Ministerio de Defensa de España

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Transcripción

Corría el año 1992, cuando un contingente de militares españoles desembarcaba en el puerto croata de Split para desplegarse en Bosnia-Herzegovina, un territorio inmerso en una guerra civil, devastado por duros enfrentamientos entre serbios, croatas y bosnios, tras la desintegración de la antigua Yugoslavia.

Las Fuerzas Armadas españolas, bajo bandera de Naciones Unidas, iniciaban entonces su primera misión humanitaria en Europa, con la labor de escoltar convoyes de ayuda y proteger a la población civil.

A lo largo de 18 años, la operación internacional fue evolucionando debido a los acontecimientos que se iban produciendo en la zona. Los continuos relevos españoles se fueron integrando progresivamente a los distintos cometidos.

Así, en 1995, la misión de Naciones Unidas fue sustituida por otra con mandato de la OTAN para la interposición entre las partes enfrentadas, la estabilización y la reconstrucción. De vital importancia fue la pasarela tendida por soldados españoles sobre el río Neretva, al ser destruido el emblemático Puente de Mostar.

Nueve años después, la Unión Europea puso en marcha una fuerza para garantizar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz de Deyton y propiciar la normalización definitiva del país. El Batallón Multinacional, formado por efectivos de 27 países, estuvo liderado por España.

Desde su llegada, los cascos azules españoles consiguieron el reconocimiento de los ciudadanos y su esfuerzo en pro del diálogo y de la reconciliación entre las partes obtuvo continuadas muestras de agradecimiento.

Cabe destacar la dedicatoria a España de la plaza mayor de Mostar, en la que un sencillo monumento recuerda a los 23 españoles que perdieron allí la vida en nombre de la paz.

Al salir de Bosnia, nuestros militares dejan un país estable, capaz de asumir su seguridad y cuyos habitantes conviven en armonía. Han sido casi dos décadas de esfuerzo solidario con el éxito como recompensa.

Un Éxito con mayúsculas por el resultado de la propia misión; por el trabajo realizado; por el prestigio alcanzado y por todo lo aprendido. Éxito también, por el cariño y gratitud de un pueblo castigado por la guerra y sus secuelas en el que los más de 46.000 soldados españoles dejan - y del que también se llevan- una huella indeleble.

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