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CEHISMI - Comisión española de historia militar

Fechos de armas

Martin Avira y MG Martins

 M. Alvira y M. G. Martins (Eds.)   Fechos de Armas.  15 HITOS BÉLICOS DEL MEDIEVO IBÉRICO (siglos XI-XVI), Madrid, 2021, LA ERGASTULA EDICIONES, ISBN 978-84-16242-77-1. 301 pp.

Ángela Casas Santero. Licenciada en Filosofía y Letras, Sección Historia.

La Asociación Ibérica de Historia Militar, que dirige Francisco García Fitz, presenta este libro en el que se narran quince hechos de armas del medievo ibérico. Los distintos autores recorren la península entera, mostrando todo tipo de actos de guerra: batallas campales, cabalgadas, batallas navales, asedios…

Cada capítulo está redactado en la lengua de la persona que lo escribe, español o portugués, pero la edición ofrece además versiones reducidas de todos ellos en inglés y en el idioma alternativo, de modo que un capítulo redactado, por ejemplo, en portugués tiene un resumen en español y otro en inglés. Son diez los escritos en español y cinco los que están en portugués.

Es muy destacable la cuidadísima edición de esta obra que incluye, además de los artículos propiamente dichos, un índice, una presentación (que resulta un perfecto compendio del libro), un glosario bilingüe (español y portugués), un extenso apéndice de bibliografía y fuentes, los ya citados resúmenes o extractos en otras lenguas, un índice de nombres y lugares y, por último, una relación de los autores, cada uno de ellos con su correspondiente currículum. Hay entre los autores catedráticos, militares, doctores en arquitectura, historia y derecho, profesores y divulgadores. Este conjunto de personas tan altamente capacitadas produce una obra muy valiosa.

El primer capítulo se titula LOS CONDES RAMÓN BORREL DE BARCELONA Y ERMENGOL DE URGELL FRENTE A LOS AMIRÍES. La rebelión de los condes catalanes contra el poder de los amiríes alcanza una discutida victoria en la batalla de Albesa (1003) y produce, como reacción, la inmediata ocupación por parte de Abd al-Malik de la fortaleza de Montmagastre y la posterior devastación del territorio, lo que obligó a los condes a enviar una embajada a Córdoba pidiendo la paz. El autor de este trabajo es Josep Suñé Arce.

El segundo capítulo EL ASEDIO DE VALENCIA (1093-1094), está firmado por David Porrinas González. Expone en primer lugar algunos datos biográficos del Cid, importantes para comprender el desarrollo de la empresa; explica después la política de alianzas del Cid y sus tácticas de guerra, su extraordinario poder de improvisación, así como su capacidad resolutiva. Narra las distintas etapas del asedio, en el que se emplearon, además de los convencionales, medios de todo tipo: propaganda, guerra psicológica, estímulo a la sedición… El hambre extrema, la desesperación de los habitantes y la imposibilidad de otra solución terminaron con el asedio y se firmaron las capitulaciones en junio de 1094. 

En el tercer capítulo, LA GRAN CABALGADA DE ALFONSO I EL BATALLADOR (1125-1126), firmado por Fermín Miranda García, asistimos a un hecho bélico, la cabalgada, que se repite durante toda la Reconquista. La de Alfonso I, llamada la HUESTE HISPÁNICA, tiene unas connotaciones religiosas muy explícitas, de hecho, participaron en ella tres obispos. Alfonso recorre el territorio enemigo en una campaña de nueve meses, causando gravísimo daño en las infraestructuras económicas y militares del al-Andalus almorávide. Además, llevó consigo a la vuelta un importante contingente de mozárabes, con los que repobló el valle del Ebro y que fueron instalados allí en condiciones muy ventajosas.

Inés Lourinho cuenta en el cuarto capítulo, O FOSSADO DE TRIANA, la cabalgada del rey Sancho I de Portugal, que llegó en 1187 a Sevilla. La importancia que se ha dado a este hecho de armas se debe al momento en el que se produce, cuando el reino de Portugal estaba siendo reconocido como tal.

