Clausurado el XI Curso de actualización de cometidos de oficial general

26/11/2009 Twitter En el CESEDEN

Discurso de la ministra de Defensa, Carme Chacón en la clausura del XI curso de actualización de los cometidos de oficial general: 

Almirante-Director, Oficiales, Winston Churchill, a propósito de la formación de los militares, escribió que la capacitación y el estudio continuo, sin importar la edad y ni el rango, constituyen el secreto de las victorias que están por venir.

Pues bien, estoy segura de que estas nueve semanas de actualización de conocimientos, y que se suman a la experiencia que les han proporcionado sus casi 35 años de servicio, también constituyen uno de los secretos de las futuras victorias de nuestras Fuerzas Armadas.

Y ustedes representan ese futuro. Muchos de los que están hoy aquí, en breve tomarán el mando de unidades o buques, y más adelante serán promovidos al empleo de oficial general. En suma, son líderes. Y tomarán decisiones de enorme importancia, en ocasiones vital, para sus contingentes, para el conjunto de los Ejércitos y para la población civil, en España y en otros países. Por eso, hablar del futuro de las Fuerzas Armadas es también hablar del futuro de España y de su papel en el mundo.

Así pues, estoy aquí para hablarles del futuro. Mi intervención empezará por relatarles algunos de los avances que estamos llevando a cabo en materia de política de seguridad y defensa; luego les comentaré acerca del desarrollo de nuestras misiones en el exterior; y, finalmente, abordaré los cambios que estamos impulsando para mejorar nuestras Fuerzas Armadas.

Pero antes de hablarles de la transformación de nuestros Ejércitos, permítanme que empiece por los importantes cambios que estamos viviendo en nuestro entorno.

El pasado 9 de noviembre conmemoramos el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín. Ese acontecimiento inició un proceso de cambios políticos, sociológicos y económicos que han permitido que hoy vivamos en una nueva Europa más cohesionada, más estable y más desarrollada. Los países de Europa del Este, antes pertenecientes a un bloque antagónico, han acabado ingresando en su mayoría en la OTAN y hoy son nuestros socios en un proyecto común: la Unión Europea.

Como saben, dentro de poco más de un mes España asumirá la presidencia de la Unión durante el primer semestre del próximo año. Estamos en un momento clave para la construcción europea. En pocos días entrará en vigor el Tratado de Lisboa, y su desarrollo deberá comenzar a articularse durante nuestro mandato.

El Tratado de Lisboa representa un paso muy importante en la consolidación de la Unión Europea, no sólo como potencia económica y social, sino también como un actor global decisivo para el mantenimiento de la paz y la estabilidad mundial.

La Política Europea de Seguridad y Defensa, la PESD, ha demostrado ser una política eficaz en las zonas más vulnerables del planeta, como los Balcanes, África, Asia u Oriente Medio. Gracias a las 23 misiones desarrolladas en los últimos diez años, Europa dispone hoy de la experiencia necesaria y de una mejor capacidad para afrontar las nuevas amenazas y retos en materia de seguridad.

Como saben, la PESD pasará a denominarse Política Común de Seguridad y Defensa, y ésta será un instrumento clave para consolidar las capacidades adquiridas y ampliar la acción de la Unión Europea en materia de seguridad y defensa, tanto entre los Estados miembros como en la Comunidad Internacional.

La Cláusula de Asistencia Mutua, la Cláusula de Solidaridad, la Cooperación Estructurada Permanente y las Cooperaciones Reforzadas, así como los Grupos de Combate, serán instrumentos decisivos para garantizar la seguridad de todos los europeos, y mejorar la eficacia en la gestión de eventuales crisis.

Así durante su Presidencia de la Unión Europea, España se ha marcado una serie de objetivos en materia de Seguridad y Defensa que buscarán desarrollar y consolidar todos estos avances. No me detendré en ellos puesto que ya los conocen sobradamente.

En definitiva, nuestros esfuerzos buscarán impulsar una mayor integración entre las fuerzas armadas de los países de la Unión. Creemos que es algo esencial, tanto para conectar política y socialmente a los europeos, como para proyectar nuestros valores de paz y de solidaridad al resto del mundo.

