El flanco sur de la OTAN: una nueva aproximación estratégica

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (Fuente: OTAN)

05 jul. 2024

El flanco sur de la OTAN: una nueva aproximación estratégica

Juan Carlos Andrés Herrero

En cuestión de días tendrá lugar la 75 Conferencia de la OTAN en Washington. Previsiblemente, el tema de mayor relevancia será la estrategia de disuasión y defensa en el este de Europa. Sin embargo, cada vez empieza a atraer mayor interés y preocupación en el seno de la Alianza, el conocido como flanco sur. Como ya indicó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, «si los vecinos de la OTAN son más estables, la OTAN es más segura». Por ello, y como preparativo para la misma, en octubre de 2023 se encargó a un grupo independiente de expertos un informe que analizara el flanco sur de la OTAN con la finalidad de presentar una nueva estrategia en Washington1.

Intentemos anticipar cuáles serían los puntos más novedosos de esta potencial nueva estrategia para el sur de la OTAN. Podríamos preguntarnos: ¿cuál debería ser la aproximación de la OTAN a los retos de seguridad en el flanco sur? ¿Debe ser única y contundente o lo suficientemente flexible e indirecta como para dar respuesta a un amplio abanico de amenazas? Para ello emplearemos el concepto estratégico de la OTAN en vigor que identifica tres tareas principales: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis y seguridad cooperativa.

Definiendo el flanco sur

Aunque no existe una definición oficial del denominado «flanco sur», si tomamos como referencia al NATO Strategy Direction-South (NSD-S) Hub encontramos una primera aproximación geográfica sobre África y Oriente Próximo, en conjunción con las áreas adyacentes y espacios aéreos y marítimos asociados.

Desde 2018, el NSD-S Hub2, situado en Nápoles, es el centro de referencia en la OTAN para incrementar el conocimiento sobre la evolución de la situación de seguridad, principalmente en el Norte de África, Sahel, África Subsahariana y Oriente Medio. Su funcionamiento se basa en un horizon scanning de las zonas de interés, apoyándose en una amplia red de relaciones con organizaciones regionales y el trabajo de análisis de una comunidad de expertos en diferentes materias.

Además de analizar y asesorar sobre los retos y crisis que puedan surgir en esta área, promueve la colaboración con actores regionales e identifica oportunidades de cooperación para promover la seguridad y estabilidad en el flanco sur. Su zona de interés incluye Norte de África, el Sahel, África Subsahariana y las áreas adyacentes aéreas y marítimas, como el golfo de Guinea. También Oriente Medio, incluyendo el mar Rojo, el golfo Pérsico y el golfo de Adén.

El Concepto Estratégico de 2022 (CE22) de la OTAN plantea una aproximación 360º para la prevención y gestión de crisis, con observancia constante y capacidad de respuesta ante amenazas provenientes de cualquier dirección estratégica3.


Imagen 1. Zona de interés del NATO Strategic Direction-South. Fuente: NATO NSD-S Hub

Sin embargo, la realidad es que en los últimos años el flanco sur ha quedado subordinado al flanco este, en parte por herencia de la Guerra Fría, y más recientemente por la creciente amenaza proveniente de la guerra en Ucrania. Lo que es evidente es que desatender un flanco tan relevante para el conjunto de la Alianza, y tan crítico para algunos socios, puede llegar a tener consecuencias negativas a medio y largo plazo que en la actualidad no alcanzamos a vislumbrar.

Los principales retos para la seguridad en la región son los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Medio, aspectos demográficos, económicos y políticos. Estos se ven agravados por el impacto del cambio climático, la fragilidad de las instituciones, las emergencias sanitarias y la inseguridad alimentaria. Esta situación favorece la proliferación de grupos armados no estatales, incluidas organizaciones terroristas, en parte catalizada por la injerencia desestabilizadora de competidores estratégicos.

Un arco de inestabilidad

Las intervenciones en Afganistán, Libia e Irak, el terrorismo en el Sahel, la inestabilidad en el Líbano, la guerra civil en Siria, la actual guerra en Gaza, la amenaza de Irán y los ataques hutíes son ejemplos de focos de inseguridad en esta región. Las repercusiones de estas crisis sobrepasan fronteras y llegan a afectar directamente a los miembros de la Alianza, en forma de ataques terroristas en suelo europeo, cortes de rutas marítimas en el mar Rojo, pérdida de acceso a recursos naturales o incremento de la presión migratoria.

