Emocionante retorno a la plaza de la Armería

Tras más de un año alejados de uno de los actos más vistosos que se realizan en Madrid, los guardias reales han vuelto a hacerse hueco en el entorno del Palacio Real para mostrar cómo se realizaban los cambios de guardia durante los siglos XIX y XX

04/06/2021

    Tras catorce dificilísimos meses —que lo han sido para la nación y para el mundo— la Guardia Real vuelve realizar los tradicionales relevos solemnes de la guardia en el Palacio Real de Madrid de los primeros miércoles de cada mes. La ilusión en las filas propias era inmensa. En primer lugar, por la buena noticia que constituye en sí mismo este retorno a una cierta normalidad; en segundo término, por la oportunidad de volver a nuestros escenarios naturales de palacio y la Armería, en los que los guardias reales podemos mostrarles a los ciudadanos cuáles son los ámbitos de excelencia en los que se maneja la unidad y que proceden de la instrucción que recibimos para cumplir con las misiones que las leyes nos confieren.

    En este día tan especial, en el que recibimos el cariño de cientos y cientos de visitantes —de los cubrieron el aforo esperado y de los que tuvieron que presenciar acto desde la escalinata de la Almudena—, quisimos llevar al relevo una vistosa antesala que aunase todas las destrezas que, de manera común, se distribuyen entre los relevos del año. De esta manera, en los momentos previos al cambio de guardia propiamente dicho, el público pudo presenciar una exhibición de la Sección de Movimientos Floreados del Grupo de Honores que se fundió con un Tatoo de la Unidad de Música. A continuación, el Escuadrón de Escolta Real realizó un carrusel en el que se estrenaron varios movimientos y la Batería Real, por su parte, materializó una espectacular entrada en posición de sus piezas de artillería, tiradas por caballos hispano-bretones, que culminó con el lanzamiento de una salva.

    A partir de ese momento, el relevo se abrió paso con toda su solemnidad. Se escuchó el toque de asamblea y las guardias, revistadas por sus comandantes, comenzaron a intercambiar sus puestos. A la retirada de toda de fuerza, la calle Bailén se había convertido en una fiesta de ciudadanos entusiasmados con la reanudación de esta actividad que pretende mantener vivas las tradiciones de las tropas de Casa Real y que recrea, con toda fidelidad, los relevos que se producían, a diario, en el Palacio Real desde la época de Isabel II y hasta la de Alfonso XIII.

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