Dicho esto, es importante destacar que el desarrollo de la Política Común de Seguridad y Defensa no debe ir en detrimento de la eficacia de la OTAN. Al contrario, creemos que una Unión Europea con mayores responsabilidades en materia de seguridad y defensa servirá para reforzar el pilar europeo de la Alianza Atlántica.

Además de estos objetivos, están las operaciones que desarrolla la Unión Europea. Como es lógico, la Presidencia española se ocupará del seguimiento de las misiones en curso y, eventualmente, del lanzamiento de otras nuevas, tanto de carácter civil como militar.

Así, por ejemplo, en lo que respecta a la misión Althea en Bosnia-Herzegovina, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Unión han dado instrucciones a las autoridades militares para que comience el planeamiento de una misión no ejecutiva, de carácter mucho más reducido. Esta nueva misión contribuirá a formar las Fuerzas Armadas bosnias y a asesorar a las autoridades de Defensa del país. Muchos países defienden que Althea se transforme en una misión de entrenamiento, y esto podría ocurrir durante nuestra Presidencia. Si fuera el caso, España podría realizar una aportación sustancial de efectivos, similar en porcentaje a la que tenemos en estos momentos en Althea.

Por razones obvias, permítanme que me extienda un poco más en el caso de la operación Atalanta. Como saben, la piratería es la consecuencia en el mar de un problema que tiene unas raíces muy profundas en tierra, en el Estado fallido de Somalia. Por esta razón, la UE necesita de una estrategia a medio plazo que apoye en Somalia el proceso político auspiciado por Naciones Unidas. Será necesario reforzar de las capacidades de seguridad somalíes y los programas de cooperación al desarrollo que ofrezcan medios de vida alternativos a quienes hoy viven del crimen y la extorsión. Asimismo, en el ámbito regional, será necesario fortalecer los medios existentes para combatir la piratería.

Y mientras tanto, a muy corto plazo tenemos que enviar una señal inequívoca a la Comunidad Internacional de que la Unión Europea está comprometida con la reforma de la seguridad en Somalia. Por ello, de acuerdo con el enfoque integral que la Unión Europea quiere adoptar con este país, España apoya las dos opciones que se están estudiando y a las que me referiré a continuación.

Por un lado, se prevé el lanzamiento de una nueva misión de la Unión Europea para contribuir al adiestramiento de las Fuerzas de Seguridad Somalíes. En línea con nuestro compromiso con la lucha contra la piratería, España está dispuesta a asumir la función de nación marco en esa nueva misión, y a contribuir con un número sustancial de instructores, siempre que este esfuerzo sea compartido con los demás Estados miembros.

Por otro lado, apoyamos las modificaciones de la Acción Común y del Plan de Operaciones de Atalanta, propuestas por el actual secretario general y Alto Representante de la Unión Europea en su informe semestral. Estos cambios servirían para que la misión 'Atalanta' pueda prestar apoyo a la guardia costera somalí. España respalda esta modificación, siempre que se garantice que no desviará a la operación de su mandato principal.

Así, España propondrá por escrito una reorientación de los cometidos de 'Atalanta', sin abandonar los que ya tiene asignados, para que incluya expresamente la vigilancia focalizada y el control en los puertos y puntos de embarque de la piratería en Somalia, así como acciones para interceptar los buques nodriza. Propondremos que el comandante de la operación Atalanta sea más proactivo en la aplicación de las exhortaciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en sus Resoluciones 1846 y 1851. En particular, me refiero a la realización de operaciones de Interdicción Marítima que permitan el abordaje, registro y aprehensión de buques, embarcaciones, armas y equipo de otro tipo, antes de que puedan ser empleados para cometer actos ilegales.

Para apoyar estas iniciativas, el Ministerio de Defensa tiene previsto celebrar un simposio de la Unión Europea sobre piratería. Queremos que participen representantes de la Comisión, del Consejo, de las Agencias, y de los Estados Miembros, además de otros organismos e instituciones, nacionales e internacionales, con competencias en asuntos marítimos.