La escala geográfica y la diversidad de amenazas complican aún más el panorama. Desde Dakar hasta la frontera oriental de Turquía hay unos 8.000 kilómetros a través de una geografía extraordinariamente heterogénea. Los problemas de seguridad que se plantean en este escenario van desde los enfrentamientos militares convencionales hasta la insurgencia, la guerra civil, la delincuencia, el terrorismo y los riesgos para la seguridad humana asociados a la pobreza y la migración.

Como consecuencia, la brecha de prosperidad entre el norte y el sur del Mediterráneo es cada vez mayor, tan solo superada por la que existe en la península de Corea. En esta geografía no existe un foco único de amenaza, sino más bien un conjunto de desafíos. El último gran evento catalizador de esta inestabilidad lo encontramos en el ataque de Hamás sobre Israel el 7 de octubre de 2023, y la posterior ofensiva israelí sobre Gaza. Podemos observar cómo los efectos generados no son puramente regionales, sino que están teniendo impacto en las dimensiones diplomáticas, económicas y militares a nivel global. Es un ejemplo más de la importancia geoestratégica de esta región.

El embajador Tacan Ildem asegura que nos encontramos en un momento en el que la diferenciación histórica en la dirección este y sur ha perdido su relevancia4. Ahora la OTAN, más que nunca, debe mantener un enfoque 360º en disuasión y defensa para hacer frente a amenazas emergentes provenientes de cualquier dirección. En este sentido, define un «arco de inestabilidad» que abarca desde el golfo Pérsico hasta el Magreb, con el Sahel como vector de conexión, íntimamente ligado al conocido como MENA (Middle East and North Africa). El entorno de seguridad mediterráneo ahora abarca vínculos regionales más amplios, donde las condiciones en el África Subsahariana y el Sahel afectan directamente a la estabilidad del Norte de África.


Imagen 2. Geografía de los conflictos armados en el flanco sur en 2023. Fuente: ACLED

Esta franja geográfica estaría siendo el foco de crecimiento tanto de amenazas tradicionales como de no convencionales. Entre las amenazas transnacionales se incluyen el terrorismo, los Estados fallidos, el tráfico de armas ligeras y de pequeño calibre (ALPC) y la proliferación de armas de destrucción masiva (MDW). Adicionalmente, identifica retos para la OTAN en materia de protección de vías de comunicación marítima y rutas de suministros energéticos. Este panorama obligaría a la OTAN y a sus socios regionales a reflexionar sobre cómo enfrentar esta situación.

Un arco de competencia

Esta región es uno de los principales puntos de fricción entre voluntades de las grandes potencias. Se dibuja de esta manera un panorama de competición estratégica directa de la OTAN, principalmente con Rusia, pero también con otros actores presentes en la zona como China. En este sentido, en los últimos años, Rusia ha ganado una gran influencia en países mediterráneos y de Oriente Próximo, como Siria y Libia, mientras que China es una potencia cada vez más importante en África.

Podría entenderse que las estrategias rusa y china están perfectamente sincronizadas, sin embargo, la realidad es otra. Mientras que Rusia buscaría generar inestabilidad en la región en detrimento de los intereses occidentales, China estaría interesada en mantener la estabilidad para poder continuar con sus intereses comerciales asociados a su expansión económica. Su desembarco en el flanco sur es ya una realidad, con diferentes puntos de entrada. En la actualidad, Rusia está muy presente en el Sahel y MENA, mientras que China potencia su influencia en el golfo de Guinea y el Cuerno de África.

El ascenso de Rusia y China se está viendo beneficiado por la paulatina desaparición de la presencia occidental en la región. Los dos ejemplos más recientes que tenemos de este cambio de paradigma son el fin de la misión de la Unión Europea EUTM Mali el pasado mes de mayo y el anuncio en el mes de junio de que Estados Unidos habrá retirado todas sus tropas de Níger antes del 15 de septiembre5. Ejemplos del fracaso de las políticas occidentales en regiones que aún no han superado las heridas de la era colonial.


