17/11/2021
Labores de medición de la calidad del aire durante la noche.
La Unidad Militar de Emergencias (UME) cumple nueve semanas desplegada en La Palma (Canarias) con motivo de la erupción del volcán de Cumbre Vieja que comenzó el 19 de septiembre. La actividad volcánica incrementa y disminuye constantemente, un comportamiento característico de las erupciones estrombolianas, mientras que de las 11 coladas detectadas solo las cabezas de dos siguen activas.
Entre las tareas que se han encomendado a la UME -siempre a disposición del operativo dirigido por el gobierno de Canarias según lo previsto en el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (PEVOLCA)- destacan las mediciones de aire que posteriormente se comunican al Puesto de Mando Avanzado. Es importante seguir las indicaciones y recomendaciones de la dirección de la emergencia.
El Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (GIETMA), junto al personal del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), se encarga de la detección de gases como el dióxido de azufre y dióxido de carbono. Este equipo de la UME cuenta con un vehículo ligero de reconocimiento NRBQ (Nuclear, radiológico, bacteriológico y químico) VELIRE cuyos sensores permiten detectar, identificar y tomar muestras ambientales de posibles agentes químicos que emanen de la lava, como pueden ser el dióxido de carbono o el dióxido de azufre.
En las últimas semanas, en colaboración con el Ejército de Tierra, ha sido habitual la retirada de la ceniza, especialmente de cubiertas y alcantarillado en previsión de las precipitaciones. El consultorio médico de Las Manchas y el colegio Taburiente, del mismo municipio, han sido las últimas localizaciones en las que los militares han operado con el fin de evitar que el peso por la acumulación de la ceniza provoque el colapso de las infraestructuras.
Asimismo, los 241 efectivos desplegados, con 77 medios, prosiguen con la vigilancia de la evolución de las coladas, los vuelos de reconocimiento y toma de imágenes con drones RPAS. Otra de las acciones de la UME más frecuentes en estos dos meses ha sido el acompañamiento a los vecinos evacuados para recuperar sus enseres, habitualmente junto a otros servicios de emergencias. En este cometido ha sido clave la labor de los psicólogos de la unidad, que han atendido tanto a los militares como a los afectados, además de impartir charlas informativas para que los efectivos conozcan cómo intervenir en su sustitución.
