
10 mar 2014
Presencia irlandesa en la milicia española
La Comisión Española de Historia Militar tomó la decisión de incluir, en sus Cuadernos de Historia Militar, una serie dedicada a las unidades extranjeras que militaron en el Ejército español de forma más o menos continuada y a través de las sucesivas etapas históricas.
Decidió, asimismo, que se iniciase la serie con un volumen dedicado a los irlandeses, por considerar a esta nación una de las más vinculadas a nuestras fuerzas armadas en el tiempo y en la identidad de valores y aspiraciones que compartieron en las diversas épocas a tener en cuenta; identificación que fue, en todo momento, más allá de una mera colaboración mercenaria, adquiriendo caracteres especialmente relevantes. Las razones para esta predilección mutua son bien conocidas y han sido cumplidamente estudiadas. Incluso se llegó a crear el mito de un origen común para reforzar lazos y justificar comunión de naturalezas y de anhelos.
La afluencia de la emigración militar irlandesa llegó a permitir formar unidades nacionales creadas para su estructuración y mayor eficacia, lo que también sucedió en otras potencias continentales católicas como Francia o el Imperio. Desde finales del siglo XVI, los territorios de la Corona española (Flandes y la península) fueron escogidos preferentemente; en el siglo XVIII, sin embargo, Francia se convirtió en la mayor esperanza y el mejor acomodo de los jacobitas irlandeses. Bajo el reinado de Luis XIV, se llegaron a contar hasta veinte mil irlandeses en dieciocho regimientos, y bajo Luis XV, la brigada irlandesa al servicio de Francia pudo conservar aún cinco regimientos, pese a haberse traspasado a España lo más granado de estas fuerzas.
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Presencia irlandesa en la milicia española
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