En el quinto capítulo, A CONQUISTA DE ALCÁCER (1217), Carlos Filipe Afonso, cuenta el que fue el asedio más importante del reinado de Alfonso II de Portugal, puesto que abrió un rápido camino a la finalización de la Reconquista portuguesa. Una hueste al mando del obispo de Lisboa y un contingente cruzado a las órdenes de Guillermo, conde de Holanda, sitiaron el castillo entre junio y octubre de 1217, mostrando la gran capacidad de los medios técnicos empleados por los príncipes cristianos frente a un imperio almohade muy debilitado.

LA BATALLA DEL PUIG (1237) es el sexto capítulo, firmado por Francisco García Fitz. Empieza con una historia contada por el propio rey de Aragón, Jaime I, narrando como venció la guarnición de la fortaleza del Puig a un ejército de musulmanes de Valencia, acaudillados por el gobernador de la ciudad. En efecto, en agosto de 1237, la guarnición salió a luchar contra el ejército musulmán en una batalla campal, que presenta unas características extraordinarias: abandono de la protección de sus murallas contra un enemigo superior, consiguiendo además con la carga de la caballería desmantelar la formación musulmana al aprovechar el ímpetu de los caballos en la cuesta abajo. Esta batalla resultó decisiva para la conquista de Valencia.

El séptimo capítulo es LA BATALLA DE LAS ISLAS FORMIGUES (1285) y el autor es José Manuel Rodríguez García. La ocupación de Sicilia provoca la invasión francesa del reino aragonés, mediante bula de cruzada papal. La penetración francesa se produce por la costa, se toma el puerto de Rosas y se pone sitio a Gerona. En el verano de 1285 los aragoneses, con la importante flota que reunió en Sicilia Roger de Lauria, consiguieron un éxito completo. Cuando los franceses perdieron el dominio del mar, perdieron también la guerra. El autor destaca el uso intensivo de los servicios de información, la búsqueda constante de superioridad frente al enemigo y el carácter ofensivo de las tácticas aragonesas.

Capítulo octavo, donde Fernando Arias Guillén cuenta EL DESASTRE DE LA VEGA DE GRANADA (1319). La lucha política entre los dos regentes del rey niño Alfonso XI, los infantes Don Juan y Don Pedro, es el marco en el que se encuadra este hecho bélico, entre lo trágico y lo patético. Los desencuentros entre los dos regentes eran constantes, aunque al proyectarse una gran cabalgada, ambos se unieron en el esfuerzo militar. Llegaron juntos a la Vega de Granada, pero no se pusieron de acuerdo en el modo de atacar, dando tiempo a que se presentaran las tropas granadinas, que atacaron la retaguardia, donde estaba Don Juan. Acudió Don Pedro en su ayuda, pero murió al caer del caballo; al enterarse Don Juan, quedó “sin entendimiento ni fabla”. Esto produjo el caos en el ejército cristiano, que quedó derrotado sin haber entrado en guerra (“sin feridas, ni batalla”). El resultado de esto fue el colapso de la regencia y una crisis política gravísima, que sólo encontró solución a partir de 1325, fecha de la mayor edad del rey.

El capítulo noveno, A BATALHA NAVAL DE FARROBILHAS (1337), está escrito por José Varandas. A principios del s. XIV, Portugal trataba de controlar el golfo de Cádiz y las aguas del Estrecho. En la batalla que da nombre al trabajo y que resultó decisiva para Castilla y Portugal, se enfrentaron en la costa del Algarve las fuerzas navales de ambos reinos por el dominio del Estrecho de Gibraltar y la victoria fue para Castilla.

Pablo Sanahuja Ferrer firma el décimo capítulo, VALENCIA ANTE PEDRO EL CRUEL (1363-1364). Aquí seguimos el enfrentamiento entre el rey de Castilla, Pedro I el Cruel y el de Aragón, Pedro IV el Ceremonioso, en una guerra larga y peligrosa, que llegó a partir en dos el reino de Aragón, al llegar el rey de Castilla frente a Valencia. Los dos asedios que sufrió esta ciudad fueron desbaratados en última instancia por la llegada del rey aragonés. Destaca la fidelidad de la ciudad de Valencia a la corona aragonesa, recompensada por el rey con la leyenda DOS VECES LEAL, que se ve en su escudo.

