DISCURSO DEL MINISTRO ALONSO EN EL ACTO INSTITUCIONAL DE CELEBRACIÓN DEL 30 ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL MINISTERIO DE DEFENSA

12/07/2007 Twitter En la sede del Ministerio de Defensa , en Madrid

En la sede del Ministerio de Defensa , en Madrid

Majestad

Cumplimos en estos días el trigésimo aniversario de la creación del Ministerio de Defensa. Desde entonces hasta ahora, han sido nueve las veces en que la ciudadanía ha podido decidir mediante su voto en unas elecciones generales la orientación política del Gobierno de España.

Cinco han sido los presidentes y diez los ministros en los que se jalona el discurrir de esta casa.

Creo, Majestad, que esta es una buena ocasión para rememorar que aquella democracia incipiente le tuvo a usted como valedor al lado de su pueblo, llenando de dignidad la condición que ostenta como jefe del Estado.

Pero permítame, Majestad, antes de nada, que recuerde a todos los militares y personal civil del Ministerio que a lo largo de estos años perdieron sus vidas sirviendo a España en sus diferentes destinos, y a los que sufrieron la lacra de la barbarie terrorista precisamente hoy, que se cumplen diez años del salvaje asesinato terrorista de don Miguel Ángel Blanco, a cuya memoria quiero rendir un sincero tributo. A todos ellos y a sus familiares y allegados un emocionado homenaje de gratitud por su sufrimiento.

Con esta conmemoración, Señor, lo que realmente estamos haciendo es recordar una decisión de hace tres décadas, en un momento crucial cargado de propósitos, algunos de ellos tan decisivos para nuestra Historia como el deseo de hacer crecer y consolidar la democracia en España, la intención de homologar nuestras políticas y nuestras estructuras de Defensa con las de los países de nuestro entorno y el fin de conseguir unas Fuerzas Armadas cada día más modernas, profesionales y capaces.

Así, más o menos lo explicaba por aquellos días quien fuera el primer titular del Ministerio, don Manuel Gutiérrez Mellado. Y esto es lo celebrado, el cumplimiento con treinta años a la vista de aquellos objetivos tan importantes para la seguridad, la libertad y la defensa de todos los españoles.

Celebramos el poder comprobar que lo que se pretendía lo hemos cumplido, que las metas propuestas las hemos ido alcanzando y que nuestra Defensa ha venido evolucionando y se transforma hoy también al paso de nuestra sociedad.

La democracia, Señor, está ahora incorporada a la  cultura y a la vida cotidiana de los españoles, y las Fuerzas Armadas son percibidas como un apreciado instrumento del Estado al servicio de todos los ciudadanos.

España ahora es un país activo, un país a la vanguardia en crecimiento económico, en investigación y desarrollo, en creación artística y cultural, en bienestar y también en solidaridad; con los más desfavorecidos. Lo hemos conseguido entre todos.

Nos encontramos plenamente integrados en la Unión Europea y en la Alianza Atlántica; mediante sistemas de seguridad compartida y defensa colectiva garantizamos nuestra tranquilidad y exportamos paz, seguridad y estabilidad más allá de nuestras fronteras.

Nuestros militares de ahora acumulan una gran experiencia, un meritorio currículum en cuanto a participación en misiones fuera del territorio nacional. Misiones a las que sólo podremos acudir cuando la legalidad internacional lo permita, las Naciones Unidas lo quieran y así lo decida el Parlamento de España. De este modo, Majestad, desde el ámbito de la defensa se contribuye hoy de una manera clave a la Política Exterior del Estado.

A lo largo de estos treinta años, nuestras Fuerzas Armadas han tenido importantes cambios, entre los que puedo citar el paso de unos Ejércitos compuestos por soldados y marineros de leva obligatoria a unas Fuerzas Armadas  plenamente profesionales en todos sus empleos, o de unos Ejércitos en los que la mujer quedaba al margen, a unas Fuerzas Armadas actuales que porcentualmente cuentan con una presencia de mujeres superior a la de la gran mayoría de los países de nuestro entorno.

Unas Fuerzas Armadas, Majestad, que disponen ahora de las tecnologías más avanzadas, de los mejores equipamientos y de la formación más exigente, sobre las que no resulta exagerado decir que son las más preparadas y con más medios de toda nuestra Historia.

Señor, han transcurrido treinta años, treinta buenos años, y estoy seguro de que los próximos treinta serán aún mejores. Ahora en muchos países se preguntan como hemos conseguido avanzar de este modo, la respuesta está en el proyecto colectivo que significa España, en una sociedad muy dinámica y en unas instituciones sólidas que sirven al bien común.

España es otra y el mundo es otro y nuestras Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa, que las dirige, sirven y seguirán sirviendo a España en  este mundo del siglo XXI con todo nuestro empeño.

Majestad, muchas gracias.

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