Imagen 3. La descolonización occidental en África. Fuente: EOM

Y con la falta de presencia, comienzan a desmoronarse la estructura de seguridad auspiciada por Occidente. La alianza antiterrorista G5 Sahel es un claro ejemplo. Se trataba de una alianza antiterrorista auspiciada por Francia compuesta por las cinco principales potencias del Sahel. Sin embargo, una serie de golpes de Estado provocaron que paulatinamente, desde mayo de 2022 hasta diciembre de 2023, primero Mali y luego Burkina Faso y Níger, se retiraran de la alianza. De esta manera, el G5 Sahel se podría considerar disuelta de facto, al tan solo permanecer Chad y Mauritania como Estados miembros.

Puede que estemos siendo testigos de un ejemplo muy ilustrativo de la polarización a la que se está viendo sometida esta región africana. Por un lado, se encontrarían las dictaduras militares, muchas de las cuales mantienen fuertes lazos diplomáticos con Rusia; por el otro, estarían países con estándares democráticos que se mantienen dentro de la esfera de influencia occidental, con Francia como el principal interlocutor. Estos hechos comienzan a complicar la tarea de cooperación en la región del Sahel, y podría convertirse en un ejemplo negativo a seguir por otras zonas geográficas.

Esta pérdida de influencia occidental en África está siendo aprovechada, incluso favorecida, por el ascenso de Rusia y China. El interés ruso por la militarización de África es cada vez más manifiesto. Muestra de ello es la reciente creación del Afrika Korps basándose en la filial que Wagner tiene desplegada en África o la firma de acuerdos técnicos militares con diferentes países del golfo de Guinea. Esta visión es compartida por la Unión Europea, según recoge su último estudio de febrero de 2024 titulado Russia in Africa: An Atlas6. Pero el crecimiento ruso no termina ahí, ganando cada vez más peso específico en Oriente Medio. Muestra de ello es la relevancia de la base de Tartús en Siria y la reciente firma en junio de acuerdos de explotación minera con el régimen talibán de Afganistán.


Imagen 4. Países participantes en el Congreso Rusia-África de 2023. Fuente: Russia in Africa: An Atlas

China ha sabido identificar perfectamente el nicho de poder generado en lo que denomina el «sur global», dentro del cual se incluye y para el que ha adoptado un claro papel de liderazgo. Podríamos valorar como probable la polarización geoestratégica del mundo entre el norte y el sur, a diferencia de lo que ocurrió durante la Guerra Fría entre el este y el oeste.

Un arco de oportunidad

Con este panorama, la OTAN necesita adoptar un enfoque más creativo en el uso de asociaciones en el sur, involucrándose de manera más proactiva con países de Oriente Medio, el Norte de África y el Sahel. El objetivo sería permitir que la región gestione su propia seguridad, respetando las soberanías con un compromiso político orientado a resultados. La OTAN debe posicionarse en el centro de un sistema informal de organizaciones superpuestas y relaciones bilaterales y multilaterales, para enfrentar amenazas y contribuir a la estabilidad regional junto con otros actores interesados.

Para Ian Lesser7 la estrategia de la OTAN debería pasar por contrarrestar a Rusia; potenciar la seguridad marítima, el contraterrorismo y la defensa antimisiles; e incrementar el conocimiento mutuo, la cooperación con la ONU y UE, y los acuerdos con socios regionales. Para contrarrestar la pérdida de credibilidad y apoyo en la región, en parte por campañas de desinformación de competidores estratégicos, la OTAN debe redoblar esfuerzos para mejorar su imagen ante las poblaciones regionales.

Mediante un enfoque individualizado y adaptado con sus socios a través del Diálogo Mediterráneo (DM) y la Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICI), la OTAN podría aprovechar al máximo las herramientas existentes y fomentar los esfuerzos conjuntos en lugar de inventar nuevas iniciativas. También podrían desarrollarse nuevos mecanismos informales individualizados para alcanzar a actores regionales relevantes.

De esta manera, la Alianza revitalizaría sus asociaciones actuales mientras profundiza y diversifica el diálogo con otros socios de interés. Esto implicaría un enfoque no solo en las cuestiones tradicionales de seguridad, sino también en la cooperación con la sociedad civil, actores no militares y las nuevas generaciones, con el objetivo de mejorar su percepción de la OTAN. La experiencia de la OTAN en gestión de crisis, la capacidad tecnológica y su estructura logística son herramientas que pueden ser de gran utilidad para estas actividades de cooperación en una aproximación más indirecta que la empleada hasta ahora.

