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CEHISMI - Comisión española de historia militar

Los siete mundos de Pintado. Medio siglo de vivencias manchegas, andaluzas y americanas de Manuel López Pintado (1677-1745).

Hugo O´Donnell y Duque de Estrada

El autor de este libro es el Académico de Número de la Historia Hugo O´Donnell y Duque de Estrada, conocido investigador de la historia militar española, especialmente la naval, por sus relevantes libros, entre otros, sobre La campaña de Trafalgar (2006) y El litigio por el pecio de la fragata “Mercedes” (2013). En esta ocasión nos presenta la biografía de Manuel López Pintado (1677-1745), personaje poco estudiado, aun siendo un importante oficial de la Real Armada.

Nos podemos preguntar cómo fue posible que un innominado personaje, nacido en Tembleque (Toledo), llegara tan alto de la oligarquía de Sevilla, toda vez que según el proyecto de flotas y galeones de 1720 se prohibía expresamente a los oficiales realizar labores comerciales durante sus navegaciones a Indias. No cabe duda que Pintado supo moverse bien en muchos ámbitos para poder llegar a tanta riqueza. El propio biografiado en 1740 quiso destacar sus méritos (de generosa ayuda a la Corona) –cuando hubo de dejar el mando de la flota- en 26 folios en un Memorial… justificando su actuación naval, y que difundió todo lo que pudo, por lo que se encuentra en la British Library (del que ya dio cuenta Aguilar Piñal en 1989), en el Archivo General de Simancas y en el Archivo de Villapanés (que es el que usa el autor). Hacía falta un estudio más completo de su vida, porque ciertamente no solo fue un gran marino, como él se empeñó en decir, sino que, como figura poliédrica, destacó en otros muchos aspectos que el autor ha denominado acertadamente “siete mundos” que se identifican con partes o bloques del libro. Estos siete mundos, precedidos de un Breviario introductor (18-28) incluyen 21 capítulos consecutivos; por tanto, perfectamente equilibrado con tres capítulos cada mundo.

Hugo O´Donnell no ha optado por una biografía de corte cronológico a ras del suelo, sino que mezcla lo temático con lo cronológico, superando, a mi juicio con éxito, el peligro de las pesadas repeticiones. El primer mundo –Evocaciones permanentes- (29-84) analiza su entorno familiar, sus orígenes en Tembleque y su horizonte profesional en Sevilla –donde construyó su palacio y panteón- y finaliza con tres cuadros genealógicos muy útiles para los que quieran atravesar su alambicada familia. Llama la atención el desapego por Tembleque, donde había pasado sus primeros doce años, en comparación con su amor, ciertamente interesado, por Sevilla, donde solo vivió de continuo apenas cinco años porque tuvo misiones en la flota.

El segundo mundo –El entorno sevillano- (85-158) es sobre cómo realizó su capacitación profesional e integración ciudadana. Es importante ver cómo el autor va describiendo y menudeando en el proceso por el cual Pintado quiere llegar al encumbramiento social como Veinticuatro del Cabildo Hispalense (1717) y finalmente con Maestrante de Sevilla (1738) y señala que Pintado entró en el mundo marítimo desde el comercio de modo que su vacación fue una mezcla de lo militar con lo comercial. Afirma también que Pintado fue desde la proclamación de Felipe V su firme defensor, contribuyendo con lealtad, generosidad y convencimiento a la consolidación de su reinado. Su primera actividad comercial fue con la flota de Velasco en 1699. Pintado hizo cuanto pudo para revertir (1717) el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz.

El tercer mundo –Bajo el signo de Mercurio- (159-214) analiza sus aspectos de funcionario, empresario e inversor en la ruta comercial atlántica –suministro de tabaco al estanco real-. El hecho de su empleo –que compró a su anterior poseedor- en la Maestría de la Plata y Pagador (1706) le abrió muchas posibilidades económicas y sobre todo la responsabilidad sobre los azogues (1708) y la recuperación de tesoros por medio del buceo (1711). El autor describe finalmente el engorroso aspecto de su capital, los juros y las inversiones –también palacio, plata y pinacoteca-, porque su actividad no le impidió la posibilidad de comerciar por cuenta propia. Así que tres hechos consecutivos marcaron su auge: la compra de la capitana –Nuestra Señora de Begoña- que fue la base de su enriquecimiento; ciertamente fue decisivo su matrimonio en 1709 con Inés Solano de León; y su posterior, casi inmediato a estos dos hechos, nombramiento de capitán de mar y guerra sin haber pasado por los grados inferiores estrictamente militares, aunque sí civiles. En tan solo tres años pasó a Almirante, prodigio explicable, como afirma el autor, por ser poseedor ya de dos barcos y de gran numerario para prestar a la Corona.