Por otro lado, España propondrá a la Alta Representante la celebración de una Conferencia Internacional sobre Somalia, bajo los auspicios de la ONU, que aborde el problema del país africano desde una perspectiva integral. En esa conferencia se deberán impulsar medidas para apoyar el proceso de paz, incrementar los fondos de cooperación al desarrollo, y fortalecer la seguridad en Somalia y en los países de la región para erradicar definitivamente la piratería de esas aguas.

Se trataría de llevar a cabo una doble estrategia, de defensa de nuestros barcos, y de seguridad en territorio somalí.

En ese sentido, quiero destacar que la actuación de nuestros buques y tripulaciones en la operación Atalanta ha sido impecable en todo momento, aunque a veces esto no sea siempre fácil de trasladar a la opinión pública.

En todo caso, la actuación impecable de nuestras Fuerzas Armadas no se limita a Atalanta. Ha sido una constante en los 20 años que España lleva participando en misiones en el exterior. Ya lo he dicho en innumerables ocasiones, y esto mismo lo expresó hace dos días Javier Solana, cuando le entregamos el Premio Extraordinario de Defensa. En su discurso, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad destacó algo que ustedes ya saben y que les tiene que seguir llenando de orgullo: que en estos 20 años nunca, ni una sola vez, se ha recibido una queja por la actuación de los militares españoles en los teatros internacionales.

En todo este tiempo, los más de 100.000 hombres y mujeres que han trabajado en más de 50 operaciones de operaciones de paz se han ganado a pulso la reputación de excelencia y eficacia que ahora tienen las Fuerzas Armadas españolas en el mundo. Y esto también se lo debemos, muy especialmente, al sacrificio de muchos de sus compañeros heridos, y de los 150 que, en todo este tiempo, han pagado con su vida su vocación de servicio ejemplar.

Los frutos de esta merecida reputación están a la vista de todos. Pienso, por ejemplo, en la operación Althea, que estuvo mandada por un general español,  Martín Villalaín. Más recientemente, entre abril y agosto, el capitán de Navío Juan Garat hizo una excelente labor al mando de la operación Atalanta.

Por otra parte, la operación de la Unión Europea de Reforma de la Seguridad en Guinea-Bissau mandada por el general Esteban Verastegui, está marcando un camino para implantar misiones en otros países subsaharianos que contribuyan a la paz y a la estabilidad.

A finales de enero, es probable que Naciones Unidas designe a un general español para que tome el mando de UNIFIL, una operación en la que participan más de 12.000 efectivos y en la que España es el tercer contribuyente, después de Francia e Italia.

Cada día nuestros militares no sólo asumen mayores responsabilidades en el ámbito internacional, sino que su profesionalidad y su dedicación son una referencia para otros países. Este es el camino que debemos seguir.

En resumen, nuestras Fuerzas Armadas constituyen un magnifico instrumento para la acción exterior del Estado. Están contribuyendo de forma decisiva a que España desempeñe el papel predominante que le corresponde en el mundo.

Todo esto lo saben bien ustedes, que han participado en estas operaciones. Y en el futuro muchos seguirán participando desde responsabilidades aún más altas, y tendrán la obligación de que continuar y fortalecer esta excelente herencia.

Para terminar en lo que se refiere a las operaciones, permítanme que me detenga en la misión más compleja y más arriesgada de todas las que nuestras Fuerzas Armadas han tenido que hacer frente en estos 20 años. Me refiero, por supuesto, a la misión ISAF en Afganistán. Trabajando por la seguridad, la estabilidad y la reconstrucción de ese país, los militares españoles, junto con los de otros 42 Estados, realizan una labor esencial. A más de seis mil kilómetros de aquí, son nuestra primera línea de defensa frente a la amenaza extremista.

Nuestro objetivo en Afganistán está muy claro: acelerar el proceso de Afganización para que los afganos puedan tomar cuanto antes las riendas de su país y pasar de la actual fase de estabilización, a la fase de transición.

Hoy por hoy es imposible determinar de forma concreta cuando concluirá la misión. Tras la reciente formación del nuevo Gobierno afgano, es imprescindible comenzar cuanto antes con el planeamiento de la fase de Transición, para que la propia policía y ejército afganos avancen en el control de la seguridad del país.