En el sur no existe un único enfrentamiento animador, ni un adversario común en torno al cual pueda construirse una estrategia. Pocas o ninguna de las amenazas del flanco sur son existenciales en términos estrictos de seguridad, aunque algunas, como el terrorismo y la inmigración, pueden ser políticamente existenciales para los gobiernos aliados. Muchas no son susceptibles de soluciones de poder duro. La mera diversidad de estos riesgos también fomenta la diversidad de perspectivas dentro de la Alianza, y no solo en términos de enfoque.

El informe

El informe del grupo independiente de expertos NATO’S comprehensive and deep reflection process on the southern neighbourhood8 fue publicado en mayo de 2024 a petición del secretario general de la OTAN. La finalidad de este informe es el de asesorar a la Alianza sobre diferentes ámbitos que puedan servir de punto de partida para la creación de una estrategia de la OTAN para el sur, con el punto de mira puesto en la próxima Conferencia de la OTAN de Washington. Tacan define el informe sobre el sur como oportuno y relevante.

Este informe recuerda que la seguridad europea está intrínsecamente vinculada a la de la periferia meridional, aportando recomendaciones sobre cuáles podrían ser las aproximaciones de la OTAN en la región. Hace un balance de lo acontecido hasta ahora y da recomendaciones para plantear el futuro de la OTAN para con los países del flanco sur. Algunas de las propuestas de este informe se solapan con las presentadas anteriormente en el informe OTAN 2030: unidos para una nueva era9 de 2020, elaborado por otro grupo de expertos independientes para la Agenda 2030 de la OTAN.


Imagen 5. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (Fuente: OTAN)

Definiendo las regiones de interés estratégico

Los conflictos en Oriente Medio tienen efectos negativos para la seguridad euroatlántica. La OTAN deberá evaluar las amenazas para la seguridad creciente en la zona, como el conflicto palestino-israelí, los ataque hutíes en el mar Rojo, o el deterioro de seguridad en la misión OTAN en Irak. En este sentido, Irán desempeña un claro papel desestabilizador, intensificando las tensiones al suministrar armas a Rusia y apoyar las acciones terroristas de los hutíes. Siria sigue siendo una preocupación de gran envergadura para la seguridad en la región. En definitiva, Oriente Medio es una región plagada de focos de inestabilidad que requiere un análisis, evaluación y plan de acción individualizado para cada uno de ellos.

La estabilidad del Norte de África es de máximo interés para la OTAN, primero por ser frontera directa para algunos de sus miembros y segundo por ser un potencial caldo de cultivo para el crecimiento de la amenaza terrorista. La influencia de competidores estratégicos y las campañas de desinformación ha desembocado en un sentimiento antioccidental generalizado, catalizado por la guerra en Gaza, las actividades de desinformación rusas y las acciones de desestabilización de Afrika Korps.

La seguridad en el Sahel ha sufrido un fuerte deterioro en los últimos años debido a una combinación de injerencia externa, principalmente de Rusia, sobre conflictos culturales y étnicos internos persistentes, como el terrorismo, el extremismo, el crimen organizado y la migración irregular. Estos retos se han visto catalizados por la mala gobernanza y el cambio climático. Esta inestabilidad permite la expansión de grupos terroristas que cada vez se aproximan más a los intereses euroatlánticos, principalmente en el Sahel y golfo de Guinea.

Los golpes de Estado y la consiguiente falta de democracia permiten a Rusia aumentar su influencia en la región mediante acuerdos diplomáticos, económicos y militares. La imagen de Occidente está siendo menoscabada por el incremento de la influencia de Rusia y China en África Subsahariana, zona de interés para la OTAN en la que busca salvaguardar la estabilidad mediante acuerdos con actores regionales, evitando así una presencia militar directa.

Áreas de cooperación

El terrorismo es una preocupación central para la OTAN, una amenaza asimétrica directa para la seguridad de sus ciudadanos y la estabilidad internacional. El terrorismo encuentra en el flanco sur una zona de relativa libertad de acción en la que incrementar sus actividades ilícitas de financiación. La OTAN se orienta a mejorar el conocimiento de la amenaza, desarrollar capacidades de preparación y respuesta, y fortalecer el compromiso con socios internacionales.

