En pleno centro de Segovia, junto a su acueducto, en el complejo formado por los conventos de San Francisco, San Antón y San Benito, un grupo de alféreces de quinto curso realiza un ejercicio de observador avanzado en el SIMACA (simulador de artillería de campaña).
«Se asemeja mucho a la realidad y aquí la munición es ilimitada», afirma uno de ellos, Domingo Abril. No lejos de allí, a poco más de dos kilómetros, se encuentra el polígono de Baterías donde el sargento primero Miguel Ángel Maquedano explica a unos sargentos alumnos la composición y el funcionamiento del radar de vigilancia aérea Raven, capaz de detectar aviones y discriminar si son amigos o enemigos.
Mientras otro grupo escucha atentamente al brigada Rubén Martín antes de comenzar a desmontar un obús Light Gun, una de las piezas ligeras más utilizadas por la artillería española. Es su primer día en estas asignaturas y, aunque todo les suena a nuevo, no disimulan sus enormes ganas de aprender.