"Yo no soy un desalmado y no estoy a disposición de decir que el accidente se produjo por la culpa de fulano de tal o por la culpa de tal persona lo que digo es que se tentó la suerte y se hicieron las cosas mal en lo que, desde mi punto de vista, la diligencia aconsejaba.
Y luego en la identificación de los cadáveres se hicieron tan mal como se habían hecho en el seguimiento de un contrato que incluso pasó de mano en mano y al final, el seguro por el que se garantizaban cualquier siniestro que había pasado de 75.000 dólares a 20.000 dólares."