Un día señalado para dejar correr las emociones

150 veteranos guardias reales vuelven a besar la bandera que les acogió en nuestro seno hace ya muchos años

04/10/2022

     La sensación de volver al lugar en el que dejaste los mejores años de tu vida, la de reencontrarte con los viejos compañeros a los que recuerdas todos los días —aunque pasen siglos sin tener noticias—, la de la humedad del Manzanares en las tibias mañanas de otoño en las que se rompían filas para correr por su ribera hasta Somontes; tantas y tantas emociones puestas al día en apenas unos segundos en nuestro lugar más solemne, el de las grandes ocasiones, la plaza de armas Reina Sofía, en la que varias promociones de veteranos de la Guardia Real han vuelto a fundirse en el abrazo fraterno y en la devoción y el compromiso con la enseña nacional.

     Bajo su cálido manto han renovado el juramento de entrega a la patria 150 guardias reales de los ejércitos y de la Armada —de prácticamente todos los cuerpos y especialidades— que conmemoraban los 40, 27 y 25 años de incorporación a las filas en esta unidad en la que tuvieron ocasión de servir, de manera directa, a Sus Majestades los Reyes, a la familia real y a España.

     La mañana, bulliciosa de público desde primera hora, contó con la animada actuación previa de la Unidad de Música de la Guardia Real; un espectáculo que sorprendió a los asistentes y que incluyó algunas de las evoluciones que la Música llevó al military tatoo celebrado recientemente en la localidad Suiza de Avenches y en la que nuestros compañeros cosecharon un gran éxito.

     Con las fuerzas de la Guardia en orden de parada y tras la incorporación de la enseña nacional comenzó a desgranarse la ristra de momentos más emotivos de la jornada, que tuvo por principio el reencuentro de los veteranos guardias con su bandera y que continuó con la despedida de los militares que han estado en servicio activo hasta fechas recientes y que han pasado a la situación de reserva de especial disponibilidad. Antes de rendir homenaje a quienes dieron su vida por España, se impusieron un centenar de condecoraciones a los meritorios acreedores que fueron recompensados con estas diversas distinciones a lo largo de los dos últimos años.

     Durante su alocución, nuestro jefe, el coronel Juan Salom, se dirigió a los antiguos guardias para decirles: «Hoy, que seguís sirviendo a España alejados o no de la milicia, queremos pediros un servicio más: que sigáis contagiándonos con vuestra ilusión y amor a España y que sigáis llevando con orgullo vuestro título de guardias reales» y, a su vez, y mirando a quienes formamos hoy día en las filas de la Guardia: «Aquí tenéis, frente a vosotros, un claro espejo donde miraros. Compañeros de armas que desarrollaron, como vosotros, los mismos cometidos de seguridad, honores, escoltas y apoyos de todo tipo». No quiso finalizar el jefe de la Guardia Real sin recordarnos a todos que al entonar La muerte no es el final y bajo los acordes del toque de Oración tuviésemos muy presente a nuestro querido compañero, el capitán Antonio Carvajal, que falleció hace poco más de un mes en acto de servicio.

Imágenes