Logotipo del Ministerio de Defensa

CEHISMI - Comisión española de historia militar

Soldados.

Texto

Bru, Jordi y Aquillué Domínguez, Daniel (textos). SOLDADOS, Madrid, 2022: Desperta Ferro Ediciones, 205 pp. ISBN: 978-8412496444

 

Este libro, maravilloso y originalísimo, es ante todo una colección de fotos fascinantes. Su autor, Jordi Bru es un “fotoperiodista del tiempo”, como explica en el prólogo Daniel Aquillué. Basándose en recreaciones de hechos históricos, Bru nos introduce en la atmósfera de esos hechos, mucho más allá de plasmar simplemente lo que tiene ante sus ojos. Con frecuencia las fotos parecen cuadros de una singular composición con los que viajamos a todas las épocas. En todas las fotos encontramos un cuidado realismo, algunas son grandiosas, en otras sobresale el detalle, en varias parece que estamos delante de una pintura impresionista. En este viaje a través de la historia, desde la marcha de Cortés a Tenochtitlan hasta las maniobras en Letonia del Regimiento Saboya en nuestros días, somos guiados por los textos de Aquillué, muy concretos y apropiados, imprescindibles para ver cada imagen en un contexto amplio.

La edición es preciosa, cuidadísima, tanto en la reproducción de las imágenes, como en la encuadernación. La portada del libro representa la heroica carga del Regimiento de Caballería Alcántara en el cauce del rio Igan.

El libro está dividido en siete apartados y cada uno de ellos tiene varios capítulos.

El primer apartado es la ESPAÑA IMPERIAL. Sus dos primeros capítulos están dedicados a la conquista de Méjico; se ve (y se lee) lo que aquel episodio tuvo de grandioso y terrible; en las fotos contemplamos la mezcla de guerreros y de armas. Los cuatro capítulos siguientes, referidos a los Tercios, nos hablan de la hegemonía de la infantería española, del prodigioso Camino Español que recorrió Europa durante los siglos XVI Y XVII, de la organización y del modo de combatir de estas unidades. También está presente lo que el autor del texto llama “la socialización del soldado”, la camarada, el motín, la batalla; ilustra este capítulo una foto de un soldado en primer plano y un “mar de picas” al fondo. Se cierra el apartado con la cita de un coronel sueco que luchó contra los tercios durante la Guerra de los Treinta Años y los vio así: “... entonces avanzaron con paso tranquilo, cerrados en masas compactas… eran casi exclusivamente veteranos bien probados sin duda alguna, el infante más fuerte, el más firme con que he luchado nunca.”