Sin embargo, la falta de una definición consensuada sobre el terrorismo y su combate, así como los desacuerdos en la clasificación de grupos terroristas entre los Aliados, dificultan la cooperación. Es crucial una postura más decidida y coordinada para enfrentar el terrorismo, utilizando todos los medios disponibles y asegurando la unidad y cohesión de la Alianza.


Imagen 6. Abordaje hutí al Galaxy Leader en noviembre de 2023. Fuente: Houthi Media Center

El dominio marítimo es adyacente a las zonas de interés estratégico, es un campo de competición internacional donde se materializan desafíos para la seguridad marítima. Estos espacios sirven de tránsito internacional y de nexo entre los flancos este y sur de la OTAN. Así, los retos de la región sur mantienen interconexiones marítimas, como ocurre con la migración ilegal, tráfico de drogas, piratería o terrorismo. De hecho, según el CE22, la seguridad marítima es clave para la paz y prosperidad de la OTAN. Para ello, la Alianza deberá participar en foros de impacto, mantener una conciencia situación marítima, conocer las interrelaciones en la seguridad marítima, proteger las infraestructuras críticas.

También destaca la importancia de la resiliencia nacional y colectiva, apoyada por evaluaciones regulares, asesoramiento en planificación y despliegue de expertos. Estas herramientas ayudan a los socios de la OTAN a mejorar su capacidad de enfrentar y recuperarse de choques estratégicos. En el sur, los desafíos incluyen el cambio climático, inseguridad alimentaria e infraestructuras críticas, identificando como fundamental para la OTAN la colaboración en gestión de desastres. Recomienda incluir a socios del sur en diálogos y eventos de resiliencia, aumentar la visibilidad de misiones de apoyo y realizar diálogos temáticos. A medio y largo plazo se deberá mejorar el apoyo del Centro de Coordinación de Respuesta a Desastres en ejercicios de resiliencia e incluir a interlocutores interesados en actividades de construcción de resiliencia de la OTAN.

El cambio climático es un desafío global que puede intensificar conflictos y competencia geopolítica, pudiendo afectar directamente a la capacidad operativa de las fuerzas militares. La OTAN aspira a ser líder en comprender y adaptarse a los impactos del cambio climático en la seguridad, integrando estas consideraciones en sus tareas principales. Los efectos del cambio climático, exacerbados en regiones del sur como el Oriente Medio, Sahel y Cuerno de África, agravan los conflictos y provocan desplazamientos masivos, afectando la estabilidad euroatlántica. La OTAN posee una ventaja comparativa en el nexo clima-seguridad y puede colaborar con socios que también están liderando en adaptación.

Con respecto a la diplomacia y estrategia de comunicación, se puede afirmar que existe una percepción pública de la OTAN en los vecindarios mayoritariamente negativas derivadas de la falta de información precisa sobre esta, la confusión con las políticas nacionales de los Aliados, la campaña en Libia y el fracaso en Afganistán.

Todo ello acompañado de una percepción de doble estándar, especialmente en el contexto de la guerra de Rusia contra Ucrania y el conflicto en Gaza. La desinformación y propaganda de competidores estratégicos agravan esta situación llegando a dificultar la cooperación con algunos gobiernos.

El objetivo para la OTAN debe ser mejorar su imagen y fomentar relaciones más estrechas y de confianza. Las líneas recomendadas son la mejora de las comunicaciones estratégicas, enfocándose en ser más visible y proactiva en el sur, priorizando la diplomacia pública. Adicionalmente, se sugiere invitar regularmente a socios del sur a cumbres de la OTAN, promover eventos recurrentes sobre los vecindarios del sur y aumentar el compromiso con la juventud y expertos locales. El establecimiento de un diálogo de alto nivel sobre seguridad y estabilidad regional facilitaría la materialización de estos proyectos.