O CERCO DE CIUDAD RODRIGO (1370), capítulo XI. El autor es Joao Nisa. Este episodio se enmarca en la guerra civil de Pedro I y Enrique II Trastámara. Ciudad Rodrigo fue defendida por el «fronteiro» portugués Gomes Lourenço de Avelar y violentamente atacada por Enrique II, que no consiguió tomarla, aunque arrasó en represalia toda la comarca en un radio de veinte leguas. Al firmarse la paz, el rey de Portugal reconoció a Enrique como rey de Castilla yse comprometió a casar con la infanta Leonor, hija de Enrique II; la infanta llevó, como parte de su dote, Ciudad Rodrigo.

Santiago González Sánchez firma EL ASEDIO Y TOMA DE ANTEQUERA (1410), capítulo XII. El infante Don Fernando, que a partir de ese momento sería llamado “el de Antequera”, decidió la toma de esa ciudad para extender el dominio de Castilla. Después de la batalla campal de Boca del Asno, ganada por el obispo de Palencia, hubo un asalto fallido, una fase de espera y un segundo asalto final (16 de septiembre), muy sangriento. La campaña, que resultó muy costosa en muchos aspectos (gastos, muertes, desplazamiento de la población), no varió mucho el statu quo peninsular; sin embargo, el infante mejoró notablemente sus aspiraciones al trono aragonés y se coronó rey en 1412.

Capítulo XIII. EL POÉTICO NOMBRE DE UNA BATALLA. LA HIGUERUELA (1431). El autor es José Manuel Calderón Ortega. El rey de Castilla, Juan II y su valido, Don Álvaro de Luna planean una gran campaña y reúnen un importante ejército, que llega a las murallas de Granada el 28 de junio de 1431. El 1 de julio dieron una victoriosa batalla en la que participó con gran acierto y de manera decisiva el Condestable. No se conquistó la ciudad, a pesar de que se encontraba inerme ante el empuje castellano, tal vez por lo avanzado de la estación y el peligro de las enfermedades infecciosas, aunque hubo voces que hablaron del importante soborno que había pagado el enemigo a Don Álvaro de Luna. No obstante, fue una victoria decisiva y enseñó a los granadinos que debían evitar en el futuro los grandes choques frontales.

Capítulo XIV. LA GRAN BATALLA DE LA CONQUISTA DE NAVARRA. NOÁIN.  (1521). Autor, Peio J. Monteano Sorbet. El 30 de junio de 1521 se enfrentan el ejército franco-navarro del general Lesparre y el ejército castellano mandado por los gobernadores de Castilla para dirimir la “cuestión navarra”. Enrique II de Navarra, refugiado en Francia, avanza con Lesparre en territorio navarro y el virrey castellano huye; los franco-navarros siguen hasta Logroño, a la que ponen sitio, pero ante el empuje castellano tienen que retirarse y se hacen fuertes en Tiebas para esperar refuerzos. Los castellanos forzaron la batalla, que resultó un completo triunfo para ellos, al parecer por la inferioridad de la infantería francesa. Los francos se retiraron y pocos días después se rindió Pamplona. Los saqueos y deserciones en el ejército castellano, debidos a la terrible escasez de alimentos, llegaron a comprometer el resultado de la batalla.

En el último capítulo, Luís Costa e Sousa, cuenta A BATALHA DE ALCÁNTARA (1580). Es el momento culminante de la invasión de Portugal, sin rey tras la muerte de Don Sebastián y exhausto por el ingente esfuerzo y desastroso resultado de Alcazarquivir. El prior de Crato se enfrenta al Duque de Alba, que contaba con infiltrados muy activos y un ejército muy superior. Hubo mucha resistencia portuguesa, pero finalmente el prior de Crato huyó a Francia y Felipe II convocó cortes en Tomar y fue jurado rey de Portugal el 11 de marzo de 1581.