A este respecto, el Ministro de Defensa afgano, Abdul Raheem Wardak, estimó que ese periodo de formación y de capacitación de las fuerzas de seguridad podría durar entre tres y cinco años. No se trata de un plazo cerrado, sino indicativo. Este plazo deberá ser revisado por todos los aliados y las autoridades afganas conforme avance la nueva estrategia.

En este sentido, la celebración próximamente de una Conferencia Internacional sobre Afganistán representa la oportunidad adecuada para impulsar este proceso. En esa conferencia los aliados buscaremos disponer de un calendario con hitos y plazos concretos, que permitan evaluar los avances, y nos acerquen cada vez más a la retirada de nuestras tropas.

Somos muy conscientes de que nuestros soldados están en Afganistán para defender allí la seguridad de todos los españoles. Por eso les debemos las máximas medidas de protección, para que puedan desempeñar la misión en las mejores condiciones posibles. Una prioridad absoluta del Gobierno es, y será siempre, intensificar los esfuerzos para dotar a nuestros militares con los medios más apropiados para su garantizar su seguridad.

Como saben, en los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo en la adquisición de nuevos materiales y vehículos. En Afganistán, además de las múltiples medidas que se han tomado para mejorar la protección y seguridad de nuestros efectivos, estamos desplegando nuevos vehículos blindados como los de escuadra 'Lince' o los de pelotón RG-31.

Y seguimos haciendo más esfuerzos. Como saben, recientemente hemos modificado el Plan de Renovación de Vehículos Blindados para recibir los nuevos vehículos 8x8 antes de lo establecido. Así pues, queremos que nuestros efectivos dispongan de los mejores medios para desarrollar sus cometidos, en Afganistán como en el resto del mundo. Por eso les puedo asegurar que los recortes de gasto previstos en el presupuesto de 2010 no afectarán en modo alguno a la seguridad de nuestros militares, ni a la operatividad en el cumplimiento de sus misiones.

Y ya que he mencionado los presupuestos de Defensa para 2010, les quiero comentar que la austeridad derivada de la crisis económica no sólo no condicionará la eficacia de las misiones. Los recortes en el gasto tampoco afectarán al proceso de profesionalización y modernización que estamos llevando a cabo en las Fuerzas Armadas, como lo demuestra el hecho de que para 2010 la cantidad que se destinará a los tres Ejércitos se mantendrá en niveles idénticos a los de este año.

Permítanme que pase ahora al ámbito local y aborde algunos de los aspectos más importantes que afectan al futuro de las Fuerzas Armadas españolas y su personal. En este ámbito, y como anuncié en mi discurso de toma de posesión como ministra de Defensa, la labor principal que estamos llevando a cabo durante esta Legislatura es el desarrollo y la aplicación de la Ley de la Carrera Militar aprobada en 2007.

Desde que he podido tener contacto con las mujeres y hombres que integran nuestras Fuerzas Armadas, he sido consciente de la excelente formación y la magnífica preparación técnica que poseen. Y muy especialmente he podido comprobar que la vocación de servicio es una virtud que impregna cada uno de sus actos. En suma, el mejor capital que tienen nuestras Fuerzas Armadas es el capital humano.

Por eso considero que la Ley de la Carrera Militar es un valioso instrumento, un gran paso adelante para mejorar la formación, la capacitación, la estructura de personal y las expectativas profesionales de quienes integran nuestros Ejércitos.

Empezaré por la formación, una pieza clave para el funcionamiento eficaz de las Fuerzas Armadas. Sin duda, la profesión de las armas es una de las que más tiempo invierte en educación, una de las claves para que los militares sean capaces de adaptarse en poco tiempo a todo tipo de situaciones.

La principal novedad en materia de formación en la Ley de la Carrera Militar comenzará el próximo año. Como saben, la entrada en vigor de los acuerdos de Bolonia y la pertenencia del sistema educativo militar al sistema educativo general, nos obligaba a afrontar una importante reforma en la enseñanza militar.