La OTAN enfrenta un entorno informativo altamente disputado en el que la manipulación de la información (FIMI10) por parte de competidores estratégicos llega a desacreditarla. Esto daña las opiniones públicas y dificulta potenciales actividades de la OTAN en la región. Para contrarrestar la FIMI, la OTAN debe implementar una estrategia proactiva enfocada a construir resiliencia mediante la alfabetización mediática y empoderando a actores locales de noticias. El informe también recomienda impulsar la iniciativa Facts for Peace que luche contra las campañas de desinformación, crear un Centro de Excelencia Contra la FIMI y fortalecer el reconocimiento de los socios del sur como actores valiosos por derecho propio.

Cooperación como aproximación para el flanco sur

El informe diferencia entre la cooperación regional a través de iniciativas y la cooperación internacional. Aunque estas herramientas son útiles para materializar la aproximación indirecta de la OTAN en su flanco sur, la complejidad de las dinámicas regionales, los conflictos inesperados y las tensiones crónicas son problemas que tratar. Por ello, la OTAN podría complementar los marcos de cooperación existentes con formatos más flexibles e informales, habitualmente más apreciados en estas regiones. Como cada socio es diferente, el empleo de programas de asociación adaptados individualmente podría ser una solución para fomentar los acuerdos bilaterales.

Las dos iniciativas auspiciadas por la OTAN orientadas al flanco sur son el Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul. El Diálogo Mediterráneo (DM), creado en 1994, es uno de los pocos formatos en los que los países mediterráneos tienen la posibilidad de reunirse. Sin embargo, tensiones bilaterales internas, diferencias en necesidades, capacidad y nivel de ambición hacia la OTAN han impedido que la Alianza aproveche plenamente este formato.


Imagen 7. Relaciones de la OTAN en el flanco sur. Fuente: El Confidencial.LAB

Posteriormente, en 2004 se lanzaba la Iniciativa de Cooperación de Estambul, la ICI, para fomentar la cooperación y el diálogo entre la Alianza Atlántica y los países del golfo Pérsico. El objetivo principal de esta iniciativa es promover la seguridad y estabilidad regional a través de la colaboración en áreas como la lucha contra el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, la seguridad marítima, y la reforma de los sectores de defensa. La ICI se basa en el principio de que la seguridad en la región euroatlántica está intrínsecamente ligada a la estabilidad en el Medio Oriente. Hasta la fecha, cuatro países han participado en la ICI: Baréin, Kuwait, Catar y los Emiratos Árabes Unidos.

La cooperación internacional se orienta a establecer lazos de colaboración con organizaciones regionales, organizaciones de índole internacional y de otro tipo. La OTAN es entendida habitualmente como una entidad eficaz en la prevención y gestión de crisis. Sin embargo, por su propia naturaleza, la Alianza no siempre será el foro más adecuado para abordar ciertas cuestiones. Destaca en este sentido la importancia de la cooperación con organizaciones regionales e internacionales, pudiendo haber oportunidades para extender la membresía o las actividades de la ICI a otros países elegibles e interesados.

La Organización de la Naciones Unidas (ONU) y la OSCE son foros esenciales y de gran utilidad para esta labor de cooperación internacional. La ONU está presente en múltiples misiones e iniciativas para el mantenimiento de la paz en la región sur. Para evitar duplicidades, recomienda mejorar la cooperación de la OTAN con la ONU en áreas como el apoyo logístico a misiones humanitarias y la seguridad relacionada con el cambio climático. De la misma manera, continuar apoyando a la ONU en la prevención y gestión de crisis, ofreciendo asistencia cuando es solicitada, como el entrenamiento multianual y la construcción de capacidades. La OTAN puede basarse en la cooperación existente y profundizarla en temas como el cambio climático, contra terrorismo y seguridad humana.

La Unión Europea (UE) es un socio activo y preferente de la OTAN en la región del sur, con una estrategia clara y comprensiva en esta dirección estratégica. El objetivo de la UE es ayudar a asegurar la estabilidad y la seguridad en la región sur, un punto totalmente compatible y coherente con el objetivo de la OTAN de contribuir a la paz en la región como paso necesario para la estabilidad global. Sin embargo, la eficacia de estas políticas y herramientas se han visto cuestionadas en los últimos años. Por ello, una cooperación más efectiva y coordinada entre la OTAN y la UE podría producir mejores resultados y generar sinergias, como ocurrió con el expediente nuclear iraní. El informe recomienda incrementar las consultas regulares entre UE y OTAN sobre asuntos del sur.

