar último paso y producir el arma nuclear.
- Escenario de apuesta decidida por fabricar la bomba nuclear lo antes posible: Irán llegaría a la conclusión de que es inevitable que sea atacada por Israel y probablemente EE.UU. De imponerse esta percepción de una amenaza inminente se podría catalizar el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán asumiendo el riesgo de un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares iraníes22, habiendo ya miembros del régimen iraní que argumentan que se debería empezar a fabricar la bomba nuclear antes de que Trump asuma oficialmente la Presidencia y así poder fortalecer su posición ante la próxima administración estadounidense, considerando además el fuerte apoyo que parece va a mostrar a Israel y que podría envalentonar al gobierno de Netanyahu para atacar las instalaciones nucleares de Irán.
- Escenario de negociación diplomática: Irán, liderado por su nuevo presidente, Masud Pezeshkian, propondrían a Occidente iniciar conversaciones diplomáticas con un enfoque nuevo que no solo se centrara en la cuestión nuclear, sino que incluyeran una gama más amplia de temas políticos y de seguridad, garantizando así la naturaleza pacífica del programa nuclear de Irán. Este punto de vista ha sido expresado por Pezeshkian y su ministro de asuntos exteriores públicamente23 y podría estar buscando aprovechar los avances de su programa nuclear y la amenaza implícita de lograr la bomba nuclear como palanca para obtener mayores ganancias diplomáticas, que incluyeran garantías de seguridad en la región y el levantamiento de las sanciones económicas.
Independientemente del escenario que escojan los líderes iraníes, ninguno es fácil y todos tienen sus riesgos. La apuesta por tener la bomba nuclear puede que en lugar de prevenir un conflicto grave con las fuerzas israelíes o estadounidenses lo acelere, pudiendo poner fin al régimen islámico, cuestión primordial que ha determinado la estrategia de seguridad iraní desde el triunfo de la revolución islámica.
Jamenei, con el mantenimiento de su fetua que prohíbe producir, almacenar y usar armas nucleares, parece que no da margen a cambiar la doctrina nuclear de Irán, pero una fetua puede ser cambiada según circunstancias, y el Líder Supremo iraní ha mantenido que alcanzar el umbral de la capacidad nuclear es crucial para disuadir a los enemigos de Irán, recordando el caso de Muamar al Gadafi, que desmanteló su programa nuclear y eso no impidió su derrocamiento por parte de fuerzas respaldadas por Occidente, o el contraste entre la inmunidad de la que goza Corea del Norte, que posee armas nucleares, y el destino que tuvo Sadam Husein, que carecía de ellas, mostrando estos casos la relevancia de las armas nucleares.
La vuelta de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos
La llegada de Donald Trump a la Presidencia de los EE.UU. el 20 de enero de 2025 y los primeros pasos que dé con respecto a Irán van a ser elementos claves que determinen la percepción de riesgo crítico existencial del régimen iraní, y que determinarán de manera importante la aceleración o no de la fabricación de armas nucleares por parte de Irán.
Del pasado, los antecedentes no son buenos para Irán. En su primer mandato, Trump siguió una estrategia de “máxima presión” sobre Irán, retirándose del acuerdo que restringía su programa de energía nuclear, reimponiendo la aplicación estricta de las sanciones secundarias integrales sobre todos los sectores de la economía iraní, incluida su industria petrolera, y ordenando el ataque que mató al general Qasem Solimani. Trump justificó su retirada del acuerdo nuclear, que fue negociado por la administración Obama, porque no cubría toda la gama de amenazas de Irán, incluidos los misiles balísticos y el apoyo a las milicias asociadas en Oriente Próximo.