Por esta razón, las Academias Militares de oficiales van a contar ahora con centros universitarios adscritos a las Universidades de Vigo, Zaragoza y Cartagena. Los planes de estudio se han adaptado para que nuestros oficiales obtengan, además de la excelente formación militar que siempre han recibido, el complemento de una formación universitaria reglada en las propias Academias.

Con respecto a los suboficiales, en pocas semanas firmaremos un convenio de colaboración con el Ministerio de Educación para poder impartir, en determinados centros docentes, enseñanzas oficiales que permitan la obtención de un título de formación profesional de grado superior. Estos títulos estarán asociados a las especialidades fundamentales que desarrollan los suboficiales.

Estas reformas históricas, similares a las realizadas en los países más avanzados de nuestro entorno, permitirán que los oficiales y suboficiales dispongan de una elevada formación, con titulación civil y militar, para el desempeño de los diferentes y exigentes destinos que tendrán a lo largo de sus carreras.

Y todo este proceso se llevará a cabo mientras fortalecemos los valores que conforman e identifican a las Fuerzas Armadas. Hace menos de un año, tuve el honor de proponer al Consejo de Ministros la aprobación de la nueva redacción de las Reales Ordenanzas, que constituyen la plasmación por escrito de los principios éticos y reglas de comportamiento que deben guiar al militar desde el primer momento en que viste el uniforme.

Otro punto importante de la Ley es la constitución de los nuevos cuerpos y escalas, que se han implantado a partir del 1 de julio pasado. Ha sido un paso más en el proceso que se inició en 1989 para simplificar y racionalizar la estructura de personal, y que ha supuesto la reducción progresiva del número de cuerpos y escalas. Este proceso ha buscado dotar de una estructura de personal más ágil y adaptable a los nuevos retos que se plantean a nuestros Ejércitos. Así, el número de cuerpos y escalas para cuadros de mando quedan reducidos a 23 con la aplicación de la Ley de la Carrera Militar.

La medida más importante en esta cuestión ha sido el establecimiento de una única escala de oficiales en los cuerpos generales de los tres Ejércitos y de la Infantería de Marina. Esta medida, además de adaptarse a los requerimientos del Espacio Europeo de Formación, va a permitir una distribución de funciones más adecuada entre oficiales y suboficiales.

La constitución de la nueva escala de oficiales ha sido un proceso complejo, porque afecta a oficiales de distintas procedencias y con vicisitudes diferentes en su carrera. Soy consciente de que es motivo de controversia y de preocupaciones en numerosos colectivos. Pero el modelo que se eligió, que es similar al adoptado en otros muchos países aliados, era el más aconsejable a medio y largo plazo, tanto para la gestión de personal, como para favorecer la motivación entre los jóvenes oficiales.

El proceso, como dije, es complejo. Era inevitable que produjera disfunciones en casos concretos, que en la medida de lo posible se están resolviendo. Por eso he impulsado las adaptaciones legales –a través las Leyes de Presupuestos-, y reglamentarias -mediante la adecuación de las plantillas- para reducir al mínimo las disfunciones en la fijación del nuevo escalafón. Los mandos de personal de los Ejércitos y la Subsecretaría del Ministerio de Defensa siguen trabajando de forma coordinada para minimizar los impactos indeseados.

El nuevo escalafón hace necesarios unos sistemas de evaluación que garanticen el ascenso riguroso y justo. Como saben, en este ciclo 2009-2010 ha entrado en vigor el nuevo sistema de evaluaciones y ascensos. Para ello fue necesario aprobar en el primer semestre del año el reglamento correspondiente y cuatro órdenes ministeriales, además del desarrollo realizado por cada jefe de Estado Mayor.

Con esta nueva normativa, entre mayo y junio fueron evaluados por las juntas permanentes de cada Ejército casi 6.000 militares, de los cuales unos 2.800 han ascendido o ascenderán a lo largo del ciclo.
La Ley de la Carrera Militar refuerza los principios de mérito y capacidad como criterios para ascender, de forma que la antigüedad queda solamente para el primer ascenso en cada escala. En los demás ascensos, es el desempeño profesional del militar, los méritos contrastables y la evaluación que de él realizan los propios mandos y órganos especializados de personal, los que determinan quiénes y el orden en que van a ascender.