El segundo apartado, LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII, comienza con la Guerra de Sucesión, en la que participaron cientos de miles de hombres. El primer capítulo, los comienzos de la guerra, tiene una foto representando la batalla de Almansa, llena de colorido, de personas, de banderas y de uniformes, una de las más bonitas del libro. En el tercer capítulo, BARCELONA 11 DE SEPTIEMBRE DE 1714, la foto de Bru muestra la entrada al asalto de las tropas borbónicas; la imagen es impresionante y cromáticamente maravillosa, se mezclan los uniformes blancos de los franceses y los de color oscuro de los defensores de la ciudad, muy nítidos en el primer plano y difuminándose hacia el fondo. En las tierras altas de Escocia también combatió España, en 1719, en apoyo de los jacobitas; en la foto, además de los vistosos uniformes, se ven las dos banderas, la escocesa y la española, ambas con la Cruz de San Andrés. En Italia, en 1744, en la batalla de la Madonna del Olmo, cargaron los dragones del Regimiento Lusitania, inmortalizados visualmente con sus uniformes amarillos. El ataque a Argel (1775) y la defensa de Tenerife contra la escuadra inglesa de Nelson y Jervis cierran este apartado del libro; se cuenta en este último capítulo la osadía del comandante Troubridge que exigió la rendición al general Gutiérrez, a lo que éste contestó “aún tengo pólvora, armas y gente”; poco después fue el propio Troubridge el que tuvo que mandar un oficial para pactar su capitulación.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA es el tercer apartado del libro y al frente de su primer capítulo hay una foto representando el motín del 2 de Mayo: Palacio al fondo, hombres y mujeres de toda clase social luchando con todo tipo de armas, algunos están en el suelo, heridos o ya muertos, a los pies de los caballos de los dragones franceses, que verdaderamente parece que se mueven. Las fotos que corresponden a algunos capítulos son minuciosos estudios de uniformes, como el Capitán de Voluntarios de Aragón, el Húsar del ejército napoleónico, un guerrillero, unos casacas rojas o un soldado francés con uniforme de 1812. Por su intenso dramatismo destaca la foto de Agustina de Aragón pegando fuego a un cañón y frenando en seco a los asaltantes del Portillo, permitiendo de ese modo la llegada de los refuerzos de Palafox; impresiona la vista de numerosos soldados muertos, el humo, la acribillada torre de la iglesia. También está representada con gran realismo en el capítulo séptimo la terrible retirada del ejército anglo español, castigado por todo tipo de calamidades: enfermedades, hambre, frío, dificultades del camino…; en primer plano se observa el desánimo de los soldados, mientras un sargento se desgañita intentando imponer disciplina y, al fondo, el Marqués de la Romana da órdenes para controlar el caos. Cierra este apartado el capítulo titulado A SANGRE Y FUEGO, con una impresionante imagen del asalto a la brecha, en San Sebastián, donde el ejército luso inglés sufrió muchas bajas; posteriormente los soldados incendiaron y saquearon la ciudad, cometiendo mil desafueros; la composición de la imagen es extraordinaria.

GUERRAS CARLISTAS es el tema del cuarto apartado. En el primer capítulo vemos una fotografía coral, representando la victoria isabelina en la batalla de Cigüenza, en los inicios de la guerra; un combate cuerpo a cuerpo en primer plano y la carga de la caballería de la Reina detrás; de nuevo tenemos la sensación de estar contemplando un cuadro, donde el fondo se va difuminando. En el siguiente capítulo, la fotografía muestra unos lanceros carlistas en Estella, vadeando un río; la mezcla de colores y la sobriedad de la composición componen una imagen de mucha fuerza. En el tercer capítulo, SIN CUARTEL, aparece plásticamente representada la participación extranjera, británica en este caso, en las guerras carlistas; nuevamente se muestra una fotografía amplia, pictórica, con varios planos. Cierra el apartado una imagen de los últimos días del conflicto; unos soldados alfonsinos, en la frontera entre Guipúzcoa y Navarra, avanzan hacia posiciones carlistas.

En el apartado quinto entramos en las GUERRAS COLONIALES. A lo largo de los capítulos primero y segundo vemos a los soldados de reemplazo que fueron enviados a Cuba, a luchar en la segunda Guerra de la Independencia cubana (1895). En la primera fotografía se ve a estos soldados vadeando un río, en una de las innumerables escaramuzas de esa guerra, mientras que en la segunda están en una trinchera, en primer plano, vistiendo en ambas fotos los famosos uniformes de rayadillo. EL SUFRIDO SOLDADO ESPAÑOL se titula con justicia el segundo capítulo. La crueldad de esta guerra, sin respiro, sin cuartel, con los soldados sometidos a enfermedades terribles y a situaciones de represión salvaje ha dejado un rastro todavía vivo en la memoria popular. La entrada de los Estados Unidos forzó el fin de la guerra, a favor de los rebeldes, aunque al final, como dice el autor del texto, los americanos fueron los únicos que ganaron. Los últimos capítulos, tercero y cuarto, de este apartado son LA GUERRA DEL RIF y EL DESASTRE DE ANNUAL; una fotografía de las trincheras ilustra el tercer capítulo, mientras que la carga del Regimiento de Caballería Alcántara en el río Igan es la imagen del cuarto (y además la fotografía que vemos en la portada del libro); como cuenta Aquillué, en medio del terrible desastre que fue el repliegue español, apareció el regimiento mandado por el teniente coronel Primo de Rivera en perfecta formación y, desde ese momento, protegió la retirada de la columna española; en el cauce del río Igan los rifeños estaban parapetados e impedían el avance, pero los jinetes de Alcántara cargaron y despejaron el camino; más de la mitad murieron allí y el teniente coronel que los mandaba falleció días después a consecuencia de sus terribles heridas. Por esta acción se le concedió al Regimiento de Alcántara la Laureada colectiva.