En el presente, para este nuevo mandato, en la campaña electoral, Trump dijo que renovaría la campaña de máxima presión contra Irán24 y los candidatos que ha propuesto a puestos de responsabilidad en defensa, seguridad e inteligencia por regla general tienen el común denominador de haber manifestado públicamente en algún momento posiciones duras contra Irán, especialmente en el tema del programa nuclear y en la vuelta a las sanciones, además de mostrar su apoyo a Israel. Destacan en este sentido Mike Waltz (propuesto para Consejero de Seguridad Nacional), Pete Hegseth (propuesto para Secretario del Departamento de Defensa), John Ratcliffe (propuesto para dirigir la CIA), o Marco Rubio (propuesto para Secretario del Departamento de Estado). La única persona que desentona del grupo, y ha expresado puntos de vista contrarios, es Tulsi Gabbard, propuesta para directora de Inteligencia Nacional.
¿Y para el día después al que Trump ingrese en la Casa Blanca?, ¿qué va a hacer la Administración de Trump con Irán? Todos sabemos que una cosa es lo que se dice cuando no se gobierna o en campaña electoral, y otra distinta lo que se hace cuando se asume el poder. Además, ¿no se dice que Trump es impredecible?
El pasado 11 de noviembre Elon Musk, uno de los principales consejeros de Trump, se reunió en Nueva York, no se sabe si por encargo de Trump, con el embajador iraní ante Naciones Unidas. Según The New York Times la reunión fue a petición de Musk y se centró en cómo desactivar las tensiones entre Teherán y Washington, asegurándose desde fuentes iraníes no oficiales que había sido positiva y que eran buenas noticias25.
En el mes de octubre pasado, Donald Trump fue entrevistado por Patrick Bet-David, estadounidense nacido en Teherán, para su Podcast PBD, tratando distintos temas durante más de una hora. Uno de los principales temas de la entrevista26 fue el de su posición respecto a Irán si era nombrado próximo presidente de los EE.UU. Algunas de las frases que dio Trump fueron: “me gustaría ver a Irán tener mucho éxito… […] … lo único es que no pueden tener un arma nuclear”. “No podemos involucrarnos totalmente”, dijo Trump cuando el presentador iraní-estadounidense Patrick Bet-David le preguntó si quería ver un nuevo gobierno en Teherán, “Afrontémoslo, Patrick”, dijo, “No podemos dirigirlo nosotros mismos”. Sobre la cuestión del cambio de régimen en Irán, en una entrevista el 7 de noviembre en la CNN, Brian Hook, ex enviado de Trump para Irán, dijo que el presidente electo “entiende que el principal impulsor de la inestabilidad en el Oriente Medio actual es el régimen iraní”, si bien “el presidente Trump no tiene ningún interés en un cambio de régimen. El futuro de Irán lo decidirá el pueblo iraní. Creo que lo hemos dicho en repetidas ocasiones durante cuatro años. Pero lo que el presidente Trump dijo en Riad fue que aislaría a Irán diplomáticamente y lo debilitaría económicamente para que no pueda financiar toda la violencia que está ocurriendo con los huzíes en Yemen, Hamás, Hizbulá, la Yihad Islámica Palestina y esos agentes que hoy en día desestabilizan a Israel y a nuestros socios del Golfo”27.
Algunos líderes iraníes consideran que las políticas impredecibles de Trump, así como su deseo de ser visto como un negociador excepcional y presumir de que bajo su mandato no se declaran nuevas guerras, podrían ser indicios de que la diplomacia aún puede ser posible. En los días siguientes a las elecciones, sabiendo ya que Trump había ganado, altos funcionarios iraníes dieron señales cautelosas de estar dispuestos a dialogar.
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, ha expresado en repetidas ocasiones su voluntad de colaborar con EE.UU. para reanudar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear iraní y buscar, mediante dicho acuerdo, el alivio de su maltrecha economía, y también, el ministro de asuntos exteriores iraní, Abas Araqchi, dijo que “Los canales de comunicación entre nosotros y los estadounidenses todavía existen”28, aunque también hay facciones en las élites iraníes que se oponen a cualquier tipo de negociaciones, especialmente si son bajo “máxima presión”.