Ahora bien, todos estos cambios no suponen restar importancia a la experiencia. Sigue siendo necesario un número mínimo de años de permanencia en cada empleo para poder ser evaluado y ascender al siguiente. Pero, una vez adquirida y garantizada esa experiencia, son el mérito y la capacidad, y no el puro paso del tiempo, los criterios que determinan los ascensos.

Dicho de otro modo, con el nuevo sistema de evaluaciones y ascensos, estamos dejando de premiar únicamente el pasado, para apostar de forma prioritaria por el compromiso y la responsabilidad en el futuro.

Otro de los ejes importantes de la Ley de la Carrera Militar son las plantillas. Las aprobadas en junio pasado por el Gobierno para el cuatrienio 2009-2013 determinan un tamaño de nuestras Fuerzas Armadas acorde con las necesidades de nuestra Defensa y con las características geográficas, sociales y económicas de España.

El objetivo de tropa y marinería se ha fijado entre 80.000 y 90.000 efectivos. Por primera vez, en esta Legislatura hemos podido cumplir esta meta, gracias a que este año ha habido un incremento notable en el número de candidatos que han solicitado participar en los distintos procesos selectivos. La media ha sido de unos cinco candidatos por plaza, y ello nos ha permitido seleccionar mejor y captar efectivos con mayor nivel de formación inicial.

Este incremento se ha debido, entre otras razones, al cambio de modelo y a las mejores condiciones profesionales que está ofreciendo la Ley de Tropa y Marinería. El máximo de cuadros de mando será de 50.000, con la distribución de empleos que se fijan en el decreto de plantillas.

Un criterio clave para elaborar estas plantillas ha sido distribuir los efectivos máximos entre los diferentes empleos, tanto en oficiales como en suboficiales. De esta forma se permitirá el funcionamiento regular de los ascensos en las nuevas escalas, y no se verán cercenadas las legítimas expectativas de carrera.

Para terminar con las cuestiones de personal, quiero mencionar uno de los rasgos distintivos de las Fuerzas Armadas del siglo XXI: la presencia de la mujer en los Ejércitos. Como saben, nuestras Fuerzas Armadas han sido ejemplares en su capacidad de integrar a las mujeres a un mundo que hace apenas 20 años estaba exclusivamente reservado a los hombres.

Hoy nuestras Fuerzas Armadas cuentan con 16.400 mujeres. Esta cifra demuestra lo mucho que se ha avanzado en tan poco tiempo. Todos ustedes pueden estar orgullosos de lo conseguido: porque los artífices de este cambio no son únicamente las mujeres que dieron un paso al frente e ingresaron en la carrera militar, sino también los Ejércitos, ustedes, que las recibieron y las integraron.

Aprovecho para adelantarles que mañana se va a publicar el primer ascenso de una mujer a teniente coronel tras pasar por lo misma evaluación que el resto de sus compañeros.

Se ha hecho mucho, pero tenemos que seguir haciendo más esfuerzos para que la igualdad sea aún más real.

En ese sentido, la Ley de la Carrera Militar introduce la perspectiva de género como un principio transversal en la regulación de toda la normativa de personal. En su desarrollo, se han dictado normas para proteger la situación de maternidad y que no sea un obstáculo en la progresión profesional de la mujer militar; se han regulado medidas sobre horarios y permisos para facilitar la conciliación de la vida laboral y personal de hombres y mujeres; y se ha impulsado la ampliación de una red de guarderías infantiles que permita a los padres y madres militares una atención adecuada de sus hijos.

En definitiva, en este último año y medio se ha hecho mucho para aplicar la Ley de la Carrera Militar y desarrollarla de forma flexible, ajustándola a la realidad compleja que constituyen nuestras Fuerzas Armadas.

Pero todavía quedan desarrollos normativos y medidas ejecutivas que van a ponerse en práctica en lo que resta de Legislatura. Por mencionar algunos, está prevista la aprobación del Reglamento de ingreso en los centros docentes militares de formación, además de un nuevo Real Decreto que apruebe el Reglamento de Especialidades.

