Una jura de bandera con solera

El acto de jura de bandera puso fin a la presencia y a las actividades de la Guardia Real en la comunidad. Fueron cinco días intensos en los que nos dimos a conocer y nos trajimos a El Pardo el afecto de los ciudadanos riojanos, que como el buen vino de la tierra dejará poso en la historia de la unidad

08/05/2022

 

Entre los días 4 y 8 de mayo la Guardia Real llevó a cabo el ejercicio La Rioja 22, que finalizó con un acto de jura de bandera para personal civil. En él, 370 riojanos solemnizaron —o renovaron, en algunos casos—, su compromiso de defender a España. Las enseñas que se incorporaron a la formación, dispuesta en la explanada del Ayuntamiento poco antes de las 12 de la mañana, fueron la de la Guardia Real y la del Regimiento de Cazadores de Montaña América n.º 66, que tiene su sede en Pamplona.

La parada militar estaba compuesta por la Escuadra de Gastadores, la Unidad de Música, la Escuadrilla Plus Ultra —representante del Ejército de Aire en la Guardia Real—, la compañía navarra de cazadores de montaña, una compañía mixta del Grupo de Escoltas —de la que formaban parte la Sección de Alabarderos  y la Sección de Guías de Perros—, una sección del Escuadrón de Escolta Real, y otra de la Batería Real. La Sección Hipomóvil de la Batería se encargó de las salvas de honor. Fuera de la formación se congregaban los jurandos y un numeroso público que no quiso perderse el acto en un día en el que el sol de primavera tampoco quiso faltar.

El acto fue presidido por el jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey, el teniente general Emilio José Gracia Cirujeda. Lo acompañaban las principales autoridades locales y regionales, entre las que se destacan la presidenta de la Comunidad de La Rioja, Concepción Andréu Rodríguez, la delegada del Gobierno, María Madorrán Funes, el alcalde de Logroño, Pablo José Hermoso de Mendoza González y el coronel jefe de la Guardia Real, Juan Manuel Salom Herrera.

Tras los honores a la autoridad y la revista a la fuerza, las enseñas se colocaron en el centro de la explanada. El coronel Salom pronunció la fórmula del juramento y después de que la voz «sí, lo juramos» rompiera el silencio, comenzó el paso de los jurandos por delante de las banderas para simbolizar el compromiso. Entre los 370 hombres y mujeres había personas de toda edad y condición, pero todos se comprometieron  por igual a guardar y hacer guardar la Constitución y a mostrar su lealtad al rey.

Después del paso por la bandera, el alcalde de la ciudad impuso una corbata de honor al guion de la Guardia Real. El Ayuntamiento de Logroño concede esta distinción con la finalidad de «premiar a diversas instituciones cuando presten servicios de carácter extraordinario en beneficio de esta ciudad». A continuación, el coronel Salom dirigió una alocución a los presentes, en la que destacó que «los guardias reales han tenido ocasión de convivir y recibir el cariño y el calor de sus gentes; riojanos orgullosos de su procedencia, sus tradiciones y su legado cultural». También subrayó que todas las actividades desarrolladas en la comunidad no habrían sido posible sin la colaboración, el apoyo y el respaldo de un gran número de instituciones y particulares, entre ellas los ayuntamientos de todas las  poblaciones donde la unidad tuvo presencia. Por último, se dirigió a los jurandos, a quienes anunció: «Desde hoy me siento vuestro coronel, y como tal os doy las gracias por haber expresado bajo juramento o promesa vuestra firme voluntad de guardar la Constitución y vuestra generosa disposición a la defensa de España, que es un derecho y un deber de todos los españoles; y vuestra lealtad a nuestro rey».

Sin solución de continuidad, los guiones y banderines se prepararon para rendir honor a los que dieron su vida por España. Dos de los jurandos depositaron la corona en el monolito, lo que aportó un extra de significación a un momento tan entrañable.  A su finalización, la fuerza entonó el himno de la Guardia Real y un recitó un mandato de su ideario, el de honor: «El honor de la Guardia Real es servir a nuestro Rey. Lo hacemos con lealtad a la Corona, extremada disciplina y absoluta discreción».

El desfile por la avenida de la Paz puso fin al acto militar y a la estancia de la unidad en La Rioja. En cuanto las motos Harley Davidson abrieron el desfile, los vítores, aplausos y muestras de cariño de los riojanos a su Guardia Real nos llevaron en volandas por las calles a los sones de la imponente interpretación de la Unidad de Música. 

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