La cuestión es que Irán está más débil hoy que hace ocho años, cuando Trump asumió la presidencia. Ahora, su economía está en dificultades más graves, sus líderes están más envejecidos y su estrategia de disuasión de defensa avanzada está en gran medida inutilizada por los ataques de Israel contra Hamás y Hizbulá y las instalaciones de producción de misiles del país. Incluso si Irán quisiera reconstruir y seguir manteniendo sus milicias por Oriente Próximo, requeriría de un dinero que no tiene. Sin embargo, el programa nuclear iraní se ha expandido sustancialmente desde que Trump dejó el cargo en enero de 2021, y el contexto internacional también ha cambiado considerablemente a su favor.
Si cuando llegue Trump a la Casa Blanca, la información que recibe es que Irán sigue adelante y acelerando su programa de arma nuclear, como parece evidente, muy probablemente lo primero que pretenda hacer sea restablecer la política de máxima presión centrándose en la principal fuente de ingresos económicos de Irán, las ventas de petróleo29, principalmente a China, lo que será un factor más a tener en cuenta en los asuntos comerciales bilaterales entre EE.UU. y el gigante asiático.
Las relaciones internacionales entre potencias van a influir mucho en la capacidad de la Administración Trump para imponer de manera eficiente las sanciones económicas sobre Irán, y no es un contexto fácil. Los vínculos entre Irán y las potencias mundiales Rusia y China constituyen una parte importante del desafío estratégico que deberá afrontar EE.UU. A lo largo de estos últimos años Irán ha logrado establecer asociaciones estratégicas con Rusia, la cual tiene una gran deuda con Irán ya que esta última se ha convertido en un proveedor de drones y misiles para sus operaciones en Ucrania, y con China, la cual le compra petróleo, a un precio más barato que el del mercado, proporcionando a Irán un soporte económico crítico, aparte del respaldo diplomático, junto a Rusia, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
También todos los países árabes del Golfo han mejorado sus vínculos con Irán desde que Trump dejó el cargo en 2021, buscando todos ellos la desescalada de los conflictos de la región que involucran a Irán y sus aliados del Eje de Resistencia30. Los líderes de los países árabes tienen la preocupación común de que una guerra abierta entre Irán e Israel y/o EE.UU., pudiera extenderse por todo Oriente Próximo descarrilando los planes o visiones de diversificación económica que tienen todos ellos.
Sin embargo, Trump puede encontrar un mayor apoyo a sus políticas de máxima presión económica sobre Irán de los líderes europeos ya que éstos han endurecido sus políticas hacia Irán en respuesta a su ayuda a Rusia en Ucrania. Algunos líderes europeos apoyan un reinicio rápido de todas las sanciones de la ONU contra Irán de conformidad con las disposiciones de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU que consagró el JCPOA en el derecho internacional, tal y como ya hemos visto con la resolución de censura contra Irán aprobada por la Junta de Gobernadores de la OEIA promovida por el grupo E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) y respaldada por EE.UU.
El Eje de “Resiliencia”
Los iraníes son conocidos por su paciencia estratégica y su capacidad para aprender lecciones y mejorar. El general Qasem Solimani, arquitecto principal de toda la estrategia de disuasión iraní a través de milicias en Oriente Próximo, afirmaba que “Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica tienen una estructura, estatutos, reglas y regulaciones, pero en realidad son un sistema intelectual” y resumía el propósito de su actividad en “crear oportunidades a partir de crisis oscuras”31. Este modo de pensar se puede extender a la totalidad del régimen islámico iraní, que ha sabido adaptarse a lo largo del tiempo, desde el triunfo de la Revolución Islámica, al devenir histórico en función de los acontecimientos tanto internos como externos que ha ido viviendo.
De igual manera, los grupos u organizaciones que componen el Eje de Resistencia, una y otra vez, han demostrado una adaptabilidad y una resiliencia persistente a lo largo del tiempo, fruto en gran parte de la ayuda iraní y de las conexiones que tiene entre sí, como al mismo tiempo dentro de sus propias sociedades y Estados, de hecho, se han integrado tan profundamente en el tejido de sus respectivos Estados que los jefes de gobierno formales en Líbano, Siria, Iraq, Yemen y Gaza son todos miembros de grupos con vínculos al Eje de Resistencia o fueron elegidos con el apoyo de éste.