También estamos trabajando en un nuevo modelo de informe personal de calificación, efectuado por tres evaluadores, centrado en el desempeño, más transparente y adecuado a los requerimientos de la Ley de la Carrera Militar. Y, finalmente, antes de que termine esta Legislatura está previsto abordar la normativa correspondiente a destinos, situaciones administrativas y reservistas.

Así pues, los cambios son muchos y muy profundos. Pero también son muy necesarios. Toda transformación, y más aún una tan importante como ésta, requiere de un liderazgo fuerte y de un impulso decidido para garantizar su desarrollo óptimo.

Muchos de ustedes, ahora como jefes de unidad y más adelante en sus puestos de generales y almirantes, serán los encargados de liderar esta evolución necesaria. Y no me cabe ninguna duda de que sabrán hacerlo magníficamente, como siempre.

En paralelo a la formación, la profesionalización y la modernización de nuestros Ejércitos, seguimos avanzando en cada una de las líneas prioritarias de actuación que avancé al inició de la Legislatura: permítanme que ahora me centre en otro aspecto esencial, el de la innovación.

2010 será un año importante para la I+D+i. En los próximos meses iniciará sus operaciones el Instituto Tecnológico Militar 'La Marañosa'. Este centro permitirá racionalizar el gasto en investigación y en ensayos, debido a que agrupará seis centros que antes operaban de forma independiente. Pero no se trata de una mera racionalización orgánica y logística, sino de un proyecto ambicioso que pretende evitar la fragmentación de sus capacidades, potenciar el conocimiento transversal y su integración en la base industrial y tecnológica nacional y europea.

También estamos reorganizando el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, el INTA, y el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo, el CEIPAR, con el objetivo de reforzar las sinergias y mejorar la eficiencia.

Estos cambios van además encaminados hacia otro propósito: facilitar que la investigación militar tenga una aplicación dual, es decir que también sirva al ámbito civil. Aunque el objetivo fundamental de la I+D+i de la Defensa sea la capacitación tecnológica de los Ejércitos, hoy día, la fragmentación entre la investigación civil y la militar sólo puede ser calificada de artificial, y va en perjuicio de la competitividad y la eficacia que perseguimos.

La progresiva integración entre la investigación militar y la civil será beneficiosa para todos, y además nos permitirá subir un peldaño más en nuestro objetivo de lograr la plena identificación entre las Fuerzas Armadas y el resto de la sociedad.

En definitiva, el mundo ha cambiado, y las Fuerzas Armadas españolas han cambiado con él. Pero debemos seguir profundizando en los cambios, no sólo para adecuarnos a la sociedad y al momento, sino también para estar preparados y adelantarnos a los acontecimientos. Eso es actuar como líderes, que, como decía al inicio de esta intervención, es lo que se reclama a quienes serán jefes de unidad y, más adelante, oficiales generales.

La valentía se demuestra de muchas maneras, y una de las principales, a mi juicio, radica en la asunción de las responsabilidades propias al cargo que se ejerce. Y como los líderes que ustedes ya son, asumirán grandes responsabilidades. Muchas de ellas en el ámbito interno de las Fuerzas Armadas, pero también de cara al mundo exterior.

En ese sentido, van a ocupar puestos que tienen una importante labor de representación institucional. Las Fuerzas Armadas se han ganado a pulso ser hoy una de las instituciones más valoradas del Estado. Ustedes serán los responsables de preservar esa reputación ante la sociedad, conociendo el entorno en el que se mueven y contribuyendo a la difusión de la cultura de seguridad y defensa. No me cabe duda de que sabrán hacerlo de forma ejemplar.

Quiero terminar compartiendo con ustedes una reflexión.

Alguien dijo que un líder mediocre es aquel que sólo manda; un líder correcto es el que explica, y un líder bueno es aquel que demuestra con el ejemplo. Pero el verdadero líder hace algo más: inspira. Yo les pido a todos ustedes que, desde la gran responsabilidad que ya ejercen, y desde las más altas que en el futuro estarán llamados a asumir, con el ejemplo diario busquen inspirar a todos los que les rodean, en cada momento de sus vidas.

Muchas gracias.

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