La Guardia Real en la Cumbre de la OTAN

Gran parte de sus componentes han participado en el evento. A muchos se les ha podido observar en diferentes cometidos, otros no han estado a la vista, pero todos han sido igual de relevantes para el éxito de la unidad en el evento

12/07/2022

    El inicio oficial de la histórica Cumbre de la OTAN en Madrid se produjo la tarde del día 28 de junio en el Palacio Real de Madrid. Pocos minutos después de las siete de la tarde, con Sus Majestades los Reyes ya en el interior, en la puerta de Relojes del zaguán Principal estaba todo listo para la llegada de los mandatarios y demás autoridades.

    Y como un reloj de gran precisión estaba organizado el dispositivo que la Guardia Real había planeado para atender un evento tan importante en su historia más reciente. Todos los participantes eran conscientes de que no iba ser un acto más de los que se llevan a cabo con asiduidad en el palacio. Ninguno resulta igual que el anterior, pero en esta ocasión se trataba de volver a prestar el mejor servicio a la Corona y mantener el alto prestigio de la unidad.

    En las puertas de la fachada de palacio estaba presente la guardia de honor, formada por los coraceros del Escuadrón de Escolta Real y varios guardias reales del Grupo de Honores. En el zaguán de Mayordomía, los oficiales de enlace ―oficiales y suboficiales de la unidad― y sus guardias reales acompañantes guardaban un silencio atronador esperando el anuncio de la llegada de la delegación asignada.

    Tras bajarse del vehículo en la misma puerta de Relojes,  un oficial de enlace acompañaba a cada mandatario y a su acompañante por el zaguán Principal ―en el que estaban apostados los lanceros del Escuadrón de Escolta Real― hasta la escalera. Allí, el jefe de la Sección de Alabarderos les daba novedades. Comenzaban así el ascenso por la escalera de Embajadores, que estaba franqueada por alabarderos con el arma ―su alabarda― presentada. En los casos establecidos, un pífano y un tambor de la Unidad de Música interpretaban la Marcha de alabarderos durante la subida del primer tramo. Cada oficial de enlace tenía la misión de acompañar al mandatario por las diferentes ubicaciones del palacio hasta el momento de la cena de bienvenida que ofrecieron Sus Majestades los Reyes.

    Fuera del primer círculo de acción, además de los ya citados, gran cantidad de guardias reales tenían una misión concreta asignada, bien desde el momento en que comenzó la cumbre, o en las horas previas. Por parte del Grupo de Escoltas participó la Sección de Motos con la escolta solemne a Sus Majestades los Reyes desde el Palacio de la Zarzuela y en la seguridad de los jardines del Moro. Al Escuadrón de Escolta Real se le encomendaron varios cometidos de honor, y a la Compañía de Control Militar la organización y seguridad de los accesos, entre los que se destaca un papel activo de varios equipos cinológicos de la Sección de Guías Caninos.

    El Grupo de Honores aportó personal con misiones de honor y seguridad y el Grupo de Logística gran cantidad de apoyos de todo tipo, desde proporcionar el servicio sanitario para los miembros de la familia real hasta conductores, material y vehículos necesarios para que todo el engranaje del dispositivo funcionara a la perfección.

    Por su parte, el Grupo de Apoyo aportó personal y medios indispensables para la correcta preparación previa y desarrollo del evento. Los complejos equipos de transmisiones y megafonía en palacio y la alimentación del personal de la Guardia Real fueron responsabilidad suya durante toda la jornada.

    La Unidad de Música volvió a deleitar a todos los asistentes a la cena de bienvenida con un concierto durante su desarrollo. Se interpretó un repertorio elegido cuidadosamente para la ocasión. Una vez más, el resultado fue el esperado, pues más de un mandatario se acercó para felicitarles por la interpretación.

    En resumen, la Cumbre de la OTAN en Madrid ha supuesto para la Guardia Real un reto y un desafío. El reto está en el gran esfuerzo por mantener, en un evento de tanta importancia para España, la calidad que exige el servicio permanente a la Corona. A su vez ha sido un desafío porque pone a prueba nuestro mandato de aportación a la misión: «Todos contribuimos por igual a la misión de la Guardia Real. Somos eslabones de la misma cadena». Sin duda, hemos vuelto a demostrarlo.

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