Las relaciones transnacionales de estos grupos entre sí les han permitido muchas veces hacer frente a diversos impactos, incluidos reveses militares, siendo como una póliza de seguro crucial durante períodos de shock. Es más, estas relaciones transnacionales que componen el Eje de Resistencia implican que es mejor entender a Hamás, Hizbulá, o a cualquier otro grupo del Eje de Resistencia, no sólo como actores no estatales individuales o grupos armados insurgentes, sino como nodos interconectados de redes políticas, económicas, militares e ideológicas de influencia duraderas.
A pesar de la innegable superioridad militar de EE.UU. o Israel, la experiencia histórica indica que es poco probable que solo las acciones militares puedan tener éxito para erradicar a las organizaciones y regímenes que pertenecen al Eje de Resistencia. Seguramente la estrategia israelí de guerra total siga produciendo victorias tácticas a corto plazo que degraden las capacidades de los grupos y milicias asociados a Irán, obligándoles a una especie de modo de supervivencia por un tiempo. Pero sin una solución política integral que tenga en cuenta el arraigo social de estos grupos, es probable que el Eje de Resistencia recurra de nuevo a sus bases sociales locales de influencia, que, unidas a sus conexiones transnacionales, le permita reconfigurarse de nuevo a nivel local y regional.
Irán se encuentra en una etapa crítica en la que tiene que decidir en un corto plazo de tiempo una nueva estrategia a la luz de los reveses y retos a los que se enfrenta el régimen. Es una realidad que los dirigentes iraníes tendrán que reevaluar su enfoque de seguridad, especialmente su estrategia de disuasión para asegurar el objetivo fundamental de garantizar la supervivencia del régimen islámico en medio de amenazas tanto internas como externas.
Dada la efectividad de Israel en la guerra y, como consecuencia, las deficiencias que han surgido durante el último año en la capacidad de Irán para disuadir eficazmente a sus enemigos con su actual concepto de seguridad, los líderes iraníes tienen que reevaluar sus principios y adaptarlos a la evolución de la realidad y las lecciones aprendidas de la campaña de unificación de arenas, pudiendo optar por los siguientes enfoques:
- Enfoque pragmático-reformista: sería el que encabezaría el presidente Pezeshkian, y que daría prioridad a los retos internos de Irán, en particular las cuestiones económicas. Este enfoque abogaría por buscar una solución negociada con Occidente sobre la cuestión nuclear, que llevara a un alivio de las sanciones. Además, se complementaría con el alivio de las tensiones a nivel regional, con sus vecinos árabes, centrándose en el desarrollo económico.
- Enfoque de ajustes limitados: este enfoque sugiere que los líderes iraníes, pese a los daños sufridos en lo que va de guerra, consideran que la actual estrategia de seguridad de disuasión es válida, aunque con ciertos ajustes que deberían hacerse para reforzar su capacidad de disuasión. Una parte de la cúpula iraní considera que Israel carece de la capacidad para logar una victoria decisiva sobre Irán y sus grupos aliados y que los logros operativos recientes de Israel no cambian el equilibrio de poder a su favor. La búsqueda de Irán de un umbral nuclear y el apoyo de Rusia y China inclinarían la balanza estratégica a favor de Irán y su Eje de Resistencia. En este sentido, el 23 de octubre de 2024, Jamenei afirmó que los “sionistas” no habían logrado desmantelar los grupos de “resistencia”, afirmando que Hamás, la Yihad Islámica, Hizbulá y el resto de los grupos siguen luchando a pesar de que Israel ha matado a más de 50.000 civiles inocentes y a varios dirigentes del Eje de Resistencia, y a pesar del continuo apoyo estadounidense. El 31 de octubre, pocos días después del ataque israelí contra Irán, Jamenei reiteró que el Eje de Resistencia acabaría prevaleciendo sobre el “frente del mal” que respalda a Israel, y que los “grupos de resistencia” siguen luchando contra Israel con la misma fuerza y determinación.