El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) creado en 1985 con seis países miembros: Baréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Sus objetivos son la coordinación, integración e interconexión entre los Estados miembros en campos como economía, comercio, legislación, administración, industria, agricultura, recursos de agua. Esta organización ya ha participado en actividades del ICI.

La Unión Africana (UA) está aumentando su papel en la gestión de crisis y promoción de soluciones africanas, reflejando una tendencia hacia el liderazgo y las soluciones locales. La iniciativa Silenciar las Armas de la UA busca abordar conflictos, genocidios y violencia de género en todo el continente como parte de su Agenda 2063. La OTAN ha respaldado previamente las misiones de paz de la UA, y podría haber oportunidades para una mayor cooperación, como establecer una representación política en Adís Abeba, Etiopía, para facilitar el diálogo y explorar nuevas áreas de colaboración. Las líneas de cooperación potenciales serían la asistencia logística y la capacitación en áreas como la lucha contra artefactos explosivos improvisados y atención médica.

Los líderes en el Medio Oriente también expresan la ambición de tener más mecanismos regionales para resolver conflictos y proporcionar seguridad. Esta será una dinámica clave para observar y analizar con detalle. Mejorar el apoyo de la OTAN a las organizaciones internacionales y regionales mediante asesoramiento a aquellos involucrados en la estabilización y el mantenimiento de la paz, promoviendo la visibilidad de tales actividades, cuando sea posible, pero haciéndolo discretamente cuando el contexto lo requiera. Involucrar a los socios de los vecindarios del sur en la conceptualización y preparación de eventos de asociación de la OTAN y garantizar una representación adecuada en los paneles. Coordinarse con otros marcos que tengan una participación ampliamente superpuesta, como la Unión por el Mediterráneo, para identificar temas en los que la OTAN aporte valor añadido y se generen sinergias.


Imagen 8. Geografía de las misiones activas e iniciativas de paz internacionales en 2020. Fuente: EOM

La percepción de la OTAN por parte de numerosos países del sur es negativa. La idea argumental de esta percepción negativa se basa en que la OTAN adopta dobles estándares en relación con la respuesta dada a conflictos de naturaleza muy similar y que además, realiza una proyección de fuerzas del norte global sin tener completamente en cuenta las necesidades y preocupación del sur. Esta idea es aprovechada y potenciada por los competidores estratégicos de la Alianza en la región, provocando aún mayor desconocimiento y confusión que beneficia la materialización de sus intereses.

Conclusiones

Desde 2014, la OTAN ha puesto el foco en el flanco este. Sin embargo, en la actualidad existen indicadores que apuntan hacia un deterioro de la situación de seguridad en el flanco sur, principalmente África y Oriente Medio. La injerencia externa está catalizando las fricciones internas en la región que, si bien en los últimos años estaban en una tendencia más estable, en la actualidad comienzan a preocupar a la OTAN. De hecho, podemos estar ante el inicio de una clara polarización regional entre países dentro de la esfera occidental, liderada por Estados Unidos y Francia, y países bajo influencia de Rusia y China.

La aproximación recomendada por el informe y numerosos expertos es la cooperación basándose en estructuras regionales ya existentes, organizaciones internacionales presentes como la ONU y la UE, evitando crear nuevas iniciativas o misiones que incrementen aún más la confusión en la región. Las herramientas con las que cuenta actualmente la OTAN son el Diálogo del Mediterráneo y la Iniciativa de Estambul. Adicionalmente, la creación de un enviado especial a la región que actúe como interlocutor único de la OTAN podría ayudar a conformar cuadros de cooperación individualizados para cada uno de los países.

A unos días de la Cumbre de la OTAN de Washington, comienzan a vislumbrarse los que podrían ser los mimbres de la nueva estrategia de la OTAN para el flanco sur. Sin duda se basarán en parte en las recomendaciones incluidas en el informe del grupo de expertos independientes y la experiencia adquirida por el NATO Strategy Direction-South (NSD-S) Hub. Pero habrá que esperar al final de la cumbre para saber cuáles han sido las posturas, sobre todo las de los aliados meridionales, y las decisiones tomadas que culminen en una estrategia que dé respuesta al cada vez más preocupante flanco sur.

Juan Carlos Andrés Herrero
Comandante de Infantería de Marina

10Foreign Information Manipulation and Interference