Sexto apartado, GUERRA CIVIL. En el primer capítulo, la fotografía muestra un grupo de requetés disparando desde una trinchera; simbólicamente, vemos al fondo una Cruz, una bandera de España y otra bandera con la Cruz de San Andrés. El segundo capítulo está ilustrado con un grupo de soldados republicanos que cantan en el frente al son de una guitarra; la foto, en un impactante claroscuro, es extraordinaria. Los capítulos tercero y cuarto nos llevan a la batalla del Ebro, que decidió el resultado de la guerra; en la fotografía de Bru, se ve cómo el ejército del Ebro pasa el río en un puente de barcas. Una estupenda fotografía en dos colores, blanco y pardo, ilustra el quinto capítulo, dedicado a la División Azul, COMBATIR Y MORIR EN RUSIA; aquí se cuenta la tenaz resistencia española ante fuerzas soviéticas muy superiores en la batalla de Krasni Bor. La participación de republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial, sexto capítulo, se refleja en la fotografía de unos soldados avanzando sobre el terreno y seguidos por un vehículo blindado español bautizado ESPAÑA CAÑÍ; el capítulo se titula ¡A PARÍS! y, efectivamente, allí entraron estos soldados, formando en la División Leclerc.

En el último apartado del libro, EJÉRCITO DEMOCRÁTICO, llegamos a nuestros días. Soldados españoles con cascos azules en Bosnia (1995) es la primera fotografía. El salto de los paracaidistas del Regimiento de Infantería Zaragoza número 5 ilustra el segundo capítulo. En la tercera foto de este apartado, unos soldados patrullan en el Líbano. En el cuarto capítulo, dedicado a la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas, se ve una foto de la sargento Castro mandando su pelotón durante un ejercicio. La fotografía del capítulo sexto muestra la misión de socorro española rescatando a unos soldados iraquíes y salvadoreños que habían quedado cercados en la comisaría de la ciudad de Nayaf. La foto de una trinchera en Afganistán, capítulo séptimo, junto con otra de unas maniobras de la OTAN en Letonia, capítulo octavo, son las últimas imágenes del libro. La relación de soldados que no volvieron a España, muertos en las distintas misiones, cierra cada capítulo de este apartado.

Por último, el propio Bru, en un apéndice titulado DEL CAMPO DE BATALLA AL PIXEL: LA PELEA POR LA IMAGEN PERFECTA, explica detalladamente su método de trabajo, tomando como base la fotografía de una iglesia en ruinas en Belchite. A estas ruinas, Bru va añadiendo los primeros planos, los planos medios, el fondo y, por último, el humo y los rayos de sol, de manera que lo que era el simple esqueleto de una iglesia pasa a ser la estampa de una batalla en una iglesia a principios del siglo XIX. El proceso no puede ser más interesante, el resultado final es de una belleza que asombra.

Cierran este interesante libro una extensa bibliografía, anotada por apartados, los numerosos agradecimientos del autor y, finalmente, un breve poema, FRENTE, de José Moreno Villa.

 

Ángela Casas Santero

Licenciada en Filosofía y Letras. Sección Historia.

Enlaces