- Enfoque de cambio de la doctrina nuclear: este enfoque pretendería modificar la estrategia de seguridad de Irán reconsiderando su doctrina nuclear y explorar la posibilidad de realizar una prueba nuclear que pudiera servir como la “póliza de seguro” definitiva contra Israel y los EE.UU.
El problema del enfoque pragmático-reformista es que, pese a que la presidencia del país esté bajo un presidente reformista, la mayoría de las instituciones del Estado están bajo el control de conservadores de línea dura, donde los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica tiene cada vez una influencia mayor, adoptando muchas veces una postura ultranacionalista y desafiante hacia Occidente, manifestando una confianza a ultranza en las capacidades de Irán y una disposición a asumir mayores riesgos para avanzar en los objetivos de seguridad nacional. Aunque los cambios regionales en curso y los retos de seguridad a los que se enfrenta actualmente Irán pueden amplificar temporalmente las voces dentro de la cúpula iraní que apuesten por un enfoque más pragmático, la influencia de los círculos más moderados y reformistas en la élite iraní es muy limitada.
No obstante, aunque los círculos más moderados consiguieran sacar adelante su propuesta, que hace hincapié en la necesidad de acuerdos políticos y diplomáticos y de estabilización de la economía, no parece que fuera un cambio fundamental en el concepto de la seguridad iraní, o del régimen, ya que el propio Pezeshkian ha expresado su apoyo a los elementos centrales de la actual estrategia iraní reafirmando el compromiso de su gobierno en seguir apoyando al Eje de Resistencia como pilar central de la política de Irán y en la importancia de las capacidades militares estratégicas de Irán para la disuasión32. Así que, en la realidad, este enfoque sería más un movimiento táctico para centrarse en rehabilitar las propias capacidades de Irán, así como las de sus aliados del Eje de Resistencia, que se han visto debilitadas en la actual guerra en múltiples frentes, o arenas, de Israel.
Con respecto al enfoque de ajustes limitados, sus partidarios creen que los ajustes deben hacerse dentro del marco ya existente, abordando las deficiencias de las capacidades de disuasión de Irán. Estos ajustes incluirían esfuerzos para debilitar aún más a Israel en Gaza y el Líbano, acelerar los intentos de establecer infraestructura terrorista y de insurgencia en Cisjordania, aumentar las actividades terroristas dentro del territorio israelí, compensar la reducción de la fuerza militar de Hizbulá restaurando al menos parcialmente sus capacidades con una mayor participación iraní en la gestión de los asuntos de la organización, reforzar el apoyo a las milicias chiíes de Iraq haciéndoles transferencias de misiles para que puedan atacar a Israel, y rehabilitar y modernizar los sistemas de misiles y de defensa aérea dañados en el ataque israelí. En este sentido, se ha pasado ya al parlamento iraní una propuesta para aumentar el presupuesto anual (a partir de marzo del año que viene, años persas) de defensa en un 200% con respecto al actual33. La cuestión es si triplicar el presupuesto de defensa será suficiente para restituir las capacidades de disuasión de Irán.
Por último, el riesgo del enfoque de cambio de la doctrina nuclear, apostando por tener la bomba nuclear, muy probablemente lo que conseguiría sería acelerar, en vez de prevenir, un conflicto grave con las fuerzas israelíes o estadounidenses que pondría en riesgo la supervivencia del régimen islámico, siendo éste el principal motivo que ha determinado la estrategia de seguridad iraní desde el triunfo de la revolución islámica.