El mundo cuarto –Las gradas de Ceres- (215-268) analiza los aspectos todavía menos conocidos de agricultor, labrador y hacendado –un modelo agrícola preilustraado- en Cabrejas y Torreblanca hasta la obtención del marquesado de Torreblanca del Aljarafe (1737) y de hábito para su hijo –nacido en 1710-, toda vez que invirtió gran parte de su fortuna en la compra de tierras para con sus beneficios seguir invirtiendo en el tráfico marítimo.

El mundo quinto –Bajo el signo de Neptuno- (269-334) analiza su papel como Cabo de Flotas y Galeones, y como General de la Flota de Indias al mando de la flota de Nueva España (1715-1717), Cabo de Galeones a Tierra Firme (1728 a 1732) y finalmente su vuelta a Nueva España (1735-1737). Emerge aquí con claridad la figura de un gran marino, su relación con el Secretario de Estado José Patiño Rosales para restaurar la Armada Real, su vinculación con el Consulado de Comerciantes, entre 1717 y 1727 no estuvo en servicio activo y su vuelta en 1728 habría que interpretarla, como hace con tino el autor, en el deseo de –dada la guerra contra Inglaterra- rescatar en Veracruz los galeones bloqueados del marqués del Grillo, donde Pintando tenía intereses económicos. Tuvo tal éxito que se recuperaron 24 millones de pesos fuertes que reportaron a la corona 7 millones. Su vuelta a España en 1737 le valió nuevos reconocimientos y sobre todo marca el punto más alto de su influencia política.

El mundo sexto –Bajo el signo de Marte- (335-386) profundiza en las acciones de Pintado en la Real Armada. Me parece el mundo más interesante desde el punto de vista militar y construye muy bien su personalidad como oficial desde los antecedentes bélicos juveniles –el combate de Rande en 1702-, pasando por sus actuaciones en Barcelona, Indias y Cádiz, y sobre todo ostentando en 1738 el mando general operativo de un departamento naval, primero del de Cádiz, luego del de El Ferrol, uno de los tres creado en 1726 -de gran relevancia durante la Guerra del Asiento (1739-1748) por su posición estratégica para el apresto de escuadras-, y de nuevo del de Cádiz. Llegó a disponer de una flota de 34 navíos de línea y “será la que Blas de Lezo usará como exitoso elemento defensivo en Cartagena de Poniente” en 1741. El autor se centra al final de este mundo en cómo pasa Pintado del descrédito por su actuación en El Ferrol –por el apresamiento del Princesa- y consiguiente destitución, a la rehabilitación en febrero de 1741 al responder cumplidamente a las acusaciones. En junio de 1742 finaliza su trayectoria militar al pedir licencia al verse incapacitado por cataratas.

El mundo séptimo –Lo patente y lo interno- (387-444) es sobre aspectos relacionados con la religión y la familia, como familiar del Santo Oficio (1713), Regidor (1717), caballero de Santiago (1717), creación de mayorazgo y lo que el autor llama “resignación en la desdicha”, porque hubo de experimentar lo efímero de este mundo por la muerte de su esposa en 1740 y la de su primogénito en 1741, amén de su quebranto por casi ceguera. El 21 de octubre de 1745 fallece y se le entierra en la iglesia del Monasterio de Nuestra Señora de los Reyes de Sevilla. Entre las muchas líneas de investigación que abre este libro, una sería extenderse (286-287) en la vinculación de Pintado con los capellanes militares a su cargo, toda vez que en la relaciones de mérito algunos alardearon de haber servido a su órdenes, como Álvarez de Figueredo, especialmente interesante por la cuestión asistencial en el buque.

Es una biografía completa, no solo en lo referente a lo militar o naval, y a través del personaje el lector llega a conocer bien la época. El libro tiene doble citas a pie de páginas, unas aclarativas y otras propiamente bibliográficas y archivísticas, esta profusamente ilustrado a color, con fotografías, cartografía, cuadros, etc., que amenizan la lectura, cuanta además con una acertada y completa bibliografía de libros e impresos, así como un índice analítico muy útil.

Enrique García Hernán

CSIC-CEHISMI

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