Al final, en última instancia, las decisiones cruciales para cambios significativos en la estrategia de seguridad de Irán recaerán en el Líder Supremo, asesorado por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Desde su nombramiento como Líder Supremo en 1989, Jamenei ha promovido en general una estrategia cautelosa, particularmente en asuntos exteriores, para asegurar la supervivencia de su régimen. Siguiendo este posicionamiento cabría esperar que no hiciera cambios de gran alcance en la estrategia de seguridad de Irán. Además, en la práctica, como hemos ido viendo en este análisis, Irán carece de opciones nuevas y significativamente diferentes a las ya adoptadas, con la excepción de la posible modificación de su doctrina nuclear, una medida que presenta riesgos sustanciales. Sin embargo, al estar en el fin de su mandato y de su vida podría impulsarlo a tomar una de dos direcciones opuestas: su avanzada edad puede llevarlo a evitar grandes cambios de política o riesgos que puedan poner en peligro la seguridad nacional de su país en los últimos años de su liderazgo, o por el contrario, puede llegar a la conclusión de que este es precisamente el momento de fortalecer las defensas de la República Islámica contra los crecientes desafíos militares, en particular de Israel, y contra las amenazas internas a la estabilidad del régimen, asumiendo riesgos que antes evitaba.
Hay una opción más para Irán que por fabulosa no suele ser considerada por los expertos o analistas. Un cambio radical de la actitud de las élites gobernantes de Irán, hacia una actitud menos confrontativa, que supusiera apostar por una reducción drástica de las tensiones con EE.UU. y sus aliados occidentales para modernizar la economía iraní. Esta nueva política incluiría alejarse de las relaciones estratégicas con Rusia, una alineación que ha hecho que incluso muchos gobiernos europeos adopten una línea más dura contra Irán. Y, lo más importante, un cambio de política general que implicaría trabajar exclusivamente con gobiernos nacionales de la región reconocidos por Naciones Unidas, en lugar de empoderar a actores no estatales. En este sentido, incluso en el contexto de las guerras derivadas del ataque de Hamas del 7 de octubre, Irán ha avanzado en la reconciliación con los estados árabes del Golfo, lo que sugiere que los líderes iraníes han visto beneficios de las políticas destinadas a reducir las tensiones. Sin embargo, abandonar el Eje de Resistencia representaría un trago muy amargo para el Líder Supremo, Jamenei, quizás sólo superada por la "copa de veneno" que bebió el fundador de la República Islámica, el gran ayatolá Jomeini, cuando tuvo que aceptar la necesidad de finalizar la larga guerra contra Iraq pese a que él quería seguir. Ningún experto espera que Jamenei acepte o admita el fracaso de una estrategia en la que se ha basado durante casi cuatro décadas, pero hacerlo podría representar la única manera de reducir la escalada de un enfrentamiento cada vez más peligroso con Israel que también podría arrastrar a EE.UU. a un conflicto militar contra Irán. Y es precisamente esta opción fabulosa la que Donald Trump va a poner sobre la mesa de negociación cuando Irán se siente a negociar el fin de las sanciones y la política de máxima presión que Trump impondrá el día después de jurar la Presidencia de los EE.UU.
Quizás la solución y la última decisión, de parte iraní, están en la mente de alguien que aún no se ha nombrado ni es popularmente conocido. Jamenei tiene 85 años, en este sentido, el pasado 15 de noviembre, un miembro del Consejo de Expertos, órgano constitucional formado exclusivamente por clérigos juristas musulmanes chiíes que han pasado el filtro del Consejo de Guardianes y que tiene como prácticamente única obligación la de escoger al sucesor del Líder Supremo, anunció que el Consejo había seleccionado a tres personas como posibles sucesores de Jamenei por orden de prioridad, manteniendo los nombres de dichas personas en secreto34.
David Poza Cano
Doctorando en la Universidad Rey Juan Carlos
- 29 de agosto de 2024: https://www.iaea.org/sites/default/files/documents/gov2024-41.pdf
- 19 de noviembre de 2024: https://www.iaea.org/sites/default/files/24/11/gov2024-61.pdf
-
-
El pensamiento estratégico de la República Islámica de Irán: ¿permanencia, evolución o cambio a partir de la guerra en Gaza? ( 0,30 MB )
-
The Strategic Thinking of the Islamic Republic of Iran: continuity, evolution or change after the War in Gaza? ( 0,28 MB )
-